Ayuda

Gonzalo

Biografía

Gonzalo. ?, 1017 – ¿Nájera (La Rioja)?, 26.VI.1045. Rey de Sobrarbe y Ribagorza.

Tercer hijo legítimo de Sancho III Garcés el Mayor y su esposa Munia, Muniadomna o Mayor. Su padre le reservó el gobierno de las villas y rentas de los distritos o “tenencias” aragonesas de Samitier, próxima a Jaca, y Loarre, junto a la misma raya fronteriza, en el reborde de la sierra del mismo nombre y a la vista de las fuertes posiciones musulmanas de la hoya de Huesca. Se trataba de dos enclaves situados en el interior de la porción aragonesa —entre Vadoluengo- Sangüesa y Matidero— del reino pamplonés cuya posesión hereditaria había encomendado el Monarca a su primogénito extramatrimonial Ramiro con carácter perpetuo, pero no a título de soberano, sino limitado por un compromiso juramentado de subordinación a su hermanastro primogénito el futuro rey pamplonés García III Sánchez. Parece que en estas mismas condiciones y muerto su progenitor (18 de octubre de 1035), pasaría Gonzalo a regir los citados territorios de Sobrarbe y Ribagorza quizá como una porción de la herencia de su madre Munia, aunque recuperada en buena parte por la fuerza de las armas de Sancho el Mayor. Algún texto documental parece evidenciar de forma fehaciente el rango superior del citado García III Sánchez y la fidelidad que, siquiera teóricamente, le debían tanto Gonzalo como Ramiro, calificados con el título menor de regulus. En todo caso, la figura de Gonzalo se desvaneció rápidamente del escenario histórico tal vez después de transferir sus derechos en Sobrarbe y Ribagorza a favor de su hermanastro Ramiro I hacia 1043 o algo antes. Debió de conservar, sin embargo, las rentas de sus citadas “tenencias” de Samitier y Loarre hasta su pronto fallecimiento en Nájera, donde viviría al amparo del monarca pamplonés en circunstancias un tanto oscuras, mientras su hermanastro Ramiro gobernaba ya aquella excéntrica parcela ribagorzana de poder.

En su efímero reino se yuxtaponían dos espacios históricos con diversos matices jurídicos y culturales, más bien pamploneses en Sobrarbe y poscarolingios en Ribagorza. Así se refleja, por ejemplo, en las modalidades documentales de cómputo del tiempo, en el primer caso por la era hispánica y en el segundo por años del Monarca reinante y, sobre todo, de la Encarnación de Jesucristo hasta la segunda mitad del siglo xii. El monasterio ribagorzano de Santa María de Obarra, sobre el curso superior del río Isábena, fundado o, mejor, restaurado y favorecido por el conde Bernardo (c. 923-950/956), enaltecido por la leyenda, constituyó, entre tanto, una especie de bastión de la tradición ribagorzana hasta más de un siglo después de su incorporación a la abadía de San Victorián de Sobrarbe por el rey Sancho Ramírez hacia 1076. Según parece, Sancho el Mayor había encuadrado el condado en sus dominios como una especie de liberación o entrega voluntaria por parte de su minoría dirigente, nobleza, clero y monacato autóctonos.

Por esto seguramente no se aprecian en tiempos posteriores mutaciones de importante calado, sino que pervivieron también los términos autóctonos referentes a personas y lugares, así como buena parte de la ordenación socioeconómica y política del territorio y sus matices feudocarolingios. Baste aducir como mínimos ejemplos las palabras de “alodio”, “manso”, “capudmanso” y “excusado”, en cuanto hacen relación a las formas de explotación capilar del espacio, y las de “caballero” y “franco”, adoptadas más tarde en los dominios pamploneses y los demás espacios peninsulares cristianos aunque con significados algo distintos. Hubo, por lo demás, una permanencia de los anteriores cuadros subalternos de poder y, por supuesto, en la organización eclesiástica. Continuó bajo Gonzalo el episcopado de Arnulfo, prelado seleccionado en tierras gasconas por Sancho el Mayor (1027) y consagrado en Burdeos y no como sus antecesores por el arzobispo de Narbona o, en su defecto, el obispo de Urgel, cuya primacía volvería a reconocer, sin embargo, Ramiro como un medio para reforzar sus lazos de amistad con los dirigentes eclesiásticos y políticos “pre-catalanes”, en particular, la curia condal de Barcelona en la que poco antes se había fraguado su matrimonio. Por lo demás, no se observa ninguna medida de gobierno atribuible al efímero reinado de Gonzalo, cuya existencia incluso llegaron a ignorar los textos narrativos medievales, hasta que en la segunda mitad del siglo xiv fue redescubierta en la llamada Crónica de San Juan de la Peña.

