Ayuda

Juan de Lucena

Biografía

Lucena, Juan de. Soria, c. 1430 – ?, c. 1501. Eclesiástico, diplomático y prosista.

Existen dudas acerca de la biografía de Juan de Lucena que hasta la fecha no han sido resueltas totalmente.

Alcalá (1968: 119-121) apuntó la posibilidad de que fuese el mismo personaje que el impresor Juan de Lucena, primero en imprimir libros en hebreo en España y que hacia 1481 huyó a Italia para evitar el acoso de la Inquisición, pero esta identidad no es aceptable en vista de los hechos y fechas de su biografía.

Autores como Conde (2002: 666) estiman que fue hijo de Martín González de Lucena el Macabeo, médico del marqués de Santillana, y padre de Lucena, el autor de Repetición de amores. Otros como Binotti (2004: 21) proponen que fue hijo de Juan Ramírez de Lucena, escribano de la cámara del Rey y arrendador, y Catalina Ramírez. Diago (1993) añade que tuvo al menos dos hermanos y una hermana —el comendador Diego Ramírez de Lucena, Carlos de Lucena, criado del cardenal Mendoza, y Constanza Ramírez de Lucena— así como una hija ilegítima. Sí se da por seguro el hecho de que nació en Soria en torno a 1430 en el seno de una familia de conversos.

Lucena parece haber estado destinado a la carrera eclesiástica desde una edad temprana. Comenzó sus estudios en la escuela capitular de El Burgo de Osma, de donde se trasladó a Burgos para estudiar bajo los auspicios del obispo Alonso de Cartagena.

Tras pasar por la Corte de Alfonso V en Nápoles, en 1458 obtuvo un puesto de familiar del papa Pío II probablemente debido a la influencia de Cartagena.

En esos años recibió del Papa el nombramiento de protonotario apostólico y una serie de beneficios eclesiásticos en Sevilla, Burgos y Salamanca. Fue durante su estadía en Italia, en 1463 o poco antes, cuando escribió su obra más conocida, el Diálogo “De vita beata”.

Tras la muerte del Pontífice en 1464 regresó a España y entró al servicio del infante Fernando de Aragón como miembro de su Consejo desde 1470 y como diplomático. En esta calidad participó en la firma del tratado que puso fin a la Guerra de las Rosas en 1471; en el mismo año participó en las negociaciones de continuación de la alianza militar entre Aragón y Flandes. También aparece como uno de los signatarios del tratado del 12 de septiembre de 1471 por el que Enrique IV reconocía a su hermana Isabel como heredera al trono de Castilla.

La labor diplomática de Lucena continuó con la subida al trono de Isabel la Católica con su participación en diversas misiones en Flandes e Inglaterra.

Durante esta época recibió además una nueva serie de beneficios eclesiásticos en Oviedo y en Talavera de la Reina. Poco después de octubre de 1480 envió una carta consolatoria a Gómez Manrique tras la muerte de la hija de éste que se conserva con su correspondiente repuesta. En la epístola Lucena aparece como “extremadamente puntilloso en cuestiones de dogma” (Medina Bermúdez, 1997: 256).

Hacia 1482 parece haber sido apartado de la diplomacia, ya que, desde esa fecha, su nombre no vuelve a aparecer en documentos de esa índole. Pese a la ausencia de la vida pública, continuó recibiendo mercedes de los Reyes Católicos y ostentó, desde una fecha que no se puede precisar, el cargo de abad de Covarrubias.

Fue durante esta época cuando retomó su producción literaria: en la primera mitad de la década produjo la Epístola exhortatoria a las letras, y, probablemente unos años más tarde, el Tractado de los gualardones acerca de la caballería y la heráldica. En 1490 escribió una carta, hoy perdida, a los Reyes Católicos protestando acerca del trato dispensado a judíos y conversos y de la que tuvo que retractarse en un acto público.

Las últimas noticias referidas a Lucena indican que en 1493 cedió sus rentas abaciales a Luis Hurtado de Mendoza a cambio de una pensión anual y, ya en 1501, hizo testamento a favor de su sobrino Luis Ramírez de Lucena.

El Diálogo “De vita beata” es una imitación literaria escrita en castellano del Dialogus de felicitate vitae (1448) de Bartolomeo Facio, obra bien conocida en Castilla pero fruto de una controversia que Lucena pudo haber experimentado de primera mano en círculos humanistas italianos. El Dialogus de felicitate vitae es a su vez una refutación de las ideas expuestas por Lorenzo Valla en su De vero bono que Facio entendió como una defensa del epicureísmo. La obra de Facio está escrita en forma de diálogo entre tres humanistas italianos —Guarino da Verona, Antonio Beccadelli “Panormita” y Giovanni Lamola— que argumentan que el hombre no puede alcanzar la felicidad en su vida terrenal y, por tanto, debe aspirar a ella después de la muerte.

