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José Rodrigo de Villalpando López de Bailo Cortés y Eril

Biografía

Rodrigo de Villalpando López de Bailo Cortés y Eril, José. Marqués de la Compuesta (I). Zaragoza, ¿1668? – Madrid, 6.XII.1741. Jurista, secretario del despacho y diplomático.

Procedente de un linaje, los Rodrigo, vinculado con el Serrablo aragonés, enlazados con otros linajes como los Aniés, López de Zamora, Jordán y Castillón, y en el que destacan numerosos juristas y servidores reales como un Rodrigo, que en la toma de Valencia sirviendo al rey Jaime el Conquistador, devolvió al Monarca el estandarte real perdido durante la batalla, por lo que recibió en premio la facultad de usar en su propio escudo las armas del reino; Domingo Rodrigo, reconocido como infanzón en 1324 y que poseía su casal en Pozán de Vero; Miguel Rodrigo, quinto sucesor directo del anterior, que en 1500 permanecía al frente del clan familiar en el lugar de Pozán. Miguel fue padre de Juan Rodrigo, quien se estableció en Bierge.

Allí nació Pedro Rodrigo y Rodrigo, jurista, que en el siglo XVII adquirió por mediación de su hermana Josefa, mujer de Francisco Villacampa, el señorío del lugar de Villacampa, siendo uno de los asistentes, por el brazo de caballeros e infanzones, a las Cortes celebradas en Zaragoza en 1646. Su hijo Pedro Lorenzo Rodrigo, padre de José Rodrigo de Villalpando, también graduado en Leyes, fue colegial del Mayor e Imperial de Santiago, de Huesca, donde ingresó en octubre de 1655, y catedrático de Código y Digesto de la Universidad Sertoriana, de la que fue rector. Entre sus parientes, en la casa solariega de Pozán, Pedro Rodrigo, señor de Bescós, ganó su salva de infanzón en 1643, y Juan Francisco Rodrigo, en fin, sirvió como capitán de los Reales Ejércitos en Cataluña, y por disposición del rey Felipe IV fue armado caballero en el propio campo de batalla en 1650.

Los padres de José Rodrigo de Villalpando, Pedro y Vicencia de Villalpando, procedentes de Bierge, le procuraron una sólida formación. Hijo único, estudió Artes y Derecho en la Universidad de Zaragoza, estudios que culminó en 1690. Gran jurista, secretario de Estado y del Despacho, junto con Macanaz, representaba la orientación más regalista durante el reinado de Felipe V. Fue en la capital aragonesa donde desarrolló su primera actividad siempre vinculada a oficios de jurista: abogado del Ilustre Colegio de Zaragoza, en el que ingresó el 19 de mayo de 1690, y del que sería decano en 1699; ese mismo año se convirtió en lugarteniente de la Corte del justicia de Aragón. Posteriormente fue abogado fiscal y patrimonial en la Real Audiencia de Aragón, donde tomó posesión el 8 de abril de 1711; desde allí pasó, el 8 de junio de 1712, al oficio de oidor en la citada Real Audiencia de Aragón.

En 1713 representó a Felipe V como embajador extraordinario ante la Corte de París y en los arreglos con la Santa Sede. Debió de ser valioso su trabajo porque, al poco de regresar, el 10 de noviembre de 1713 fue promovido como abogado general, a partir del 5 de abril de 1714 consejero en el Consejo Real de Castilla, y fiscal del mismo desde el 9 de junio de 1715, siendo sustituido en la Real Audiencia de Aragón por el oidor Diego de Albear.

Por Real Decreto de 9 de diciembre de 1717 fue nombrado secretario de Estado y por otro de 2 de abril del mismo año secretario del Despacho Universal de Gracia y Justicia. Sustituyó en esta secretaría a José Manuel Vadillo quien después de atravesar casi todo el escalafón administrativo se convirtió en el primer secretario del Despacho Universal de Gracia y Justicia por Decreto de 3 de noviembre de 1714.

