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Abu l-Hasan 'Ali al-Manzari al-Garnati al-Titwaní

Biografía

Abū l-Ḥasan ‘Alī al-Manẓarī Al-Garnāṭī Al-Ṭiṭwānī. Al Mandari. Andalucía, c. 1450 – Tetuán (Marruecos), 1540. Guerrero, político y refundador de Tetuán (Marruecos).

Escasas noticias se tienen de al-Manẓarī (hispanizado como al-Mandari), uno de los más interesantes personajes de la Andalucía de aquende y allende el mar Mediterráneo. Su apellido parece provenir de la asimilación del topónimo Bedmar, pueblo jiennense que aún conserva la fortaleza de al-Manzar (el mirador, “vista bella”), comprendido en la Cora de Elvira, lugar donde ni Abū l-Ḥasan ‘Alī al-Manẓarī ni sus ascendientes directos habían nacido ni crecido, asentados ya en Granada en época Nazarí. Probablemente, el abuelo o el padre fuera ‘Alī ‘Abd Allāh Muhammad al-Manẓarī, citado en un documento árabe fechado en 1476.

Al-Manẓarī era capitán de las tropas leales a Muḥammad XI, Boabdil, el “Rey Chico”, frente al otro candidato real, su tío Muḥammad XII, “El Zagal”, además de alcaide y defensor del castillo de Píñar, encrucijada estratégica hasta 1485, año en que sucumbe al igual que Montejícar e Iznalloz, tras el asedio y conquista de las fortalezas de Cambil y Alhabar y el cautiverio en manos cristianas del emir musulmán. La alcazaba y la hacienda de al-Manẓarī fueron concedidas por los monarcas al Corregidor Bobadilla.

Bajo mando de al-Manẓarī, su amīr (soberano) o emir, unos 350 aristócratas y guerreros, exiliados voluntarios andaluces, según León el Africano, cruzan el estrecho. Tetuán será la plaza elegida, que 47 años antes había sido destruida por los portugueses en su proceso de expansión que llevó a la toma de Alcazarseguer en 1458 y a la de Tánger en 1471. La fecha del desembarco coincide con el año de la manzana, símbolo de la ciudad, aunque en su transcripción los autores islámicos discrepan en la datación. Para el Antiguo Manuscrito pudiera ser entre 1483 y 1484. Según Sīdī al-Arbi al-Fāsī (XVI), es el 7 de ša‘bān del 898 (24 de mayo de 1493). Pero en 1487 las crónicas portuguesas ya mencionan las actividades de al-Mandari en territorio norteafricano. Además, en 1490 el secuestro por Alonso de Cárdenas en la península de la prometida de al-Mandari, Fátima, noble nazarí sobrina de Ibn Kumāša, asegura la presencia del caudillo granadino en Tetuán, pues a partir de entonces mantendrá importantes relaciones con Íñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla, que la retenía en su fortaleza de Alcalá la Real. Tras su liberación, será la primera esposa del guerrero.

Los granadinos tetuaníes, avanzadilla de la llegada de los cortesanos de Boabdil en 1493, construirán una sociedad y hábitat a su medida. Aunque con la llegada al terreno magrebí, las comunidades de cabileños acosados por los portugueses se ven también sometidos por los nuevos “refugiados”, pagando un doble tributo por la especial dinámica de las fronteiras. Tras ciertas confrontaciones, la intermediación del señor de Xauen, dirigente efectivo de todo el norte marroquí y probable promotor de esta migración, así como de personajes de la corte wattasí de Fez, incluido el monarca Muḥammad al-Šayj, intervienen con un préstamo de 40.000 mizcales del habús marroquí para la compra de los terrenos. Sīdī ‘Alī b. Rašīd, fundador y jerife alawí de Xauen (1471) y al-Mandari, en Tetuán, serán a partir de entonces aliados en la lucha y la política bajo la bandera roja de una nueva idiosincrasia. La lucha se organizará rápidamente por tierra y por mar, en frecuentes razzias y batallas centradas en el Mar de Alborán y en el ataque a las costas cristianas, desde el estuario del Martil, navegable en barcos de corto calado, que se convierte en una plataforma corsaria de carácter andalusí, y desde otro refugio oriental, Targa, siendo apoyados desde Larache en las costas atlánticas. El alcance de sus acciones provoca que ya en 1488 el Papa Inocencio VIII acuda a los Reyes Católicos para organizar una flota que les haga frente. Después, al Mandari afianzará sus relaciones con Sīdī ‘Alī b. Rašīd, a través de su enlace hacia 1505 con Sit al-Hurra (al-Sayyida al-Ḥurra), hija de la vejeriega al-Zohra e Ibn Rašīd.

