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Ángel Rodríguez de Quijano y Arroquia

Biografía

Rodríguez de Quijano y Arroquia, Ángel. La Carolina (Jaén), 26.V.1820 – Madrid, 16.VI.1902. Ingeniero militar.

Ingresó en la Academia Especial de Ingenieros, procedente de la clase de paisano en 1838. Al año siguiente fue nombrado subteniente alumno hasta que fue promovido a teniente en 1842. Su preferencia por las matemáticas era notable desde su ingreso en la Academia; en el último curso de la misma fue nombrado ayudante profesor. En 1843, hallándose en la defensa de la casa-fuerte de Guadalajara, obtuvo el grado de capitán de Infantería.

El joven oficial tuvo una dedicación a la enseñanza y al estudio palpable tras presentar una cartilla para la enseñanza del Dibujo Topográfico de pluma, aprobada para la Academia; junto a una memoria sobre la reflexión de las imágenes aplicadas a un desenfilador de trincheras, publicada en el Memorial de Cuerpos.

En 1845 ascendió a capitán de Ingenieros, siendo nombrado profesor de la Academia. En esta etapa, además de estar encargado de la contabilidad, fue nombrado para distintas comisiones en el extranjero, redactando junto al capitán Antonio Sánchez Barrios, una serie de memorias y cartillas de signos convencionales, siendo publicados estos trabajos en el Memorial de Ingenieros.

En su destino como profesor, obtuvo el grado de 2.º comandante de Infantería. En 1849 al presentar una memoria titulada Complemento de la Geometría descriptiva o planos acotados, le fue concedida la Cruz Supernumeraria de Carlos III. Posteriormente ascendía al empleo de 2.º comandante de Infantería.

Al finalizar la década de 1850, en ese contexto del reinado de Isabel II, en la búsqueda de un prestigio internacional, se organizaron distintas expediciones, incluyéndose la llamada africana con el simbolismo de la conquista de Tetuán por las tropas españolas.

Marruecos fue el escenario de la actuación exterior más importante y popular llevada a cabo durante los años de gobierno de los unionistas de O’Donnell.

Esta guerra contra los marroquíes desató una inmediata oledada de patriotismo. Rodríguez Quijano fue destinado en 1860 al Ejército de Operaciones de África como comandante de Ingenieros del 2.º Cuerpo, en la plaza de Tetuán. En este año fue promovido a teniente coronel de Ingenieros.

El regreso a la Península le atrajo una nueva etapa en su vida, al ser destinado a Navarra, en concreto a la Dirección Subinspección de Ingenieros. Sus distintos proyectos de mejora de la ciudad, con el correspondiente ensanche para la población, le valieron honorables calificaciones del capitán general del distrito, aludiendo a Rodríguez de Quijano como un gran profesional en el desempeño de su trabajo y de grandes conocimientos científicos y militares. Críticas tan favorables influyeron muy positivamente al ser nombrado seguidamente vocal de la Junta Superior Facultativa.

En 1864 fue promovido a coronel de Ingenieros.

El final del reinado isabelino se aproximaba, con el conocido ataque al cuartel de San Gil, provocó una decidida y satisfactoria actuación del coronel Rodríguez de Quijano, siendo promovido para el empleo de brigadier.

En vísperas del sexenio obtuvo, en el concurso del Cuerpo de Ingenieros, la Medalla de Oro por su memoria La fortificación en 1867. Además fue nombrado en abril de 1868 jefe del Museo de Ingenieros.

