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Gonzalo de Illescas

Biografía

Illescas, Gonzalo de. Dueñas (Palencia), 1521 – ?, 1574. Historiador.

Nació en el seno de una familia acomodada, puesto que su abuelo, Gonzalo González de Illescas, fue miembro del Consejo Real de los Reyes Católicos.

Realizó los primeros estudios en el convento de San Agustín de Dueñas, junto al protojesuita Francisco de Estrada, “natural de Dueñas y compañero mío en el estudio de las primeras letras, hombre doctísimo”.

Posteriormente se trasladó a Salamanca, donde consiguió el título de bachiller y recibió las órdenes religiosas.

En 1545 fue nombrado beneficiado de preste de la iglesia de Santa María de Dueñas y abad de San Frontes (Zamora) como prebenda. Inmediatamente después fue protegido por Alonso de Aragón, nieto natural de Fernando el Católico y embajador de Venecia, adonde se trasladó Illescas como secretario particular suyo e inició la etapa de su vida más internacional y pública: recorrió toda Italia y parte de Francia, conoció en estos años a fray Gabriel de Guzmán, confesor de la reina Leonor de Austria, hermana del Emperador y esposa de Francisco I de Francia; al cardenal Poggio, tesorero del papa Julio III, y a otros muchos altos dignatarios. Desde Marsella, y por encargo de Alonso de Aragón, escribió una carta, en la Navidad de 1551, al emperador Carlos V para advertirle de la traición que se le iba a hacer en Metz (Francia), hecho que el Emperador y sus consejeros no creyeron y, como consecuencia, se perdió la plaza de Metz. El 19 de agosto de 1552 murió su protector, e Illescas regresó a su villa natal. Al año siguiente inició la redacción de su obra capital, la Historia Pontifical y Cathólica, la primera historia de papas que se escribía en castellano y la más completa, en la que hacía referencia no sólo a la historia papal, sino también a los acontecimientos más significativos de cada momento histórico. Desde ese momento fijó su residencia en Dueñas, donde permaneció hasta el fin de su vida, en 1574. Sólo se conocen algunos viajes a Salamanca para recibir el título de doctor en Cánones y para llevar a cabo varias ediciones de su Historia Pontifical.

En 1559 asistió al famoso auto de fe que se celebró en Valladolid contra el doctor Cazalla, el bachiller Herrezuelo y otras personas, ocupando un lugar privilegiado como espectador, gracias a la influencia de su hermano Alonso, que era alcalde del Crimen en Valladolid.

También hay constancia de su permanencia en Portugal y Alcalá de Henares por inquietudes intelectuales y de esparcimiento. En Dueñas fue protegido por Fadrique de Acuña, conde de Buendía, para el que realizó diversos trabajos de defensa legal, como bibliotecario y llevando a cabo el montepío que fundaron los Buendía por recomendación de Illescas, que había conocido su funcionamiento en Italia. Como historiador se enmarca en la corriente humanística española de la segunda mitad del siglo xvi, una vez fermentado el proceso de la Contrarreforma, que le afectó de lleno por su condición de clérigo humanista.

Poseía una gran cultura clásica y, como hombre del Renacimiento, abarcó todos los saberes, los cuales plasmó en las innumerables citas que hizo de más de doscientos cincuenta autores clásicos, medievales y de lengua italiana, francesa o portuguesa, cuyos idiomas dominaba. Concebía la historia como un hecho total, mediante un criterio de análisis e investigación rigurosa que tiene como principal fin la búsqueda de la verdad, “no puede llamarse historia a cosa que no tenga por principal objeto la verdad”. La obra de Gonzalo de Illescas, que ha sido editada y ha llegado hasta la actualidad, tiene como núcleo principal su voluminosa Historia Pontifical y Cathólica, dividida en dos volúmenes de más de mil quinientas páginas en folio y a doble columna. Es una monumental obra de la historia de los papas, que abarca desde san Pedro hasta Gregorio XIII en 1573. Desde un núcleo religioso y riguroso orden explicativo papal, Illescas sabe concatenar perfectamente un cúmulo de acontecimientos de toda índole hasta dar forma a su pretensión más importante, la de crear una historia total, donde no haya ningún acontecimiento “que aquí no se halle tocado en todo o en parte”. En este punto radica especialmente el interés de la obra, que se convierte en una fuente insustituible de acontecimientos perfectamente enhebrados y siguiendo un criterio riguroso de información y análisis. La Historia Pontifical está construida en forma de pirámide invertida, que, a medida que avanza el tiempo, se va cargando de interés histórico y riqueza informativa minuciosa.

