Cuarto hijo y primer varón de los reyes Felipe IV y Mariana de Austria. Fue bautizado el 15 de diciembre de 1657 en la capilla del Palacio Real por el cardenal Sandoval con los nombres de Felipe Próspero; Felipe, en homenaje a su padre y a su abuelo paterno, y Próspero, por la prosperidad que su nacimiento traería al reino. El nacimiento del infante se celebró durante varios meses en toda España y en las colonias y fue objeto de multitud de himnos de admiración. Los astrólogos pronosticaban que el infante sería sabio, valeroso y prudente.

En Madrid hubo en enero una gran mascarada de cerca de cien grandes de España, y a principios de febrero se celebró en la Plaza Real una fiesta de cañas en la que participaron unos sesenta y cuatro jinetes. Se representaron obras de Calderón de la Barca —la zarzuela El laurel de Apolo, Darlo todo o no dar nada o el entremés El toreador, entre otras—, Solís —La gran comedia, triunfos de amor y fortuna— y Diego Gutiérrez; con motivo de la salida del rey a Atocha para agradecer el nacimiento del príncipe heredero, el actor Cosme Pérez, Juan Rana, representó una obra con la compañía de Francisco García en un tablado situado a la salida de la iglesia de Santa María de la Almudena. Se celebraron también corridas de toros y otros muchos espectáculos que supusieron un gran esfuerzo económico, que fue motivo de críticas. [...]