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Sebastián de Ucedo

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Biografía

Ucedo, Sebastián de. Alessandria (Italia), c. 1610 – Milán (Italia), 1688. Embajador y escritor.

De orígenes castellanos, ya que sus progenitores habían nacido en la villa de Atienza, el jenízaro Sebastián de Ucedo vino al mundo en la ciudad de Alessandría, en el Milanesado. Su familia, al igual que otros linajes provenientes de Castilla o de otras partes de la Italia española, sirvió en la administración del Stato di Milano durante el reinado de Felipe III y Felipe IV, consiguiendo una promoción social que quedó evidenciada en los múltiples cargos y privilegios que el propio don Sebastián recibió durante su carrera.

Según la completa semblanza política ofrecida por Antonio Álvarez-Ossorio, don Sebastián inició su andadura en la administración lombarda en 1631, como oficial de la Contaduría Principal, de la cual, bajo patrocinio del gobernador marqués de Caracena, ascendió a un puesto de oficial en la Secretaría de Guerra; en 1652, Felipe IV, a instancias del gobernador, concedió a Ucedo la futura plaza de secretario de la Cancillería Secreta. En 1662, se propuso a Sebastián de Ucedo para regir la contaduría principal de Milán, lo que motivó una dura reacción por parte del regente provincial Carlo Belloni, aunque sus informes negativos no influyeron en el rey, quien accedió a nombrarle Contador Principal del Ejército. Paralelamente, el cargo de teniente recayó sobre su hijo segundo don Gabriel, quien lo retuvo hasta 1671, siendo sustituido por su otro hermano, don Joseph Luis.

La ocupación de Ucedo en el puesto de “rationarii præcipui exercituum, castrorum, ac tormentariæ rei munus”, como indicaba Nicolás Antonio, generó al jenízaro más problemas que beneficios, ya que acabó por enfrentarse con importantes grupos políticos milaneses opuestos a su rápida carrera amparada por los gobernadores hispanos. Sin embargo, su labor fue recompensada durante los últimos años del reinado de Felipe IV con su envío, en calidad de enviado extraordinario, hacia la corte de Brandemburgo, cargo que resultó muy provechoso tanto a la diplomacia hispánica como para la exaltación de Ucedo a mayores oficios de responsabilidad en Milán (1662-1664).

En 1668, gozando de la Contaduría General del Ejército de Milán y de una Secretaría de Guerra, Sebastián de Ucedo pudo intervenir abiertamente en la administración del Milanesado durante la enfermedad del gobernador Ponce de León. Pese a su ascendiente en la escena política de Milán, la policefalia administrativa surgida del ínterin desde la muerte de éste y la llegada de su sucesor, Osuna, supuso el retraso de la obtención de una “nomina d’un cannonicato della Scala” para uno de sus hijos, como ya procurara para su primogénito Agustín Guillermo, futuro podestà milanés, en 1655. Dos años después, al tenerse noticia de que el duque de Osuna, Gaspar Téllez Girón, llegaba al puerto de Finale, el contador Ucedo partió a su encuentro desde Milán. Rápidamente consiguió el favor del nuevo gobernador general y consiguió que “s’assentorono per offitiali riformati tutti quelli della famiglia sua”, además de proponer a Osuna que se diera orden de rebajar el precio del pan como medida con la que elevar el favor popular hacia éste y, a la par, acabar con el poder del marqués de los Balbases, “de cui non era amico”, como refería el secretario Gorani. Antes de su partida hacia Finale, don Sebastián dejó velando sus intereses y oficios en la Contaduría a su hijo don Gabriel, con la orden de “non essequire alcun decreto” del marqués de los Balbases, lo que provocó, obviamente, un duro enfrentamiento entre ambos individuos que sólo finalizó con la progresiva caída en desgracia del aristócrata Spínola.

Asentado ya en el puesto el virrey Osuna, Ucedo consiguió influir de forma determinante en las decisiones gubernativas. Como en el caso de la rebaja del pan milanés, don Sebastián pudo llevar a la práctica una reforma sobre las compañías de a caballo del ejército de Milán. Las ideas del contador Ucedo, que se juzgaron en una junta específica, preveían “creare dieci capitani nuovi de cavalli riducendo tutte le compagnie a quaranta soldati per ciascuna et formando queste de rami proviste le quali venivano ad avanzare 300 piazze le quali si licentiorono”. La reforma quedó aprobada y, aunque se suponía que con ello se provocaría “l’alleggerimento dello Stato in generale per la bassa delle sodette piazze”, el coste para su mantenimiento resultó muy alto y, con ello, quedó inviable la medida (1670). La impopularidad de la acción de Ucedo (venta de las capitanías en beneficio del fisco milanés y licenciamiento forzoso de oficiales y soldados veteranos) estalló en forma de “pasquinata” en abril de 1671. Si bien Osuna protegió al contador general, su mayor aliado en el gobierno de Milán, el presidente conde Arese le disuadió de que formara un proceso judicial contra los detractores de Ucedo, pues ello hubiera supuesto tensiones poco productivas para la paz milanesa.