La obra de Lucena se acerca a la versión de Facio, pero va más allá de la mera imitación al añadir cambios al contenido y estilo de la obra. Así tiene la forma de un diálogo imaginario entre Alonso de Cartagena, obispo de Burgos, Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, y el autor Juan de Mena que se encuentran un día en la sala real y debaten sobre cómo alcanzar la felicidad. El propio Lucena aparece como audiencia del debate hasta que es descubierto por los protagonistas e invitado a tomar parte. Pese a contener interesantes noticias sobre la situación histórica contemporánea las opiniones expresadas por los protagonistas en el Diálogo no se corresponden con las de los personajes históricos que representan. Cartagena abre la obra expresando la idea de que la felicidad no puede ser alcanzada en la vida terrena. A continuación intervienen Mena, que defiende la vida activa, y Santillana, que defiende la contemplativa, como fuentes de felicidad y les responde Cartagena.

Entonces interviene Lucena con un parlamento sobre el placer terrenal y la indicación de que se siente incapaz de decidir quién es el ganador del debate. Finalmente interviene Cartagena hablando del placer de la gloria eterna.

Al igual que la obra de Facio, el Diálogo “De vita beata” es una refutación del epicureísmo con sus implicaciones materialistas y de rechazo de la noción de la inmortalidad del alma.

Pese a que los motivos que llevaron a Lucena a escribir no están claros, es posible que sirviese como vehículo para el autor, como converso, de afirmarse en la ortodoxia, aunque Medina Bermúdez (1999) ha apuntado que la controversia religiosa está presente en el texto.

En el aspecto estilístico la obra destaca por utilizar la lengua castellana como vehículo de éxito para el discurso humanístico; por la individualización lingüística de sus protagonistas —latinizante la lengua de Mena, castiza la de Santillana—; y por ser una de las obras que introducen el diálogo ciceroniano en las letras españolas.

La Epístola exhortatoria a las letras está dirigida a Fernando Álvarez Zapata, secretario de los Reyes Católicos, y constituye una defensa del estudio de la gramática latina como vehículo para alcanzar la scientia, que es el bien supremo. La obra comparte algunas de las innovaciones introducidas por el humanismo al género epistolar: la denominación de “letra mensajera” y la influencia de las epístolas de Cicerón y las cartas humanistas italianas. El texto comienza con un exordio en el que se consideran dos tipos de ocio: el voluntario, que sirve de descanso, y el involuntario donde el individuo, forzado a abandonar sus deberes públicos a causa del exilio, contribuye a la causa pública a través de la escritura de epístolas. Además de los ecos ciceronianos del tema del exilio esta alusión parece referirse al cese de las labores diplomáticas del propio Lucena en torno a 1482. La carta prosigue con una narratio en la que se elogia la decisión de Álvarez Zapata de dedicar una hora diaria al estudio de la gramática latina, que es la base del conocimiento filosófico. Lucena refleja en esta obra la filosofía pedagógica de su mecenas Pío II —descrita en Ad Sigismundo epistola y De liberorum educatione— según la que sólo aquellos que combinan el estudio de la filosofía con el servicio público son de utilidad a la república.

Pero estas ideas están adaptadas a la realidad de la Castilla de finales del siglo XV y a la audiencia de nobles a la que, al fin, se dirige al reconocer que éstos deben pasar por un período de aprendizaje de la lengua latina antes de poder progresar a otras áreas del conocimiento.

El Tractado de los gualardones es una obra acerca de los orígenes de la heráldica que se puede relacionar con otros tratados del siglo XV como la Cadira de honor de Juan Rodríguez del Padrón o el Tractado de las armas de Diego de Valera. Contiene una serie de reflexiones sobre la vida en la Corte y las normas y el ceremonial cortesano, pero también se puede interpretar como una llamada al reconocimiento por parte de los Reyes de los méritos de sus súbitos y una justificación de los galardones que éstos reciben. No hay fecha de composición segura pero la mención de la Guerra de Granada como una campaña en curso indica que fue escrita entre 1482 y 1492.

