Gullón Iglesias, Pío. Astorga (León), 1835 – Madrid, 22.XII.1917. Político de la Restauración y periodista.
Hijo de Antonio Gullón, alcalde constitucional de Astorga, se educó en París, bajo la tutela de un tío suyo emigrado, Bernardo Iglesias, que fue posteriormente director de La Iberia. Militó desde su juventud en el Partido Progresista, haciéndose notar sobre todo por sus colaboraciones periodísticas en medios de esa tendencia como La Nación, Las Novedades, El Día y La Revista Española, de la que fue fundador. Sus crónicas políticas en esta última publicación resultaron verdaderamente influyentes. Fue director de El Porvenir (álbum científico y literario) y de los periódicos económicos El Siglo Industrial y La Unión Mercantil. Durante muchos años llevó la corresponsalía de Le Journal de Génève. Se llegó a decir de él que “debe a la prensa todo lo que es y el elevado puesto que ocupa”.
En el proceso de división del progresismo, planteado en el otoño de 1871, se decantó de forma inequívoca al lado de Sagasta, siendo el redactor del manifiesto en el que los parlamentarios adictos al político riojano exponían su programa. Una vez consumada la división, le ayudaría eficazmente en la creación del Partido Constitucional, de cuyo comité directivo fue primer secretario. En 1874 fue nombrado por dos veces subsecretario de Estado, un ministerio al que retornaría asiduamente en la última parte de su carrera.
Su instalación permanente en la elite política se produjo durante la Restauración, en la que salió elegido repetidas veces por el distrito de Astorga, hasta que, en 1886 fue nombrado senador vitalicio. En su distrito contó con órganos periodísticos propios, como El Maragato y La Verdad. De esa etapa data también su nombramiento como consejero de Estado en 1881, vicepresidente del Congreso en la legislatura de 1881-1883 y ministro de Gobernación e interino de Fomento en 1883. Ubicado en la derecha fusionista, con motivo de la crisis gubernamental de 1886 tras el indulto al general Villacampa, participó en el intento fallido del marqués de la Vega de Armijo de crear un tercer partido entre conservadores y liberales.
Desempeñó también responsabilidades relevantes en el plano financiero, ocupando el puesto de censor de la administración del Banco Hipotecario, una entidad que más tarde presidiría entre 1877 y 1892, para pasar, ese mismo año, al Banco de España, en calidad de gobernador, puesto al que retornó en 1901.
Tuvo también vinculaciones familiares, a través de su hermano Anacleto, con empresas ferroviarias.
En 1897 fue nombrado ministro de Estado, cargo en el que repitió dos veces más, en 1905 y 1906. En su primera experiencia hubo de afrontar las interferencias de Moret en la política colonial, que implicaban concesiones a Estados Unidos y el apoyo al autonomismo.
Se daba la circunstancia, además, de que su propio hijo, el también parlamentario Eduardo Gullón Dabán, era el portavoz más activo del españolismo portorriqueño.
Volvería a la cartera de Estado en noviembre de 1905, sustituyendo a Sánchez Román, por estimársele más idóneo para acompañar al Monarca en su viaje a los imperios centrales. Y al año siguiente, en julio de 1906, retornó a dicho puesto, en el Gobierno presidido por el general López Domínguez. La división del Gabinete por el proyecto de ley de asociaciones, asunto en el que tuvo un papel prominente, como interlocutor del Vaticano, y las tensiones que existían en torno a la jefatura del liberalismo, le hicieron acariciar en esta coyuntura esperanzas de dirigir el partido con el apoyo de los monteristas. En 1907 fue uno de los fundadores del Partido Demócrata-Monárquico, acaudillado por Canalejas y López Domínguez.
Presidió, asimismo, el Consejo de Estado durante tres años.
Al hacerse patente, en 1913, la disidencia monterista en relación con el proyecto de mancomunidades que patrocinaba Romanones, dimitió de su puesto de consejero de Estado. Gullón, junto con su paisano García Prieto, estuvo en condiciones de aportar a dicha disidencia, rotulada como “demócrata”, una pequeña cohorte de diputados trabada por lazos familiares y clientelares que sería conocida como “la murga astorgana”.
Obras de ~: La fusión ibérica, Madrid, Imprenta de Gabriel Alhambra, 1861; De la ignorancia en España, Madrid, Imprenta de Los Conocimientos Útiles, 1868; El vapor y su siglo: cartas familiares dirigidas a una señorita, Madrid, Sáenz de Jubera Hermanos, 1897; Discursos leídos ante la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en la recepción pública del Excmo. Sr. D. Pío Gullón Iglesias, Madrid, Jaime Ratés, 1905.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 65 n.º 12, 70 n.º 4, 90 n.º 12, 95 n.º 11 y 101 n.º 8; Archivo del Senado, exps. personales, HIS-0214-02.
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Rafael Serrano García