Pedro II de Sicilia. ?, 1305 – Sicilia (Italia), 15.VII.1342. Rey de Sicilia (1337-15.VII.1342). Asociado al Trono desde 1321.
Hijo de Federico III (1296-1337) y de Leonor de Anjou, hija de Carlos II de Nápoles, quienes tuvieron cinco hijos, Constanza, Pedro, Juan, Manfredo y Guillermo.
Dentro de la planificación de las relaciones internacionales, Federico III programó el matrimonio de Pedro con Isabel de Tirol, y el de Constanza con Enrique II de Chipre.
El contexto del reinado de Pedro II es deudor de la Paz de Caltabellota (1302), por el que la posición de Federico quedaba reducida al señorío vitalicio de Sicilia, que detentaría como rey de Trinacria, feudatario del Papa. Tras su mandato la isla de Sicilia debía ser devuelta a los Anjou.
Federico III luchó por la consolidación de su Trono y de su dinastía, de ahí su alianza con el emperador Enrique VII de Luxemburgo, en 1312, y con Luis IV de Baviera, en 1326, quienes deseaban renovar la presencia germánica en Italia; pero las operaciones se saldaron con el fracaso y tuvieron la virtualidad de reactivar la guerra entre Nápoles y Sicilia. Como operación complementaria, destinada a dar continuidad a la dinastía sorteando la excomunión papal, decidió, en 1321, asociar al Trono a su hijo Pedro.
Pedro II, cuando sucedió a Federico III en 1337, había acumulado una importante experiencia política, pero su talante era diferente al de su padre, le faltaba la resolución del progenitor. La propaganda güelfa, encabezada por Giovanni Villani, divulgó sus defectos, tildándole de pusilánime; sin embargo sus actos desmienten en parte tales acusaciones, pues programó en primer lugar la reconstrucción de la flota y se mostró enérgico en la represión de ciertos movimientos insurgentes protagonizados por Francisco Ventimiglia y Federico de Antioquía, quienes acabaron poniéndose al servicio de Nápoles, en los comienzos de su reinado.
Los problemas de Sicilia no eran sólo externos, sino que desde la época de Federico III existían problemas objetivos como la creciente inestabilidad del vínculo de la nobleza feudal con la Corona, expresados en movimientos de insurgencia; el protagonismo que deseaba obtener la nobleza no tardó en encontrar un caldo de cultivo en las contradicciones en torno al sistema de alianzas, ya que mientras su madre Leonor propugnaba la alianza francesa, su esposa Isabel promovía la tradicional alianza germánica y una parte del sector feudal, representado por los hermanos Damiano y Matteo Palizzi, eran partidarios de una política latina, destinada a la consecución de la independencia del Reino, aunque esta facción acabó inclinándose por los angevinos. En cualquier caso, la nobleza siciliana obtuvo importantes réditos, al convertir los cargos reales en perpetuos incluso hereditarios, al obtener el control de la justicia, de las rentas y derechos reales y de las principales ciudades. En este ambiente, se produjeron nuevas invasiones angevinas, en 1338 y en 1339, con la destrucción de la flota siciliana.
Ante esta situación, Pedro II decidió delegar en su hermano Juan, duque de Atenas y Neopatria, la gestión política, confiriéndole el cargo de vicario. Juan se movilizó en torno a restaurar la influencia catalana en la isla y a reprimir la insurgencia nobiliaria, de ahí el exilio de los hermanos Palizzi. Una nueva invasión angevina, en 1341, fue repelida por Blasco de Alagón, Ramón de Peralta, significados miembros de la facción catalana, y por Enrique y Federico Chiaramonte.
Pedro II había tenido, con Isabel de Tirol, cuatro hijos: Leonor, casada con Pedro el Ceremonioso de Aragón, Luis, Federico y Eufemia; cuando falleció, en 1342, el primogénito Luis apenas contaba con cinco años.
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Pau Cateura Bennasser