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Tomás López de Vargas Machuca

Biografía

López de Vargas Machuca, Tomás. Madrid, 1730 – 19.VII.1802. Geógrafo real, cartógrafo, editor y grabador de mapas.

Tomás López fue hijo de Bernardo López y de María de Vargas Machuca. Entre 1749 y 1751, el marqués de Villarías, ministro de Estado y de Gracia y Justicia, “le hizo dar estudios” de Matemáticas con el padre Joannes Wendlingen en el Colegio Imperial.

Allí también cursó Gramática y Retórica. Por las tardes aprendió a dibujar con el escultor del Rey, Giovanni Domenico Olivieri, en la Panadería Real, sede de la Junta Preparatoria formada por Felipe V, antes de que fuese elevada a Real Academia de San Fernando en 1752. Ese mismo año, durante seis meses, asistió con Jorge Juan y Antonio de Ulloa “a la medición y levantamiento de un plano topográfico del Real Bosque de Viñuelas”. Después, a propuesta del marqués de la Ensenada, fue enviado a París como pensionista real con Juan de la Cruz Cano y Olmedilla “para perfeccionarse en el grabado de mapas”, estudiar Geografía y trabajar en el levantamiento del mapa de España. Les acompañaron los grabadores Manuel Salvador Carmona y Alonso Cruzado. En el informe que Jorge Juan y Antonio de Ulloa habían presentado al marqués de la Ensenada para la formación de aquel mapa, empleando el sistema de triangulación, se ponía de manifiesto la carencia de grabadores españoles especializados en abrir mapas, cuyo trabajo venían haciendo los grabadores franceses y holandeses. López estuvo nueve años en París. Contrajo matrimonio con María Luisa Gosseaumé y Doré. En septiembre de 1759 bautizó a su hijo Manuel, que no le sobrevivió. Los otros dos hijos Juan y Tomás Mauricio serían educados para continuar la labor cartográfica de su padre.

En París asistió al colegio de Mazarin, donde recibió dos cursos de Matemáticas y lecciones privadas del abate de la Caille, de Astronomía de Joseph Jérome de Lalande, del cartógrafo Louis Gabriel Monnier y otras lecciones públicas de Geografía. Se formó en el estudio de Jean Baptiste Bourguignon d’Anville y conoció al grabador y geógrafo Guillaume Nicolás Delahaye. En Ámsterdam se instruyó en la misma “ciencia geográfica”. En París publicó el Mapa marítimo del Golfo de México e islas de América y el Mapa de la América Septentrional en colaboración con Juan de la Cruz (1755). Al año siguiente salió a luz su pequeño Atlas geográphico del Reyno de España e islas adjacentes con una breve descripción de sus provincias y el Atlas abreviado de Bohemia para la inteligencia de la guerra presente entre la Emperatriz y el Rey de Prusia. En 1758, el Atlas geográphico de la América Septentrional y Meridional. Desde 1757 hace el mapa de España y el plano de la villa de Madrid para el Kalendario manual y guía de forasteros en Madrid.

Tomás López y Juan de la Cruz regresaron a España en 1760. Recibieron una asignación de 6.000 reales de vellón anuales para trabajar en “las obras de gravado que se les encargase para el real servicio” y ejercer como profesores en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Como el proyecto del mapa de España quedó abandonado con la destitución de Ensenada, López se dedicó a hacer los mapas de los reinos y provincias de España. Pensaba formar un “Atlas Universal de todo el Mundo”, después de completar el de las provincias de España. Además hizo el Mapa de las carreras de Postas de España para ilustrar el libro de Pedro Rodríguez Campomanes: Itinerario Real de Postas de dentro y fuera de España (1761). En él se presenta el primer esbozo de la red radial partiendo de Madrid, a la vez que ilustra las reformas postales promovidas por Campomanes. El mismo año hizo los mapas de los reinos de Córdoba, Jaén y Granada. En 1762, el del reino de Valencia y el mapa general de Portugal y los de sus provincias, en los que figuran las plazas de guerra y las fortalezas, con motivo de la invasión de Portugal. En 1763, López dedicó al marqués de Grimaldi su primer libro: Descripción de la provincia de Madrid. Por estos años buscaba promotores en su carrera: el ministro Grimaldi y Pedro Rodríguez Campomanes, nombrado fiscal del Consejo de Castilla en 1762.

