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Marcelino Pascua Martínez

Biografía

Pascua Martínez, Marcelino. Valladolid, 14.VI.1897 – Ginebra (Suiza), 12.VI.1977. Especialista en estadística sanitaria, epidemiología y salud pública, político.

Nació en el seno de una familia muy modesta y con escasos recursos económicos. A los doce años quedó huérfano de padre y madre. Fue su hermano Antonio, cestero de profesión, quien se hizo cargo de Marcelino y de su hermana Felicidad. Para poder financiar sus estudios de bachiller en el instituto de segunda enseñanza de su ciudad natal, colaboró con Agustín Enciso Recio en las actividades docentes del Colegio del Salvador. En 1915, ayudado económicamente por su hermano y por la familia vallisoletana de los Enciso, se trasladó a Madrid para iniciar los estudios de Medicina en la Facultad de la Universidad Central.

Entre 1919 y 1921 compaginó su actividad como universitario, con el puesto de oficial de tercera en el Servicio de Telégrafos y Correos. Durante su etapa universitaria estuvo ligado a la Residencia de Estudiantes y a la Institución Libre de Enseñanza. Fue en aquella época cuando entabló su relación, entre otros, con el doctor Juan Negrín López. Finalizó sus estudios de licenciatura el 22 de febrero de 1922. Entre 1924 y 1925 cursó el doctorado, obteniendo la calificación de sobresaliente. Aquel mismo año de 1925, pensionado por la Fundación Rockefeller, inició su formación de posgrado en Estados Unidos e Inglaterra.

En la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, realizó estudios sobre Estadísticas Sanitarias y Epidemiología con los profesores Reed y Frost. En 1926 se desplazó al University College de Londres para estudiar Metodología Estadística con Pearson, ampliar sus conocimientos sobre Estadística Sanitaria y Epidemiología con el profesor Greenwood en el National Institut of Health, y participar en el curso sobre Ingeniería Sanitaria y Administración de Higiene Pública impartido por el profesor Porter en el Midessex Hospital. Al acabar su estancia en Londres, durante los últimos meses de 1926 y primeras semanas de 1927, completó su beca de posgrado realizando un viaje de estudios que le llevó a visitar Italia, Austria, Alemania, Dinamarca y Holanda.

Tras su regreso a España en 1927, se incorporó al Instituto Antipalúdico de Navalmoral de la Mata (Cáceres).

En febrero de 1928 se trasladó a Ginebra para trabajar en la Sección de Higiene del Secretariado de la Sociedad de Naciones. Junto con el británico M. D. Mackenzie, Marcelino Pascua participó en una misión sanitaria oficial. Tenía por objeto elaborar un informe sobre la posible reorganización de los servicios sanitarios de la República de Bolivia. En enero de 1929 regresaba a España para hacerse cargo de la Jefatura de la Sección de Estadísticas Sanitarias de la Dirección General de Sanidad. Pascua fue el impulsor y redactor de la Orden de 27 de marzo de 1929 en la que se disponían las normas para la confección de los datos de mortalidad y morbilidad. Como se indicaba en un “in memoriam”, recogido en el Boletín Epidemiológico Semanal de la Dirección General de Sanidad de junio de 1977: “La labor que desarrolló Marcelino Pascua en el campo de la Estadística Sanitaria fue muy importante debiéndosele considerar como el introductor de las modernas técnicas estadísticas sanitarias en nuestro país. Como obra suya hay que considerar el actual sistema de información epidemiológica”.

Durante el tiempo que estuvo al frente del Departamento de Estadísticas Sanitarias, Marcelino Pascua y sus colaboradores publicaron numerosos trabajos e investigaciones. El conjunto de dicha producción científica supuso un hito en la historia de la demografía sanitaria española y representó la primera aproximación al estudio detallado de la mortalidad por causas en España.