La actividad de Ucedo tras esta problemática se vio resentida, pese a lo cual continuó gozando del favor de los gobernadores hasta las reformas iniciadas por don Juan José de Austria desde Madrid. La venalidad y los favores, al menos durante un tiempo, fueron perseguidos en Milán por las nuevas autoridades impuestas por el primer ministro español. Si bien, como refiere Álvarez-Ossorio, Ucedo viajó a Madrid en 1677 para dar el definitivo espaldarazo a sus pretensiones personales y a los intentos por patrimonializar los cargos que ocupaban él y sus hijos, al año siguiente la Junta del Alivio lombarda retiró los futuros nombramientos de sus hijos, a los cuales la “Visita” de pesquisidores afines a don Juan José les encausó judicialmente, mientras se detenía a Sebastián de Ucedo y se le recluía en el castillo de Milán. A causa de diversos fraudes cometidos durante su ejercicio de la contaduría militar (por malversación del “pan de munición” y de “plazas muertas” en el ejército), se le juzgó severamente, pero mostró en su defensa que había actuado con el consentimiento de los gobernadores Osuna y Ligne. A su vez, un impreso exculpatorio elaborado por el mismo Ucedo intentó evidenciar a los jueces su recta actuación y el interés de diversos medios por “oprimir a los Ucedos”. Sin embargo, ni el cabeza de familia ni sus hijos lograron devolver al linaje la posición que habría detentado en las décadas de 1660 y 1670: don Sebastián falleció en Milán en 1688, demostrando en sus últimos años de vida la fragilidad de su posición política y su escaso arraigo dentro de las “parentelas” lombardas que, durante el dominio hispánico, controlaron y se repartieron los resortes del poder del Milanesado.

A la par de esta labor administrativa, Ucedo se constituyó en uno de los más importantes pensadores políticos del momento, como demuestra el juicio del erudito Nicolás Antonio, quien conoció su obra literaria: “[Ucedo] vir politicis rebus & historicis, quæ mutuo sese amplectuntur, non mediocriter exercitatus, variis lucubrationibus orbi erudito se totum reddidit”. Compuesta por nueve títulos manuscritos e impresos, la producción de Sebastián de Ucedo se centra en cuestiones estrictamente políticas. La preocupación por la ideal formación del soberano-gobernante barroco aparece en su famosa versión de El Príncipe deliberante abstracto en idioma castellano (publicado en Milán hacia 1670 y reeditado en otras ocasiones, con sendas dedicatorias al duque de Osuna y al de Medinaceli), en su manuscrita traducción de la instrucción de François Le Motte sobre la educación del joven Luis XIV o en el raro impreso Índice del Mundo (impreso en Milán en 1672). Otro polo de atención de la pluma de Ucedo recae en los memoriales que escribió sobre la administración de los reinos y territorios italianos de la Monarquía Católica o en cuestiones relativas a la propia idiosincrasia moral del hombre. Respecto a este tema cabe resaltarse su manuscrito La Virtud de los Paganos, traducción del francés efectuada hacia 1670-1680, y su versión del conocido tratado de N. de la Chambre Los caracteres de las pasiones humanas y arte de conocer el hombre. Por último, aparte de otras obras menores, como La Política del Tiempo o El viage infructuoso del conde de Vindisgrats a París, es preciso resaltar la solemne elegía fúnebre sobre las exequias de la duquesa de Uceda encargada a Ucedo por el duque de Osuna, su principal protector y valedor durante gran parte de su vida política.

 

Obras de ~: M. de la Chambre, Los caracteres de las pasiones humanas y arte de conocer el hombre, trad. del francés y vers. de ~, Milán, por los herederos de F. Grisolsi, 1668; T. Roccabella, El Príncipe deliberante abstracto en idioma castellano, trad. del it. y vers. de ~, Milán, c. 1670 (Colonia, 1678); Theatro de la Gloria consagrado a la Excelentísima Señora Doña Feliche de Sandoval Henríquez, duquesa de Uceda difunta, por el Excelentísimo Señor D. Gaspar Téllez Girón, duque de Osuna, governador de Milán en sus solemnes Exequias celebradas en Milán, Milán, 1671; Índice del Mundo conocido, obra geográfica, topográfica y hidrográfica para facilitar la inteligencia del dominio de los Reyes y Príncipes, Milán, en el Real y Ducal Palacio por Marcos Antonio Pandulfo Malatesta, 1672; Tratado económico sobre la defensa del Estado de Milán, y de sus riberas, fortificación de sus Plazas, su situación, y dotación del Exército y guarniciones tanto para el tiempo de la Paz, como para el de la Guerra. El Consejo fiel para las cosas presentes de Italia [ms. citado por N. Antonio, Bibliotheca Hispana Nova, Madrid, Joaquín Ibarra, 1783]; La Política del Tiempo (ms. citado por N. Antonio, op. cit.); El viage infructuoso del conde de Vindisgrats a París (ms. citado por N. Antonio, op. cit.); La instrucción que formó Francisco la Mote la Vaier para la educación de Luis XIV, Rey de Francia, trad. del fr. y vers. ms., de ~, (citada por N. Antonio, op. cit.); La Virtud de los Paganos trad. del fr. de ~, s. f.

 

Bibl.: N. Antonio, op. cit., t. II, Madrid, por la viuda y herederos de Joaquín de Ibarra, 1788; A. Álvarez-Ossorio Alvariño, La República de las parentelas. El Estado de Milán en la monarquía de Carlos II, Mantua, Arcari Editore, 2002; M. Á. Ochoa Brun, Historia de la diplomacia española. La diplomacia en la Era del Barroco, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores y de cooperación, 2005 (2 vols.); C. F. Goriani, Libro secondo di memorie delle cose correnti degne d'osservazione seguita sotto il Governo dell'Eccellentissimo Signor Don Luigi de Guzman Ponze de Leon Governatore di Milano (Milán, 1666-1671), Gli Archivi Storici, Dipartimento informatica e comunicazione dell’Università degli Studi dell’Insubria, (ed. digital).

 

Roberto Quirós Rosado

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