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Luis Siret y Cels

Biografía

Siret y Cels, Luis. Saint Nicolas Waes (Bélgica), 26.VIII.1860 – Las Herrerías, Cuevas del Almanzora (Almería), 7.VI.1934. Ingeniero de Minas y arqueólogo.

Luis Siret es el arqueólogo más importante de la segunda mitad del siglo XIX en España y sus investigaciones permitieron conocer el Neolítico Medio-Final, la Edad del Cobre y del Bronce en el Sureste de la Península Ibérica, secuencia que se generalizó para el resto de España y se convirtieron en referencias básicas para la prehistoria reciente europea, creándose secciones de prehistoria española en los principales museos de Alemania (Berlín, Marburgo), Reino Unido (Londres, Oxford, Cambridge), Bélgica (Bruselas, Antwerpen, Gent) o Estados Unidos (Cambridge, Mass.).

Su padre, Adolphe Siret Caplaumont (1818-1888), fue el fundador del Journal des Beaux-Arts et de la Littérature, perteneciendo a la sección de Bellas Artes de la Académie Royale belga, teniendo además un notable interés por la arqueología. Su madre, Marie Cels, era la nieta del pintor Corneille Cels. Ambos intereses, pintura y arqueología, se reflejan en su obra clásica, Les premiers ages du metal dans le sud-est de l´Espagne, en la cual la documentación gráfica en dibujos es excelente.

Luis, nacido en Saint Nicolas Waes en 1860, al igual que su hermano Enrique (Namur, Bélgica, 26.VII.1857-Overyssche, Malaise, Bélgica, 22.X.1933), se tituló en Ingeniería de Artes y Manufacturas, Civil y de Minas en la École Spéciale des Mines de la Université de Louvain, siendo el número uno de su promoción entre 1874 y 1878.

En 1878, su hermano Enrique Siret empezó a trabajar en Almería como ingeniero de minas. Este puesto le posibilitó enterarse de continuos descubrimientos por parte de los operarios mineros, que fue guardando e informando a su hermano, aún estudiante, por vía epistolar mediante referencias textuales y dibujos.

A raíz del inicio de los trabajos de conducción de agua del núcleo urbano de Cuevas del Almanzora (Almería), se incorporó Luis Siret como ingeniero en 1880 y empezó también a trabajar en la Compañía de Minas de Sierra Almagrera. Desde 1881 Enrique y Luis iniciaron sus trabajos arqueológicos, cuyos resultados obtenidos hasta 1886 se recogieron en Les premiers ages du metal dans le sud-est de l´Espagne, publicado en Amberes en 1887. La frecuente ausencia de Enrique, al tener que residir en Mazarrón (Murcia) por dirigir allí una explotación minera, hizo que en los estudios arqueológicos Luis tuvo que llevar la parte principal de dichas actividades, que fue definitiva cuando Enrique partió en 1886 a trabajar en una compañía minera del Congo Belga, contrayendo matrimonio al año siguiente con Teresa Pétre, hermana del ingeniero de minas Antonio Pétre, hasta acabar regresando a Bélgica.

Su primera y principal obra obtuvo las Medallas de Oro de las Exposiciones Universales de Toulouse (1887) y Barcelona (1888) y una muestra de sus hallazgos se expuso en la Exposición de París de 1889.

El Premio Martorell (1888) posibilitó la traducción de su obra al castellano en 1890 y su publicación a gran formato.

Luis Siret, utilizando a su capataz Pedro Flores y sus hijos, continuó excavando algunos de los yacimientos ya publicados en su primer libro, como El Oficio hasta 1888 o El Argar hasta 1889 y comenzó a excavar la necrópolis de Los Millares desde 1891. Su segunda monografía, L´Espagne Prehistórique, obtuvo un accésit del Premio Martorell en 1892, declarado desierto, pero la exigencia de entregar el original de la obra, imposibilitó su publicación, lo que le produjo una gran frustración. No obstante, publicó una amplia síntesis, en un artículo con el mismo título, en la Revue de Questions Scientífiques en 1893, donde amplia y mejora su secuencia del Sureste de la Península Ibérica, presentando una periodización del paleolítico tras excavar Cueva Perneras y Cueva del Serrón, diferenciando las fases chelense, musteriense, solutrense y magdaleniense. También daba a conocer la necrópolis de Los Millares (Santa Fe de Mondújar, Almería) y reestudiaba el fenómeno de la incineración que ahora ubicó correctamente en el Bronce Final.

