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Fernando Pérez de Traba

Biografía

Pérez de Traba, Fernando. Conde de Trastámara y Traba. Galicia, c. 1090 – Santiago de Compostela (La Coruña), 1161. Noble.

Era hijo del conde de Traba, Pedro Froilaz, también conde de Galicia, y de su primera esposa, Urraca Froilaz, y, por lo tanto, nieto del conde Froila Bermúdez.

De los seis hijos de ese primer matrimonio, era el segundo, pero fue Fernando el que heredó el título de conde de Galicia.

Fernando Pérez de Traba vivió parte del reinado de Alfonso VI, todo el de doña Urraca y todo el de su hijo Alfonso VII, durante los cuales tomó parte en muchas batallas y victorias. Fue uno de los guerreros más ilustres y de más confianza del emperador Alfonso VII, y se atribuye a su iniciativa la división del reino por los hijos del Emperador. Prueba también de ello es que le entregaron para criar al hijo menor de Alfonso VII, posteriormente Fernando II.

Se casó dos veces, la primera, hacia 1115, con Sancha González de Lara, hija del conde asturiano Gonzalo Peláez. Por un documento de 1141, el rey Alfonso VII efectuó una donación a la condesa Sancha para que ella pudiera pasar los restantes días de su vida en el Monasterio de Santa María de Cambre, aunque su permanencia constante en el recinto del mismo no está clara.

Se sabe que Sancha, en 1161, todavía vivía, pues el 24 de julio de ese año, en remisión de sus pecados y por las almas de su esposo y de su hijo Gonzalo, prometió dar a la iglesia de Santiago todos los años, por su aniversario, una serie de bienes.

Fernando tuvo con Sancha los siguientes hijos: la condesa María Fernández, Guiomar Fernández y el conde Gonzalo Fernández.

La primera noticia documental que se tiene de Fernando es del 1 de abril de 1104. A mediados de 1116, la reina Urraca había abandonado Galicia, dejando al país descontento con su actuación, y dividido en dos bandos. Las luchas internas hicieron que Fernando invadiese el territorio del Salnés con un escogido ejército. Puso sitio al castillo de Lobeira, que su alcalde, Nuño Peláez, defendió con tesón. A principios de 1117 llegó la paz, con la presentación del príncipe Alfonso ante el altar del Apóstol.

En el mes de mayo de 1117, Fernando, en representación de su padre don Pedro, se dirigió a León a una entrevista con la reina doña Urraca. Como consecuencia de esta visita se llegó a un acuerdo por el que se amparaban los derechos de madre e hijo, quedándose Alfonso con toda Galicia y manteniendo Urraca su señorío.

En junio de 1117, Bermudo y Fernando penetraron en la ciudad de Santiago, junto con Diego Gelmírez y la reina doña Urraca, y se vieron sometidos a la rebelión del pueblo compostelano. El conde de Traba, don Pedro, junto con sus hijos Bermudo, Fernando y Rodrigo, lograron sitiar a los rebeldes en el monte Pedroso, mientras el resto de los aliados lo hacía por otros puntos de la ciudad hasta obtener la rendición de los santiaguenses.

El 29 de julio de 1118, la reina doña Urraca, de acuerdo con su hijo el rey Alfonso, donó a Bermudo Pérez y a su hermano Fernando Pérez los territorios del Monasterio de Sobrado, que habían sido vinculados a la fuerza por Fernando I, en el año 1050, a la Monarquía leonesa.

A partir de esta fecha se produce un vacío de información documental en el Reino de León, por lo que se debe acudir al joven Reino de Portugal y a sus historiadores.

Después de la muerte del conde de Portugal, don Enrique, fallecido en 1114, Fernando se separó de su mujer y marchó en 1121 a Portugal, donde vivió maritalmente con Teresa Alfonso, reina de Portugal e hija bastarda del rey Alfonso VI. Esta doña Teresa había sido casada por su padre con el conde Enrique de Borgoña de la Casa Real de Francia, dándole como dote a su hija el futuro Reino de Portugal, del que sólo se tituló conde el citado don Enrique. De este matrimonio tuvieron a Alfonso Enríquez y a doña Urraca, la cual se casó con Bermudo Pérez, el hermano de Fernando.

