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Manuel Lobo y Campos

Biografía

Lobo y Campos, Manuel. Xalapa (México), 24.XII.1768 – San Fernando (Cádiz), 16.XII.1840.

Brigadier de la Real Armada, combatiente en Trafalgar y en la Guerra de la Independencia. Fueron sus padres Juan Santiago Lobo Candiani, natural de Cádiz, comerciante, y Manuela de Campos Arraido, nacida en Veracruz, siendo sus abuelos paternos Jerónimo Lobo, natural de Génova, y María Micaela de Arraido, nacida en Veracruz.

A los quince años comenzó a servir en la Armada sentando plaza en la Real Compañía de Guardia Marinas de Cádiz el 29 de marzo de 1784 y, cursados sus estudios con notable aplicación, embarcó el 1 de agosto de 1785 en el navío España para hacer su primera campaña de mar trasbordando después a la fragata Clotilde, con la que realizó diversas comisiones en La Habana y Veracruz, regresando a Cádiz, donde fue promovido a alférez de fragata el 6 de marzo de 1787, prestando servicios en la fragata Guadalupe, urca Santa Rita y fragata Matilde. Obtuvo el empleo de alférez de navío el 24 de marzo de 1789 y pasó a servir en los batallones de Marina del departamento de Cádiz, embarcando de transporte en el navío San Dámaso para Cartagena, incorporándose a la escuadra del marqués de los Camachos, con la que salió de Cartagena a practicar las evoluciones de táctica naval y, concluidas éstas, entró en Cádiz y quedó formando parte de la Armada del Océano bajo la insignia del marqués del Socorro. A bordo de la fragata Catalina, asistió a dos acciones de guerra en aguas de Ceuta y, al regresar la expedición a Cádiz, quedó desembarcado por hallarse enfermo, pero, una vez restablecido, fue destinado como teniente a la 1.ª Brigada de Artillería de Marina, pasando después a Ferrol de transporte en la fragata Rosalía para embarcarse en los buques que se armaban en dicho departamento. Por los méritos que había contraído en la expedición a Ceuta, fue recompensado con la merced del hábito de la Orden de Alcántara, sin que conste que por esa época hiciese gestión alguna para cruzarse en ella.

Al presentarse en el departamento de Ferrol, fue destinado al navío Magnánimo, que mandaba el capitán de esta clase Ramón Topete, pero, siguiendo la tónica de la época, realizó diferentes trasbordos a buques de diversas escuadras y mandos y, así, en el navío Reina Luisa dio la vela con la escuadra para el Mediterráneo y cruzó sobre el cabo de Creux hasta que, unido a la escuadra inglesa del almirante Hood, entró en la rada de Tolón tomando posesión de la plaza y arsenal, en el que ejerció funciones de sargento mayor de las tropas de Artillería de Marina, participando en dos acciones de guerra, hasta que, abandonada la plaza, salió para Cartagena con su escuadra. En recompensa a los méritos que contrajo en las operaciones de defensa de Tolón fue incluido en la promoción que tuvo lugar en la Armada con el ascenso a teniente de fragata (25 de enero de 1794).

Nombrado el 4 de agosto siguiente 2.º jefe de la Brigada de Artillería de Marina, embarcó con ella en el navío Infante Don Pelayo que mandaba el brigadier Pedro de Winthuysen, capitán de banderas del teniente general José de Córdova. En el citado navío, más tarde, bajo el mando de Cayetano Valdés, realizó diversas comisiones en el Mediterráneo. Trasbordado al Santísima Trinidad, practicó varios cruceros sobre la costa de África, pero, elegido por el jefe de escuadra Domingo de Nava para servir el cargo de ayudante en la de su mando, trasbordó al navío Bahama con aquel general, quedando agregado a la Armada del Océano del marqués del Socorro. El 14 de enero de 1797, con la citada escuadra del general Nava, condujo tropas y pertrechos de guerra a Barcelona y Algeciras, incorporándose después sobre el cabo de San Vicente a la del general Córdova. Trasbordó el general Nava su insignia al navío Conde de Regla y le siguió Lobo como su ayudante, quedando agregado a la escuadra del teniente general Gravina y más tarde a la del teniente general Mazarredo. Establecidas las fuerzas sutiles para la defensa de la bahía y plaza, Lobo prestó en ellas buenos servicios. Siendo comisionado repetidas veces para los parlamentos que ocurrieron con la escuadra inglesa que bloqueaba Cádiz y el 3 y 5 de julio se halló en los ataques que dieron los enemigos cuando intentaron bombardear la plaza.

