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Juan Faustino Bruil y Olliarburu

Biografía

Bruil y Olliarburu, Juan Faustino. Zaragoza, 25.II.1810 – 21.III.1878. Político y financiero.

Juan Faustino Bruil, considerado el arquetipo genuino de la burguesía aragonesa del siglo xix, nació en Zaragoza en el seno de una familia de ascendencia francesa dedicada esencialmente al comercio. El patrimonio familiar había recibido un fuerte incremento con la compra de bienes nacionales emanados de la desamortización de Mendizábal, lo que sumado a la diversificación de sus negocios empresariales le convirtieron en el mayor contribuyente fiscal de Aragón en la década de 1860. Gracias a su preparación en asuntos económicos y a su visión de largo alcance, Zaragoza se convierte en una de las primeras ciudades españolas con banco por acciones, con la fundación en 1845 de la Caja de Descuentos Zaragozana, que a partir de 1856 se denominará Banco de Zaragoza, si bien convertido en banco de emisión, hasta 1874. Bruil simultaneaba su cargo de director con el de comisionado del Banco de San Fernando en Zaragoza.

Figura destacada de la vida económica, social y política zaragozana, Bruil pertenece a la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y dirige en 1859 un importante aunque fracasado proyecto de navegación por el Ebro, del mismo modo que forma parte del grupo de notables aragoneses que impulsan la creación del ferrocarril a Canfranc y Francia en 1853.

Amén de su presencia empresarial, Bruil fue un político progresista cuya actividad y cuyo dinamismo le convierten en una de las claves que explican el éxito de la revolución esparterista en Zaragoza. Tras los acontecimientos de la Vicalvarada madrileña, en la capital del Ebro se forma una Junta presidida por el propio general Espartero que amalgama y canaliza las aspiraciones de esa nueva burguesía revolucionaria.

Cuando el general marcha a Madrid para presidir de nuevo el Gobierno, Bruil le sustituye como presidente de la Junta. Más tarde, y como consecuencia de su periplo político, resultará electo diputado por Zaragoza en 1854, y será designado senador vitalicio en la legislatura 1858-1860 y elegido por Zaragoza en los años 1871, 1872 y 1876. Tras su paso por el Ministerio de Hacienda, será de nuevo investido como senador vitalicio en 1877.

Pero será sin duda alguna su efímera y controvertida actuación como ministro de Hacienda el cenit de su carrera política. Su nombramiento para suceder a Madoz tuvo lugar el 6 de junio de 1855, y se explica en parte por su fidelidad a Espartero, pero también por su gran capacidad emprendedora. El programa con el que afronta el desempeño de su responsabilidad pretende plantear una serie de medidas reformadoras que condujeran a la modernización económica de España, a lograr en la medida de lo posible el equilibrio presupuestario y la dinamización de distintos sectores, básicamente el financiero. Para ello adopta medidas como la creación de la Sección de Estadística en la Dirección General de Contribuciones, el nombramiento de una comisión para elaborar un proyecto de ley sobre el Tribunal de Cuentas del Reino o su progresista proyecto de reforma del Arancel de Aduanas.

Sin embargo, y pese a sus deseos de modificar la política presupuestaria, tuvo que aceptar una fórmula híbrida y gradualista entre su intención de aumentar los viejos impuestos y reintroducir parcialmente al menos los consumos y una propuesta de nuevos empréstitos para el pago de las fincas desamortizadas. La oposición de los sectores más revolucionarios y contrarios al restablecimiento de los impuestos de puertas y consumos le condujo a la dimisión. La polémica sobre los tributos ocultaba en realidad el problema de la escisión esparterista entre los más puros del Centro Progresista y los futuros unionistas, más eclécticos y partidarios del principio de autoridad, con los que estaba de acuerdo Bruil.

Pero son sobre todo sus medidas financieras las que le otorgan un lugar de privilegio en la historia financiera de España. Sus leyes de creación de bancos de emisión y de sociedades de crédito, promulgadas el 26 de enero de 1856, suponen, en palabras de Nadal, el más importante esfuerzo de movilización de caudales dispersos y anónimos de la España del siglo xix, y un claro ejemplo de aplicación de los principios librecambistas.

Ello a pesar de la polémica mantenida con Ramón de Santillán, a la sazón director del Banco de San Fernando, por los contenidos de la primera de las citadas leyes, que eliminaba el monopolio de emisión del Banco de San Fernando y preparaba el camino hacia un modelo de banca privada que apuntalara el futuro desarrollo económico regional español.

La segunda de las disposiciones definía a las sociedades de crédito como bancos de negocios dedicados a la inversión, y fue preparada ad hoc para reconocer a tres importantes entidades francesas que habían aportado sus capitales para financiar infraestructuras en España: los Péreire, los Rothschild y Alfred Prost y sus socios, los hermanos Guilhou.

Tras su paso por el Ministerio, Bruil regresa a Zaragoza para convertir la Caja de Descuentos en Banco de Zaragoza, del que sigue siendo director. Su brillante gestión le permite superar la crisis financiera de 1866 y la política de 1868. El banco realizó emisiones monetarias hasta que en 1874, al conceder el Gobierno el monopolio de emisión al Banco de España, desapareció para renacer en 1875 como Banco de Crédito de Zaragoza. La evolución política de Brasil le condujo a la Unión Liberal, en cuyo seno cabían las aspiraciones reformistas de los partidarios de un liberalismo más moderno.

 

Obras de ~: Discurso pronunciado en la Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduanas el 8 de enero de 1860, Zaragoza, Agustín Peiró, 1860.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, exp. personal, sign. HIS-0013-08.

M. Baselga, Sesión pública y solemne celebrada en la Real y Excelentísima Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País en memoria del Excmo. Sr. D. Juan Bruil y Olliarburu, Zaragoza, Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, 1927; J. Blasco Ijazo, Aragoneses que fueron ministros, Zaragoza, La Cadiera, 1969; J. A. Biescas Ferrer, “Bruil”, en Gran Enciclopedia Aragonesa, t. II, Zaragoza, GEA, 1980- 1982, pág. 507; E. Fernández Clemente, “Juan Faustino Bruil y la Hacienda española durante el Bienio Progresista”, en M. Artola y L. M. Bilbao (dirs.), Estudios de Hacienda: de Ensenada a Mon, Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1984, págs. 175-191; P. Tedde de Lorca, El Banco de San Fernando (1829-1856), Madrid, Banco de España, Alianza Editorial, [1999]; J. L. Sampedro Escolar y F. Alós Merry Val, Ministros de Hacienda y de Economía. De 1700 a 2005. Tres siglos de Historia, Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda, 2005.

 

Luis Blanco Domingo

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