 

Bibl.: R. Menéndez Pidal, “El ‘Romanz del infant García’ y Sancho de Navarra antiemperador”, en Historia y leyenda, Madrid, Espasa Calpe, 1934, págs. 29-98; J. M. Ramos Loscertales, “La sucesión del rey Alfonso VI”, en Anuario de Historia del Derecho Español, 13 (1936-1941), págs. 36-99; P. Kehr, “El papado y los reinos de Navarra y Aragón hasta mediados del siglo xii”, en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, 2 (1946), págs. 74-113; R. d’Abadal i Vinyals, “El comte Bernat de Ribagorça i la llegenda de Bernardo del Carpio”, en Estudios dedicados a Menéndez Pidal, III, Madrid, 1952, págs. 463-489; A. Ubieto Arteta, “Gonzalo, rey de Sobrarbe y Ribagorza”, en Pirineos, 8 (1952), págs. 299-322; R. d’Abadal i Vinyals, “Origen y proceso de consolidación de la sede ribagorzana de Roda”, en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, 5 (1952), págs. 7-82; Els comtats de Pallars i Ribagorça, 1, Barcelona, 1954; Á. Martín Duque, Colección diplomática de Obarra (siglos xi-xiii), Zaragoza, Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Instituto de Estudios Pirenaicos, 1965; J. M. Lacarra, “Honores y tenencias en Aragón. Siglo xi”, en Cuadernos de Historia de España, 45-46 (1967), págs. 151-190 (reimp. Colonización, parias, repoblación y otros estudios, Zaragoza, Anúbar Ediciones, 1981), págs. 111-140); S. Sobrequés i Vital, Els grans comtes de Barcelona, Barcelona, Editorial Vicens Vives, 1970, págs. 15-52; J. M.ª Lacarra, Historia política del reino de Navarra desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla, 1, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1972, págs. 254-274; F. Galtier Martí, El condado independiente de Ribagorza, Zaragoza, Pórtico, 1981; M.ª J. Viguera, Aragón musulmán, Zaragoza, Librería General, 1981, págs. 149-160; A. Ubieto Arteta, Orígenes de Aragón, Zaragoza, Anúbar Ediciones, 1989, págs. 249, 319 y 330; Listas episcopales medievales, 1, Zaragoza, Anúbar Ediciones, 1989, págs. 82 y 242; Á. Martín Duque, “El reino de Pamplona, 1029-1076”, en Á. Martín Duque (dir.), Gran Atlas de Navarra. II. Historia, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1990, pág. 53; D. Mansilla Reoyo, Geografía eclesiástica de España. Estudio histórico-geográfico de las diócesis, 2, Roma, Instituto Español de Historia Eclesiástica, 1994, págs. 196-197; A. Martín Duque, “Navarra y Aragón”, en Historia de España Menéndez Pidal IX. La reconquista y el proceso de diferenciación política (1035-1217), Madrid, Espasa Calpe, 1998, págs. 257-279; M.ª J. Viguera, “Las taifas”, Los reinos de taifas. Al-Andalus en el siglo xi. VIII. Historia de España Menéndez Pidal, Madrid, Espasa Calpe, 1999 (3.ª ed.); Á. Martín Duque, Colección diplomática de San Victorián de Sobrarbe (1000-1219), Zaragoza, Universidad de Zaragoza, Facultad de Filosofía y Letras, 2004; G. Martínez Díez, El Condado de Castilla (711-1038). La Historia frente a la leyenda, 2, Valladolid, Junta de Castilla y León-Marcial Pons Historia, 2005, págs. 685-735.

 

Ángel Martín Duque

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares