Fernández de Velasco Guzmán, Juana. Duquesa consorte de Gandía (VI). ?, s. XVI – Madrid, 29.IX.1627. Camarera Mayor de la Reina Isabel de Borbón.
Hija del Condestable de Castilla y IV duque de Frías, Íñigo Fernández de Velasco, y de Ana de Guzmán y Aragón, se desconoce la fecha exacta de su nacimiento. En 1572 contrajo matrimonio con Francisco Tomás de Borja Centelles, marqués de Lombay y futuro VI duque de Gandía, con quien tuvo diez hijos. El mayor de ellos, Carlos Francisco Borja Centelles, VII duque de Gandía desde 1595, se convertiría años después en Mayordomo Mayor de Isabel de Borbón hasta su fallecimiento (1630-1632). La anciana duquesa estaba además emparentada con el futuro conde-duque de Olivares pues era tía materna de su esposa la condesa de Olivares, parentesco al que se añadía Baltasar de Zúñiga, tío del valido y figura clave en los inicios del reinado de Felipe IV, de quien era su cuñada.
En 1588 Felipe II eligió a Juana de Velasco para que ejerciese como Camarera Mayor de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. Con este nombramiento, la duquesa continuaba con la larga tradición que la familia Borja tenía al servicio de las Casas Reales. Así, la primera marquesa de Lombay, Leonor de Castro, desempeñó el mismo oficio al servicio de la emperatriz Isabel de Portugal, mientras que su marido, Francisco de Borja -el futuro santo-, ejercería como su Caballerizo Mayor. Tras la llegada a Madrid en 1598 de la reina Margarita de Austria, flamante esposa de Felipe III, la duquesa de Gandía pasó a su servicio. No obstante, su presencia supuso una amenaza para el duque de Lerma, privado del monarca, motivo por el cual, el 4 de diciembre de 1599, fue relevada de su oficio y sustituida por la esposa de Lerma, Catalina de la Cerda. Cuatro años antes, en 1595, falleció su marido, el duque de Gandía, momento a partir del cual, la duquesa se ocupó del manejo de los asuntos económicos de su Casa, algo en lo que tenía experiencia previa, pues de ello se había encargado durante las ausencias de su marido en años precedentes.
La duquesa de Gandía, con una edad ya avanzada, regresó a la corte con el acceso al trono de Felipe IV en 1621, quien la restituyó en su oficio como máxima responsable femenina de la Casa de la reina Isabel de Borbón, que desempeñaría hasta su muerte. Su restablecimiento en el cargo se explica por los intentos que el nuevo gobierno -encabezado por Baltasar de Zúñiga y su sobrino Olivares- mostraron por emular el buen hacer del monarca Felipe II, restituyendo a todos aquellos apartados del poder por decisión de Lerma, figura ahora denostada. Desde su posición recuperada, Juana continuaría con su política de favorecer a sus familiares más cercanos: su nieta Juana de Borja ingresó como menina de la reina hasta que el 2 de diciembre 1626 salió del palacio para casarse; y su primogénito, Carlos Francisco de Borja, VII duque de Gandía, ejercería de Mayordomo Mayor de la Reina entre 1630 y 1632.
A partir de 1621, Juana de Velasco sería objetivo de los embajadores y nuncios que pululaban por la corte de Madrid, pues su cercanía a la soberana la convertía en un centro de información de primera mano. Las fuentes conservadas en archivos permiten constatar al menos el interés que mostraron los representantes del Gran Duque de Toscana y del duque de Saboya. Además de ser la encargada de trasmitir en nombre de los embajadores las felicitaciones por el nacimiento de los hijos que los monarcas tuvieron a lo largo de estos años, sabemos que la duquesa de Gandía mantuvo una correspondencia directa con algunos gobernantes, como fue el caso de la Gran Duquesa de Toscana Cristina de Lorena y de su nuera la archiduquesa María Magdalena de Austria, ambas regentes del Gran Ducado entre 1621 y 1628. Esta relación comenzó en 1612, un año después de la muerte de la reina Margarita de Austria -a la que Juana había servido brevemente-, presentándose como fiel servidora de su hermana María Magdalena. La duquesa de Gandía extendió su relación epistolar a la corte de Roma, enviando numerosas cartas a distintos cardenales y pontífices, entre ellos el papa Gregorio XV o Clemente VIII, y el cardenal Ludovisi desde las primeras décadas del siglo XVII. Uno de sus objetivos fue la solicitud de mercedes para sus familiares; especialmente buscó favorecer los intereses de su hijo Gaspar, el cardenal Borja. Pocos meses antes de morir, el nuncio apostólico informaba preocupado de la enfermedad de la duquesa “molto affettionata alle cose di Roma […] l'età è molto considerabile e col il male che tiene se n espera poco beneˮ.
La duquesa de Gandía falleció en octubre de 1627 desempeñando su oficio de Camarera Mayor. Isabel de Borbón nunca olvidaría el servicio prestado, pues muchos años después, cuando se encontraba asumiendo el gobierno de la Monarquía Hispánica durante la ausencia de Felipe IV, la reina escribió una carta al cardenal Borja en la que manifestaba la estimación que tenía de él no solo por sus propios méritos, sino sobre todo por ser hijo de su antigua y fiel servidora.
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Alejandra Franganillo Álvarez
