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Ramón de la Sota y Llano

Biografía

Sota y Llano, Ramón de la. Marqués de Llano (I). Castro Urdiales (Cantabria), 20.I.1857 – Las Arenas (Vizcaya), 17.VIII.1936. Empresario.

Nacido en el seno de una familia de hacendados rurales de las Encartaciones (Vizcaya), fue el primogénito del matrimonio formado por Alejandro de la Sota y Álvarez (1820-1909) y Alejandra de Llano y Otañes (1825-1864), residentes en San Julián de Musques (Vizcaya), propietarios de bienes raíces con vínculo de mayorazgo y continuadores de una tradición de comerciantes de mineral de hierro, común a los Sota y a los Llano, actividad que estos dos linajes dominaron en la ría de Musques hasta los años sesenta del siglo xix.

Estudió el bachillerato en el Instituto Vizcaíno de Bilbao entre 1868 y 1872, y después se licenció en Derecho en la Universidad de Madrid. En 1879 comenzó a tomar parte activa en el negocio de explotación de minas y de comercio de mineral que llevaba su padre, y desde el 1 de enero de 1881, sin haber alcanzado la mayoría de edad legal, estableció una alianza empresarial con su primo Eduardo Aznar de la Sota (1830-1902), que se hallaba establecido en el mundo de los negocios de Bilbao dedicado a la correduría marítima. Esta alianza, basada en la confianza mutua, y en la que ambos socios se repartían ganancias y pérdidas a medias, fue posible porque Alejandro de la Sota dio poder a su hijo primogénito para administrar todo su patrimonio y lo nombró heredero único de los bienes de mayorazgo, prolongando así una tradición secular.

En 1885 contrajo matrimonio con Catalina de Aburto y Uribe (1862-1947), perteneciente a una familia de comerciantes de Bilbao, ciudad en la que los esposos establecieron su domicilio, aunque desde los primeros años del siglo xx también residieron en Las Arenas (Guecho), donde levantaron fastuosos palacioslos grandes empresarios industriales de Vizcaya. Tuvieron trece hijos (María, Ramón, María Luisa, Catalina, Alejandro, Asunción, Dolores, María de los Ángeles, Manuel, Teresa, José María y Begoña), la mayoría de los cuales se casaron con descendientes de otras notables familias locales (Mac Mahón, Vilallonga, Alzola, Olábarri, Urresti), y contribuyeron a reforzar los vínculos de sangre de los principales linajes empresariales vizcaínos.

Las iniciativas empresariales de Ramón de la Sota y de Eduardo Aznar que fueron conformando poco a poco el grupo empresarial Sota y Aznar, uno de los más importantes de España durante el primer tercio del siglo xx, comenzaron en 1886 al fundar su primera sociedad anónima, la Compañía Minera de Setares, para explotar un rico criadero de mineral de hierro en el distrito de Castro Urdiales a escasa distancia de la costa cantábrica. Allí ensayaron, con excelentes resultados, un modelo de explotación integrada (extracción, acondicionamiento, transporte y embarque del mineral con instalaciones propias), que reprodujeron a mayor escala en las otras dos empresas que crearon en este sector: la Compañía Minera de Sierra Alhamilla (1893) en Lucainena de las Torres (Almería), y la Compañía Minera de Sierra Menera (1900) en Ojos Negros (Teruel) y Sagunto (Valencia). Paralelamente, los dos socios entraron en el sector del transporte marítimo en 1889 al constituir la Compañía del vapor Alcedo, que fue la primera de una larga serie de sociedades anónimas, creadas en el último decenio del siglo xix, cada una de las cuales gestionaba un solo barco. En 1899 sumaban un total de veinticinco compañías propietarias de otros tantos vapores. Todas ellas se fusionaron en 1906 dando lugar a la Compañía Naviera Sota y Aznar, empresa que aumentó su flota, dedicada preferentemente a la navegación libre, hasta situarse a la cabeza de las compañías navieras españolas en los años veinte y treinta del siglo xx.

En 1891, los dos socios participaron en la fundación del Banco del Comercio, entidad que se fusionó con el Banco de Bilbao en 1901 poco después de constituir, a iniciativa de Sota y Aznar, la Sociedad de Seguros La Polar, una empresa destinada a operar en el ramo marítimo desde la oficina que ese mismo año abrieron en Londres. Poco antes, en 1900, habían fundado el astillero Euskalduna en la ría de Bilbao en unión de otros armadores locales con el propósito de atender las reparaciones de la flota vizcaína y de dedicarse a la construcción de barcos, y habían organizado formalmente su grupo de empresas con la constitución de la Sociedad Regular Colectiva Sota y Aznar, que hizo las veces de sociedad matriz del grupo. En 1902 falleció Eduardo Aznar, y su puesto lo ocupó su hijo Luis María Aznar y Tutor (1862-1929), con el que Ramón de la Sota constituyó en 1915 una nueva Sociedad Regular Colectiva Sota y Aznar, que duró hasta la muerte de Luis María. Surgieron entonces desavenencias entre los descendientes de ambas familias, que provocaron el fin de su alianza empresarial.