Lasso Gaite afirma que José Rodrigo sirvió esa secretaría en dos etapas: antes y después de Alberoni, por lo que habría dos períodos de ejercicio del oficio, hasta 1718, y luego desde el 6 de diciembre de 1719 hasta su fallecimiento. Es el único autor que hace esta distinción. Poco después de convertirse en secretario José Rodrigo, requerido por José Patiño, quien se encargaría de redactar las instrucciones para los nuevos oficiales, informó positivamente sobre la introducción de los intendentes, y desde su secretaría defendió la valía de las intendencias frente a las críticas y oposición presentadas por el Consejo de Castilla.

Aunque calificado en ocasiones como ministro débil y mediatizado, lo cierto es que José Rodrigo de Villalpando se afianzó en la Secretaría de Gracia y Justicia que mantuvo a partir de 1717 y hasta el momento de su muerte en 1741, gozando en todo ese tiempo de la confianza del rey Felipe V y también de su hijo.

Así al producirse la muerte del rey Luis I en 1724 e inaugurarse el segundo reinado de Felipe V, el cambio ministerial que se produjo no afectó a José Rodrigo, que mantuvo su secretaría. Efectivamente, al incorporarse Orendain a la Secretaría de Hacienda, Patiño se mantuvo en Guerra, Sopeña en Marina e Indias, Grimaldo en Estado y José Rodrigo en Gracia y Justicia. El advenimiento y posterior caída de Ripperdá a mediados de 1726 provocó un nuevo reajuste del gobierno de la Monarquía: los titulares de todas las secretarías cambiaron, excepto la de José Rodrigo, lo que demuestra la importancia y especialización alcanzada por el marqués de la Compuesta en el ejercicio de sus responsabilidades. O cuando en 1734 José Patiño asumía todas las competencias del gobierno a través de sus respectivas secretarías —Estado, Guerra, Hacienda, Marina e Indias— tan sólo Justicia se mantuvo en manos de otro ministro, José Rodrigo de Villalpando, quien ejerció ese ministerio después de la muerte de José Patiño en 1736 y la consiguiente reorganización del gobierno.

El marqués de la Compuesta fue uno de los principales artífices del Concordato con la Santa Sede en 1737, que negoció bajo su directa supervisión el cardenal Troyano Acquaviva. Las relaciones entre la Santa Sede y la Monarquía de Felipe V no fueron pacíficas, ni mucho menos, ya desde el momento en que el Papa apoyara la causa del archiduque Carlos reconociéndolo como rey de España en 1709. Felipe V respondió retirando al embajador en Roma y expulsando al nuncio. Restablecidas las relaciones en París en 1714, mediante un convenio elaborado con la intervención de José Rodrigo de Villalpando como ministro plenipotenciario de Felipe V, se dio paso al Concordato de 17 de junio de 1717 que tendría también un carácter provisional. La pretensión española de extender el Patronato Real a todo el territorio de la Monarquía, tal y como se ejercía en Granada e Indias, y la ruptura con la Santa Sede provocada por la intervención hispana en Italia para hacer valer los intereses de don Carlos, ensombrecieron de nuevo las relaciones de Madrid con Roma. Para resolver estos problemas se firmó, por Felipe V y Clemente XII, el Concordato de 26 de septiembre de 1737, que no satisfizo a casi nadie y que dejaría la puerta abierta para nuevas negociaciones hasta llegar al nuevo Concordato de 11 de enero de 1753. La negociación del Concordato de 1737 fue una de las últimas actuaciones del marqués de la Compuesta en el ejercicio de sus funciones como secretario de Gracia y Justicia, cargo que sirvió hasta su muerte en diciembre de 1741, siendo sucedido entonces por el secretario de Estado, Cuadra.

Además de su labor política, José Rodrigo no abandonó el estudio del Derecho. Realizó varias obras de Jurisprudencia, dedicándose especialmente al estudio de los Fueros de Aragón. A lo largo de su vida de servicio obtuvo diversos beneficios y privilegios: en 1717 gentilhombre de cámara con llave y la dignidad de noble del Reino de Aragón con el título de marqués de la Compuesta concedido por el rey Felipe V el 5 de diciembre de 1725, cuyo asiento figura un año después, el día 24 de diciembre, y previamente la de vizconde, para él, sus hijos, herederos y sucesores. Con este título se hacía mención a los éxitos diplomáticos que había obtenido José Rodrigo de Villalpando en su misión de embajador en Francia.

