Lorena, Francisco de. Duque de Guisa (II), en Francia. Francia, 24.II.1519 – Orleans (Francia), 18.II.1563. Político y militar francés.
Miembro de la rama francesa de la familia de Lorena, Francisco era hijo de Claudio de Lorena y de Antoinette de Borbón. En vida de su padre se le conoció como duque de Aumala, hasta que recibió el título de duque de Guisa a la muerte de aquél. Gran señor cortesano y efectivo militar, Francisco buscó conseguir el favor de Enrique II, algo en lo que se vio reforzado gracias a su matrimonio con Ana de Este.
Pronto los títulos y honores entregados por el Rey se acumularían, destacando en 1551 el de gran chambelán.
La posición del duque se consolidó aún más gracias a sus cualidades como soldado. Había participado en las campañas de principios de la década de 1540 contra los imperiales, pero sería en el siguiente decenio cuando alcanzaría una serie de éxitos especialmente significativos. En 1552 se le encargó defender Metz frente a la contraofensiva que Carlos V había preparado para responder a la pérdida de los tres obispados y la colaboración entre Enrique II y los príncipes protestantes alemanes. A pesar del gran ejército reunido por el Emperador, Francisco consiguió resistir en un durísimo asedio invernal que terminó cuando, desecho por la enfermedad y la deserción, el ejército imperial levantó el sitio en enero del año siguiente.
Poco después, obtuvo un nuevo triunfo en la batalla de Renty. En 1556 como teniente general en Italia fue el encargado de reintroducir la causa francesa en Nápoles, para lo que contaba con el apoyo del muy hispanófobo Pablo IV. Este último intento francés para discutir la hegemonía española en Italia se vio frenado por la resistencia de las fuerzas hispanas. Las noticias del desastre de San Quintín hicieron que Enrique II retirara a Guisa de Italia y le nombrara teniente general de los ejércitos que se batían en Picardía.
Tras haber conseguido algo de financiación, el duque dio en 1557 un golpe a los enemigos de su Rey y hundió definitivamente el prestigio de María Tudor apoderándose en una arriesgada acción de la plaza de Calais, la última posesión de los ingleses en el continente.
Es en este momento de gloria militar cuando la popularidad y el prestigio del duque alcanzaron su cénit. Sus enemigos cortesanos habían sido ampliamente desprestigiados por el desastre de San Quintín (sobre todo el condestable de Montmorency) y el Delfín Francisco (futuro Francisco II) casaba a principios de 1558 con María Estuardo, sobrina del duque.
La muerte en 1559 de Enrique II abrió una segunda etapa en la vida política del duque. Ya no era un cortesano que buscaba el favor de su Soberano, sino el jefe de un partido que intentaba controlar el débil gobierno de los jóvenes hijos de Catalina de Médicis.
Evidentemente el duque estaba bien situado para realizar esta función: su experiencia militar le permitía contar con los veteranos de las campañas de Italia, mientras sus posesiones en Normandía, Picardía y Champaña ponían a su disposición una amplia base clientelar que se podía movilizar en breve tiempo y que se añadía a la política de acumulación de beneficios eclesiásticos desarrollada por su familia. La vida de Francisco de Lorena muestra la capacidad de adaptación de las grandes clientelas francesas a la coyuntura internacional y también el complejo mundo de la política y la religión a mediados del siglo xvi: si en el momento de la lucha entre Habsburgo y Valois su carrera se basó en ser un eficiente instrumento de su Rey contra el Rey católico, ahora, junto con su hermano el cardenal de Lorena, pasó a encabezar el partido de los católicos intransigentes partidarios de la alianza con Felipe II y la guerra a ultranza contra los reformados. Ante la crisis de la autoridad real, la religión se anteponía a la lógica política.
Su control del gobierno en el breve reinado de Francisco II cedió a un momento de mayor confusión en el de Carlos IX. En respuesta a esto, se formó el partido de los nobles católicos (el llamado Triunvirato católico: Guisa, su viejo rival Montmorency y el mariscal de Saint-André), que veían con rencor su alejamiento del poder y con desconfianza la política religiosa de María de Médicis y Michel de L’Hopital. Alejado de la Corte por las medidas de tolerancia hacia los hugonotes, su ataque a los reformados en 1562 en Wassy (Champaña) reabrió la guerra civil. De nuevo el duque cosechó una sucesión de éxitos ocupando Ruan y batiendo a los reformados en Dreux. Sin embargo, el duque fue asesinado poco después, cuando se disponía a asediar Orleans por un gentilhombre reformado, atribuyendo su familia al líder del partido hugonote (almirante de Coligny) de la responsabilidad intelectual del magnicidio.
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José Javier Ruiz Ibáñez