Munia. Muniadonna o Mayor. ?, c. 995 – c. 1046. Reina de Pamplona por su matrimonio con Sancho III Garcés el Mayor (1010) y condesa de Castilla tras la muerte de su hermano el “infante” García Sánchez (1009-1029).
Era la hija primogénita del conde Sancho García y de su esposa Urraca Gómez, hija del conde Gómez Díaz de Saldaña y de Muniadonna Fernández y, a través de ésta, nieta del conde Fernán González. Es probable que el último nombre de Mayor lo adoptara cuando su tía Mayor le transfirió (1025) las funciones políticas que se había reservado al menos sobre la Alta Ribagorza. Parece menos creíble que le fuese asignado cuando, asesinado su joven hermano el “infante” García (1029), recayeron en ella los derechos de sucesión en el condado castellano y se quisiese entonces subrayar que, como primogénita, era “mayor” que el difunto y sus demás hermanas.
Sus nupcias con el monarca pamplonés (1010) constituyen un dato concluyente sobre una relación personal privilegiada con el conde Sancho García, el magnate hispano-cristiano entonces más prestigioso, aunque no conviene olvidar que era y nunca pudo pensar en ser algo más que un mandatario del rey de León en la gran circunscripción condal de Castilla.
Ambos cónyuges eran bisnietos de Fernán González, Munia a través de su abuelo paterno García Fernández y Sancho por su abuela paterna Urraca Fernández; los dos eran también tataranietos de Sancho I Garcés, Sancho por su bisabuelo paterno García I Sánchez y Munia por su bisabuela también paterna Sancha Sánchez. Sin embargo y como era entonces habitual, no debió de alegarse la nulidad matrimonial por el impedimento canónico de cercano parentesco entre los cónyuges. Por lo demás, este enlace iba a tener una trascendencia inmediata entonces insospechada, aunque es indudable que desde mucho tiempo atrás semejantes lazos de parentesco, reiterada y crecientemente endogámicos, tendrían como trasfondo político la defensa del pueblo cristiano como gran proyecto común de todas las monarquías del Occidente europeo y, de forma mucho más viva, de las que habían surgido al clamor de la liberación de las tierras cristianas sometidas por el Islam.
Quizás en concepto de arras asignó Sancho a su esposa Munia las rentas de sus “honores” o distritos del territorio aragonés, asignadas anteriormente a la reina Urraca, mujer de Sancho II Garcés. E hipotéticamente también la nueva Reina tal vez aportó entre su ajuar un objeto de singular valor entre los que su padre el conde castellano podía haber ganado como botín o recompensa en su expedición cordobesa del 1009, la conocida arqueta de Leire, obra “de sin igual finura y riqueza” y la más valiosa de la eboraria cordobesa, delicadamente cincelada y fechada en el año 1005 por un equipo de artífices dirigidos por Faray en el taller de Madinat al-Zahra para mayor honra de ‘Abd al-Malik, y ofrecida después y posiblemente por los propios Monarcas a la abadía de San Salvador de Leire para servir como sagrado depósito de las reliquias de las santas mártires Nunilón y Alodia.
Amparándose en los derechos sucesorios de Munia, como nieta de Ava, esposa de Fernán González, y más directamente como sobrina de la condesa Mayor, Sancho el Mayor incorporó el condado de Ribagorza al reino pamplonés (1018-1025). También en nombre de su mujer, heredera de su hermano el “infante” García (muerto en 1028-1029), ejerció dicho Monarca las funciones condales en Castilla, donde había eventualmente intervenido en apoyo de su joven cuñado.
Como antes su esposo el rey pamplonés, Munia fue inhumada en el panteón condal castellano de Santa María de Oña, fundado por sus padres. En su matrimonio con Sancho el Mayor engendró al menos cuatro o quizá cinco vástagos varones, el primogénito García, futuro rey de Pamplona (nacido en 1011-1012), Fernando (nacido en 1014-1015) y Gonzalo (nacido en 1016-1017), futuros reyes de Pamplona, Castilla- León y Sobrarbe-Ribagorza, respectivamente; más un Ramiro (nacido en 1013/1014) fallecido apenas cumplidos los siete años de edad, así como un dudoso Bernardo. Conforme a la estrategia de imposición del nombre en la familia regia pamplonesa, para el primogénito legítimo y heredero del reino se había reservado el indicador García de su abuelo paterno cual correspondía dentro de su alternancia ya tradicional con Sancho. La ascendencia materna se hace presente tanto en el nombre de Fernando como en el de Gonzalo, por referencia sin duda en ambos casos al indicador completo de su tatarabuelo, el conde castellano Fernán González. La hija Jimena (nacida c. 1019), cuyo nombre remite a la madre leonesa de Sancho el Mayor, casaría en su día con el monarca leonés Vermudo III. No es preciso reseñar aquí los problemas y discordias que iba provocar la herencia castellana de Munia durante la siguiente generación.
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Ángel Martín Duque