No tuvo descendencia. Estuvo casado con Antonia de Oblitas Los Ancos Lanaja y Mendoza, señora de la casa y mayorazgo de Oblitas, XI señora de Pradilla.

A pesar de sus servicios en la Corte, no perdió Rodrigo de Villalpando sus vínculos con su tierra aragonesa.

Un año antes de morir erigió y dotó la biblioteca pública de San Ildefonso en el Convento de predicadores de Zaragoza, mencionado por el padre Feijoo por la calidad de sus fondos, gran parte de los cuales, pasaron posteriormente a engrosar la biblioteca de la Universidad de Zaragoza. También donó a Nuestra Señora del Pilar una joya de diamantes valorada en más de 8000 pesos. Dejó varias fundaciones de su casa en la iglesia parroquial de San Lorenzo de Zaragoza.

Falleció en Madrid en la calle de Alcalá el día 6 de diciembre de 1741, y sus restos recibieron sepultura en la iglesia de San Ildefonso de Zaragoza. Dejó algunos de sus bienes al Convento de Carmelitas Descalzos de Huesca y a otras memorias pías. Según su testamento, el resto de sus bienes y hacienda, con todos sus derechos y acciones, le correspondieron durante los días de su vida, a su hermana María Rodrigo de Villalpando, que era religiosa del Real Monasterio de Casbas, quien a su vez los renunció, en 1743, a favor del presbítero José Jordán, primer llamado al derecho de mayorazgo regular, como hijo primogénito de Matías Jordán y Rodrigo Castillón, conforme establecían las disposiciones del difunto marqués. El título de marqués de la Compuesta pasaría luego a los condes de Torresecas.

 

Obras de ~: Discurso en causa propia en la denunciación de los Ilmos. SS. Diputados del reino de Aragon sobre el recurso foral y privilegiado de la manifestacion de personas, Zaragoza, 1699; Verídica defensa de los más importantes privilegios del reino de Aragon. Respuesta á la declamacion pública del consistorio de los Ilmos.

SS. Diputados. Dividida en cinco máximas, Zaragoza, 1699; Una carta latina sobre la coleccion é ilustracion de los fueros de Aragon que dió á luz el Doctor D. Diego Franco de Villalva, Oidor de la Real Audiencia de este reino en 1721; Otra carta latina dirigida á don Gregorio Moyano, celebrando su eleccion en publicar los Diálogos de armas y linages del Arzobispo D. Antonio Agustin, donde asimismo alaba á otros literatos, Madrid, 1734.

 

Bibl.: M. Gómez Uriel, Bibliotecas antigua y nueva de escritores aragoneses de Latassa aumentadas y refundidas en forma de diccionario bibliográfico-biográfico por don Miguel Gómez Uriel, Zaragoza, 1884-1886, 3 vols.; J. A. Escudero, Los secretarios de Estado y del Despacho, Madrid, Instituto de Estudios Administrativos, 1969, 4 vols.; J. F. Lasso Gaite, El Ministerio de Justicia. Su imagen histórica 1714-1981, Madrid, 1984; R. Gómez Rivero, Los orígenes del Ministerio de Justicia (1714- 1812), Madrid, 1988; J. Lynch, El siglo XVIII, Barcelona, 1991; S. Broto Aparicio, “Los Rodrigo, Señores de los lugares de Bescós y Villacampa”, en Revista Serrablo, 106 (diciembre de 1997); J. A. Escudero, Administración y Estado en la España Moderna, Valladolid, 1999; R. Gómez Rivero, El Ministerio de Justicia en España (1714-1812), Madrid, 1999; J. A. Escudero, Los orígenes del Consejo de Ministros en España, Madrid, Editorial Complutense, 2001, 2 vols.

 

Juan Francisco Baltar Rodríguez

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