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Eugenio Gerardo Lobo Rodríguez

Biografía

Lobo Rodríguez, Eugenio Gerardo. Capitán Coplero. Cuerva (Toledo), 24.IX.1679 – Barcelona, VIII.1750. Escritor y militar.

De familia hidalga, era hijo de Eugenio Lobo, familiar del Santo Oficio, natural de Toledo y vecino de Cuerva, y de María Rodríguez, natural y vecina de dicha localidad toledana. Fue bautizado el 30 de septiembre del mencionado año en la parroquia de Santiago de Cuerva.

Siendo Eugenio Gerardo aún niño, se trasladó con su familia a Toledo, donde escribió sus primeras obras en edad muy temprana, como, por ejemplo, la loa El Triunfo de las mujeres, en cuyo largo título se afirma que la “escribió el autor de edad de trece años”. El propio Lobo dejó sobrado testimonio de esta precocidad literaria en varias de sus obras.

Ingresó pronto en el Ejército, donde sirvió primeramente como capitán de caballos corazas del Regimiento Viejo de Granada y posteriormente, y hasta su muerte, como oficial de las Guardias Españolas de Infantería, creadas en 1704 en la reorganización del ejército llevada a cabo por el francés Juan Orry, ministro de Felipe V, para superar el estado desastroso desde el punto de vista económico y moral en que se encontraba el ejército y hacer frente a la Guerra de Sucesión. De esta situación, empeorada por la profunda crisis económica en que estaba sumido el país, Lobo mismo daría testimonio en sus Irónicas instrucciones para ser buen soldado.

En la Guerra de Sucesión luchó del lado de Felipe V y participó en diversas operaciones militares. Tomó parte en la campaña de 1704 en la que varias plazas portuguesas cayeron en manos del ejército de Felipe V, antes de ser derrotado por las tropas aliadas mandadas por el general Fagel y por el marqués de las Minas, que se hicieron con los territorios de Castilla desamparados por los hispano-franceses. En 1705 intervino en la defensa de Badajoz, sitiada por las fuerzas partidarias del archiduque Carlos, episodio del que da cuenta en su poema épico Sitio de Badajoz. Las veintinueve octavas de la obra narran los pormenores del asedio y la defensa hasta que fue levantado el cerco tras la entrada de los refuerzos que el mariscal Tessé consiguió introducir en la ciudad.

En 1707 entró Lobo en Zaragoza a las órdenes del duque de Orleans, que había vuelto de Francia para ponerse al frente de las tropas felipistas hasta entonces mandadas por el duque de Berwick, vencedor de la importante batalla de Almansa (25 de abril de 1707) que produjo la caída del reino de Valencia y de la mayor parte de Aragón en manos de Felipe V.

Ese mismo año se hallaba Eugenio Gerardo Lobo en el asedio de Lérida, gobernada por Enrique de Armestad, que se rindió el 11 de septiembre. Lobo dedicó al hecho las ochenta octavas reales de su Sitio, ataque y rendición de Lérida, impresas poco después (1708) en Zaragoza, que, según nota al margen en la edición de Peña Sacra “las compuso el autor en la memoria y las refirió en el campo de Lérida, antes de escribir ninguna de ellas”.

El 29 de noviembre de 1710, al día siguiente de ser abandonada la ciudad por las tropas del archiduque, apareció Eugenio Gerardo en Toledo a caballo, estandarte en mano y acompañado de algunos soldados, para tomar posesión de la ciudad por orden del mariscal Pedro Ronquillo en nombre del rey Felipe V. A petición del Ayuntamiento, el capitán Eugenio Gerardo Lobo recibió orden de permanecer en Toledo con el fin de evitar disturbios públicos.

Al año siguiente (1711), se hallaba Lobo en Prats del Rey, plaza de poca importancia estratégica en cuya conquista, sin embargo, puso gran empeño el duque de Vendôme, que mandaba las tropas felipistas, con el fin de debilitar las fuerzas del general Starhemberg.

En 1712 se encontraba Lobo en tierras de la provincia de Badajoz y el 4 de octubre de ese mismo año tomó parte en el asedio a la localidad portuguesa de Campo Maior. De este hecho dejó constancia en las cincuenta y seis octavas de un poema titulado Sitio de Campo Mayor, que quedó inconcluso porque las tropas felipistas, mandadas por el marqués de Bay, levantaron el cerco, según Lobo “por la continuación de las lluvias”.