Esta etapa de mayor producción científica se produjo cuando sólo tenía entre veintiún y treinta y un años, y culminó en el plano personal con su boda con la hija de uno de los principales ingenieros de ferrocarriles belgas, Marie Madeleine Belpaire en 1892, y el pronto nacimiento de su primera hija, Susana Siret.

Sin embargo, sus publicaciones arqueológicas sufrieron un brusco parón de casi quince años, entre 1893 hasta 1906, por una serie de circunstancias desafortunadas.

La más dolorosa fue que, a raíz del nacimiento del primer varón y segundo hijo, Adolfo, en 1894, falleció su mujer, tras sólo dos años de matrimonio.

A ello se agregó la crisis que afectaba por entonces al coto minero de Las Herrerías (Cuevas del Almanzora, Almería), semiparalizado desde la riada de 1884, y de ahí, anegó gran parte de las minas. Se precisaba de un desagüe general para bombear el agua de las minas y evitar las filtraciones del río Almanzora. Luis Siret fue el ingeniero de la instalación de un desagüe, y a él también se debe el diseño del ferrocarril de tracción animal de Las Herrerías hasta el desembarcadero de Villaricos, inaugurado en 1897.

Esta coyuntura de crisis fue aprovechada por Luis Siret para comprar o arrendar concesiones mineras de hierro en Las Herrerías y Sierra Almagrera, gestándose en 1900 la Societé Miniere d´Almagrera en París.

Su nombramiento como correspondiente de la Real Academia de Historia (1905) fue un nuevo estímulo para su investigación y publicó poco después Orientaux et Occidentaux en Espagne aux temps préhistoriques en 1906-1907, iniciando una segunda etapa de madurez hasta 1914, entre los cuarenta y seis a los cincuenta y cuatro años, con un revitalizado deseo de difundir sus investigaciones, participando en los Congresos Internacionales de Antropología y Arqueología Prehistórica de Mónaco (1906) y Ginebra (1912).

Desde su llegada al Sureste peninsular había considerado que la minería de cobre y plata había sido el desencadenante fundamental del desarrollo cultural de la región durante el Calcolítico y Bronce, pero carecía de evidencias empíricas claras en el distrito minero de Las Herrerías, por lo que inició la excavación del poblado calcolítico de Almizaraque (Cuevas del Almanzora, Almería), entre 1905 y 1906, un poblado que completase la documentación recogida en la necrópolis de Los Millares.

Su investigación se fue concentrando en Herrerías, y áreas circundantes de la cuenca baja del río Almanzora, en cuyo distrito minero trabajaba diariamente, y se plasmó en su tercera monografía, Villaricos y Herrerías, antigüedades púnicas, romanas, visigóticas y árabes (1908), donde pone también en evidencia su interés por completar la secuencia histórica de su área de estudio, centrándola en la ciudad púnica de Villaricos (Cuevas del Almanzora, Almería), donde entre 1890 y 1914 excavó 1842 sepulturas, la cual consideraba que era una fundación fenicia de Tiro desde el siglo IX a. C.

Esta etapa es culminada con el primer volumen de Questions de Chronologie et d´ethnographie ibériques.

I. De la fin du Quaternaire a la fin du Bronze (1913), aportando, por primera vez, una obra de interpretación del registro arqueológico entonces disponible del Sureste de la Península Ibérica, a partir de una cronología relativa utilizando paralelos artefactuales del Egeo y Egipto, destacando el amplio estudio que aporta sobre el Bronce Final Lamentablemente, el estallido de la Primera Guerra Mundial sorprendió a Luis Siret en Bruselas. Las tropas alemanas lo detuvieron y fue trasladado prisionero a Holanda con sus dos hijos entre 1914 y 1915, al igual que dos de las siete hijas de Enrique Siret.

A ello se sumó el colapso de la producción minera de Herrerías y Sierra Almagrera, general a la minería española durante la Primera Guerra Mundial, al carecer nuestro país de una demanda interna notable, cerrarse los mercados exteriores a la exportación y descapitalización de las empresas, carentes de trasvases de capital extranjeros. Después de una larga crisis en la primera mitad de la década de 1920, el resultado final fue el cese de actividades de la Société Miniere d´Almagrera en 1926, agravada con la crisis bursátil de 1929, paralizándose todos los trabajos en los cotos mineros de Herrerías en 1931. En este nuevo parón científico, primero se prolongó entre 1914 y 1920, en el cual Siret renunció a elaborar el segundo volumen de Questions de Chronologie, y se vio ya con sesenta años, y aparte de algunas aportaciones secundarias, después del fin de actividades de la Société Miniere d´Almagrera volvió a producirse otro parón científico entre 1926 y 1930, alcanzando ya los setenta años.

