Ayuda

José María Bustillo y Gómez de Barreda

Biografía

Bustillo y Gómez de Barreda, José María. Conde de Bustillo (I). San Fernando (Cádiz), 6.IV.1802 – El Puerto de Santa María (Cádiz), 2.V.1868. Teniente general de la Armada. Ministro de Marina.

De noble estirpe y acusada raigambre marinera, nació en San Fernando el 6 de abril de 1802, siendo sus padres Fernando Bustillo y de la Cueva, capitán de fragata de la Armada, y Juana Gómez de Barreda y Pastrana. Practicadas las pruebas de nobleza requeridas, sentó plaza como guardia marina en 1814 antes de cumplir los catorce años de edad. Poco después embarcó en el navío Asia de la División que mandaba el brigadier José Rodríguez de Arias y al regreso de La Habana entró en fuego tras hora y media de combate. En febrero de 1819 ascendió a alférez de fragata y en este empleo viajó desde Cádiz a La Habana, Lima y Filipinas, teniendo nuevos encuentros con buques insurgentes de las colonias americanas en proceso de emancipación. Ascendió a alférez de navío en 1825 y en 1830 mandó en comisión la goleta Diana en la que hizo sucesivos cruceros sobre las costas mediterráneas apresando varios buques contrabandistas.

Teniente de navío en 1833, marchó destinado a La Habana, donde regresó dos años más tarde aquejado de un padecimiento de estómago. En 1836 se le confió el mando del bergantín Jasón, siendo promovido en enero de 1837 a capitán de fragata por los méritos contraídos en el levantamiento del sitio de Bilbao por las tropas del pretendiente don Carlos. En este empleo mandó diversos buques y desempeñó interinamente el mando de las fuerzas navales de Cataluña, hasta que el 27 de julio de 1839 fue nombrado segundo jefe de las fuerzas navales de la costa de Cantabria y poco tiempo después se encargó del mando del Apostadero de Barcelona.

Más adelante le fue concedido el mando del Delfín, uno de los primeros buques de vapor de la Armada española, y mandó también el Congreso en 1841. Entre otros servicios que ya dieron lugar a demostrar sus dotes de diplomacia y energía destaca claramente el mando del Congreso, el desempeño de una difícil comisión en Santo Domingo para reclamar la reparación debida al pabellón español. Condecorado con la Encomienda de Isabel la Católica por estos hechos, ascendió a capitán de navío en 1844, y entre los destinos que desempeñó en este empleo figura el mando del navío Soberano.

Promovido a brigadier con motivo de la boda de Isabel II el 10 de noviembre de 1846, su primer destino en el nuevo empleo fue el de comandante general de las Fuerzas Navales de Cataluña, Valencia e Islas Baleares, cargo en que realizará una de las misiones más trascendentes de su vida al acudir al mando de la expedición naval dispuesta por el general Narváez, en auxilio del papa Pío IX, desprovisto de sus atributos temporales y refugiado en Gaeta, escapado de la revolucionaria Roma.

El 21 de diciembre de 1848 estaba dispuesta la expedición compuesta por siete buques al mando del brigadier Bustillo, con órdenes terminantes de garantizar la seguridad de la sagrada persona del Papa. La expedición salió de Barcelona llegando sin novedad a Gaeta, siendo las primeras fuerzas extranjeras que llegaron en socorro del Santo padre. El informe que el brigadier Bustillo envió al embajador español Martínez de la Rosa dándole cuenta de la operación es un modelo de concisión y claridad. Al término de la misión, Bustillo fue condecorado con uno de los más altos galardones pontificios.

Había ascendido en noviembre de 1849 a jefe de escuadra, cuando el encargado de la formación de un gobierno conservador, el hacendista Bravo Murillo, lo nombró ministro de Marina, tomando posesión del cargo el 27 de enero de 1851 y nombrado senador del reino el 5 de marzo de dicho año, continuó como ministro hasta que, vacante la Comandancia General de Marina del Apostadero de La Habana y considerando el Gobierno que no había otro en las condiciones legales para desempeñarla, designó a Bustillo, quien al poco tiempo de tomar posesión tuvo que hacer frente con toda energía a los escarceos separatistas. Sus esfuerzos fueron justamente valorados, por lo que se le concedió la Gran Cruz de Carlos III.

