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Juan de la Cerda

Biografía

Cerda, Juan de la. Duque de Medinaceli (II). El Puerto de Santa María (Cádiz), 1485 – Cogolludo (Guadalajara), 20.I.1544. Militar, prócer.

Hijo de Luis de la Cerda, I duque de Medinaceli y I conde de El Puerto, fallecido el 25 de noviembre de 1501, y de Catalina Vique de Orejón de El Puerto de Santa María. Habiendo muerto Leonor, su hija legítima nacida de su segundo matrimonio con Ana de Aragón y de Navarra, hija del príncipe de Viana y que había casado con el I marqués del Cenete, a Luis de la Cerda le preocupaba en gran manera su sucesión. Fue entonces cuando contrajo matrimonio con Catalina y reconoció por heredero universal a Juan.

El proceso de legitimación de Juan de la Cerda, mediante el tercer matrimonio de su padre, que implicaba por sí mismo la sucesión en el mayorazgo, fue un proceso complejo que requirió la emisión de un dictamen por una comisión de teólogos y juristas de Alcalá de Henares y del apoyo decidido de los Reyes Católicos. Para conseguir este apoyo, el I duque de Medinaceli hubo de comprometer en matrimonio a su hijo Juan con Mencía Manuel de Portugal, nieta del primer duque de Braganza, dama y prima segunda de la reina Isabel. Era un matrimonio que interesaba especialmente a la Reina Católica, pues anteriormente había pretendido que dicha señora casara con el propio I duque de Medinaceli, pretensión que éste, casi sexagenario, rechazó alegando que “estava más para el otro mundo que para éste”. Antes de fallecer, el I duque de Medinaceli se ocupó de que Juan de la Cerda recibiera pleito-homenaje de cada una de las poblaciones de sus estados. A su muerte, en noviembre de 1501, el apoyo de los Reyes Católicos para que la sucesión se realizara como estaba previsto fue decisivo, en primer lugar ordenando a los oficiales de los estados de la Casa que los defendieran frente al cerco militar a que los había sometido el hermano menor del I duque de Medinaceli, Íñigo López de Mendoza, señor de Miedes, apoyado por el duque del Infantado y, en segundo lugar, por la inmediata dispensa a Juan de la Cerda de su minoridad para que, con apenas dieciséis años, pudiera administrar el mayorazgo. Era señor de las villas de Cogolludo, Derza, Enciso, Luzón y Cihuela (denominada entonces Ciguela) y conde de El Puerto de Santa María.

Como se había comprometido con su padre, dirimió el pleito sobre Huelva, que por sentencia del rey Fernando en Toro el 30 de enero de 1505 quedó perpetuamente en la casa de los Guzmanes, a cambio de 10 cuentos de maravedís, que habían de entregar al duque de Medinaceli, puestos en su villa de El Puerto de Santamaría.

El duque participó con ochenta lanzas en la conquista de Navarra y fue miembro del Consejo Real.

Carlos V le escribió pidiéndole que durante su ausencia prestara todo su apoyo a los gobernadores junto con el cardenal de Tortosa que, posteriormente, sería Adriano VI, y al almirante y condestable de Castilla, que les ayudara a la mejor administración de justicia y a que hubiera paz en los reinos, así como que ayudara en todo lo que fuera necesario a la reina Juana.

Fueron aquellos tiempos difíciles en Castilla. Los comuneros, que acudieron a Tordesillas para ampararse y pedir ayuda a la reina Juana, sembraban inquietud y división. El duque de Medinaceli siempre sirvió con fidelidad a Carlos V y éste le favoreció con el título de marqués de Cogolludo, exclusivo para los primogénitos de su casa.

El II duque de Medinaceli destacó por su labor de mecenazgo, especialmente en el campo de la arquitectura religiosa. Fundó en su condado de El Puerto de Santa María el suntuoso Monasterio de la Victoria para la recién creada Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, con el propósito, posteriormente descartado, de convertirlo en panteón de su Casa, pues las relaciones con los frailes del panteón tradicional, el Monasterio de Santa María de Huerta, se habían deteriorado mucho al haber apoyado durante el conflicto sucesorio a Íñigo López de Mendoza. Juan de la Cerda favoreció especialmente a los franciscanos observantes, fundando dos monasterios masculinos, uno en el Puerto de Santa María y otro en Medinaceli, este último con cátedras de Gramática y Teología y uno femenino, el convento de Santa Isabel en Medinaceli, para las hermanas Clarisas.

Su esposa, Mencía, murió el 9 de agosto del año 1504 de sobreparto, dejando a sus hijos Luis, Gastón e Isabel. A los veintiséis años, habiendo estado viudo siete años, contrajo segundas nupcias con María de Silva y Toledo, hija del tercer conde de Cifuentes, uno de los grandes personajes de aquel siglo. Estuvo casado treinta años con ella y tuvieron cuatro hijos: Juan; Catalina, casada con Lorenzo Suárez de Mendoza; Luisa, y Fernando.

El II duque de Medinaceli murió en el Palacio de Cogolludo el 20 de enero de 1544 y pidió se le llevara a sepultar al Monasterio de Santa María de la Huerta, pocos meses después, el 16 de agosto, en Cifuentes murió su segunda esposa que fue sepultada junto a él.

La sucesión del II duque de Medinaceli fue tan complicada como la de su padre y enfrentó, a raíz de la muerte de don Luis, marqués de Cogolludo, al regreso de la Jornada de Túnez en 1536, a dos hermanastros.

El conflicto sucesorio terminó con un curioso concierto ratificado por el Emperador, según el cual el hijo del primer matrimonio, Gastón de la Cerda, profeso de la Orden de los jerónimos, recibiría los estados de la Casa de forma vitalicia, titulándose duque de Medinaceli, pero a su muerte, le sucedería el primogénito del segundo matrimonio, Juan de la Cerda, quien en vida de su hermanastro se titularía marqués de Cogolludo, como sucesor de la Casa.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli.

G. Argote de Molina, Nobleza de Andalucía, Sevilla, 1588; F. Fernández de Bethencourt, Historia genealógica y Heráldica de la Monarquía Española, Casa Real y Grandes de España, t. V, Madrid, 1904, págs. 227-233; M. Artola Gallego (dir.), Enciclopedia de Historia de España. Diccionario biográfico, vol. IV, Madrid, Alianza Editorial, 1991; A. Sánchez González, “Don Juan de la Cerda, un portuense al frente de la casa de Medinaceli”, en Revista de Historia de El Puerto, n.º 29 (2002), págs. 11-41.

 

Micaela Val dés Ozores