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Muniadona

Biografía

Muniadona. ¿Castilla? c. 890 – 935 post. Condesa. Madre del conde Fernán González de Castilla (932-970).

El matrimonio y la filiación de la condesa Muniadona no constan en las fuentes históricas contemporáneas, en las que sólo es traída como madre de dos hijos: El celebérrimo Fernán González, conde de Lara en 929, primero, y luego conde del gran condado de Castilla y Álava en 932-970; y Ramiro González, previsiblemente el menor, del que han llegado escasas referencias históricas de los años 929 y 936.

En efecto, el nombre de “Muniadona, comitessa”, se ha conservado primero en la donación que dirigió el 28 de enero de 929, “cum filiis meis... Fredinando Gundisalviz, Ramiro Gundisalviz”, a favor del monasterio castellano de Santa María de Lara, que también fue confirmado por una “Hurracha regina” que sólo es posible identificar con la viuda de Fruela II, muerto cuatro años antes, en 925, y todo ello cuando ya corría el reinado de Alfonso IV el Monje en León: “Regnante principe Adefonso in Legione, et comite Fredinando Gundisalviz in Lara”.

Luego, la condesa, otra vez “una pariter cum filiis meis”, es traída en otra carta de Arlanza datada muy poco después, el 1 de febrero de 929, que es una donación a favor del monasterio de San Millán de Belbimbre, en la que confirma otra vez “Urracha regina”, y en la que el copista tuvo el claro despiste de mencionar “in Castella” al hijo mayor, Fernando, que por entonces era conde “in Lara”, tal y como se constata en el documento anterior. Y también en otra escritura más de 1 de enero de 931, en la que Muniadona y su hijo Fernando determinan el territorio del señorío de Lara, y en la que se constata ya el reinado de Ramiro II: “Serenissimo príncipe Ramiro regnante in Legione”; de modo que, como este monarca se coronó el 6 de noviembre de 931, habrá que situarla necesariamente entre 932 y 935, que es el año en el que documenta por última vez la condesa, el 5 de agosto, en una donación al monasterio de San Pedro de Cardeña en la que Muniadona aparece acompañada por su primogénito Fernán González, su nuera Sancha Sánchez y los dos nietos que llegó a conocer: Gonzalo Fernández y Sancho Fernández. Muriendo, tal vez, poco después.

Por lo que respecta a su segundo hijo, Ramiro González, sabemos, gracias al gran historiador cordobés Ibn ayyªn, que murió luchando contra los musulmanes el 25 de agosto de 936: “Tremenda victoria… contra el enemigo infiel de la zona fronteriza… tras dura batalla que les fue adversa, hasta ser casi exterminados, siendo muerto su jefe, el conde Ramiro, conocido por el hijo de Mamma Tuta”. Una infrecuente filiación materna por parte de un autor árabe que luego tiene réplica en otros textos musulmanes alusivos a Sancho García, nieto de Fernán González, pero con la más ajustada grafía “Ibn Mamma Duna”, todo lo cual viene a dar la medida de la gran importancia que llegó a tener en su tiempo la condesa castellana.

En cuanto al matrimonio de Muniadona con Gonzalo Fernández, conde de Burgos en  899-914, y de Castilla “Vetula” en 912-915, además de repoblador de Coruña del Conde, Haza y San Esteban de Gormaz en 912, por orden del rey García, lo cierto es que se ha tenido que deducir, pero con todo acierto, a partir de las confirmaciones posteriores hechas en el fuero de Brañosera, concedido en 824 por Munio Núñez y Argilo, y confirmado luego por varios descendientes: Gonzalo Fernández en 912: “cartula que fecerunt avi mei”; por Fernán González en 968: “carta… de avi mei”; y por el nieto de éste, el conde Sancho García de Castilla en 998, quien se remite a sus bisabuelos y abuelos: “cartam… de meos visabios Munnio Nunniz et Argilo, et de meos avos Gundisalvo Fernandiz et Fernando Gundisalviz”. De modo que si Fernán González fue hijo de Gonzalo Fernández, como se colige con facilidad, queda claro que tuvo que ser también el esposo de la condesa Muniadona.

Y por lo que respecta a la filiación de la condesa, teniendo en cuenta la costumbre medieval de poner al primer hijo varón el nombre del abuelo paterno y al segundo el nombre del materno, se ha especulado con que Muniadona fuese hija de un Ramiro que con frecuencia ha sido identificado con un infante homónimo, el hijo menor de Alfonso III de Oviedo, lo que podría venir a explicar la relevancia social que tuvo la condesa castellana. Pero lo cierto es que dicha filiación no consta ni siquiera indirectamente, a través de otros parentescos de la condesa, sus hijos y sus nietos, con la dinastía reinante.

Sin embargo, la notabilidad social de Muniadona puede tener otra explicación muy sugerente, apuntada en su día por los señores Menéndez Pidal y Sánchez-Albornoz, pues en efecto, antes de que la condesa aparezca en la escena política castellana en 929, hay constancia de la existencia de una homónima muy relevante, hija de un Munio que apoyó la rebelión encabezada en 910 por su yerno, el infante primogénito García, contra el mismísimo Alfonso III, según Sampiro: “Alfonso... viniendo a Zamora prendió a su hijo García, y sujeto con hierros lo envió a Gozón [Asturias]. Su suegro Muño, ciertamente, actuó como tirano y preparó la rebelión. En efecto, todos los hijos del rey, hecha conjuración entre sí, expulsaron a su padre”. Un Munio que hoy es unánimemente identificado con Munio Núñez, defensor de Castrogeriz en 882, conde de Castilla “Vetula” en 897-909, y repoblador de Roa en 912, cuando su yerno García ya se sentaba en el trono leonés.