Las relaciones de Teresa con Fernando hicieron que éste pasara a ser el caballero más importante e influyente del condado portugués, lo cual dio lugar a la enemistad de Teresa con su hijo Alfonso Enríquez, futuro primer rey de Portugal. Ciertamente, Fernando se comportaba como un favorito real, y desde 1121 se lo ve actuar como tenente de Coímbra y Oporto, y en general como hombre de confianza de la Reina.

Entre 1121 y 1128 está documentada la estancia en Portugal del conde don Fernando, al que la Reina efectuó diversas donaciones, situadas todas ellas en Coímbra, al sur de la provincia denominada Portugal, respetando este territorio que ella había heredado directamente de su padre.

En 1121 y 1123 aparece la expresión de autoridad del conde Fernando Pérez, en documentos de donación en los que dicen hecho “ante illa regina dona Tarasia et comite domno Fernando”, lo cual acredita su proximidad a la reina Teresa. No hay pruebas de su casamiento con ella, ni en ningún documento se cita su matrimonio, ya que su nombre va siempre después del de la Reina, al revés de cuando vivía su marido Enrique, en el que su nombre va detrás de éste. El tratamiento del conde es como el de otros nobles portugueses, y cuando la reina doña Teresa se dirige a Fernando lo cita como “fidelis suus”, fórmula de vasallaje. En el libro de los Testamentos de Santa Cruz de Coimbra se dice “regina cum suo comite” y no con su esposo. No hay que olvidar que vivía la esposa de Fernando. Prueba de ello es el contenido de la Historia Compostelana, que dice de Fernando: “relicta sua legitima uxore cum matre ipsius infanti regina Tarasia adulterabatur”.

Una excepción es el documento fundacional del Monasterio de Montederramo, de fecha 21 de agosto de 1124, en el que la reina Teresa limita los terrenos para la construcción del monasterio, y se llama en él, por dos veces, mujer de Fernando Pérez.

A partir de 1123, las condiciones debieron de cambiar. No vuelven a surgir noticias ni donaciones al conde. Desde 1125, la Reina comienza a asociar con su título a su hijo, “regina Tarasia et filius meus Alfonsus rex”.

En una donación del emperador Alfonso VII, a finales de noviembre de 1127, aparece titulado Fernando como conde de Portugal, título que lo enfrenta aún más con Alfonso Enríquez. Fernando Pérez de Traba, en unión de su hermano Bermudo, quiso alzarse con el Reino de Portugal, enfrentándose con Alfonso Enríquez, hijo de doña Teresa. Ganó una primera batalla, pero en la segunda fue derrotado y hecho preso con su mujer, la Reina, en la Vega de Santivañez. Fue liberado por Alfonso Enríquez en 1128, con la condición de que dejase el título de conde de Portugal. Al ser expulsado de Portugal por don Alfonso, Fernando se refugió en Zamora, y se sometió al Emperador. Más tarde, se retiró a Galicia, donde permaneció posteriormente al lado y al servicio de Alfonso VII. El gobierno de la reina Teresa de Portugal acabó el 24 de junio de 1128, tras la batalla de Sao Mamede. Ese mismo año está confirmada la presencia en la Corte leonesa de la condesa de Portugal y de Fernando Pérez de Traba.

Fernando Pérez de Traba tuvo con Teresa Alfonso varios hijos: Sancha Fernández, Teresa Fernández, esposa de Nuño Pérez de Lara y después del rey Fernando II, otra Sancha, y una última, Urraca Fernández. Doña Teresa murió en 1129, según fray Bernardo de Brito, cronista cisterciense portugués, o según otros en 1130.