Tomás López se sirvió de un interrogatorio, acompañado de una carta circular impresa que envió a las autoridades eclesiásticas y civiles para obtener información geográfica e histórica de España. La primera carta circuló hacia 1763. En este decenio, López hizo los mapas de los reinos de Aragón y Sevilla, de las provincias de La Mancha, Guadalajara, Cuenca y Extremadura, Toledo y Murcia, Vizcaya, Ávila, Álava y Guipúzcoa, de La Rioja y España. También grabó los de las diócesis de Orense, Mondoñedo, Tuy y Lugo para la España Sagrada del padre Flórez.

En 1764 Campomanes fue elegido director de la Real Academia de la Historia y Tomás López ingresó como académico de mérito en la de Bellas Artes de San Fernando con su compañero Juan de la Cruz Cano y Olmedilla. Ambos recibieron el encargo oficial del marqués de Grimaldi de levantar un mapa de América meridional. Se les proporcionaron los mapas y papeles conservados en la Secretaría de Estado y en el Consejo de Indias. Al poco tiempo, López renunció a la que ellos llamaban su “obra magistral” por diferencias de opinión. Cruz Cano continuó trabajando hasta 1775.

Por Real Decreto de 20 de febrero de 1770, Tomás López recibió el título de “Geógrafo de los Dominios de Su Majestad”, que le permitió hacer mapas de los territorios hispánicos del Nuevo Mundo, de conflictos bélicos de actualidad, como la independencia de los Estados Unidos, y de asuntos históricos o literarios. El título figura por primera vez en el Mapa general de España (1770). Durante esta etapa hizo los mapas de las provincias de Álava y Guipúzcoa, Madrid, Segovia, Zamora y Valladolid; reino de Navarra, principados de Cataluña y Asturias; los de las islas Baleares y Canarias, partido de Bastón de Laredo, Obispado de Barcelona, bahía de Gibraltar, etc., y algunos de los dominios españoles; así, en 1771 grabó una Carta náutica de la Baja California para que “viesen los ingleses, que entonces cruzaban aquellas costas, el conocimiento, propiedad y posesión que teníamos sobre ellas”; o las cartas náuticas relacionadas con la expedición de Pedro de Cevallos a Brasil en 1777. Al mismo tiempo prepara otros mapas generales y particulares de territorios extranjeros: Mundo, América, África, Asia, Tierra Santa, Marruecos, Fez, Argel y Túnez, golfo de Guinea, Alemania, Portugal y colonias inglesas en América.

En 1773 ingresó en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. En 1786 lo haría en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias. El primer tomo del libro Principios geográficos aplicados al uso de los mapas (1775) está dedicado a Pedro Rodríguez Campomanes. Por entonces aspiraba a ingresar en la Real Academia de la Historia y Campomanes, su mentor, le propuso para académico correspondiente, siendo aprobado su ingreso en la junta académica de 6 de diciembre de 1776. El 26 de febrero de 1779 sería promovido a supernumerario y el 26 de enero de 1787 a numerario. Asistió con frecuencia a las reuniones académicas y colaboró en los trabajos geográficos que se le encomendaron.

Parece que hacia 1773 tenía avanzado el proyecto del Atlas geográfico de España. Las primeras pruebas impresas de portada con este título y la mención: “compuesto por don Tomás López y Vargas, geógrafo por S. M. de sus Reales Dominios. De la Real Academia de San Fernando, de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País y de la Real de Buenas Letras de Sevilla”, abundan en esa fecha, que es cuando ingresó en las dos últimas instituciones. La portada está encuadernada en un atlas conservado en la Biblioteca Nacional. Le acompaña un grabado de Manuel Salvador Carmona, abierto en 1766, que ofrece sendos medallones con los bustos de Carlos III y los príncipes de Asturias pendientes de las columnas de Hércules.