En efecto, el reinado de García y su esposa Muniadona Muñoz se extendió desde finales de 910 y durante  los “tres años y un mes” que constata Sampiro. El primer documento conocido de ambos está datado el 15 de febrero de 911: “Garsea Dei gratia rex, cum coniuge Muniadona regina... anno feliciter regni nostri primo comorantes in Dei nomine in ciuitate Legionense”. Y así en diversos instrumentos posteriores hasta el 13 de octubre de 913, su último diploma: “In Dei nomine commorante in ciuitate Legionense. Garsea rex... Mumadomna confirmat”. Aunque todavía están presentes ambos el 21 de noviembre de 913, en otro conocido testimonio epigráfico, relativo a la consagración del monasterio de San Miguel de Escalada: “Cuando empuñaba el cetro del reino García con la reina Muniadona”. Muriendo muy poco después el primer monarca leonés, según el fiable Sampiro: “García… de enfermedad natural murió en Zamora. Año 913”. Lo que viene a ratificar el no menos fiable Ibn Hayyan, pues sitúa la muerte de García en el año 301/7 agosto 913-26 julio 914: A comienzos de este año falleció el tirano García hijo de Alfonso; esto es, prudentemente en el primer cuatrimestre, que se extendió entre 7 de agosto al 7 de diciembre de 913. De modo que García murió en 913, como dice Sampiro, después del 21 de noviembre que se constata en la lápida, y antes del 7 de diciembre que refiere la fiable fuente árabe, sin hijos que le sucedieran. Una esterilidad que también compartieron otros miembros de la familia real leonesa, como su sobrino el rey privativo de Galicia Sancho Ordóñez (926-929), que tampoco tuvo  descendencia en su matrimonio con la gallega Goto Muñoz.

Pues bien. Valga cuanto se ha expuesto para mostrar que, en consecuencia, la reina viuda Muniadona sí pudo contraer matrimonio en el transcurso de 914 con el conde Gonzalo Fernández de Castilla, cuyas memorias históricas alcanzan al menos el año 915, de modo que los dos o tres años de unión conyugal vienen a explicar, por otra parte, el hecho de que la que ahora era condesa castellana sólo tuviera dos hijos de su segundo marido, antes de quedar viuda para siempre. Una cronología que armoniza muy bien con los testimonios hoy conocidos, pues en efecto, Fernán González, nacido en 914, pudo haber contado 18 años al ser serle confiado por Ramiro II el gran condado reunificado de Castilla y Álava en 932; pues por lo que respecta al segundogénito, Ramiro González, nacido en 915 o como muy tarde en 916, pudo haber contado 20 o 21 años al encontrar la muerte frente a los musulmanes en 936.

La presencia en los dos documentos castellanos de 929, arriba citados, de la reina Urraca b. Abdllah b. Muhammad b. Lubb de Tudela, joven viuda de Fruela II, que rechazada en León por los hijos de Ordoño II parece haber buscado refugio en Castilla, es otro indicio a sumar para la posible identificación entre la reina viuda Munidadona y la condesa homónima castellana. Y además, no iba a ser la primera vez que una reina viuda de León se convirtiera en condesa de Castilla. La propia nuera de Muniadona, esto es, la infanta pamplonesa Sancha, hija de Sancho Garcíes, I, que quedó viuda de Ordoño II en 925, contrajo segundo matrimonio con el conde Álvaro Herraméliz de Álava, que aún vivía en 931; y es seguro que en seguida casó por tercera vez con Fernán González, en 932-933, pues ya se ha dicho que tenía dos hijos en 935.

 

Bibl.: T. Muñoz y Romero, Colección de fueros municipales y cartas pueblas de los reinos de Castilla, León, Corona de Aragón y Navarra, Madrid, Imprenta de José María Alonso, editor, 1847; L. Serrano, Fuentes para la Historia de Castilla. III. Becerro Gótico de Cardeña, Valladolid, Cuesta, 1910; M. Gómez-Moreno, Iglesias mozárabes : Arte español de los siglos IX a XI, Madrid, Junta para la ampliación de estudios e investigaciones científicas, Centro de Estudios Históricos, 1919; Crónica de Sampiro, trad. M. Gómez-Moreno, Introducción a la Historia Silense, con versión castellana de la misma y de la crónica de Sampiro, Madrid, Junta para la ampliación de estudios e investigaciones científicas, Centro de Estudios Históricos, 1921; L. Serrano, Cartulario de San Pedro de Arlanza, Madrid, Junta para la ampliación de estudios e investigaciones científicas, Centro de Estudios Históricos, 1925; Genealogías de Meyá, ed. J. M. Lacarra, “Textos navarros del Códice de Roda”, en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, I, Zaragoza, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Escuela de Estudios Medievales, 1945; J. Pérez de Urbel, Historia del Condado de Castilla, I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Estudios Medievales, 1945; C. Sánchez-Albornoz, "El ejército y la guerra en el reino asturleonés", en Investigaciones y documentos sobre las instituciones hispanas, Santiago de Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1970; Ibn ayyªn, Crónica del califa ‘Abd al-RaÊmªn III an-Nªsir entre los años 912 y 942 (al-Muqtabis V), ed. y trad. de M.ª J. Viguera  y F. Corriente, Zaragoza, Anubar; Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1981; M. Zabalza Duque, Colección diplomática de los condes de Castilla, Valladolid, Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 1998; G. Martínez Díez, El Condado de Castilla (711-1038): La historia frente a la leyenda, I, Madrid, Marcial Pons, 2005; M. Carriedo Tejedo, “León, "urbe regia". Año 910 (cronología del rey García)”,  en Tierras de León, 44 (2006), págs. 122-123.

 

Manuel Carriedo Tejedo