 

Obras de ~: Diálogo “De vita beata”, c. 1463 (Zamora, Antonio de Centenera, 1483; Burgos, Juan de Burgos, 1499; Burgos, Juan de Burgos, 1502; [Sevilla, Juan Varela de Salamanca, 1514-1517]; Medina del Campo, Pedro de Castro, 1543; ed. y notas de A. Paz y Meliá en Opúsculos literarios de los siglos XIV a XVI, Madrid, Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1892, págs. 105-208; ed., introd. y notas de G. M. Bertini y R. Radicati di Marmorito, en Testi spagnoli del secolo XV, Turín, Gheroni, 1950, págs. 97-182); Carta de consolación a Gómez Manrique, octubre de 1480 post. (ed. de M. Carrión, “Gómez Manrique y el protonotario Lucena: dos cartas en memoria de Jorge Manrique”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 81 (1978), págs. 564-582); Epístola exhortatoria a las letras, p. m. década de 1480 [ed. y notas de A. Paz y Meliá en Opúsculos literarios de los siglos XIV a XVI, Madrid, Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1892, págs. 206-246; ed., introd. y notas de L. Binotti, “La Epístola exhortatoria a las letras de Juan de Lucena”, en La Corónica, 28 (2000), págs. 51-80]; Tractado de los gualardones, 1482-1492 (ed. y notas de R. Lapesa, “Sobre Juan de Lucena: escritos suyos mal conocidos o inéditos”, en De la Edad Media a nuestros días: estudios de historia literaria, Madrid, Gredos, 1982, págs. 123-144).

 

Bibl.: M. Morreale, “El tratado de Juan de Lucena sobre la felicidad”, en Nueva Revista de Filología Hispánica, 9 (1955), págs. 1-21; A. Alcalá, “Juan de Lucena y el pre-erasmismo español”, en Revista Hispánica Moderna, 34 (1968), págs. 108- 131; O. Di Camillo, El humanismo castellano en el siglo XV, Valencia, F. Torres, 1976, págs. 255-276; J. C. Conde, “El siglo XV castellano a la luz del Diálogo de Vita Beata de Juan de Lucena”, en Dicenda: Cuadernos de Filología Hispánica (DCFM), 4 (1985), págs. 11-34; C. Carrete Parrondo, “Juan Ramírez de Lucena, judeoconverso del renacimiento español”, en Exile and Diaspora: Studies in the History of the Jewish People Presented to Professor Haim Bernart, Jerusalén, Ben-Zvi Institute of Yad Izhak Ben-Zvi and the Hebrew University of Jerusalem, 1991, págs. 168-179; A. Vian Herrero, “El Libro de Vita Beata de Juan de Lucena como diálogo literario”, en Bulletin Hispanique, 93 (1991), págs. 61-105; J. C. Conde, “El manuscrito II-1520 de la Biblioteca de Palacio: un nuevo testimonio del Diálogo de vita beata de Juan de Lucena”, en La Corónica, 21.2 (1993), págs. 34-57; “Otro testimonio manuscrito de un villancico tradicional”, en Journal of Hispanic Research, 1 (1993), págs. 203-206; M. Diago, “El protonotario Lucena en su entorno sociopolítico: nuevos datos sobre su biografía”, en Sefarad, 53 (1993), págs. 249-272; J. C. Conde, “El manuscrito II-1520 de Palacio y la Celestina: balance y estado de la cuestión”, en Cinco siglos de “Celestina”: aportaciones interpretativas, Valencia, Universitat, 1997, págs. 161-185; O. Di Camillo, “Interpretations of Humanism in Recent Spanish Renaissance Studies”, en Renaissance Quarterly, 50.4 (1997), págs. 1190-1200; A. Medina Bermúdez, “El diálogo De Vita Beata de Juan de Lucena: un rompecabezas histórico (I)”, en DCFH, 15 (1997), págs. 251-269; “El diálogo De Vita Beata de Juan de Lucena: un rompecabezas histórico (II)”, en DCFH, 16 (1998), págs. 135-170; “Los inagotables misterios de Juan de Lucena”, en DCFH, 1999 (17), págs. 295-311; L. Binotti, “Acerca de las glosas al Diálogo de vita beata”, en La Corónica, 29 (2001), págs. 185-200; J. C. Conde, “Juan de Lucena: Diálogo ‘De Vita Beata’”, en Diccionario filológico de la literatura medieval española, Madrid, Castalia, 2002, págs. 666-669; L. Binotti, “Juan de Lucena”, en Dictionary of Literary Biography volume 286: Castilian Writers, 1400-1500, Detroit, Thomson Gale, 2004, págs. 31-36.

 

Rosa Vidal Doval