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Antonio de Guzmán Zúñiga y Sotomayor

Biografía

Guzmán Zúñiga Sotomayor, Antonio de. Marqués de Ayamonte (III). ?, c. 1530 – Milán (Italia), III.1580. Gobernador y capitán general de Milán.

Hijo de Teresa de Zúñiga Guzmán y Manrique, III duquesa de Béjar y II marquesa de Ayamonte, y de Francisco de Sotomayor y Zúñiga, V conde de Belalcázar, II marqués de Gibraleón y vizconde de la Puebla de Alcocer, don Antonio fue el cuarto de los hijos varones de su extensa prole. El primogénito, Alonso de Zúñiga, III marqués de Gibraleón, falleció sin heredar y sin dejar descendencia; le sucedió en el marquesado como IV titular Alfonso de Zúñiga Sotomayor, igualmente desaparecido, después de un matrimonio con Francisca Fernández de Córdoba, III duquesa de Sessa y de Baena; el tercero de los hermanos, Francisco López de Zúñiga Sotomayor, que fue IV duque de Béjar y V marqués de Gibraleón, casó con Guiomar Hurtado de Mendoza; el quinto, Álvaro, que sería I marqués de Villamanrique, matrimonió con Blanca Velasco Enríquez de Almansa. Otros hijos del matrimonio de los duques fueron Manrique de Zúñiga, Pedro de Zúñiga, Diego López de Zúñiga y Leonor Manrique de Zúñiga, que casó con Juan Carlos de Guzmán, IX conde de Niebla.

Antonio heredó los estados de su madre, fallecida el 25 de febrero de 1565, como III marqués de Ayamonte.

Casó con Ana Pacheco de Córdoba y de la Cerda, también conocida como Ana de Zúñiga. Era hija de Luis Fernández de Córdoba, II marqués de Comares, y de Francisca de Córdoba y de la Cerda, señora de Canillas.

Era caballero del hábito de Santiago y recibió la encomienda del Castillo. En 1573 fue nombrado gobernador y capitán general de Milán en sustitución de Luis de Requesens, que fue designado para el gobierno de los Países Bajos. Durante su largo gobierno, fascinado por el arte de Tiziano, y al igual que hiciera uno de sus predecesores, el duque de Sessa, Antonio requirió los servicios del maestro, quien trabajó para él hasta su muerte en 1576. Pese a que con él el mecenazgo de los gobernadores españoles alcanzó su cumbre, qué duda cabe de que Felipe II consiguió que el genio veneciano acabase rendido a sus magnos encargos.

Mantuvo el marqués serias disputas con el cardenal Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, en relación a la jurisdicción de su archidiócesis, asunto que provocó el llamamiento del prelado a Roma en 1579. Las tensas relaciones entre el arzobispo y el gobernador general alcanzaron incluso a las festividades de Carnaval, pues Ayamonte era partidario de celebrarlo con festejos adicionales el primer domingo de Cuaresma, medida que contravenía las instrucciones de Borromeo.

El Papa confirmó los decretos del arzobispado en este sentido y pidió que los milaneses los cumplieran. Los enviados del marqués, apesadumbrados por las órdenes de Roma, las acataron sin remedio. Gregorio XIII recibió al purpurado dando muestras evidentes de su satisfacción. Pese a sus diferencias, durante la Cuaresma de 1580, el cardenal, de visita pastoral en Brescia, acudió al lecho de Ayamonte para asistirle en sus últimos momentos.

Sucedió a don Antonio en el marquesado su hijo Francisco de Guzmán Sotomayor.

 

Bibl.: S. Fernández Conti, Los consejos de Estado y Guerra de la Monarquía Hispana en tiempos de Felipe II, 1548-1598, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998; M. Mancini, Tiziano e le corti d’Absburgo, Venecia, 1998; V. M.ª Márquez de la Plata y L. Valero de Bernabé, El Libro de Oro de los Duques, Madrid, Prensa y Ediciones Iberoamericanas, 1994, pág. 80; A. Álvarez-Ossorio Alvariño, Milán y el legado de Felipe II. Gobernadores y corte provincial en la Lombardía de los Austrias, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2001; F. López Becerra de Solé y Martín de Vargas, conde de Cabra y marqués de Ayamonte, Miscelánea histórica y genealógica de la Casa de Cabra (I), Madrid, Ediciones de la Fundación Conde de Cabra, 2002.

 

Santiago Martínez Hernández