Regresado de Cuba, en enero de 1857 pasó a mandar el Apostadero de Ferrol, de donde por segunda vez fue a ocupar el cargo de ministro de Marina el 25 de noviembre de 1857 en un gabinete presidido por el marino Francisco Armero Fernández de Peñaranda, I marqués de Nervión, uno de los mejores amigos del general Bustillo. Fue este Ministerio de corta duración y se ocupó entre otros asuntos del restablecimiento de relaciones con la Santa Sede.

Uno de los pocos gratos acontecimientos del reinado de Isabel II fue la guerra de África sostenida por España contra Marruecos en los años 1859-1860 para vengar ofensas inferidas a nuestra soberanía, y en esta empresa de resonancia internacional también tomó parte muy activa el general Bustillo, quien de comandante general del Departamento Marítimo de Cádiz, del que había tomado posesión el 25 de diciembre de 1859, fue nombrado jefe de la Escuadra de Operaciones en relevo de Segundo Díaz Herrera. La toma de posesión del mando de las Fuerzas Navales por el general Bustillo tuvo lugar bajo los peores auspicios, por el terrible temporal de levante desatado que tan terribles penalidades acarreó al ejército expedicionario y a la Marina, no pereciendo todos gracias a la pericia de Bustillo.

Ante tan críticas circunstancias la existencia del ejército quedó sumamente comprometida conociéndose el campamento como el “campamento del hambre” de cuya angustiosa situación los sacó también Bustillo, acudiendo con su buque insignia en auxilio, siendo el primero en desembarcar, aun con grave riesgo de su vida.

En febrero de 1860 bombardeó con su escuadra las plazas de Arcila, Larache, Rabat y Salé causando grandes destrozos al enemigo, apagando sus fuegos, a pesar de efectuarse la operación con mar gruesa, lo que dificultaba seriamente el tiro.

Como premio a su brillante campaña, la reina Isabel II por Real Carta de 9 de diciembre de 1960, le concedió la merced de conde de Bustillo, al tiempo que era ascendido a teniente general, cesando en el mando de la Escuadra y reintegrándose a su destino de capitán general del Departamento de Cádiz. Nombrado por tercera vez ministro de Marina, sólo ocupó el cargo unas semanas, dado su delicado estado de salud, regresando al mando del departamento gaditano, hasta el 3 de abril de 1866, en que agravado de sus dolencias pasó a la situación de cuartel.

Murió el 2 de mayo de 1868 en El Puerto de Santa María, dejando un gran vacío en la Marina, pero no pasó mucho tiempo sin que la institución a la que tanto honró estimara que sus restos debieran ocupar sitio en el Panteón de Marinos Ilustres y el 16 de diciembre del mismo año acordó el Almirantazgo que se inhumase el sacro recinto quedando instalado con los honores correspondientes a la jerarquía de almirante, el 16 de marzo de 1873.

Disciplinado, recto, creador infatigable y de visión certera en sus difíciles cometidos, sus dilatados servicios a la patria le hicieron acreedor a la merced del título del condado de su apellido, con que la propia patria le distinguía.

 

Bibl.: J. Cervera y Jácome, El Panteón de Marinos Ilustres: historia y biografías, Madrid, Ministerio de Marina, 1926; F. Armero, Apuntes para una biografía del Excmo. Sr. Don José María de Bustillo y Gómez de Barreda, Sevilla, Imprenta Provincial Escuela de Artes Gráficas, 1950; J. Cervera Pery, Marina y política en la España del siglo xix, Madrid, San Martín, 1979; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998.

 

José Ramón Cervera Pery

Personajes similares