De ahí que la segunda parte sea inmensamente más rica e interesante desde el punto de vista histórico no religioso. Dedica igual extensión a los últimos cien años que a toda la historia anterior. En estos años se nota un recuerdo vivo y fresco, lleno de información que, al pasar por la gran capacidad de asimilación, selección y síntesis que tenía Illescas, se convierte en una historia amena, ágil y rigurosa. Los acontecimientos de carácter político empiezan a ganar espacio a los religiosos, a medida que avanza su historia hasta llegar a convertirse, al final, en una verdadera crónica de su tiempo. Esta segunda parte es un compendio de historias monográficas perfectamente engarzadas y seleccionadas; de entre ellas sobresalen la historia de los Reyes Católicos, el descubrimiento y conquista de las Indias Occidentales, las guerras de Italia y Francia, el Imperio turco o Lutero y el luteranismo, un extenso y polémico tratado, este último, que le valió el que las ediciones anteriores a 1573 de su obra pasaran a engrosar el Índice de libros prohibidos de Madrid. El descubrimiento y conquista de las Indias es un modelo de monografía dentro de su gran historia, ya que se trata “de la más hazañosa cosa que jamás vimos y leímos”. Illescas creó una obra autónoma e independiente, donde están reunidas todas las partes que constituyen una perfecta historia. Para ello investigó primero en todo libro y documento escrito que tenía a su alcance y a continuación se acercó al tema buscando la noticia viva de los testigos directos. El núcleo central lo constituye Hernán Cortés y su hazaña en la conquista de México, un verdadero héroe que ensalza y compara con los grandes mitos de la antigüedad y contrapone radicalmente a Lutero. La difusión de su obra fue amplísima, la primera edición salió de la imprenta de Bernardino de Santo Domingo de Dueñas en 1565 y de ella sólo se conserva un ejemplar en la Universidad de Cambridge, posteriormente se hicieron veinticinco ediciones hasta 1700. Fue tan popular y conocida su historia en los siglos xvi y xvii que fue una de las poquísimas obras ensalzadas por Quevedo y parece clara la influencia en Cervantes, en cuanto al planteamiento del Quijote. Grandes obras históricas y literarias del Siglo de Oro se inspiraron en esta fuente y algunas simplemente plagiaron. El resto de las obras publicadas por Illescas y que han llegado hasta hoy son de menor entidad; se trata de traducciones de obras religiosas del portugués y el italiano, como la Mística Theología de su amigo Sebastián Toscano, en la que muestra el verdadero camino para subir al cielo conforme a todos los estados de la vida humana. Fue traducida en 1572 y editada al año siguiente.

También tradujo la segunda parte de los Diálogos de la imagen de la vida cristiana de fray Héctor Pinto. Están divididos estos diálogos en cinco libros y tratan de la tranquilidad de la vida, la discreta ignorancia, la verdadera amistad, causas de los verdaderos y falsos vicios. Esta traducción se publicó por primera vez en 1580 y de ella se hicieron ocho ediciones. De carácter histórico se han editado dos obras monográficas, La jornada de Carlos V en Túnez, incluida en la Biblioteca de Autores Españoles (BAE) en 1876 por Rosell, de un manuscrito hallado de su puño y letra, aunque también incluido en su Historia Pontifical, forma una perfecta historia armónica y bien enhebrada.

En 1940 se publicó en México El descubrimiento y la conquista de México, como una de las partes pertenecientes al Descubrimiento y conquista de las Indias Occidentales. Se sabe que había iniciado la redacción de una monumental obra sobre la historia de España, pero la muerte prematura, en 1574 con cincuenta y tres años, no le permitió concluirla. Sus manuscritos y papeles sueltos pasaron a manos de su amigo y editor Fernando Naveda, donde se pierde definitivamente la pista de su obra.

 

Obras de ~: Historia Pontifical y Cathólica, primera y segunda parte, Dueñas (Palencia), 1565 y Valladolid, 1566, respect. (Valladolid, 1568; Salamanca, 1569, 1573, 1574, 1576, 1577; Burgos, 1578; Zaragoza, 1583, 1593; Brujas, 1589; Barcelona, 1592, 1602, 1606, 1608, 1622; Madrid, 1609, 1692, 1700); Mística Teología (trad.), Madrid, 1573; Diálogos de la imagen de la vida cristiana (trad.), Alcalá de Henares, 1580; Jornada de Carlos V a Túnez, ed. de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1804; Jornada de Carlos V a Túnez, Madrid, 1876 (Biblioteca de Autores Españoles, t. XXI), págs. 451-458; Descubrimiento y conquista de México, México, 1940.

 

Bibl.: N. Antonio, Biblioteca Hispana Nova, Roma, 1672, pág. 426 (Madrid, Joaquín Ibarra, 1788); C. Rosell, “Prólogo”, en t. XXI de la Biblioteca de Autores Españoles (BAE), Madrid, 1876; A. Salas, Documentos históricos inéditos en los Archivos Eclesiástico y Municipal de la villa de Dueñas, t. II, Valladolid, BSCE, 1905-1908, pág. 415; L. Phandl, Gonzalo de Illescas und die alteste spanische Papsgeschichte, Münster, 1931, págs. 21-54; Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972; A. Roldán Pérez, “Gonzalo de Illescas y la Historia pontifical” en Estudios literarios dedicados al Prof. Baquero Goyanes, Murcia, Universidad, 1974, págs. 587-638; E. García Lozano, “Gonzalo de Illescas, historiador y cronista de Indias”, en Actas del II Congreso de Historia de Palencia, t. IV, Palencia, 1990, págs. 453-473; Gonzalo de Illescas, historiador de indias, Valladolid, 2005.

 

Emilio García Lozano