En marzo de 1929, Marcelino Pascua participó en París en la Conferencia Internacional de Expertos Sanitarios que llevó a cabo la Tercera Revisión de las Nomenclaturas Internacionales de Causas de Muerte, y el tres de junio presentaba en la Facultad de Medicina de la Universidad Central su tesis de doctorado sobre Periodicidad e incidencia en la influenza epidémica.

En diciembre de aquel mismo año era nombrado profesor encargado de la Cátedra de Higiene de la Facultad de Medicina de Madrid y responsable de la docencia del grupo de estudiantes de Farmacia. En octubre de 1930, invitado por la Sección de Higiene de la Sociedad de Naciones, se desplazó a la Escuela de Salud Pública de Zagreb, con el objeto de conocer cómo se abordaban los problemas de la sanidad rural, las cuestiones de propaganda y educación sanitaria, la enseñanza de la higiene y la formación de las enfermeras visitadoras. En noviembre de 1930 asumió la docencia de las asignaturas de Estadística Sanitaria y Demografía, y de Epidemiología General y Técnicas Epidemiológicas en la Escuela Nacional de Sanidad de Madrid.

Desde su faceta de intelectual comprometido con la realidad social, tras la llegada de la Segunda República tuvo un papel relevante como político socialista.

Fue elegido diputado por Las Palmas en las Cortes Constituyentes, acompañando a la candidatura de Juan Negrín. Como parlamentario formó parte de las comisiones de Gobernación, de Estado y del Estatuto Catalán. Intervino en el debate del proyecto de constitución donde votó a favor de la ley del divorcio, del derecho al voto de la mujer o de la ley de expropiación de fincas rústicas. Entre sus iniciativas parlamentarias hay que contabilizar un voto particular al Estatuto Catalán y al proyecto de creación de una Dirección General de Ganadería. Al finalizar el período de las Cortes Constituyentes, Pascua no repitió como diputado, pero en 1933 entró a formar parte del Comité Nacional del Partido Socialista Obrero Español.

El 16 de abril de 1931 fue nombrado director general de Sanidad, cargo que desempeñó hasta el 28 de abril de 1933, cuando presentó su dimisión. Fueron Juan Negrín e Indalecio Prieto quienes aconsejaron a Miguel Maura, ministro de la Gobernación en el primer Gobierno republicano, el nombramiento de Pascua. En palabras del propio Maura, aquél fue uno de los nombramientos de los que más satisfecho se había sentido. La llegada de Pascua a la Dirección General de Sanidad afianzó la proyección internacional de la Sanidad española. Se firmaron y se hicieron cumplir los acuerdos internacionales sanitarios aprobados por los organismos de la Sociedad de Naciones. El propio Pascua participó en septiembre de 1931 como miembro de la delegación española en la XII Asamblea de la Sociedad de Naciones, y entre 1931 y 1934 fue miembro, en calidad de experto en estadística sanitaria, de la Oficina Internacional de Higiene Pública.

Rodeado de un amplio y competente grupo de colaboradores, ligados en su mayoría a la Escuela Nacional de Sanidad y relacionados muchos de ellos con la Fundación Rockefeller, en su actuación como gestor político de la Dirección General de Sanidad estableció las bases para una profunda reforma de la Sanidad nacional. Modificó la estructura y las funciones de organismos como el Consejo Nacional de Sanidad o el Consejo de Protección a la Infancia. Modernizó el organigrama de la Dirección General de Sanidad.

Además de crear una Secretaría General Técnica, puso en marcha una Comisión Permanente de Investigaciones Sanitarias que pretendía conseguir una adecuada formación profesional del personal sanitario y médico a través del fomento de la investigación científica.

Impulsó la creación de un Consejo Superior Psiquiátrico que llevó a cabo importantes reformas en el campo de la salud mental. Creó las secciones de Ingeniería y Arquitectura Sanitaria, de Higiene Infantil, de Higiene Social y Propaganda, y la de Higiene de la Alimentación. Haciendo suyas las recomendaciones del Comité de Higiene de la Sociedad de Naciones que habían sido aprobadas en la Conferencia de Higiene Rural de 1931, se crearon los centros rurales de higiene y los centros secundarios de higiene rural, modificando así el panorama organizativo de la Sanidad española, al mismo tiempo que se buscaba impulsar las actividades de carácter preventivo por medio de la asistencia médico-profiláctica.