En torno a 1782 redactó una carta circular, acompañada de un interrogatorio, cumpliendo con el encargo del arzobispo Lorenzana. En ella le dice a sus corresponsales que está haciendo el mapa y la descripción de la diócesis de Toledo y, para publicarlo con el acierto posible, les pide que respondan al interrogatorio adjunto, y formen “unas especies de mapas o planos”. Después preparó otro interrogatorio parecido para las demás provincias de España. La mayor parte del fondo reunido se guarda en la Biblioteca Nacional bajo la denominación de Diccionario geográfico. Al terminar con el último mapa territorial, el del reino de Valencia (1788), anuncia que continuará haciendo una Geografía histórica de España para publicarla por provincias, cuyos dos primeros tomos: los de la provincia de Madrid, censurados favorablemente por la Real Academia de la Historia, verían la luz el mismo año. En el prólogo explica su plan: las quince preguntas del interrogatorio eran “los asuntos o particulares que deben contener las descripciones de nuestra Geografía histórica”. Sin embargo, la dura crítica que Floridablanca hizo a estos tomos, negándole la dedicatoria al Rey y recomendándole que “una mano hábil y exacta” purificase su contenido para evitar su retirada, por la estima que por él sentía, llevaron a López a abandonar su proyecto. En su carta de respuesta al ministro lamentaba lo ocurrido diciendo que en el futuro sólo se dedicaría a su “Geografía exacta, esto es, a la composición y construcción de mapas”. Comenzó entonces a mejorar algunos mapas de los reinos y provincias, en segundas ediciones, con la ayuda de las respuestas al interrogatorio y de otros mapas levantados con criterios científicos, como los de las costas de España de Vicente Tofiño. Hasta los últimos años de su vida mantendrá la idea de rehacer, en segundas ediciones, los mapas publicados en los decenios de 1760- 1770, que son los más pobres y defectuosos en cuanto a topónimos y accidentes geográficos.

A la luz de la información del prólogo del primer tomo de la Geografía histórica de España y de la documentación de la Real Academia de la Historia, se puede afirmar que Tomás López no quería hacer un diccionario geográfico con las respuestas a su interrogatorio, como se venía aceptando por los investigadores desde que lo planteó Gabriel Marcel (1904). Esos materiales estaban destinados a la confección y mejora de los mapas de las provincias, que habría de publicar en el Atlas geográfico de España. Hasta 1788 los había empleado para preparar la Geografía histórica de España. Además, López era consciente de las dificultades que tenía la Academia para sacar a luz su Diccionario geográfico, en el que también colaboró (Manso, 2004).

En 1795, por encargo de Manuel de Godoy, organizó el Gabinete Geográfico de la Secretaría de Estado con la ayuda de sus hijos Juan y Tomás Mauricio, en donde se habrían de reunir los mejores mapas. Ese año fue nombrado revisor de la Sala de Geografía del Diccionario geográfico-histórico de España de la Real Academia de la Historia. Para este Diccionario preparó otro Atlas de España en dos tomos con los mapas y planos manuscritos sueltos que poseía la Corporación: Atlas particular de los reynos de España, Portugal e islas adyacentes, con mapas suyos, y Mapas y planos de varios autores. Con la ayuda del académico y calígrafo Francisco de Santiago Palomares preparó los índices de ambos tomos y éstos se encuadernaron en 1790 y 1791 respectivamente. Muchos de sus mapas fueron legados por Campomanes y Tomás López. Al mismo tiempo, en su estudio iba terminando los mapas de las provincias para la edición de ese Atlas geográfico de España, que anunciaba en el nuevo de España (1792): “en escala mayor, donde por menor están todos sus pueblos, con los que puede formarse un grueso volumen y completar el atlas de este Reyno”.

Hasta sus últimos días siguió mejorando algunos mapas, antes de llevar la colección a la imprenta. El Atlas geográfico de España vería la luz dos años después de su muerte, en 1804. Contiene las nuevas ediciones de los mapas de España (1792), Arzobispado de Toledo (1792), partido y Obispado de Badajoz (1794), reino de Granada (1795), Obispado de Plasencia (1797), provincia de Extremadura (1798) y reino y Obispado de Córdoba (1798). En todos se cita a las personas que le enviaron noticias y las fuentes consultadas. Durante estos años colaboró en las tareas de la Real Academia de la Historia: preparó un informe detallado sobre el mapa de América de Juan de la Cruz Cano y Olmedilla (1797), grabó unos mapas para José Cornide y ejerció como tesorero (25 de noviembre de 1796-24 de noviembre de 1797 y 29 de noviembre de 1799-28 de noviembre de 1800).

Tomás López sobrevivió cinco meses al conde de Campomanes. Por ausencia del director Francisco Martínez Marina, el 18 de junio de 1802 presidió la junta académica. Asistió a las dos últimas de junio y a las dos primeras de julio. Murió el lunes 19. En el prólogo de la primera sección del Diccionario geográfico- histórico de España de la Real Academia de la Historia, Manuel Abella señala que a su “diligencia debe España una completa colección de mapas y en su escuela se ha formado su hijo y digno imitador Juan López, individuo asimismo de la Academia”.