Los avatares de la guerra, tanto los acontecimientos importantes como las vicisitudes cotidianas, encontraron reflejo en los poemas de Eugenio Gerardo Lobo, que por aquel entonces estaban siendo publicados en pliegos sueltos de los llamados “de cordel”.

Predominan entre éstos, aparte de los poemas épicos mencionados, las obras de carácter burlesco dedicadas a los más variados asuntos, que son las que gozaron de mayor popularidad entre sus contemporáneos, aunque no faltan entre las burlas datos que informan acerca de las penurias sufridas durante la contienda.

Firmada la Paz de Utrecht en 1713 y tras la retirada de las tropas extranjeras de la Península, que apoyaban al archiduque, quedaron sólo algunos reductos de oposición a Felipe V, el más importante de los cuales era Barcelona, que cayó en 1714. Poco después lo hizo Mallorca, con lo que terminó la guerra.

Tras la guerra se inició un período de paz que, en lo que se refiere a las obras de Eugenio Gerardo Lobo, se caracteriza por una gran actividad editorial que no cesará durante el resto del siglo xviii. En estos años se publicó la mayor parte de la producción del militar poeta, que vio la luz en pliegos sueltos y ediciones más o menos completas de sus obras. Esta profusión de ediciones da cuenta de la enorme celebridad alcanzada por la obra del autor. Prueba de ello es, además, el hecho de que el mismo príncipe Luis, futuro Luis I, le encargara unos versos dirigidos a su esposa y que Ignacio Luzán elogiase en La Poética (1737) sus composiciones jocosas. Lobo frecuentó en estos años las tertulias y academias, donde lució su ingenio mediante composiciones de circunstancias en las que predominaban los temas ligeros y el tono burlesco y se hacía eco de algunas de las costumbres galantes de esta época como el conocido “chichisbeo”, en torno al que se formó una encendida polémica en la que Lobo, defensor de esta moda galante, tomó parte.

En 1718, según el testimonio que el propio Eugenio Gerardo Lobo dio en sus obras, se hallaba el autor en Montijo, y en 1723 o 1724 se encontraba en Madrid, en la casa de la condesa de Arcos de la calle de Fuencarral, según cuenta, imprecisión cronológica incluida en su Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras Diego de Torres Villarroel, quien fue requerido para investigar el origen de unos extraños ruidos que se producían en la mansión de la condesa. Torres Villarroel, espada en mano, intentaba resolver el enigma mientras todos los ocupantes de la casa, sin distinción de sexo ni condición, trataban infructuosamente de dormir en las catorce camas instaladas al efecto en el salón. Tras este misterioso episodio, que quedó sin resolver, recuerda Torres “las agudezas que sobre el asunto del espanto y la descomodidad se le ofrecieron a don Eugenio Gerardo Lobo, que era uno de los encamados en aquel hospital del aturdimiento y el espanto”.

En la Corte, con el grado ya de ayudante mayor de las Guardias Españolas de Infantería, se hallaba Lobo entre las tropas a las que pasó revista el rey Felipe V el 17 de julio de 1726.

En 1731, un año antes de la expedición a Orán en la que participó, se encontraba Eugenio Gerardo Lobo en Salamanca, en casa de Gregorio Tineo, maestrescuela de la catedral y hermano de José Tineo, amigo y compañero de armas del poeta. En esta ciudad, con motivo de la finalización de las obras de la catedral y el traslado del Sacramento al nuevo tabernáculo, recibió el encargo del Cabildo, junto con otros poetas renombrados del momento, de componer unos poemas dedicados al acontecimiento. Para festejar el hecho se celebraron actos religiosos y profanos entre el 10 de agosto y el 1 de septiembre de 1733. En el libro que da cuenta de los festejos, elaborado por el secretario del Cabildo, José Calamón de la Mata, se recogen las composiciones que Lobo escribió a los seis primeros asuntos propuestos y se alude a él con el grado de “coronel de los exércitos de Su Majestad y capitán de el regimiento de Reales Guardias de Infantería Española”.