Aunque a partir de la década de 1920 se impuso una corriente autoctonista y occidentalista para el origen del megalitismo, campaniforme y Edad del Bronce en Europa Occidental, defendida por Hubert Schmidt y Pedro Bosch Gimpera, frente a los orígenes orientales que propugnaba Siret, su figura comenzó a ser reivindicada al estructurar Bosch Gimpera sus síntesis sobre la prehistoria reciente peninsular, básicamente, a partir de los yacimientos excavados por Siret como El Garcel (Antas, Almería) para el Neolítico Final o Cultura de Almería; Los Millares (Santa Fe de Mondújar, Almería) y Almizaraque (Cuevas del Almanzora, Almería) para el Calcolítico; el Llano de la Atalaya (Purchena, Almería), la Loma de Belmonte (Mojácar, Almería) o Carmona (Sevilla), excavada por G. Bonsor, para el Calcolítico Final Campaniforme; o El Argar (Antas, Almería), Fuente Alamo (Cuevas del Almanzora, Almería) y El Oficio (Cuevas del Almanzora, Almería) para la Edad del Bronce.

La celebración de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, simultánea al Congreso Internacional de Arqueología Clásica, donde se expuso una amplia muestra de su colección dentro de la sección El Arte en España, volvió a poner de actualidad su figura, que se proyectó con la edición del primer volumen de la Historia de España de la editorial Gallach en 1934, cuyo excelente soporte gráfico se articuló principalmente con las colecciones de Siret en Herrerías. El 3 de mayo de 1934, siendo Bosch Gimpera rector de la Universidad de Barcelona desde diciembre de 1933, se le concedió el título de doctor honoris causa junto a Adolf Schulten, distinción que ya había recibido previamente en la Universidad de Lovaina, donde había cursado sus estudios, por haber sido el “primero que había investigado científicamente la Prehistoria española”, a la que no pudo asistir, actuando como padrino Luis Pericot, quien leyó su elogio.

El deseo de culminar parte de sus investigaciones inconclusas se refleja en su colaboración con Mirian Astruc desde finales de 1931 para publicar la necrópolis fenicio-púnica de Villaricos, la cesión de documentación a Georg y Vera Leisner sobre las necrópolis neolíticas y calcolíticas en 1933, que se acababa de doctorar un año antes en Marburgo sobre el megalitismo de Galicia y Norte de Portugal, o la cesión de su colección arqueológica al Museo Arqueológico Nacional, primero de la parte que había sido expuesta en la Exposición Internacional de Barcelona en 1931, y después el comienzo de los envíos de la parte depositada en Herrerías desde marzo de 1934, pues procedían de excavaciones que él había costeado antes de la promulgación de la Ley de Excavaciones Arqueológicas, promulgada el 7 de julio de 1911, que fue desarrollada en el Reglamento de 1 de marzo de 1912.

También se animó a reanudar sus trabajos de campo, volviendo a excavar en 1932 en Almizaraque, junto con Juan Cuadrado, para completar la documentación sobre el poblado, pero cuando exploraba una posible galería prehistórica en el poblado campaniforme de Las Rozas de Herrerías, contrajo una pulmonía, falleciendo el 4 de junio de 1934, con setenta y cuatro años, siendo enterrado junto a su mujer en Águilas (Murcia).

Su obra buscó la prolongación occidental de los hallazgos de Heinrich Schliemann en Micenas y Troya, que había dado relevancia histórica a las obras de Homero, considerando a Los Millares como la ciudad fundada por Ulises después de la guerra de Troya, para así tratar de identificar arqueológicamente La Odisea, defendiendo influencias troyanas desde el Neolítico Final y micénicas durante el Calcolítico Inicial. También siguió la propuesta de Manuel Gómez-Moreno de buscar los orígenes de la civilización tartésica desde el Calcolítico.

Sin embargo, sus secuencias fueron aprovechadas por Hubert Schmidt, quien ya en 1909 situó correctamente el Calcolítico de la Península Ibérica a partir de su correlación con las dinastías I-V del Imperio Antiguo egipcio, el Minoico Inicial I-II y Troya I, los cuales consideró los cuatro grandes referentes para el Calcolítico mediterráneo, mientras Bosch Gimpera, desde 1920, enfatizó la importancia que el Neolítico Final y Calcolítico ibéricos había tenido en la generalización del megalitismo y campaniforme en Europa.