Los mapas de Tomás López, reunidos en atlas por coleccionistas particulares, y luego impresos en un volumen (1804), ayudaron a mejorar el conocimiento de la geografía de España, pero no cubrieron las necesidades científicas porque su método de gabinete no era el adecuado para hacer cartografía científica. Siguió a su maestro D’Anville, aunque éste le superó en capacidad crítica en el manejo e interpretación de las fuentes cartográficas. A pesar de todo incorporó la nueva organización administrativa establecida por los Borbones: las divisiones civiles, eclesiásticas y jurisdiccionales. Además —y esto es mérito suyo— contribuyó a difundir su conocimiento por los pueblos de España.

Durante el primer tercio del siglo xix, la cartografía de Tomás López fue estimada por algunos autores extranjeros. Güssefeld reunió sus mapas y publicó el Atlas von Spanien (Nürenberg, 1806). Además, figuran en un Memorial topográfico y militar de Francia (1803), que reseña los mapas que podrían ser útiles a un militar. También se citan las cartas náuticas de Tofiño, el mapa de España y Portugal de Mentelle, el de España de Jaillot (1716) y otros particulares. Era lo mejor que había sobre cartografía general de España. Los mapas de López fueron de poca utilidad para las operaciones militares de la Guerra de la Independencia, debido a las imprecisiones y errores en el emplazamiento de pueblos y accidentes geográficos.

Tomás López fue apreciado por varios ministros de Fernando VI, Carlos III y Carlos IV: el marqués de Villarias, el marqués de Grimaldi, el conde de Campomanes, el conde de Floridablanca y el Príncipe de la Paz. Acreditado con el título real, miembro de varias Reales Academias y Sociedades Económicas de Amigos del País, y agregado a la Secretaría de Estado, contó con buenos apoyos institucionales que le abrieron camino para dirigirse por escrito a las autoridades civiles y eclesiásticas, y le permitieron reunir un elevado porcentaje de respuestas por ese sistema de correspondencia postal. Superó las que pudieron obtener, por el mismo medio, la propia Real Academia de la Historia y algunos autores, como Bernardo Espinalt, oficial de correos. Su espíritu comercial le llevó a vender, en establecimiento propio, centenares de mapas sueltos, algunos de los cuales habrían de formar el Atlas geográfico de España. Los de acontecimientos recientes se estampaban en el momento como noticia.

Tenía una buena imprenta y los sucesivos cambios de domicilio en Madrid son indicativos de su ascenso social y del volumen de venta de sus obras. Preparó el catálogo impreso de libros y mapas suyos y de su hijo con sus precios, que iba actualizando. Muchos mapas fueron estampados en varios estados, a partir de la plancha original, o bien rehechos en nuevas ediciones (véanse los catálogos reunidos por G. Marcel, C. Líter y F. Sanchís y A. López Gómez y C. Manso Porto).