Después de su regreso de Portugal, Fernando Pérez de Traba tuvo por mucho tiempo el gobierno de casi todo el país gallego y contribuyó intensamente a la fundación y riqueza de los monasterios de Sobrado, Osera, Monfero, Armenteira y Tojosoutos.

El 9 de abril de 1136, en una convocatoria en Zamora a los obispos y nobles de su reino, Alfonso VII reunió entre otros a los condes gallegos Fernando y Bermudo Pérez de Traba. Tres días después habían regresado a Galicia, donde se iba a encontrar con las acometidas del monarca portugués y la revolución burguesa de Santiago de Compostela. El rey de Portugal, don Enrique, había penetrado en sucesivas ocasiones en Galicia, una de ellas en 1137, cuando fue expulsado por Fernando Pérez, Rodrigo Vela y otros condes de Galicia.

El poder que alcanzó Fernando y su fidelidad al monarca leonés lo convirtieron en conde no sólo de Trastámara y Traba, sino también de Galicia a partir de 1140.

El 14 de febrero de 1142, el conde Fernando Pérez, junto con su esposa Sancha, su hermano Bermudo y su sobrina Urraca Bermúdez, entregó el Monasterio de Sobrado a la Orden Cisterciense. La fundación cisterciense del Monasterio de Sobrado en 1142 tuvo gran importancia para Galicia. Fue indiscutiblemente la primera fundación como tal, y es una muestra de la amistad de Fernando con san Bernardo, y su interés por la introducción del Císter en Galicia.

Desde el 10 de febrero hasta el 8 de diciembre de 1146, Fernando puede ser seguido acompañando a la Corte real, aunque no parece haber tomado parte en la conquista de Calatrava en enero de 1147. En el mes de mayo de 1147 se agrupó en Toledo el ejército que, al igual que en otros años, debía adentrarse durante el verano en tierras enemigas. Allí llegó el conde Fernando a la cabeza de las tropas gallegas. Según las crónicas, fue él uno de los valientes capitanes de la tropa gallega, que acompañó al rey Alfonso VII el Emperador en la toma de Almería en 1147.

La documentación informa de que Fernando, junto con su hermano Bermudo Pérez, estuvo dos veces en Jerusalén, y en uno o en los dos viajes, los acompañó también su primo Menendo Rodríguez. En la preparación del primer viaje, el conde Fernando tuvo la ocasión de tratar a san Bernardo, quien estaba predicando la segunda cruzada, apoyado en la bula del papa Eugenio III. El primer viaje debió de realizarse hacia el año 1147, con posible regreso en 1148.

El segundo viaje lo realizaron en 1153, tal como se cita en un documento del 1 de mayo de 1153, del cual debieron de haber regresado a mediados de 1154.

Dice entonces que es conde, no en Galicia, sino de Galicia. Era, además, conde de Trastámara.

En noviembre de 1154, se encontraba en Toledo, junto con el Emperador y el legado pontificio, ayudando al Monarca en las tareas repobladoras.

Según fray Mauricio Carbajo, Fernando falleció en 1161, en Santiago, y fue enterrado en el claustro de la Catedral. Unos años más tarde fue trasladado, según su última voluntad, al Monasterio de Sobrado, donde su hermano Bermudo se había recluido como monje. Sus restos reposan definitivamente en un sepulcro de piedra dentro de la capilla mayor.

 

Bibl.: M. Carabajo, Cronicón de Santa María de Sobrado, s. l., 1770 (Biblioteca Universidad de Santiago, ms. inéd.); S. Barton, The aristocracy in twelfth-century León and Castille, Cambridge, University Press, 1997, págs. 241-242; M. Torres Sevilla, Linajes nobiliarios en León y Castilla. Siglos ixxiii, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 334-337; E. Falque Rey, Historia Compostelana, Madrid, Akal, 1994 (Clásicos Latinos Medievales, 3); J. L. López Sangil, La nobleza altomedieval gallega. La familia Froilaz-Traba, Noia (La Coruña), Toxosoutos, 2002, págs. 76-100.

 

José Luis López Sangil