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Fernando Manuel Bustamante y Bustillo Rueda

Biografía

Bustamante Bustillo y Rueda, Fernando Manuel. Turanzo (Cantabria), 30.V.1663 – Manila (Filipinas), 11.X.1719. Gobernador de Filipinas.

Fernando Manuel Bustamante Bustillo y Rueda nació en el valle de Turanzo, provincia de Santander, el 30 de mayo de 1663. Hijo de Fernando Bustamante Bustillo y Medinilla y de Ana María de Rueda y Zeballos, fue señor de las casas solariegas de Bustillo de la Herrán, por parte paterna, y de la casa de Rueda por parte materna. Casó con María de Castañeda Vicente Alfambra, matrimonio del que nacieron siete hijos.

Se trasladó a México en octubre de 1690, donde el virrey Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, VIII conde de Galve (1688-1696), le nombró alcalde mayor de Tlaxcala. Dos años más tarde hubo de hacer frente a un motín de la población indígena en protesta por el alto coste del maíz ocasionado tanto por las malas cosechas como por el acaparamiento de algunos propietarios. El motín estalló primero en la capital el día 8 de junio de 1692, durante el cual los amotinados incendiaron el palacio virreinal.

Seis días más tarde el motín volvió a repetirse en Tlaxcala, donde unos seis mil indios se sublevaron al correrse la noticia de que Bustamante tenía “atravesado” el grano; al igual que en México, la residencia del gobernador fue incendiada y los trojes de maíz del cercano pueblo de Santa Ana saqueados. Pocos días después, fuerzas militares enviadas desde México y Veracruz reestablecieron el orden.

Durante la Guerra de Sucesión, Bustamante se trasladó a España, donde tomó partido por Felipe V, quien le recompensó con los hábitos de las cuatro Órdenes Militares y la futura del gobierno de Filipinas (9 de septiembre de 1708), que entonces ocupaba Martín de Ursúa y Arizmendi, conde de Lizárraga (1709-1715). Al fallecer éste el 4 de febrero de 1715, ocupó el gobierno interinamente el oidor José Torralba hasta que Bustamante llegó a las islas y tomó posesión el día 2 de agosto de 1717.

Desde el primer momento, la acción de gobierno de Bustamante le atrajo la enemistad de importantes sectores sociales de las islas. Una de sus primeras medidas fue garantizar el abastecimiento de la población de Manila, en peligro porque —coincidiendo con su llegada— una plaga de langostas había acabado con toda la cosecha de arroz. Para remediarlo, embargó el grano existente en la ciudad, lo que levantó las primeras quejas en su contra de personas como el contador de cuentas, el arzobispo y miembros de ambos cabildos.

Asimismo, ordenó requisar arroz en las provincias, lo que provocó el enfrentamiento con los alcaldes mayores —algunos fueron destituidos— y con los religiosos, debido a que ocultaban partidas de arroz que no querían entregar. Por otra parte, las requisas produjeron malestar entre los indígenas, para motivar la sublevación de los de Cagayán debido al bajo precio que se les pagó. Este suceso llevó a Bustamante a intentar mejorar las comunicaciones interiores de Luzón, ya que hasta entonces el camino más rápido para llegar a las provincias de Cagayán, Pangasinán y la Pampanga era por mar. También, en orden a la defensa de las islas frente a las razias de los “moros” de Borneo, hay que citar la reocupación de la fortaleza de Zamboanga, en la isla de Mindanao, abandonada en 1662, en tiempos del gobernador Sabiniano Manrique de Lara (1653-1663), y la fortificación de la ensenada de Labo, en la isla de Paragua.

Con el fin de adquirir arroz fuera de las islas, algunos comerciantes ofrecieron traerlo a su costa desde Siam; sin embargo, Bustamante no lo autorizó, y optó por enviar una embajada oficial al frente de la cual puso a su sobrino Gregorio Alejandro de Bustamante y Bustillo. Fruto de este viaje, que tuvo lugar entre abril y agosto de 1718 y del que se cuenta con una relación escrita por Benito Carrasco Paniagua, sargento de uno de los dos navíos que la integraron, fue la firma de unas capitulaciones con el rey de Siam, por las cuales se concedía a los españoles un terreno para fundar una factoría, la autorización para construir barcos a un bajo coste y comprar libremente toda clase de productos para su venta en Manila o Nueva España; en compensación, los siameses gozarían de total exención de tributos en Manila. A pesar de ello, Bustamante fue acusado por sus enemigos de haber organizado en provecho propio tanto esta embajada comercial como otras que se realizaron posteriormente a Tonquín, Macao, Cantón, Madrás y Batavia.

Pero, sin duda, la acción que más enemigos creó a Bustamante fue la que tuvo por objetivo poner orden en la Real Hacienda, después de que una visita a las cajas reales de Manila revelara un desfalco de más de setenta mil pesos. Inmediatamente fue encarcelado el oidor José Torralba, gobernador interino antes de la llegada de Bustamante a las islas; a éste siguieron los oficiales reales y el contador de cuentas, Vicente de Lucea y Lecea, aunque éste logró escapar cuando era conducido a la fuerza de Santiago y refugiarse en la catedral. Los enemigos aumentaron cuando, para cobrar las cantidades que se adeudaban al erario, el gobernador decretó el embargo de los dos millones de pesos que llevaba el galeón en que él mismo había llegado, a la par que iniciaba plan de cobro de tributos atrasados y ahorro de gastos.

Todas estas actuaciones le ganaron la enemistad de los vecinos de Manila, quienes hicieron llegar a Madrid toda clase de acusaciones en su contra. Ante la falta de oidores —el único en libertad se acogió a sagrado disconforme con el proceder del gobernador—, éste se apoyó en Torralba, a quien excarceló. Es posible que fuese éste quien le incitara a mandar fuerzas que entraran en la catedral para rescatar los protocolos notariales que se había llevado consigo el escribano Antonio de Ocejo cuando se refugió en ella. El arzobispo Francisco de la Cuesta excomulgó a Bustamante, quien respondió con su encarcelamiento. Al día siguiente, 11 de octubre de 1719, se produjo el motín que costó la vida no sólo al gobernador sino también a su hijo mayor, el castellano de la fuerza de Santiago Carlos Manuel de Bustamante, quien había acudido en su ayuda. Excarcelado, el arzobispo se hizo cargo del gobierno interino de las islas hasta la llegada del nuevo gobernador Toribio José de Cosío y Campo, marqués de Torre Campo, quien tomó posesión el 6 de agosto de 1721. Ni por parte del arzobispo Cuesta —que al poco fue trasladado al obispado de Michoacán, en Nueva España— ni por el nuevo gobernador se hizo nada por descubrir a los culpables del asesinato.

 

Bibl.: C. Pajarón Parody, El gobierno en Filipinas de don Fernando Manuel de Bustamante y Bustillo (1717-1719), Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1964; J. Díaz de Villegas y de Bustamante (ed.), Una embajada española a Siam a principios del siglo xviii, Madrid, CSIC, 1967 (2.ª ed.).

 

Patricio Hidalgo Nuchera