Ayuda

Romeo de Corbera

Biografía

Corbera, Romeo de. Barcelona, s. m. s. XIV – Valencia, 5.IX.1445. Sexto maestre de la Orden de Montesa, virrey de Sicilia, embajador de la Corona de Aragón y lugarteniente del reino de Valencia.

Natural de Barcelona, fue hijo de los señores de Corbera, Bernardo de Corbera y Violante de Lupiá.

Tuvo tres hermanos y una hermana. Esta última, Isabel, fue profesa en el monasterio barcelonés de Pedralves.

De entre los varones destacan Gilaberto, afamado jurisconsulto y propuesto para los obispados de Gerona y Vic que rechazó, y Gabriel, freire montesiano, que llegó a ser comendador de Vilafamés y clavero de la Orden.

Romeo de Corbera fue un protegido del papa aragonés Benedicto XIII, gracias a quien obtuvo, antes de su designación como maestre, la encomienda montesiana de Vilafamés. En este mismo período previo a su acceso a la máxima responsabilidad de la Orden sirvió fielmente al rey Martín I el Humano como almirante de la flota aragonesa en la guerra de Cerdeña. Fue entonces cuando a la muerte del quinto maestre de Montesa, Berenguer March, tuvo lugar la crisis que acabaría aupándole a la dignidad maestral.

En efecto, para sustituir al maestre fallecido, el convento, en marzo de 1409, eligió al freire Nicolás de Proxita, comendador de Perputxent. Pero fue una elección en discordia porque para entonces el papa Benedicto XIII, que se había reservado el derecho de provisión del maestrazgo en vida del anterior titular, designó a Ramón Alamán de Cervellón, un freire calatravo que ocupaba la alta dignidad de comendador mayor de Alcañiz. Ninguno de los dos electos quiso renunciar y, de este modo, se produjo el cisma en el interior de la Orden. En estas circunstancias, el candidato conventual decidió apelar al papa pisano Alejandro V, quien no tuvo inconveniente en ratificar su elección. La crisis amenazaba con derivar en enfrentamiento armado hasta que se produjo una eficaz mediación del rey Martín logrando el nombramiento papal de un juez apostólico encargado de dirimir el conflicto. El designado por Benedicto XIII fue Bonifacio Ferrer, el gran prior de la Cartuja de obediencia aviñonense y hermano del dominico Vicente Ferrer.

Su decisión fue la de declarar la ilegitimidad de los dos electos y la consiguiente vacante de la dignidad maestral. Un canónigo gerundense doctor en Leyes, Luis Valterra, se ocuparía del gobierno interino de la Orden hasta el nombramiento de nuevo maestre. Benedicto XIII procedió a dicho nombramiento en la persona de Romeo de Corbera el 25 de julio de 1410, si bien su ausencia de la Península no le permitió tomar posesión del maestrazgo hasta dos meses y medio después, el 10 de octubre de 1410. A instancias del Papa, el nuevo maestre compensó a Nicolás Proxita con el mantenimiento de su antigua encomienda de Perputxent y una renta anual vitalicia de 1.400 libras sobre los bienes de la Orden.

Entre tanto, se había producido el fallecimiento de Martín I, quien, tras un largo proceso electivo, fue sucedido en el verano de 1412 por Fernando de Antequera, primer monarca de la rama aragonesa de los Trastámara. Desde el primer momento, el maestre mostró hacia él la más leal de las adhesiones desempeñando, a su servicio, importantes funciones de responsabilidad política. Antes de que finalizara el primer año de su gobierno, Fernando I lo envió al reino de Sicilia como embajador obteniendo poco después el título de virrey. Fue entonces también —noviembre de 1412— cuando su antiguo protector, el papa Benedicto XIII, lo nombró legado apostólico en Sicilia con los poderes eclesiásticos propios de tan alto delegado del poder papal. No sería por mucho tiempo, ya que el maestre hubo de elegir entre ambas lealtades, la real y la pontificio-aviñonense. En efecto, cuando en los días del Concilio de Constanza se planteó la definitiva resolución del cisma que venía sufriendo la Iglesia, el rey de Aragón, en consonancia con las prescripciones conciliares, exigió del maestre la sustracción de obediencia al recalcitrante Benedicto XIII que, desde su reducto de Peñíscola, no estaba dispuesto a abdicar. El maestre obró en consecuencia, y su antiguo protector respondió posesionándose contra todo derecho de la villa y castillo de Peñíscola, que, siendo propiedad de la Orden de Montesa, el papa Luna solamente podía usufructuar.

