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Francisco Orlando y Fernández del Torco

Biografía

Orlando y Fernández del Torco, Francisco. Conde de la Romera (I). Puerto Real (Cádiz), 5.XI.1805 – ?, 1868 post. Político, abogado y funcionario.

Nacido en el seno de una familia relacionada con la Armada, pues su padre fue contador de fragata, entró a servir en el Ejército, obteniendo el grado de subteniente de Artillería, para posteriormente realizar estudios universitarios y licenciarse en Derecho.

Protegido por el marqués de Zambrano, ministro de la Guerra (1825-1832) y familiar suyo, tras una fugaz incursión en la diplomacia como cónsul de España en la isla de Madeira (1824) y El Havre (1825), fue nombrado comisario de Guerra de 1.ª Clase, ascendiendo en 1828 a pagador general del Ejército y en 1832 a interventor general del Ejército. Desde abril de 1835 ejerció como director del Real Conservatorio de Artes, hasta que en octubre de 1837 fue designado intendente general militar, cargo en el que cesó en diciembre de 1838.

Con la implantación del liberalismo, se integró en el Partido Moderado, dentro de la corriente próxima al todopoderoso general Narváez. Se convirtió en uno de sus partidarios más leales y resultó elegido diputado en Cortes por la circunscripción de Almería en 1844, permaneciendo en el escaño hasta 1846.

Por lo visto, precisamente gracias a su cercanía al duque de Valencia, la carrera política-administrativa de Orlando se catapultó, ocupando la cartera de Hacienda del Gabinete presidido por aquél el 16 de marzo de 1846. Una de sus primeras medidas consistió en restablecer la condición temporal que había hecho obligatorios los encabezamientos de los pueblos, suprimida por su antecesor en el cargo, Peña Aguayo, lo que hubiese supuesto una merma considerable en los ingresos del Estado. Sin embargo, el Gobierno Narváez tuvo una existencia efímera, puesto que sólo veinte días después de su formación el Gabinete en pleno presentó su dimisión, motivada por las desavenencias internas surgidas como consecuencia de la Ley de Bolsa que pretendía restringir la especulación, redactada por el Consejo Real con una enorme precipitación, mostrándose en desacuerdo con la misma los ministros general Narváez (presidente del Consejo y ministro de la Guerra y Estado), Javier de Burgos (Gobernación) y el propio Orlando, por considerarla demasiado restrictiva, frente a los votos favorables del general Pezuela (Marina) y Pedro Egaña (Gracia y Justicia).

El 4 de octubre de 1847 volvió a ocupar la cartera de Hacienda en un nuevo Gabinete Narváez, habiendo obtenido en el intervalo de cesantía en la jefatura de este Ministerio el título nobiliario de conde de la Romera (enero de 1847) y el nombramiento de senador vitalicio (marzo de 1847). En cuanto a su segunda labor ministerial, nada más tomar posesión suspendió la ejecución de un decreto de arreglo del sistema monetario promulgado por José Salamanca, su antecesor en el cargo, así como los decretos de venta de bienes de Beneficencia, de Propios y del Estado, y restableció los derechos de puertas y la atribución de cajero del Gobierno que el Banco de San Fernando había disfrutado, lo cual significó la obligación por parte de esta entidad de aceptar créditos dudosos provenientes del Banco de Isabel II.

Pero, el 24 de diciembre dimitió, sin haber cumplido noventa días en el Ministerio, sustituyéndolo Manuel Bertrán de Lis, a quien curiosamente apenas seis meses después, el 15 de junio de 1848, el propio Orlando reemplazó, dada la oposición frontal del Gabinete Narváez a las medidas propuestas por Bertrán de Lis para hacer frente a la crisis financiera de 1848, viéndose obligado a dimitir; en este crítico momento, el conde de la Romera inmediatamente dispuso el pago forzoso de cien millones de reales por parte de los contribuyentes como anticipo a los impuestos que debían abonar, aunque bajo la fórmula de un préstamo a devolver, con un seis por ciento de interés y en el plazo de un año, al mismo tiempo que se exigió a los empleados públicos como donativo forzoso no reintegrable una mensualidad de sus sueldos. No obstante, al descubrirse una sustracción de fondos en el Banco de San Fernando, siendo encarcelados sus más altos directivos, el crédito con el que se respaldaba la emisión de billetes del mismo debió suspenderse, a la par que Orlando no tuvo más remedio que suprimirle el encargo de cajero del Gobierno, lo que suponía un duro golpe para la continuación de la mencionada entidad. Ante estas circunstancias adversas, se vio obligado a dimitir como ministro de Hacienda el 11 de agosto, sólo dos meses después de su nombramiento, siendo sustituido por el ilustre hacendista Alejandro Mon, a quien se consideró más capacitado para solventar la crisis económica.

A continuación, se reincorporó a su escaño en la Cámara Alta, el cual ocupó hasta la caída de Isabel II en 1868. Desarrolló una ingente labor parlamentaria como miembro de varias comisiones de carácter económico-fiscal. Además, en 1849 fue nombrado consejero real.

Estuvo casado con Carmen Chaix y Tomasí y, en segundas, con Encarnación Ibarrola y Mollinero. Sólo tuvo descendencia de este segundo matrimonio, fruto del cual nació una única hija: María Jacinta Orlando e Ibarrola que sucedió en la merced nobiliaria.

 

Bibl.: J. Valera, Historia General de España desde los tiempos primitivos hasta la muerte de Fernando VII continuada desde dicha fecha hasta nuestros días por don Juan Valera con la colaboración de don Andrés Borrego y don Antonio Pirala, t. VI, Barcelona, Montaner y Simón, 1882, págs. 493 y 517; A. Rull Sabater, Diccionario sucinto de ministros de Hacienda (siglos xix y xx), Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1991, págs. 131-132; A. Moliner Prada, Lesseps y los políticos españoles (el informe de 1848), Alicante, Diputación Provincial, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1993, pág. 59; R. Santillán, Memorias (1808-1856), Madrid, Banco de España, 1996, págs. 299-300 y 318-324; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998, págs. 702-705; J. R. Urquijo Goitia, Gobiernos y ministros españoles (1808-2000), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2001, pág. 282; J. L. Sampedro Escolar y F. Alós Merry Val, Ministros de Hacienda y de Economía. De 1700 a 2005. Tres siglos de historia, Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda, 2005.

 

Francisco Miguel Espino Jiménez

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