En 1732, como se ha dicho, formó parte de la expedición que, al mando del conde de Montemar, recuperó la ciudad de Orán, perdida durante la Guerra de Sucesión. Lobo dejó constancia de tal hecho en el Rasgo épico de la conquista de Orán, extenso poema épico compuesto por ciento setenta octavas que, según el propio autor, fueron “principiadas en la misma expedición, proseguidas en el navío y finalizadas en Barcelona”. Se trata de una obra barroquizante de corte gongorino que, como otras del autor en este mismo estilo, recibió las críticas de los neoclásicos y, en general, las de la crítica posterior que ven en ella una muestra de la decadencia de la poesía posbarroca.

Como consecuencia del conflicto de la sucesión al trono de Polonia, comenzó en 1733 una nueva guerra en Europa que tuvo como escenario, entre otros, el suelo italiano y en la que España y Francia, unidas por el denominado “Primer Pacto de Familia”, se enfrentaron a Austria. En las operaciones militares participaron las Guardias Españolas de Infantería y con ellas Eugenio Gerardo Lobo. Durante el azaroso viaje de vuelta de Lobo, que partió de Italia la noche del 9 al 10 de enero de 1737 a bordo de la nave San Isidro, una tormenta estuvo a punto de hacer zozobrar la embarcación, que llegó a duras penas al puerto de Caller (Cagliari) en Cerdeña. Después de superar los recelos del virrey, el marqués de Rivaral, que temía una nueva invasión española de la isla, y ante la imposibilidad de reparar con rapidez la nave San Isidro, Lobo, a la sazón jefe de la expedición, logró salvar la situación fletando dos barcos ingleses que zarparon el 11 de febrero y desembarcaron en Alicante el día 24 del mismo mes. El conde de Calamandrano dedicó a este asunto un elogioso soneto en italiano, al que respondió Lobo con otro en español.

Al año siguiente (1738) se publicaron en Madrid, por vez primera con la autorización del autor, las obras reunidas de Eugenio Gerardo Lobo. Se trata de la conocida como edición de Peña Sacra, para la que el escritor aportó, según se dice en la dedicatoria, los borradores que conservaba de sus obras. Antes de que se finalizase la impresión tuvo que partir de la Corte con destino al valle de Arán, donde fechó el Romance a una señora de Zaragoza el 22 de septiembre de 1738.

Con motivo de la sucesión austríaca, España y Francia, que no reconocieron validez a la Pragmática Sanción promulgada por el emperador austríaco Carlos VI, muerto el 20 de octubre de 1740, no aceptaron como heredera a María Teresa de Austria y apoyaron, junto con Baviera, Sajonia, Cerdeña y Prusia, a Carlos de Baviera como sucesor al trono, en contra de Austria, los Países Bajos y Gran Bretaña, que ya se hallaba en guerra con España, en la llamada “Guerra de la Oreja de Jenkins”. Se firmó el “Segundo Pacto de Familia” entre España y Francia y comenzó un conflicto que duró siete años, sin que en él se apreciaran ventajas decisivas para ninguno de los bandos contendientes. Uno de los episodios más importantes de esta guerra fue la batalla de Campo Santo (8 de febrero de 1743), de resultado incierto, porque, aunque los españoles quedaron dueños del campo, sufrieron mayor número de bajas que los contrarios y tuvieron que retirarse poco después a Bolonia y a Nápoles. Gerardo Lobo, que por entonces tenía ya el grado de brigadier, participó en esta batalla, de la que salió con heridas que, según su propio testimonio, tardaron más de tres meses en cerrarse y de cuya convalecencia en Bolonia dio cuenta al reverendo padre maestro de la Orden de la Santísima Trinidad de Calzados y al brigadier Francisco de Carranza en sendas cartas, que se incluyeron en la edición de Peña Sacra. Durante su convalecencia estuvo hospedado en el Real Colegio de España o de San Clemente de los Españoles a cuyo rector expresó más tarde su agradecimiento en dos cartas que se conservan en el archivo de dicho Colegio.