A lo largo de los años posteriores, tras el derrocamiento de Isabel II, se sucedieron en España una serie de procesos: nueva Constitución, nueva dinastía y Primera República con sus diversas fórmulas. Un fondo inestable, que si bien dejó sus posos y precedentes, no halló la fórmula adecuada y conforme al funcionamiento de las distintas internas del país. Son los años en que Rodríguez de Quijano publicó una serie de artículos sobre las escalas gráficas, reconocimientos sobre su obra titulada La guerra y la geología, con clara referencia a la guerra franco-prusiana del momento. En 1872 fue propuesto al ingeniero general por el presidente de la Comisión española para la Exposición Universal de Viena, en la cual se obtuvieron distintas medallas. Todo un referente a la exposición realizada en Madrid en el mismo año, donde recibió sus elogios por la creación de sus torres defensivas para la ciudad de Ceuta. Al año siguiente fue nombrado comandante de Ingenieros del 1.er Cuerpo, siendo destinado al 3.er Regimiento de Ingenieros, de nueva creación, pero en el que no llegó a causar alta por haber sido promovido a brigadier del Cuerpo con destino en la Dirección-Subinspección en Navarra.

En 1874 en el conflicto carlista destacó por su actuación en Oteiza, al poder contener al enemigo y lograr poner en línea a una de las brigadas. Ello tras emitir un informe muy favorable el general Moriones, motivó la concesión de la Cruz Roja de 3.ª Clase del Mérito Militar. Posteriormente cesó en el cargo de comandante de Ingenieros, con motivo de la nueva organización dada al Ejército por el duque de la Torre.

A finales de 1874 muchos españoles estaban decepcionados con la experiencia de los años de la Monarquía de Amadeo I y de la Primera República. En consecuencia, los distintos sectores sociales demandaban estabilidad, orden y paz. Tras el golpe de Martínez Campos, Cánovas del Castillo y la Monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, marcaban una nueva etapa. Cánovas pasó a convertirse en el verdadero creador del sistema político que funcionaría de manera inalterable durante toda la Restauración.

En 1875, Rodríguez de Quijano concurrió a las distintas operaciones para liberar el sitio de Pamplona, en recompensa obtuvo la Gran Cruz Roja del Mérito Militar y fue nombrado comandante general de Ingenieros interino, siendo destinado a la Junta Superior Facultativa del Cuerpo. En este mismo año se le concedió el empleo de brigadier. En los años siguientes, su intensa labor le llevó a participar en diversas comisiones, como la defensa y fortificación de las provincias de Vascongadas, Navarra y Aragón.

En 1881 fue promovido al empleo de mariscal de campo, quedando en situación de cuartel en Madrid.

Seguidamente fue nombrado vocal de la Junta Superior Consultiva de Guerra. Como último exponente de su gran trayectoria profesional estuvo la concesión en 1900 de la Gran Cruz de Carlos III. Falleció en Madrid el 16 de junio de 1902.

 

Obras de ~: La fortificación en 1867, Madrid, Imp. del Memorial de Ingenieros, 1868; Tratado sobre las escalas gráficas en general y sus aplicaciones al dibujo geométrico, Madrid, Imp. del Memorial de Ingenieros, 1869; La guerra y la geología, Madrid, Imp. del Memorial de Ingenieros, 1871; El terreno, los hombre y las armas y la guerra: disquisiciones, Madrid, Julián Palacios, 1892.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. 1600R.

E. Martínez, “El General Rodríguez de Quijano y Arroquia”, en Revista de Geografía (Barcelona), vol. XXIII (1869); J. Almirante, Bibliografía Militar de España, Madrid, M. Tello, 1876; J. de la Llave García, Lecciones de Fortificación explicadas en la Escuela Superior de Guerra, Madrid, Imprenta del Memorial de Ingenieros, 1898; VV. AA., Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Madrid, Est. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1911, 2 vols.; M. Alonso Baquer, Aportación Militar a la Cartografía, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1972; J. Arencibia de Torres, Diccionario Biográfico de Literatos, Científicos y Artistas Militares Españoles, Madrid, Ed. E y P Libros Antiguos, 2001 (col. Heráldica Perseverante de Borgoña); P. González de Pola de la Granja, “El general Ángel Rodríguez de Quijano y Arroquia. La pasión por la Geografía militar”, en M. Cuesta Domingo y M. Alonso Baquer (coords.), Militares y marinos en la Real Sociedad Geográfica, Madrid, Mariano Cuesta Domingo, 2005, págs. 61-78.

 

Javier Ramiro de la Mata

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