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Juan Alfonso de Guzmán y Osorio

Biografía

Guzmán y Osorio, Juan Alfonso de. Conde de Niebla (I), señor de Sanlúcar (IV). Sevilla, 1340 – 1394. Adelantado mayor de Andalucía y tutor de Enrique III.

Juan Alfonso de Guzmán era hijo de Juan Alfonso de Guzmán y de Urraca Osorio, y nieto del famoso personaje conocido como Guzmán el Bueno. Se trataba de una familia nobiliaria de rancio abolengo, a la vez que emparentada con la Familia Real. El profesor Salvador de Moxó incluía a los Guzmán en el ámbito de la “nobleza vieja”, expresión que contraponía a la llamada “nobleza nueva”, la cual escaló puestos importantes, tanto a nivel socioeconómico como político, durante el reinado de Enrique II. En el año 1365 Juan Alfonso de Guzmán heredó el estado señorial de Sanlúcar, situado en tierras andaluzas, como consecuencia de la muerte de su hermano mayor, Alonso Pérez. En el año 1367, época de la guerra fratricida en la Corona de Castilla, Juan Alfonso de Guzmán decidió prestar homenaje a Enrique II, el cual, después de haber entrado en tierras de Castilla y de haberse proclamado Rey en la ciudad de Burgos, le nombró adelantado mayor de Andalucía. No obstante, después de la derrota sufrida en la localidad de Nájera por Enrique II y las compañías de Bertrand du Guesclin frente a su hermano Pedro I y las tropas de El Príncipe Negro, en abril del año 1367, Juan Alfonso de Guzmán se encerró en la localidad extremeña de Alburquerque, desde donde se enfrentará, básicamente en el terreno militar, al rey de Castilla Pedro I.

El monarca castellano, como réplica, asesinó a Urraca Osorio, madre de Juan Alfonso de Guzmán.

El cronista Pedro López de Ayala indica que el rey Pedro I, después de llegar a la ciudad de Sevilla, “falló y á Doña Urraca Osorio, madre del dicho Don Juan Alfonso de Guzmán, é con grand saña que avía de su fijo, fízola prender e matóla muy cruelmente”. Aquella fue, por parte de Pedro I, una forma de vengar la actitud de Juan Alfonso de Guzmán, hijo de Urraca Osorio, el cual era uno de los más destacados defensores de la causa de Enrique de Trastámara, aspirante al trono castellano. A continuación, el monarca Pedro I ordenó la confiscación de los bienes de Urraca Osorio así como de los de su hijo, Juan Alfonso deGuzmán. Esa violenta actitud del monarca castellano incrementó aún más los lazos que unían a Juan Alfonso de Guzmán con el príncipe bastardo Enrique de Trastámara. Antes de concluir el año 1367 Juan Alfonso de Guzmán fue uno de los magnates nobiliarios proenriquistas que fueron acogidos con todo entusiasmo en la ciudad de Córdoba. He aquí la versión de López de Ayala: los enriquistas de Córdoba “enviaron por Don Gonzalo Mexía, Maestre de Santiago, é por Don Juan Alfonso de Guzmán, Alguacil mayor de Sevilla, é por otros muchos Caballeros que tenían la parte del rey Don Enrique, que estaban en Llerena, é en logares de aquellas comarcas, é los acogieron en la cibdad de Córdoba”. Un año después, en 1368, Juan Alfonso de Guzmán, unido a otros destacados nobles castellanos, se dirigió a la localidad extremeña de Llerena, donde, con fines claramente propagandísticos, fue proclamado rey de Castilla el príncipe bastardo Enrique II.

A raíz de los sucesos acaecidos en Montiel, que acabaron definitivamente con el reinado y con la vida de Pedro I, y que permitieron el asentamiento de Enrique II como rey de Castilla, Juan Alfonso de Guzmán dio importantes pasos adelante. El primero de ellos fue su matrimonio, en el mes de octubre del año 1369, con Juana Enríquez, sobrina del rey de Castilla Enrique II. Juan Alfonso de Guzmán recibió como dote del monarca castellano el condado de Niebla, situado en el suroeste del valle del Guadalquivir y que abarcaba la mayor parte de la actual provincia de Huelva, así como algunas zonas de las provincias de Sevilla y de Cádiz. Poco tiempo después, el rey de Castilla, Enrique II, declaró francas las almadrabas que Juan Alfonso de Guzmán poseía en la villa de Tarifa, lo que supuso para el mencionado magnate nobiliario una suculenta y fecunda fuente de ingresos económicos. Más aún, en el año 1371 Enrique II accedió a que se constituyera un mayorazgo con la totalidad de los bienes que poseía en esas fechas el poderoso linaje de los Guzmán. Sin duda alguna, Enrique II otorgó esas concesiones a Juan Alfonso de Guzmán como una forma de remunerarle los importantes servicios que le había prestado para lograr su acceso al trono.

Desde aquellas fechas, Juan Alfonso de Guzmán siempre ocupó puestos destacados en la Corte regia, primero en tiempos del monarca Enrique II y, posteriormente, durante el reinado de Juan I, al que secundó en la dura y finalmente fallida guerra que mantuvo en las tierras lusitanas contra Juan de Avis. Más tarde, al morir el monarca Juan I, Juan Alfonso de Guzmán fue uno de los tutores del joven monarca Enrique III, cargo del que tomó posesión en el año 1392. Al año siguiente, 1393, Enrique III accedió a la mayoría de edad. A partir de ese momento, Juan Alfonso de Guzmán decidió retirarse a la ciudad de Sevilla, donde murió poco tiempo después, en el año 1394.

 

Bibl.: L. Suárez Fernández, “Castilla, 1350-1406”, en L. Suárez Fernández y J. Reglá Campistol, La crisis de la Reconquista (c. 1350-c. 1410), pról. de R. d’Abadal, en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, vol. XIV, Madrid, Espasa Calpe, 1966; S. de Moxó, “De la nobleza vieja a la nobleza nueva. La transformación nobiliaria castellana en la Baja Edad Media”, en Cuadernos de Historia, 3 (1969), págs. 1-210; L. Suárez Fernández, Nobleza y Monarquía. Puntos de vista sobre la Historia política castellana del siglo xv, Valladolid, Universidad, Facultad de Filosofía y Letras, 1975; J. Valdeón Baruque, Enrique II. 1369-1379, Palencia, Diputación Provincial, 1996.

 

Julio Valdeón Baruque