En la Gaceta de 9 de abril de 1743 se publicó el reparto de recompensas: Eugenio Gerardo Lobo no resultó ascendido, sino que recibió una pensión sobre la Encomienda de Daimiel, que, no obstante, carecía de validez por no estar vacante. Lobo se sintió postergado y así se lo hizo saber a su compañero el brigadier Francisco de Carranza en la carta anteriormente citada. Algunos autores han atribuido esta postergación a una posible animadversión del rey Felipe V debida a que Lobo era autor de la Exhortación político-cristiana a la nación española, obra en la que se mostraba crítico con la situación política del momento. Tradicionalmente se ha señalado esta animadversión como la causa probable de que Lobo recibiese del mismo Rey el apelativo despectivo de “Capitán Coplero”. Lo cierto es que, poco después, en la Gaceta de 22 de mayo de 1743, se publicó el ascenso de Lobo a mariscal de campo. Con este grado se le encuentra en otros episodios militares de la Guerra de Sucesión austríaca que tuvieron lugar en territorio italiano: el sitio al castillo de Tortona, que se rindió el 4 de septiembre de 1745, el sitio de Valenza, cuya guarnición capituló el 30 de octubre del mismo año, el asedio de Casal en noviembre, cuyo asalto debía dirigir, entre otros oficiales, Lobo, y que no llegó a producirse porque la ciudad se rindió antes. En Bernate Ticino fechó el 7 de enero de 1746 la primera de las cartas al rector del Colegio de San Clemente de Bolonia, anteriormente citadas.

Antes de la muerte de Felipe V, el 9 de julio de 1746 Lobo fue nombrado gobernador y corregidor de Barcelona y su provincia y con este cargo fue mencionado en la Gaceta de 18 de abril de 1747 en la que se publicó su ascenso a teniente general. El 1 de julio de 1748 fechó en Barcelona la segunda de las citadas cartas al rector del Colegio de San Clemente de Bolonia. El cargo de gobernador tenía carácter interino, sin embargo, Lobo lo ejerció hasta su muerte, que se produjo como consecuencia de una caída del caballo entre el 10 y el 17 de agosto de 1750.

La fama de Eugenio Gerardo Lobo durante el siglo xviii y parte del xix fue inmensa a tenor de las múltiples ediciones de sus obras que vieron la luz durante este período y los numerosos comentarios, si bien no todos elogiosos, que sus contemporáneos le dedicaron.

Por lo general, Lobo adoptó para sus obras graves un estilo barroco culterano, característico de los epígonos del gongorismo, alabado por los seguidores de esta corriente y fuertemente criticado por los autores neoclásicos y, en general, por los modernos; un estilo más popular, próximo al de los pliegos de cordel, para sus poemas de carácter jocoso, que ha recibido críticas más favorables; y un estilo más sencillo y de tono sensual, que algunos autores han calificado como “rococó”, para sus composiciones de tema más ligero y frívolo.

En lo que se refiere a su producción dramática, que comprende dos loas y dos comedias, El más justo rey de Grecia y Mártires de Toledo y Texedor Palomeque, y teniendo en cuenta las veces en que fueron representadas, los días que duraron en cartel y las recaudaciones que obtuvieron, no parece que, en general, lograsen un gran éxito, a pesar de que la segunda llegó a ser representada por la compañía de la famosa actriz María Ladvenant (1764).

Entre las críticas a su teatro destacan la de Leandro Fernández de Moratín, en el xviii, y la de Ramón Mesonero Romanos, en el xix, que no pueden ser más negativas. Esta misma valoración se repite entre los que se han ocupado del teatro de Lobo en la actualidad.