 

Obras de ~: con H. Siret, Les Premiers Âges du Métal dans le sud-est de l’Espagne, Anvers, 1887; “Les Premiers Ages du Metal dans le Sud-Est de l’Espagne”, en Revue des Questions Scientifiques, 23 (1888), págs. 5-110; Les Premiers Âges du Métal dans le sud-est de l’Espagne, Bruxelles, Imp. Polleunis, 1888; “Les premiers habitants des provinces de Murcie et d’Almérie”, en Revue d’Ethnographie, 7 (3) (1888), págs. 181-214; “The Early Age of Metal in the South-East of Spain”, en Journal of the Royal Anthropological Institute, 18 (1889), págs. 121-132; Las primeras edades del metal en el Sudeste de España. Resultados obtenidos en las excavaciones hechas por los autores desde 1881 a 1887, Barcelona, Tipografía de Heinrich y Cía., 1890 [fasc., Murcia, Museo Arqueológico de Murcia, 2007]; L’Espagne Préhistorique, 1891 (inéd.), [España Prehistórica. Editorial Arráez, Almería, 1891/2001]; “Nouvelle campagne de recherches archeológiques en Espagne. La fin de l’epoque neolithique”, en L’Antropologie, 3 (1892), págs. 385-404; “L’Espagne prehistorique”, en Revue des Questions Scientifiques, 34 (1893), págs. 489-562; “Decouvertes archéologiques en Espagne”, en Annales de l’Academie Royale d’Archéologie de Belgique (1900), págs. 3-26; “La fin de l’âge des Dolmens en Espagne”, en L’Anthropologie, 14 (1903); “Orientaux et Occidentaux en Espagne aux temps préhistoriques”, en Revue des Questions Scientifiques, 3ème Serie, 10 (1906), págs. 529-582; “Orientaux et Occidentaux en Espagne aux temps préhistoriques”, en Revue des Questions Scientifiques, 3ème Serie, 11 (1907), págs. 219-262 [Orientales y Occidentales en España en los tiempos prehistóricos, Editorial Arráez, Almería, 1906-07/1994]; “Essay sur la chronologie protohistorique de l’Espagne”, en Revue Archeologique, 4 (1907), págs. 373-395; “Origines de la civilisation néolithique (Turdétans et Egéens)”, en Congrès International d’Anthropologie et d’Archéologie Préhistoriques, Monaco, 1908, págs. 5-31; “Villaricos y Herrerias. Antiguedades púnicas, romanas, visigóticas y árabes. Memoria descriptiva e histórica”, en Memorias de la Real Academia de Historia, 14, Madrid, 1908, págs. 380-478; “Religions néolitiques de l’Ibérie”, en Revue Préhistorique, 3 (1908), págs. 193-238 [Las religiones neolíticas de Iberia, Editorial Arráez, Almería, 1908/1995]; Questions de chronologie et d’ethnographie ibériques. I. De la fin du quaternaire a la fin du bronce, Paris, P. Geuthner, 1913; “La Dame de l’Erable”, en L’Anthropologie, 30 (1920), págs. 255- 321; “La Dame de l’Erable”, en L’Anthropologie, 32 (1922), págs. 345-353; “La taille des Trapèzes Tardenoisiens”, en Revue Anthropologique, 34 (1924), págs. 115-134; “A propos de l’Age du Cuivre”, en Bulletin de la Société Préhistorique Française, 22 (1925), págs. 195-203; “L’emploi de l’os dans la retouche des silex moustériens”, en Bulletin de la Société Préhistorique Française, 22 (1925), págs. 208-210; “Notes paléolithiques marocaines”, en L’Anthropologie, 35 (1925), págs. 1-36; “Caracteres industriels du neo- et de l’eneolithique dans le sud de la Peninsule Iberique”, en XV Congrès International d’Antropologie et d’Archéologie (Coimbra, 1930), Coimbra, 1931, págs. 335-342; “Le Problème de l’enéolithique”, en Ist International Congress of Prehistoric and Protohistoric Sciences (London, 1932), London, Oxford University Press, 1931, págs. 250-253; “El tell de Almizaraque y sus problemas”, en Cuadernos de Historia Primitiva, 3 (2) (1948), págs. 117-124.

 

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Alfredo Mederos Martín