Obras de ~: Atlas abreviado de Bohemia para la inteligencia de la guerra presente entre la Emperatriz y el Rey de Prusia, Madrid, Antonio Sanz, 1757; Atlas Geográphico de la América Septentrional y Meridional, en París y Madrid, Antonio Sanz, Plazuela de la Calle de la Paz, 1758; Atlas Geográphico del Reyno de España e Islas Adjacentes con una breve descripción de sus provincias, Dispuesto para la utilidad pública [s. l, s. f., 1.ª ed., París, 1757, 2.ª ed., Madrid, 1757; 3.ª ed. c. 1805-1809, 4.ª ed. c. 1808-1818, a cargo de Juan y Tomás Mauricio López] (ed. facsímiles: Madrid, Galería Frame, 1991; del ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional, por el Centro de Gestión Catastral y Cooperación Tributaria, Madrid, 1992, precedido de un Ensayo sobre el Geógrafo Tomás López; C. Tobío, “Introducción”, págs. 13-32; G. Marcel, “El geógrafo Tomás López y sus obras. Ensayo de Biografía y de Cartografía”, págs. 33-145; Madrid, Centro de Gestión Catastral y Cooperación Tributaria, 1992; Europa Ediciones de Arte, S. L., Salamanca, 1992); Descripción de la provincia de Madrid, Madrid, por Joachín Ibarra, 1763 (ed. facsímiles: en conmemoración de la XII Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Madrid, 1988, con breve presentación de Victorio Méndez, San Fernando de Henares, Trigo Ediciones, 2000); Proporción que tienen las medidas romanas con el pie y varas castellanas, Disertación leída en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, 1773 (inéd.); Principios geográficos aplicados al uso de los mapas, Madrid, Joaquín Ibarra, t. I, 1775, t. II, 1783; Discurso acerca de las medidas largas de espacios o de longitud de los hebreos y de su valor y computación con la vara castellana. Ms. Oración gratulatoria leída en junta de 17 de enero de 1777, con motivo de su ingreso como académico correspondiente (inéd., Biblioteca, RAH, 9/5993, Discursos académicos, fols. 80r.-89r.); Catálogo de las obras geográficas y mapas hechos por don Thomás López, Geógrafo de los dominios de S. M. y por D. Juan su hijo, Pensionista del Rey, s. l., s. f. [1785 y sucesivas reimpresiones]; Cosmografía abreviada: uso del globo celeste y del terrestre, Madrid, Viuda de Ibarra, Hijos y Compañía, 1786, t. I; Geografía histórica de España. Descripción general de ella. Principiando por la Provincia de Madrid, Madrid, Viuda de Ibarra, Hijos y Compañía, 1788, t. I-II; Atlas elemental moderno o colección de Mapas para enseñar a los niños Geografía; con una idea de la Esfera, Madrid, 1792 (ed. facs., con prefacio de J. Ortega Valcárcel, Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 2003); Atlas elemental antiguo o colección de Mapas para enseñar a los niños Geografía, Madrid, 1801; Atlas geográfico de España, Madrid, 1804, 1810, 1830 [ed. a cargo de J. y T. M. López]. Respuestas al interrogatorio: “Relaciones geográficas” o “Diccionario geográfico” Ms., Biblioteca Nacional [véanse las publicadas con estudios en la bibliografía].

Mapas sueltos: Mapas de España, reinos, provincias, diócesis, partidos judiciales y órdenes militares de España; mapas del mundo, continentes y países de Europa y América; planos de ciudades y fortalezas. Superan el centenar y algunos fueron estampados en varios estados de la plancha con actualizaciones y correcciones en el pie de imprenta y en la cartela [véanse en los catálogos impresos de Tomás y Juan López y en los repertorios y catálogos que se citan en la bibliografía y en la voz López, Juan].

 

Fuentes y bibl.: Real Academia de la Historia, Archivo de Secretaría, Expediente de Tomás López.

G. Marcel, “El geógrafo Tomás López y sus obras. Ensayo de Biografía y de Cartografía”, en Boletín de la Real Sociedad Geográfica (BRSG), 50 (1908), págs. 401-543; V. Castañeda y Alcover (ed.) Relaciones geográficas, topográficas e históricas del reino de Valencia hechas en el siglo xviii, a ruego de Don Tomás López. Las publica, con notas, aumentos y comentarios ~, Madrid, Tipografía de la “Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos”, 1919-1924, 3 vols.; G. de Reparaz, “Historia de la Geografía de España”, en J. Gavira, España, la Tierra, el Hombre, el Arte, t. I, Barcelona, Editorial Alberto Martín, 1943, págs. 108-120, 126 y 134; A. Palau y Dulcet, Manual del librero hispanoamericano, t. VII, Barcelona, 1954, págs. 619-624 (2.ª ed.); H. Capel, Geografía y Matemáticas en la España del siglo xviii, Barcelona, Oikos-tau, ediciones, 1982, págs. 152- 190; C. Segura Graíño (ed. e intr.), Diccionario Geográfico de Tomás López. Almería, Almería, Diputación Provincial, 1985; C. Olarán Múgica, Índice de las relaciones geográficas enviadas a Tomás López que se conservan en el Gabinete de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, Madrid, Biblioteca Nacional, 1987; F. Rodríguez de la Torre y J. Cano Valero, Relaciones geográfico-históricas de Albacete (1786-1789), Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 1987; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo xviii, t. V, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1989, págs. 167- 172; G. Barrientos Alfageme (est. y recop.), Extremadura por López, año de 1798, Mérida, Asamblea de Extremadura, 1991; C. Líter Mayayo, “Aproximación a la vida y obra del cartógrafo Tomás López”, en Catastro, año III, n.º 8 (1991), págs. 21-27; M.ª J. Merinero y G. Barrientos, Asturias según los asturianos del último setecientos (Respuestas al interrogatorio de Tomás López), Oviedo, Principado de Asturias, 1992; F. Patier, La biblioteca de Tomás López. 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Carmen Manso Porto