La gestión sanitaria se completó con una importante política de restricción de estupefacientes y el refuerzo de la lucha contra el tracoma. Intensificó la lucha antituberculosa a través de la construcción de nuevos dispensarios, de preventorios infantiles y sanatorios.

Lo mismo ocurrió con la lucha antivenérea, donde tan importante servicio sanitario pasó a depender del presupuesto del Estado. Desde un concepto avanzado de salud pública, propuso la creación de un comité de lucha contra el reumatismo y las enfermedades del aparato circulatorio, avanzó en proyectos como la creación de una Escuela Nacional de Enfermeras Visitadoras, y mejoró la situación presupuestaria y organizativa de todo un conjunto de instituciones que dependían de la Dirección General de Sanidad: Instituto Nacional de Higiene, Hospital Nacional de Enfermedades Infecciosas, Escuela Nacional de Sanidad, Escuela Nacional de Puericultura o el Instituto de Farmacobiología. A pesar de todas estas reformas, en un artículo publicado en 1933, Marcelino Pascua definía el balance de su gestión como un proyecto inacabado, y entre las asignaturas pendientes destacaba la colectivización de la asistencia médica a través de la creación de un seguro de enfermedad. El juicio que mereció su gestión política al frente de la Dirección General de Sanidad, puede quedar ejemplificado en el homenaje que se le brindó en noviembre de 1932.

En la comisión organizadora del acto figuraban personajes como Blas Cabrera, José Ortega y Gasset, Sebastián Recasens, decano de la Facultad de Medicina, Verdes Montenegro, Julio Bejarano, Gustavo Pittaluga o Gregorio Marañón. En una nota de prensa, la comisión organizadora destacaba la labor de reconstrucción de la Sanidad pública que había emprendido Marcelino Pascua, y llamaba la atención sobre la moderna orientación científica y la clara visión que tenía del problema sanitario español, así como sus dotes de organizador e intensa preparación científica.

Tras el golpe de estado de julio de 1936, Marcelino Pascua tuvo que soportar las represalias que sufrió su familia de Valladolid por parte del bando rebelde, a través del fusilamiento de su sobrino Ángel y el encarcelamiento de su hermano Antonio. Durante los años que duró la contienda civil, Marcelino Pascua representó un papel relevante como embajador de la Segunda República. El 22 de septiembre de 1936 fue nombrado responsable de la embajada de España en Moscú, cargo en el que tuvo que desempeñar una importante y complicada labor diplomática.

Fue durante su estancia en Moscú cuando tuvo lugar el famoso traslado de las divisas del Banco de España, el denominado “oro de Moscú”, una cuestión que acompañó a Marcelino Pascua hasta sus últimos años de vida. El 1 de abril de 1938 dejaba la embajada de Moscú para pasar a ocupar la delegación republicana en París. Su estancia como embajador en la capital francesa coincidió con el final de la Guerra Civil y con una situación diplomática muy delicada, que se vio agravada por el distanciamiento final entre Azaña y Juan Negrín. Una crisis que Marcelino Pascua tuvo que vivir en primera persona, tal como él mismo indica en unas memorias manuscritas que dejan constancia de aquellos hechos.

Al finalizar la Guerra Civil se exilió a Estados Unidos, donde trabajó hasta 1947 como profesor auxiliar de Bioestadística y Epidemiología en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore. Realizó una intensa labor como tutor de los alumnos latinoamericanos que asistían a la Escuela de Salud Pública para obtener el doctorado. Impartió diversos cursos y seminarios en varios países iberoamericanos y, de forma regular, en la Universidad de Puerto Rico. Fue en Baltimore donde pudo finalizar la investigación sobre Mortalidad específica en España que había iniciado en 1934, bajo los auspicios de la Comisión Permanente de Investigaciones Sanitarias. Con aquella investigación, Pascua se proponía “establecer ordenadamente los datos fundamentales de los diversos elementos de la mortalidad española, en su máximo detalle utilitario posible, y estudiar la evolución que aquélla había experimentado, indicando sus limitaciones y restricciones interpretativas”. Durante su estancia en Estados Unidos formó parte, entre otras asociaciones, de la American Public Health Association, de la American Statistical Association y del Institute of Mathematical Statistics.

