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Juan Núñez del Castillo y Piñero

Biografía

Núñez del Castillo y Piñero, Juan. Marqués de San Felipe y Santiago de Bejúcal (I). Almuñécar (Granada), 22.II.1660 ant. – La Habana (Cuba), 10.VII.1725. Militar, fundador de la ciudad de San Felipe y Santiago de Bejúcal.

Hijo de Leonor Elvira Rodríguez de Piñero Castillo y póstumo de Juan de Castilla Núñez del Castillo Espejo (Almuñécar, Granada, 1633-1659), fue bautizado el 22 de febrero de 1660 en la parroquia de la Encarnación de Almuñécar (Granada). Madre e hijo dejaron pronto la costa tropical española para afincarse en la americana, estableciéndose en Puerto Cabello, en Venezuela, donde Juan Núñez del Castillo llegó a ocupar el cargo de teniente de milicias del castillo de San Felipe. Posteriormente fue trasladado a Cumaná y a la isla Margarita, hasta recalar definitivamente en Cuba. El 1 de febrero de 1691 contrajo matrimonio en La Habana con la tinerfeña Rosa María Pérez de los Reyes Castellanos.

Pronto comenzó a prosperar Juan Núñez del Castillo en La Habana, recibiendo honores y tierras, lo que le permitió convertirse en un rico hacendado. Precisamente, en 1712 decidió donar cuatro caballerías de tierra de su hacienda “El Bejucal” para fundar a sus expensas una nueva población al margen de la capital cubana con treinta familias, en su mayoría de origen canario, que se hallaban diseminadas por los campos cercanos dedicadas al cultivo del tabaco, los conocidos como “vegueros” que fueron arraigando como gente independiente, y que tenían en sus manos la materia prima que logró los ingresos más importantes con las reformas económicas emprendidas por los Borbones, que llegaron a multiplicar hasta en diez veces el valor de las exportaciones americanas. En ese incremento asumieron una creciente importancia productos como el tabaco, el cacao, el azúcar, la cochinilla, el índigo y los cueros; en definitiva, recursos procedentes de zonas hasta ese momento marginales a la vinculación colonial con España. Así, el aumento del volumen y el valor del comercio ultramarino, la elevación del ingreso del Tesoro, las altas ganancias producidas por el monopolio del tabaco en incremento de las rentas derivadas del tributo y del impuesto sobre las ventas constituyen indicios suficientes del éxito alcanzado por los Borbones en la racionalización de la explotación colonial. Al capitán Núñez del Castillo, como propietario de molinos de rapé, le interesaba controlar aquella población dispersa y sin vínculos con el poder habanero, pero a tan sólo siete leguas de La Habana. Recibió la autorización real de fundación el 29 de abril de 1713 y quedó constituida el 9 de mayo del año siguiente con el nombre de San Felipe y Santiago —en memoria del rey Felipe V y del patrón de España, que tenía una ermita dedicada en dicho lugar—, siendo la primera población que alcanzó la categoría de ciudad después de La Habana y que fue una de las cinco ciudades sufragáneas de la isla. Entonces, Núñez del Castillo entregó en propiedad a cada una de las treinta familias un solar sin gravamen alguno y una caballería en arrendamiento con una renta de 250 pesos anuales si bien quedaban dispensados el primer bienio con objeto de iniciar el desmonte y las labranzas. Asimismo, donó a cada uno de los pobladores una yunta de bueyes, seis gallinas y un gallo, y puso a disposición de los vecinos una caballería para la obtención de leña, piedra u otros materiales de necesidad, e incluso les otorgó el derecho de uso del ganado de su propia hacienda. Además, donó los terrenos para la iglesia, plazas y casas para el cabildo y corral, según los planos trazados por el ingeniero Pedro de Menéndez Márquez. Por todo ello, se concedió a Juan Núñez del Castillo y Piñero el primer señorío de vasallos de la isla de Cuba —que posteriormente se consideraría a perpetuidad por Real Cédula de 19 de mayo de 1730—, cuyo término municipal gozó de una buena extensión desde los primeros tiempos de su fundación, abarcando los partidos de San Antonio de las Vegas, donde radicó la Comandancia Política y Militar, así como Batabanó, Quivicán y Gabriel (hoy La Salud), extendiéndose hasta la isla de Pinos. Se reservaba para el fundador la dignidad de adelantado y justicia mayor de la ciudad, a lo que también se unió la concesión del título de marqués de San Felipe y Santiago de Bejúcal, que sería la primera concesión de un título de Castilla a un residente habanero, aunque esta merced no se hizo firme hasta que su hijo Juan José Núñez del Castillo y Pérez de los Reyes obtuvo el correspondiente Real Despacho. Además, el capitán Núñez del Castillo sumó a esta dignidad nobiliaria la de gentilhombre de Cámara de Su Majestad y como tal otorgó poder para testar a favor de su consorte el 3 de enero de 1724 ante el escribano habanero Sebastián Fernández de Velasco.

Un año después murió en La Habana, siendo inscrita la defunción en la parroquia del Sagrario de la catedral, para después ser sepultado en el Monasterio de Santa Catalina de Sena. Su mujer no hizo testamento hasta el 16 de agosto de 1747, tres meses antes de fallecer, ante el escribano Francisco García-Brito, ordenando a su hijo fundar un importante mayorazgo.

 

Obras de ~: Archivo del Ayuntamiento de Bejúcal (Cuba), Acta de fundación de la Ciudad de San Felipe y Santiago, 1713.

 

Bibl.: M. M. Acosta, “Memoria sobre la Ciudad de San Felipe y Santiago de Bejúcal”, en R. Á. Cowley, Los tres primeros historiadores de la Isla de Cuba, La Habana, A. Pego, 1876- 1877, págs. 520-588; J. Fisher, Commercial Relations between Spain and Spanish America in the Era of Free Trade, 1778-1796, Liverpool, University, 1985; M. Zavala Menéndez (dir.), Historia Española de los Títulos concedidos en Indias, vol. II, Madrid, Editorial Nobiliaria Española, 1994, pág. 534; J. Le Reverend, Problemas de la formación agraria de Cuba siglos xvi y xvii, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1999, pág. 120; R. C. Arango Santaballa, La Sacarocracia. Historia de la Aristocracia Azucarera Cubana, Miami, Ego Group, 2006, págs. 104 y 490; A. Perera Díaz y M.ª A. Meriño Fuentes, “Esclavitud, familia y parroquia en Cuba”, en Revista Mexicana de Sociología (México), 68, n.º 1 (enero-marzo de 2006), págs. 152-153.

 

Iván F. Moreno de Cózar y Landahl, conde de los Andes