El contencioso tardaría en resolverse y plantearía no pocos inconvenientes en el futuro. En efecto, cuando en 1423 murió el papa Benedicto, el castillo y la villa, por su decisión testamentaria, pasaron a la Sede Apostólica, si bien el papa Martín V los restituyó, no a su antiguo propietario, sino al monarca aragonés, quien todavía tardaría algunos años en devolverlos a la Orden, y cuando lo hizo fue a cambio de una suma de 150.000 sueldos; sólo entonces, concretamente en 1442, Romeo de Corbera pudo tomar posesión de Peñíscola.

Este pleito no enturbió la adhesión del maestre al rey de Aragón, Alfonso V desde 1416. La política italiana es el gran catalizador del nuevo reinado y Romeo de Corbera fue un fiel valedor de ella. Cuando el Rey se disponía a afianzar posiciones en Nápoles frente a la candidatura de Luis III de Anjou, Génova invadía Córcega, y fue entonces cuando Alfonso V ordenó confiar al maestre montesiano la flota destinada a mantener a raya a la república norteitaliana. Con diez galeras y cuatro embarcaciones Romeo de Corbera zarpó de Nápoles en agosto de 1421 y, después de devastar la costa genovesa, obligó a sus autoridades a presentar batalla. El enfrentamiento tuvo lugar en la Foz Pisana el 22 de octubre de aquel año, y constituyó un clamoroso triunfo para los aragoneses que no sólo apresaron cinco de las siete galeras del enemigo, sino que capturaron a su comandante Battista Campofregoso. Alfonso V agradeció a su maestre tan notable acción rindiéndole el homenaje de los héroes cuando hizo su entrada triunfal en Nápoles a mediados de diciembre.

Más tarde, en 1429, el maestre se hizo cargo de la lugartenencia del reino de Valencia y en calidad de responsable de su defensa, hubo de hacer frente a la incursión castellana que en 1430 respondía a la entrada previa de tropas aragonesas en el reino de Castilla en apoyo de la facción nobiliaria de los infantes de Aragón. El maestre, concretamente, derrotó a las fuerzas calatravas que habían penetrado hasta Alcira.

Romeo Corbera, además de sus servicios al Rey, del que obtuvo importantes cesiones y privilegios en beneficio de la Orden, destaca por su labor constructora.

Durante su maestrazgo la vieja casa del Temple de Valencia fue convertida en el palacio maestral, donde murió el 5 de septiembre de 1445. Años antes, en 1439, había mandado edificar el santuario de Nuestra Señora de la Fuente de la Salud en la villa castellonense de Traiguera, enclave montesiano por él repoblado.

Asimismo contribuyó a enriquecer la sede conventual de Montesa, en cuya capilla de Santa Cruz, también por él levantada, fue finalmente sepultado.

Por último es preciso recordar que durante el maestrazgo de Romeo Corbera, en abril de 1444 concretamente, el abad de Morimond, Juan VI, “general reformador de todos los monasterios de la Orden del Cister a la nación de Espanya estantes”, promulgaba en Valencia lo que constituyen las cuartas ordenacions recibidas por los freires montesianos. No fue una iniciativa del maestre, pero el innegable valor de este texto normativo nos ayuda a comprender la realidad de la institución durante su mandato.

 

Bibl.: H. Samper, Montesa Ilustrada, t. II, Valencia, Real Colegio de la Orden de Montesa, por Geronymo Vilagrasa, 1669, págs. 486-493; J. Villarroya, Real Maestrazgo de Montesa. Tratado de todos los derechos, bienes y pertenencias del patrimonio y maestrazgo de la real y militar Orden de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama, t. II, Valencia, Imprenta Benito Monfort, 1787, págs. 145-146; A. L. Javierre Mur, Privilegios reales de la Orden de Montesa en la Edad Media. Catálogo de la serie existente en el Archivo Histórico Nacional, Madrid, Junta Técnica de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1945, págs. 37-38; J. F. O’Callaghan, “Las definiciones medievales de la Orden de Montesa, 1326-1468”, en Miscelánea de Textos Medievales, I (1972), en especial págs. 243-246 (reed. The Spanish Military Order of Calatrava and its Affiliates, Variorum, London, 1975, X); J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, ed. de A. Canellas López, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1976-1980, lib. XI, caps. 14, 46 y 88; lib. XII, caps. 3, 9, 58 y 63; lib. XIII, caps. 12 y 55; lib. XIV, caps. 29 y 35; y lib. XV, cap. 62; L. Dailliez, L’Ordre de Montesa, successeur des Templiers, Nice, Alpes Méditerranées, 1977, págs. 37- 39; A. Ryder, Alfonso el Magnánimo, rey de Aragón, Nápoles y Sicilia (1396-1458), Valencia, Diputación Provincial, 1992, págs. 124-125.

 

Carlos de Ayala Martínez

Relación con otros personajes del DBE

Personajes similares