En 1497, los españoles que habían ocupado Melilla, prosiguen su avance con el Peñón de Vélez de la Gomera en 1508, Orán en 1509, y Argel, Bujía y Trípoli, en 1510. La rivalidad luso-hispana se hace evidente y los dos caudillos norteños, Ibn Rašīd y al-Mandari negocian en secreto con los portugueses (1501-1503), lo que promueve el traslado de las familias de los dos jefes a Túnez, cediéndoles el territorio pacificado que poseían, habiendo surgido problemas en la asimilación de las avalanchas de pobladores moriscos en sus ciudades, acrecentadas después de las primeras conversiones forzosas tras las revueltas alpujarreñas de 1502. De otra parte, midiéndose con Portugal, el Conde de Tendilla negocia con al-Mandari la conquista del Reino de Fez. La contrapartida para los señores de la guerra del norte sería el trono real, ofrecido a Ibn Rašīd. El plan no surtió efecto, pues en 1511 el rey español hubo de atender los requerimientos del Papa Julio II para formar la Liga Santa y se elude de esta forma el inevitable enfrentamiento con los portugueses. Ese año, según las crónicas portuguesas, fallece Ibn Rašīd. Al-Mandari prolongará su control efectivo y directo sobre los territorios hasta 1517 y queda a partir de 1523 en manos de su esposa y cuñado, Mawlay Ibrahim, los hijos de Ibn Rašīd. Fueron años difíciles en que los cristianos se muestran combativos. Así, en 1514 queda constancia de un proyecto de alianza hispano-portuguesa para atacar la base corsaria de Beni Madán, en Tetuán, al tiempo que se produce una importante ofensiva lusa, en 1516. Sin embargo, Tetuán conservará su fortaleza e independencia. Entre 1529 y 1535 se produce una tregua entre el Reino de Fez y los cristianos, de la que la ciudad-estado de Tetuán permanece al margen, provocando numerosos conflictos. Mantiene incluso relaciones con el corso turco-otomano, a través de las bases de éstos en Argel, lo que provoca otra nutrida inmigración desde estas tierras a Tetuán. También los megorachim granadinos o sefardíes expulsados por los Reyes Católicos se refugiarán en Tetuán conformando una importante comunidad que impulsará su peculiar economía esclavista y median en el rescate de cautivos y en los procesos diplomáticos con los cristianos. También el jesuita Gabriel de Aranda narra los sucesivos viajes (1539, 1541, 1546) a Tetuán del Padre Contreras, sacerdote español dedicado a la redención de presos que el corso y la lucha llevaban a la reclusión en las mazmorras de la ciudad, como consecuencia de lo cual se fragua la amistad entre al-Mandari y el religioso, que intenta convertir al cristianismo al viejo y ciego guerrero, alentado por su melancolía de Granada. Tras la muerte de al-Mandari en 1540, su esposa contrae matrimonio con el rey wattasí de Fez, pero poco dura para Sit al-Hurra su regencia, víctima de las conspiraciones familiares.

 

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María de los Ángeles Ruiz Jiménez