Hurtado Valhondo, Antonio. Cáceres, 11.IV.1824 – Madrid, 19.VI.1878. Político y escritor.
Hurtado recibió su primera formación en el colegio de Humanidades de Cáceres y en esa misma ciudad inició su actividad literaria, estrenando en 1841 y en 1842 dos obras teatrales, hoy perdidas, La fortuna de ser loco y La conquista de Cáceres. En 1845 se fecha la llegada a Madrid del escritor cacereño para colaborar con artículos y poemas en periódicos, como El Heraldo, El Español o El Siglo Pintoresco, y hasta llegó a fundar algunas revistas, de vida efímera, como El Mentor de las Revistas y Mundo Nuevo (en las que atacó las reformas del ministro Bravo Murillo). Tuvo como principal valedor en la Corte al conde de Santa Olalla.
No tuvo especial suerte en su vida privada y afectiva: dos matrimonios, pronto frustrados, con Cristina de Velasco y Chávarri y con Fernanda Valcárcel y Mazón. Poco después, Hurtado inició su trayectoria política, siendo nombrado en 1859 gobernador civil de Albacete, a la par que siguió con sus colaboraciones literarias, ahora en la afamada revista de Mesonero Romanos Semanario Pintoresco Español, con artículos costumbristas (“Las mañanas del Retiro”, por ejemplo) o romances que luego acabaron formando uno de sus mejores libros: Romancero de Hernán Cortés, que apareció póstumo, en 1904, en lujosa edición. Era a la sazón militante de la Unión Liberal, y después de ejercerlo en la mencionada capital manchega, desempeñó los gobiernos civiles de Jaén, Valladolid y, finalmente, en 1865, de Barcelona. Allí desarrolló una labor muy meritoria con motivo de la emergencia suscitada por una importante epidemia de cólera. El periodista y escritor Nombela dio testimonio de la heroica entrega de Hurtado a su responsabilidad gubernativa hasta el punto de verse él mismo infectado por la mórbida enfermedad, de la que no llegó a reponerse totalmente, hasta provocarle la muerte pocos años después. En el Gobierno Civil de la capital catalana le sucedió el también escritor Gaspar Núñez de Arce, con quien Hurtado firmó y estrenó el drama Herir en la sombra. A partir de ese momento, teatro y política corrieron parejos en la vida de Hurtado y Valhondo. Diputado por Cádiz en 1866 y senador por Puerto Rico en 1867, logró alcanzar el puesto de ministro del Tribunal de Cuentas entre 1868 y 1875, año en que fue designado Consejero de Estado. Por esas fechas, Hurtado quemó sus últimos cartuchos como escritor. Sus últimas colaboraciones periodísticas aparecieron en La Ilustración Española y Americana, entre 1872 y 1876, y en la revista La España Artística, en donde ejerció la crítica teatral.
Como poeta, Hurtado fue una prolongación de la poesía narrativa romántica, editada en sus tres meritorias colecciones de “romances histórico-legendarios”: Romancero de la Princesa (1852), Madrid Dramático (1870) y el ya citado Romancero de Hernán Cortés. También fue autor de un curioso poemario lírico-religioso dedicado a la patrona cacereña: Cantos a la Virgen de la Montaña (1859). Como autor teatral (faceta en la que más destacó en vida), Hurtado escribió un buen puñado de comedias de costumbres, dramas históricos y libretos de zarzuela, varios en colaboración, y algunos permanecen aún inéditos. Y fue también autor de cuatro curiosas novelas: Una broma del diablo (1849), Lo que se ve y lo que no se ve (1855), Cosas del mundo (1849) y, la mejor de todas, Corte y cortijo (1870, con diez grabados de Valeriano Bécquer), novela totalmente epistolar en la que se defiende la clásica tesis de “alabanza de aldea y menosprecio de Corte” relacionada, además, con una importante preocupación social de la época, como era la educación de las muchachas burguesas.
Obras de ~: El Velludo, Madrid, Compañía Tipográfica, 1843; Mateo el veterano (teatro), Madrid, Vicente de Lalama, 1846; Cosas del mundo, Madrid, Santa Coloma, 1849; El romancero de la Princesa, Madrid, Rivadeneyra, 1852; El médico de cámara (teatro), Madrid, Círculo Literario Comercial, 1853; Entre dos aguas (zarzuela), Madrid, Tejado, 1856; Gato por liebre (teatro), Madrid, José Rodríguez, 1856; Cancionero de la Virgen de la Montaña, Cáceres, 1859; Madrid Dramático. Colección de leyendas en verso de los siglos xvi y xvii, Madrid, 1870 (Madrid, Saeta, 1942); Corte y Cortijo, Madrid, 1870; Una canción de amor (zarzuela), Madrid, José Rodríguez, 1874; La voz del corazón (teatro), Madrid, Enrique Arrigue editor, 1880; Romancero de Hernán Cortés, Barcelona, José Espasa, 1904.
Bibl.: V. G. García Camino, Vida y obras de Antonio Hurtado. Aportación para su estudio, Cáceres, 1977; A. S ancho Sáez, “Antonio Hurtado en Jaén”, en Alcántara (Diputación de Cáceres), 7 (1986), págs. 83-93; G. Torres Nebrera, Antonio Hurtado Valhondo y Adelardo López de Ayala. Entre literatura y política, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1988 (col. “Cuadernos Populares”, n.º 23); G. Rey Faraldos, “Hurtado y Valhondo, Antonio”, en R. Gullón (dir.), Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, vol. I, Madrid, Alianza Editorial, 1993, pág. 757.
Gregorio Torres Nebrera