Obras de ~: Loa Para la Comedia que a los años de la Exma. señora D.ª María Niculassa Manrrique de Lara y Piñatteli Marquesa de La Ynojosa se representtó en Manzanares, s. l., s. f. (inéd.), Madrid, Biblioteca Nacional de España (BNE); “Exhortación político-cristiana a la Nación española” (inéd.), en Conducta de la Duquesa de los Ursinos (BNE); Al sitio de Badajoz hizo don Eugenio Gerardo Lobo, hallándose presente estas octavas [Granada], Nicolás Prieto, s. f.; Jardín ameno de las musas plantado entre las tareas de la milicia y cultivado entre los exercicios de la campaña, Granada, Nicolás Prieto, s. f.; Obras poéticas de don Eugenio Gerardo Lobo, ayudante mayor de las Reales Guardias de Infantería Españolas, dedicadas en esta segunda edición al mismo autor y añadidas de una tercera parte y corregidas y enmendadas con las licencias necesarias, Cádiz, Jerónimo Peralta, s. f.; Selva de las musas que en elegante construcción poética prorrumpe la facundia de don Eugenio Gerardo Lobo, capitán de cavallos corazas del Regimiento Viejo de Granada, Cádiz, Gerónimo Peralta, 1717; Obras poéticas de don Eugenio Gerardo Lobo, ayudante mayor de las Reales Guardias de Infantería Españolas. Dedicadas en esta segunda edición al mismo autor y añadidas de una tercera parte, y corregidas y enmendadas, Pamplona, Joseph Ezquerro, 1724 (Barcelona, 1725; Pamplona, Joseph Ezquerro, 1729; Barcelona, Joseph Llopis, 1732); Obras poéticas lyricas que su autor el coronel don Eugenio Gerardo Lobo, capitán de Guardias de Infantería Españolas, ha cedido a la Congregación de la Milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Peña Sacra que se venera en el Real de Manzanares. Sácalas a la luz la misma congregación y las dedica a esta Soberana Señora, siendo hermano mayor el excelentísimo Marqués de Casa Sola y consiliarios del Culto de su Majestad don Phelipe Alcocer y don Antonio Téllez Azebedo. Corregidas y enmendadas las que antes estaban impresas con mucho que hasta ahora no ha salido a la luz y va anotado con esta señal *, Madrid, Miguel Francisco Rodríguez, 1738; Obras poéticas del excelentísimo señor don Eugenio Gerardo Lobo, theniente general del ejército de S. M., capitán de Guardias de Infantería Españolas y gobernador militar y político de la plaza de Barcelona. Nueva edición corregida y aumentada con muchas piezas póstumas en verso y prosa y otras inéditas de diversos autores, Madrid, Joachin Ibarra, 1758 (Madrid, Miguel Escribano, 1769; Madrid, 1796); Obras varias, Sevilla, 1820; Obras poéticas de don Eugenio Gerardo Lobo, Toledo, Zoocodover, 1982 (repr. facs. de la ed. de Pamplona, Joseph Ezquerro, 1724).

 

Bibl.: V. Barrantes, “Eugenio Gerardo Lobo”, en Semanario Pintoresco Español (1850), págs. 266-268 y 274-277; C. A. de la Barreda y Leirado, Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español desde sus orígenes hasta mediados del siglo xviii, Madrid, Rivadeneyra, 1860; L. A. de Cueto, Poetas líricos del siglo xviii, Madrid, Rivadeneyra, 1871; R. Ramírez de Arellano, “Gerardo Lobo”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, t. I (1918- 1919), págs. 243-245; P. Cabañas, “Décimas desconocidas de Eugenio Gerardo Lobo”, en Revista de Bibliografía Nacional, VI (1945), págs. 349-354; J. Rubio, “Algunas aportaciones a la biografía y obras de Eugenio Gerardo Lobo”, en Revista de Filología Española, XXXI (1947), págs. 18-85; A. García Berrio, “El poeta Eugenio Gerardo Lobo y el Colegio de San Clemente de Bolonia”, en Anales de la Universidad de Murcia. Filosofía y Letras, XXVI (1967-1968), págs. 361-365; J. Sanz Díaz, “Tercer Centenario de Eugenio Gerardo Lobo”, en Toletum. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, LXII-LXIV (1977-1978), págs. 161-169; A. Maciá Serrano, Eugenio Gerardo Lobo en su tiempo y en sus coplas, en las armas y las letras, Toledo, Caja de Ahorros Provincial de Toledo, 1984; I. Arellano, “Notas sobre poesía dieciochesca: las obras festivas de Eugenio Gerardo Lobo”, en Notas y Estudios Filológicos, 7 (1992), págs. 9-31; “El triunfo de las mujeres, loa mariana y sacramental del poeta dieciochesco Eugenio Gerardo Lobo”, en Criticón, 55 (1992), págs. 141- 161; J. M. Escribano Escribano, Biografía y obra de Eugenio Gerardo Lobo, Toledo, Diputación Provincial, Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos, 1996.

 

José María Escribano Escribano

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