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Miguel de Hermosilla y Vizcairrondo

Biografía

Hermosilla y Vizcairrondo (o Vizcarrondo), Miguel de. ?, s. m. s. XVIII – ?, p. t. s. XVIII. Teniente coronel e ingeniero en segundo.

Era hijo del teniente coronel de artillería José Hermosilla y de Francisca Vizcarrondo. Fue nombrado subteniente de Ingenieros por promoción el 12 de julio de 1765.

A comienzos de 1779 destinaba S. M. al marqués de la Cañada, teniente general de los Reales Ejércitos, Joaquín José Ibáñez Cuevas, para el mando político y militar de Canarias. Al incorporarse, llevó consigo varios oficiales de las armas de Infantería, Artillería e Ingenieros. A su llegada a Santa Cruz de Tenerife, residencia de la capitanía general, ordenaba al ingeniero comandante de esa provincia, ingeniero en segundo, Andrés Amat de Tortosa, destinase uno de sus subalternos a la isla de Gran Canaria a fin de que atendiese a cuanto se ofreciera en ella para su defensa. En cumplimiento de la citada orden, según un oficio de 5 de octubre de 1779, Amat comunicaba a Hermosilla, destinado en esa isla de Tenerife, su designación (a Gran Canaria) para que “[…] practicara un reconocimiento de todos los castillos, baterías y demás fortificaciones de la expresada isla”. En el informe debía detallar el estado en el que se encontraban, artillería existente, cuarteles, etc. Hermosilla había sido ascendido a capitán e ingeniero ordinario el 3 de mayo de 1779, permaneció en Gran Canaria desde octubre de ese año, al 5 de enero de 1785.

Consecuente con lo ordenado por Amat, redactaba Hermosilla un voluminoso informe, denominado Descripción topográfica y militar de Gran Canaria y firmado en 1785. En su prólogo hace constar que “dedicó mucho tiempo a estudiar la isla, así como los distintos pareceres que sobre su fortificación expusieron Leonardo Turriano Ingeniero Maior del Reyno de Portugal; Tiburcio Spanochi, Comendador e Ingeniero Maior de S.M. y el Capitán de Ingenieros Próspero Casola, […] que vino á Canarias en 1587 donde se avecindó, fue regidor perpetuo y murió”.

Continuaba en el prólogo describiendo la isla, mencionando sus montes, árboles, pesca, agricultura, y producción. Refiriéndose a sus playas, señalaba: “[…] con fáciles playas para surgir y dos Puertos que despues de los de las islas de Lanzarote y la Gomera, otra alguna los tiene iguales ni tan buenos, con la proporcion de que el Arte puede hacerlos mejores […]”.

Más adelante, seguía la Descripción Topográfica… dedicando el capítulo II a su situación, frutos, terrenos, poblaciones y número de habitantes y a la “observación sobre las fábricas é Industrias de sus naturales”. El capítulo III, a “Propios y Arbitrios de la Ysla”; el capítulo IV a “Idea ó Descripción de los Puertos, Caletas, Playas y Surgideros abtos para Desembarcar”, con la que termina la primera parte. Finalmente, el Capítulo V está dedicado a “Noticia de las Fortificaciones de la Ysla: tiempo en que se construyeron: estado en que hoy se hallan y como estan municionadas y guarnecidas”.

A lo largo de su estancia en Gran Canaria realizaba, además de su extenso informe, un elevado número de planos, mapas, proyectos y construcción de fortificaciones: el Plan de la Torre de Gando, planos y cálculo del costo que asciende cada cosa, al respecto, se dice: “A cuatro leguas (del reducto o torre de San Pedro Mártir, conocido popularmente como Castillo de San Cristóbal) la Torre de Gando para defender el célebre puerto del mismo nombre, y a 6 leguas la Casa Fuerte del Romeral para resguardar la gran playa de las salinas…”; un Presupuesto para la restauración del Reducto o Fuerte de San Felipe (1789), situado en la punta de la colina de Santa Catalina, que en 1780 realizara Don …, Ingeniero Comandante de Gran Canaria; la Batería de Punta del Buen Aire, que Hermosilla, al estar muy deteriorada, no reparó, prefiriendo variar su emplazamiento, colocándola en la punta del Arrecife, en el puerto del Confital, dándole una planta circular, con foso. Asimismo, llevó a cabo la construcción del castillo de Santa Catalina hacia 1789.

También elaboraba un Plan de defensa de la Ysla de Canaria por D. Miguel de Hermosilla, proponiendo la fabricación de baterías con capacidad para cuatro o seis cañones, en diversos puertos de la isla.