Lobo fue elegido por el teniente general Federico Gravina para ser su ayudante. El 1 de agosto de 1801 trasbordó al navío Purísima Concepción sirviendo su destino hasta el 29 de octubre, en que, sintiéndose enfermo, le fue concedida licencia para emprender viaje a Cádiz para atender el restablecimiento de su salud. En marzo de 1802 solicitó y obtuvo el destino de ayudante de la Capitanía del puerto de Cádiz. En el desempeño de dicho cargo, fue ascendido a teniente de navío y en enero de 1804 se le confirió el mando de la cañonera n.º 4 en el apostadero de Algeciras, a servir a las órdenes del capitán de fragata Francisco Mourelle, que entonces mandaba las fuerzas sutiles que cruzaban contra la plaza de Gibraltar con motivo de la declaración de guerra contra Gran Bretaña, prestando a bordo del citado buque excelentes servicios y asistiendo a diversas funciones de guerra. Destinado poco más tarde a la escuadra del general Gravina, embarcó en el navío Santa Ana y tomó parte en el combate de Trafalgar el 21 de octubre de 1805. La defensa del Santa Ana fue heroica, pero tuvieron que sucumbir y fueron hechos prisioneros; al siguiente día, después de observar que salían de Cádiz algunos navíos, se sublevaron, prendieron a los ingleses que marinaban su barco y el día 23 entraba en la bahía el Santa Ana arbolando la bandera e insignia españolas, remolcado por una fragata francesa. Por su comportamiento en acción tan significada fue ascendido a capitán de fragata el 9 de noviembre siguiente, quedando embarcado en el mismo buque de tercer comandante, destino que sirvió hasta el 1 de octubre de 1806, que desembarcó por haber sido nombrado comandante de uno de los batallones de Infantería de Marina.

Destinado a las órdenes del general Cayetano Valdés en 1810 en pleno bloqueo francés de Cádiz, se le confirió el mando del apostadero de lanchas cañoneras situadas en la Aguada y, poco más tarde, pasó a ejercer el de las estacionadas en Punta Cantera, en las cuales se hallaba con su división en el ataque que sostuvo esta fuerza contra la costa enemiga del caño del Trocadero, encontrándose también en la batalla de Chiclana y en el asedio que las tropas francesas sometieron a la Isla de León, siendo excelentes los servicios prestados.

El 30 de mayo de 1815 obtuvo el empleo de capitán de navío y al siguiente año la Cruz de San Hermenegildo y la de la Marina laureada, que se crearon en aquella época, y continuó prestando servicios en la Compañía de Guardia Marinas, permaneciendo en ella los años del trienio constitucional. El 16 de noviembre de 1825 se le declaró purificado por la Junta Superior en atención a su conducta política y militar durante el citado trienio.

Ascendido a brigadier en el año 1825, en atención a sus méritos docentes se le nombró, por Real Orden de 16 de enero de 1826, director principal del Colegio de Guardias Marinas que se estableció entonces en el arsenal de La Carraca, en cuyo destino cesó el 4 de febrero de 1828 al suprimirse el citado centro de enseñanza. El estado decadente de su salud, agravado por las privaciones y miserias que experimentaban los oficiales de la Armada por el enorme retraso en las pagas, le obligó a permanecer en su casa al no poder soportar los gastos a los que obligaban los destinos activos y los mandos, quedándose cinco años en este retiro en espera de una mejora de tiempo y circunstancias, y al fin fue nombrado el 28 de noviembre de 1833 comandante militar de Marina del Tercio Naval de Málaga y en diciembre de 1834 fiscal militar de Marina en las tres salas del Supremo Tribunal de Guerra y Marina. Su salud empeoró notablemente en el desempeño de este cargo, por lo que solicitó, ante una alarmante pérdida de visión, licencia para San Fernando, pero, ante su falta de mejoría, quedó definitivamente jubilado en 1837 y tres años más tarde, el 16 de diciembre de 1840, falleció en San Fernando, donde había fijado su residencia.

 

Bibl.: C. Riquer y Zabecoe, Diario de la Marina, Madrid, s. f.; F. Moya y C. Rey Joly, El ejército y la marina en las Cortes de Cádiz, Cádiz, Tipografía Comercial, 1913.

 

José Cervera Pery

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