El 1 de febrero de 1948, tras entrar a formar parte de la Secretaría de la Comisión Interina de la recién creada Organización Mundial de la Salud (OMS) como experto en estadística sanitaria, abandonaba Baltimore para trasladarse a Ginebra e incorporarse en septiembre de 1948 a su puesto de jefe de la Sección de Estadísticas Sanitarias de la OMS. A principios de 1950 ocupó el puesto de director de la división correspondiente. En enero de 1953 quedó encargado, como director consultor, de asesorar a los gobiernos sobre el mejoramiento de los servicios nacionales de estadística sanitaria. En abril de 1957 presentó su dimisión al director general de la OMS y pasó a ocupar la dirección del recién creado Centro Latino Americano de Entrenamiento e Investigaciones Demográficas, ubicado en Santiago de Chile.

Desilusionado con la marcha del proyecto y por la falta de medios, a los pocos meses presentó su dimisión.

Tras su regreso a Ginebra, siguió asesorando hasta 1966 en calidad de consultor al director general de la OMS. Durante su etapa de Ginebra, además de desempeñar un papel relevante en las revisiones de las nomenclaturas internacionales de enfermedades y causas de muerte, en la producción científica de Marcelino Pascua sobresalen de modo especial los trabajos que dedicó al análisis de series temporales de mortalidad y morbilidad. Michael Anderson, en su conocida monografía sobre Mortality, Morbidity and Health Statistics, destaca la importancia cuantitativa y cualitativa de los Rapports épidemiologiques et démographiques, publicados por Pascua entre 1949 y 1952 sobre mortalidad en diversos países europeos para el período 1900-1950. Finalmente, en 1965, la Editorial Paz Montalvo de Madrid editaba su libro sobre Metodología bioestadística para médicos y oficiales sanitarios.

Fue uno de los proyectos que Marcelino Pascua preparó con más ilusión y más esmero. Reeditado en 1973, José Almenara y Luis Carlos Silva, en el análisis que realizan de la obra, señalan “que se trata de unos de los mejores textos de estadística aplicada publicados en habla castellana, con importantes aportaciones a la Demografía sanitaria, que hace que Marcelino Pascua se nos presente como una de las figuras más importantes de la estadística médica aplicada”.

Marcelino Pascua, que siempre se mantuvo soltero, volvió temporalmente a España en octubre de 1976.

Tras regresar a Ginebra, abrazó el proyecto de un regreso definitivo, pero el rápido desarrollo de la enfermedad que acabó con su vida, un cáncer de pulmón, no se lo permitió.

 