Desde 1930, el grupo de empresas fue administrado por la Casa de sir Ramón de la Sota.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Naviera Sota y Aznar obtuvo unos beneficios espectaculares, que sirvieron para que el grupo realizase un fuerte ciclo inversor a lo largo de los años veinte.

Además de en la ampliación de su flota de barcos, invirtieron en algunos sectores estratégicos (transporte ferroviario y electricidad) y en expansión (fabricación de material móvil ferroviario y de material eléctrico, y transformados metálicos), y el propio De la Sota adquirió importantes propiedades inmobiliarias en Bilbao y Las Arenas. Sin embargo, la iniciativa de mayor envergadura la llevaron a cabo en el sector siderúrgico al constituir, en 1917, la Compañía Siderúrgica del Mediterráneo con el propósito de convertirse en la empresa líder del sector. No consiguieron este objetivo, y su gran rival, Altos Hornos de Vizcaya, la absorbió en 1940 después de padecer una intensa crisis en los primeros años treinta, que se prolongó forzosamente durante la Guerra Civil.

Ramón de la Sota tuvo una destacada participación en la fundación y dirección de organizaciones empresariales de gran influencia así como de entidades oficiales próximas al mundo empresarial. En 1886 participó en la fundación de la Cámara de Comercio de Bilbao, de la que fue su primer secretario general (1886-1887), y en la creación del Círculo Minero de Bilbao, la agrupación que representaba los intereses de los empresarios mineros locales, a cuya junta directiva perteneció entre 1886 y 1892. Apoyó la creación de la Unión Minera de España (1898), de la Liga de las Sociedades Anónimas de España (1900) y de la Agrupación de las Sociedades Anónimas del Norte de España (1907). Pero donde ejerció un mayor protagonismo fue en la Asociación de Navieros de Bilbao, constituida en 1900, de la que llegó a ser presidente desde 1907 hasta su muerte, y en la Junta de Obras del puerto de Bilbao, entidad oficial de la que fue vocal desde 1897 y presidente desde 1908 hasta su fallecimiento. En 1921 le fue concedido el título de sir por el Rey de Inglaterra Jorge V, y en 1929 recibió el de marqués de Llano de manos de Alfonso XIII. Un aspecto destacado de su personalidad lo constituyen las ideas políticas nacionalistas, un rasgo que lo diferenció acusadamente de casi todos los grandes empresarios vizcaínos de su época. Desde principios del decenio de 1880 fue miembro del Partido Liberal Fuerista, que estaba organizado en torno a la Sociedad Euskalerría y que defendía la restauración de los fueros y de las tradiciones vizcaínas; llegó a ser diputado provincial entre 1888 y 1892. Bajo su liderazgo, esta agrupación se aproximó, en los años noventa, al ideario nacionalista de los hermanos Sabino y Luis Arana Goiri, que habían fundado en 1895 el Partido Nacionalista Vasco, con el que llegaron a una unidad de acción política en 1899. Las relaciones de estas dos corrientes no fueron fáciles y estuvieron salpicadas de numerosos y a veces graves enfrentamientos. El predominio de la corriente fuerista (moderada) en el seno del nacionalismo vasco se acentuó entre 1916 y 1923 de la mano de la Comunión Nacionalista Vasca, organización con la que los nacionalistas controlaron la Diputación de Vizcaya y consiguieron la mayor representación de diputados y senadores jamás alcanzada hasta entonces por este partido.

De la Sota llegó a ser elegido diputado a Cortes en 1918 y su hijo Ramón de la Sota y Aburto alcanzó la presidencia de la Diputación de Vizcaya entre 1917 y 1919. Esta vinculación al nacionalismo vasco fue el motivo por el que los vencedores de la Guerra Civil lo sometieron a él y a su familia a un duro proceso de responsabilidades políticas meses después de su fallecimiento.

Todos sus bienes fueron incautados en el verano de 1937 y tanto a él como a los demás miembros de su familia se les impusieron fuertes multas en metálico a lo largo de 1938. Acabada la Guerra Civil, el proceso judicial por responsabilidades políticas se prolongó durante muchos años, y supuso, entre otras cosas, la pérdida del control de los Sota sobre el grupo empresarial Sota y Aznar.

 

Bibl.: M. Girona Rubio, Minería y siderurgia en Sagunto (1900-1936), Valencia, Edicions Alfons El Magnànim, 1989; R. Ossa Echaburu, El Bilbao del novecientos. Riqueza y poder de la Ría (1900-1923), Bilbao, Biblioteca Vascongada Villar, 1969; Sir Ramón de la Sota y el puerto de Bilbao, Bilbao, Caja de Ahorros Vizcaína, 1986; E. Torres Villanueva, Ramón de la Sota, 1857-1936. Un empresario vasco, Madrid, LID, 1998; (dir.), Los 100 empresarios españoles del siglo xx, Madrid, LIDCírculo de Empresarios, 2000.

 

Eugenio Torres Villanueva

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