En 1790 estaba destinado en la Dirección de Ingenieros de Madrid, cuando se produjo un gran incendio en la noche del 16 agosto. A las 11:00 horas se inició el fuego en el portal de Paños entre el arco de Cuchilleros y el arco de Toledo. Carlos IV llamaba a las tropas del Ejército de guarnición de Madrid para que acudieran a sofocar el incendio, quedando al mando de las mismas el ingeniero en segundo, teniente coronel Miguel de Hermosilla y Vizcarrondo, del Real Cuerpo de Ingenieros, y nombrando expresamente para su dirección a Francisco Sabatini, “Director y Comandante del Ramo de Caminos, Puentes, Edificios de Arquitectura Civil, y Canales de Riego y Navegación”.

Hermosilla había adquirido también fama de consumado arquitecto, pues había impresionado su bello proyecto neoclásico para construir una iglesia en el Puerto de la Luz que reemplazase a la vieja ermita. Teniendo en cuenta su notoriedad, el cabildo de la catedral de Santa Ana de Las Palmas, acordaba encargarle oficialmente el proyectar las obras para la conclusión del templo, con fecha de 1 de diciembre de 1780. El 9 de mayo de 1781 el ingeniero hacía entrega del proyecto al obispo fray Joaquín de Herrera y al cabildo eclesiástico. Sin embargo, este último, después de alabar el proyecto, finalmente no lo aprobaba, por lo que Hermosilla, después de ridiculizar las ideas del citado cabildo, se desentendía por completo del encargo.

Era Caballero de la Orden de Santiago.

 

Obras de ~: Descripción topográfica, político y militar de la Isla de Gran Canaria, [copia de Agustín Millares Torres, 1877], fol. 66 r/v, en Archivo El Museo Canario; Plan de defensa de la Ysla de Canaria, por D. Miguel de Hermosilla, mss., 8 de junio de 1780.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de Simancas, exps. pers.

C. Frag González, “Los Ingenieros Militares y su obra arquitectónica: Andrés Amat de Tortosa”, en X Coloquio de historia canario – americano, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1992, págs. 924-941; A. Rumeu de Armas, “Diego Nicolás Eduardo, arquitecto de la catedral de las Palmas”, en Anuario de Estudios Históricos, 39 (1993), págs. 291-372; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; V. de Cadenas y Vicent y E. de Cárdenas Piera, Caballeros de la Orden de Santiago, siglo XVIII: Años 1789 a 1799, t. VII, Madrid, Hidalguía, 1995; J. M. Pinto de la Rosa, Apuntes para la Historia de las Antiguas Fortificaciones de Canarias, Madrid, Tabapress - Museo Militar Regional de Canarias, 1996; J. Núñez Sal, “Estudios previos para la reconstrucción de la Casa-Fuerte de Santa Cruz del Romeral”, en F. Bores (coord.), Actas del Segundo Congreso Nacional de Historia de la construcción : A Coruña, 22-24 de octubre de 1998, La Coruña, Universidad, 1998; H. Capel, “Los Ingenieros Militares y su actuación en Canarias”, en Actuación de los Ingenieros Militares en Canarias, siglos XVI al XX, Santa Cruz de Tenerife, Centro de Historia y Cultura de la Zona Militar de Canarias - Universidad de La Laguna, 2001, págs. 13-54; R. Rodríguez y Rodríguez-Matos y A. Barry Gómez, “El cortijo y los llanos de Juan Grande. Noticias para su Historia”, en XVII Coloquio de Historia Canario-Americana. V Centenario de la muerte de Cristóbal Colón, Las Palmas de Gran Canaria, Cabildo Insular de Gran Canaria, 2008, págs. 1031-1046; B. Valcarce, “Un maremoto pudo generar las dunas de Maspalomas”, en Historia de Castillo del Romeral, 7 de febrero de 2011 [en línea], disponible en http://historiacastilloromeral.blogspot.com/2011/02/un-maremoto-pudo-generar-las-dunas-de.html; S. Olmo Canales, “Cañones y restos hundidos en la costa de Castillo del Romeral. (1ª Parte)”, en Historia de Castillo del Romeral, 24 de febrero de 2011 [en línea], disponible en http://historiacastilloromeral.blogspot.com/2011/02/canones-y-restos-hundidos-en-la-costa.html; J. Onrubia Pintado y M.ª del C. González Marrero, “Las torres realengas castellanas de Gran Canaria y Berbería de Poniente (1478-1500): arqueología de una frontera, fronteras de la Arqueología”, en Vegueta: Anuario de la Facultad de Geografía e Historia, 18 (2018), págs. 167-208.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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