Obras de ~: “Suplemento a las notas sobre paludismo en España publicadas en la Memoria de 1925-27”, en Memoria de la campaña contra el paludismo, Madrid, 1928, págs. 411- 416; Periodicidad e incidencia en la influenza epidémica, tesis de doctorado, Universidad Central (Madrid), Facultad de Medicina, 1929 (inéd.); “Revisión decenal de las nomenclaturas nosológicas”, en Revista de Sanidad e Higiene Pública (RSHP) (1930), págs. 91-113; “Mortalidad por viruela en España en lo que va de siglo”, en RSHP (1930), págs. 832-848; “Mortalidad real en España para el período 1921”, en RSHP (1931), págs. 208-212; “El presupuesto de sanidad”, en RSHP, VIII/1 (1933), págs. 59-65; La sanidad en la República. Dos años de gestión, Madrid, 1933; “Datos recientes sobre grandes índices demográficos en Europa”, en Suplemento al Boletín de Estadística Sanitaria (SBES), 230 (1934), págs. 1-12; Resumen sobre natalidad y mortalidad en España en 1933, Madrid, 1934; “Información sanitaria. Las más bajas mortalidades”, en SBES, 231 (1934), págs. 1-8; “Mortalidad española en el siglo xix”, en RSHP, IX/6 (1934), págs. 577-579; La mortalidad infantil en España, Madrid, 1934; “La mortalidad urbana y rural en España”, en SBES, 232 (1934), págs. 1-9; “Mortalidad en España de centenarios”, en SBES, 235 (1934), págs. 1-12; “Informe epidemiológico anual sobre tifus exantemático, viruela, varioloide y rabia”, en SBES, 241 (1934), págs. 1-16; La mortalidad en España por las rúbricas de la lista internacional abreviada de causas de defunción y algunos otros indicadores de movimientos de población, Madrid, 1934; El Seguro Social de Enfermedad y los médicos españoles, Madrid, 1934; Mortalidad específica en España: I. Calculo de Poblaciones. II Mortalidad por sexos, grupos de edad y causas en el período 1911-1930, Madrid, 1934; “Mortalidad por tuberculosis y enfermedades del aparato respiratorio”, en Suplemento del Boletín de Estadísticas Sanitarias, 216 (1934), págs. 1-12; “Organización del Servicio de Estadísticas Sanitarias y su utilización”, en VV. AA., Primer Congreso Nacional de Sanidad, t. III, Madrid, 1935, págs. 337-351; “Influencia relativa de los factores que intervienen en la mortalidad infantil. Una revista del problema”, en Puericultura Española, 2 (1935), págs. 3-7; 7 (1935), págs. 3-8; “Las mayores y menores mortalidades”, en RSHP, X/2 (1935), págs. 431-436; “Aumenta la diabetes”, en RSHP, X/2 (1935), págs. 1-11; “La planta de depuración de aguas residuales Milwankee (Wisc)”, en RSHP, X/2 (1935), págs. 346-349; “Cultivo de virus variólico en embriones de pollo y su uso para la inmunización humana”, en RSHP, X/2 (1935), págs. 350- 354; Morbilidades globales, Madrid, 1935; “La colonia para toxicómanos de Lexington (USA)”, en RSHP, XI/1 (1936), págs. 53-55; “Informe epidemiológico anual sobre fiebre tifoidea, tifus exantemático, viruela, varioloide, varicela, rabia, parálisis infantil y otras enfermedades infecciosas en 1935”, en SBES, 294 (1936), págs. 1-22; “Grandes problemas sanitarios del país”, en RSHP, 1 (1937), págs. 23-28; Mortalidad específica en España. III Por sexos y causas de defunción de la lista larga internacional en el período 1901-1930. IV Tablas de vida (de mortalidad y supervivencia), Baltimore, 1942; “Évolution de la mortalité en Europe pendant le vingtième siècle”, en Organisation Mondiale de la Santé. Rapport épidémiologique et démographique (OMSRED), II/4 (1949), págs. 64-80; “Évolution de la mortalité en Europe pendant le vingtième siècle: Taux annuels moyens de mortalité spécifique par âge et par sexe”, en OMSRED, III/2-3 (1950), págs. 30-62; “Évolution de la mortalité en Europe pendant le vingtième siècle: Fièvres typhoïde et paratyphoïdes, Scarlatine, Coqueluche, Diphtérie, Rougeole, Paludisme, Variole, Typhus”, en OMSRED, IV/2-3 (1951), págs. 36-137; “Évolution de la mortalité en Europe pendant le vingtième siècle: Cancer”, en OMSRED, V/1-2 (1952), págs. 1-45; “Étude de l’influence de la baisse de la mortalité sur l’accroissement de la population”, en OMSRED, V/4 (1952), págs. 191-222; Metodología bioestadística para médicos y oficiales sanitarios, Madrid, 1965.

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Josep Bernabeu Mestre