Ayuda

Alberto Churriguera Ocaña

Biografía

Churriguera Ocaña, Alberto. Madrid, 7.VIII.1676 – Orgaz (Toledo), 27.II.1750. Arquitecto y retablista.

El menor de los hermanos Churriguera Ocaña nació también en Madrid, en la casa familiar de la calle del Oso, barrio de Embajadores, el 7 de agosto de 1676. Como sucedió con Joaquín, al haber fallecido sus padres antes de su mayoría de edad, entró en la tutela jurídica de su hermano mayor José Benito, que le llevaba once años, siendo educado artísticamente por él, junto a su hermano Joaquín, en los principios del arte de la Arquitectura y del ensamblaje de retablos, como lo expresaba el documento de petición de curaduría realizado ante escribano el 28 de abril de 1692: “Y porque fallecieron sus padres los ha tenido y tiene en su casa José de Churriguera, su hermano mayor, alimentándoles y sustentándoles [...] y también les ha estado enseñando el arte de Arquitectura con toda eficacia y buen zelo, de que le están muy agradecidos, y para continuar en aprender dicho arte les es menester estar algunos años en su escuela y doctrina”. Alberto viajó con su hermano mayor a Salamanca en ese año de 1692, cuando él tenía dieciséis, para proseguir el aprendizaje, mientras José montaba el retablo mayor de la iglesia del convento de San Esteban; les proporcionaba el convento alojamiento y lugar donde establecer el taller. Tras haber regresado a Madrid con José Benito en 1698, parece que estableció taller por su cuenta hacia 1700. Por entonces contrajo matrimonio con Josefa de la Peña, de la que no tuvo hijos. Muy pocas son las noticias que se poseen sobre su actividad artística en la Corte, solamente que en 1715 ofreció un proyecto para el retablo mayor de la parroquia de San Sebastián, en competencia con su hermano mayor. Parece que construyó también la primitiva ermita de San Antonio de la Florida, que posteriormente fue sustituida por la actual de Francisco Fontana. En la Biblioteca Nacional se guarda un dibujo de una suerte de camarín o tabernáculo ochavado que se supone formaba parte del retablo de dicha ermita. Es probable que su hermano mayor le llamase para colaborar con él en la construcción de las diversas dependencias del poblado de Nuevo Baztán, pero es noticia que no se ha podido documentar hasta ahora.

En realidad hay que llegar hasta su época madura, cuando tenía ya cuarenta y cuatro años, para comprobar su pericia arquitectónica, pues en adelante desempeñó, ante todo, el oficio de arquitecto, proyectando y realizando casi toda su obra conocida en Salamanca.

En efecto, el 9 de marzo de 1725 fue nombrado maestro mayor de la Catedral Nueva en sustitución de su hermano Joaquín, que había fallecido el año anterior.

En enero había escrito al cabildo para recomendarle, su hermano José Benito y le envió a la ciudad castellana para “ofrecerse al cabildo y a cuanto ocurriere en sus obras, en que trazaría y ejecutaría cuanto el cabildo le mandase con la destreza correspondiente a su grande habilidad y créditos”. El nombramiento no se hizo, sin embargo, sin alguna contradicción, pues el obispo de la diócesis presentaba a otro candidato, pero Churriguera obtuvo veintisiete votos a favor por dos del recomendado del prelado. Curiosamente a esta plaza se presentó también un sobrino de Alberto, Manuel de Larra Churriguera, hijo de su hermana Mariana y del escultor José de Larra, quien obtuvo tres votos. Lo primero que hizo Alberto una vez tomada posesión del cargo, fue ocuparse de terminar las obras dejadas sin concluir por su antecesor, su hermano Joaquín.

Concluyó, pues, el retablo de la Virgen del Tránsito en la cabecera de la nave de la Epístola de la catedral de Plasencia, que aquél había principiado, compuesto por pares de columnas salomónicas que flanquean una amplia hornacina en forma de cascarón, coronada por un dosel cuyas telas separan angelitos en vuelo; en el ático hay un rompiente de gloria con la paloma del Espíritu Santo. No es probable que Alberto esculpiese las imágenes, sino que debió de hacerlo su cuñado José de Larra, que tal vez siguiera colaborando con él en las tareas de talla y escultura, como lo había hecho antes con su hermano Joaquín. También retomó de éste la conclusión de las paredes laterales del coro y el trascoro de la catedral salmantina. Revistió la piedra de una decoración más menuda y caligráfica, ordenada rítmicamente y saturando las superficies, bastante diferente de la utilizada por sus hermanos mayores, retrotrayéndose en esto a parámetros propios del plateresco, seguramente por influjo de este estilo decorativo renacentista predominante en Salamanca.

De todas maneras, los motivos ornamentales no fueron ya los del plateresco, sino que se acercaba a los habituales en el rococó europeo de aquellos años. En el retablo pétreo del trascoro no usó tampoco columnas salomónicas, sino clásicas de orden corintio, pero revistiendo su fuste con una plétora de ornamentación menuda, a juego con la de las paredes del coro.

Diseñó, asimismo, toda la sillería del coro, cuyo dibujo previo, que debió de hacer para presentarlo al cabildo, se conserva muy deteriorado en el archivo catedralicio.

Se trata de una de las mejores sillerías corales del Barroco español, que fue literalmente copiada por la que se realizó posteriormente en el monasterio de Guadalupe. La parte de escultura, es decir, los relieves de los respaldos de las sillas altas y bajas, y toda la talla ornamental, fueron ejecutadas por José de Larra, pero a causa de su premiosidad en el trabajo, fue ayudado por su discípulo Alejando Carnicero, por Miguel Martínez y por otros muchos artífices, quienes también ejecutaron el facistol. El conjunto del coro con sus paredes, trascoro y sillería de madera de nogal fueron concluidos en 1733. La arquitectura del cuerpo de la nueva Catedral salmantina estaba prácticamente finalizada cuando Alberto Churriguera la tomó en sus manos en 1725. Su tarea consistió en algunas adiciones decorativas. Así, enyesó, policromó y doró la bóveda gótica de la capilla mayor, para dar al presbiterio mayor empaque. También, en lugar del tradicional retablo al fondo del presbiterio, prefirió levantar en su centro un enorme baldaquino exento de tres pisos decrecientes; en el primero situó el altar mayor, en el segundo, hasta doce estatuas de santos que esculpieron los artistas que realizaron las del coro, y en el último, que era de forma octogonal, la imagen de la Asunción de la Virgen. Se comenzó en 1726 y fue inaugurado cuando se consagró la catedral el 15 de agosto de 1733. Churriguera realizó para la Catedral otras piezas litúrgicas.

En 1728 dio la traza de las andas para sacar en procesión la custodia del Santísimo el día del Corpus; las labró en plata el orfebre Manuel García Crespo. En 1734 un devoto, que no fue otro que el obispo José Sancho Granado, se ofreció a costear el retablo del Cristo de las Batallas o del Cid Campeador, que había sido trasladado desde la Catedral Vieja a la capilla central del deambulatorio. Lo diseñó y fabricó Alberto Churriguera en madera dorada, recamándolo con una decoración prolija y menuda, más plana y de menor plasticidad de la que acostumbraban sus hermanos mayores. También durante su maestría de la catedral le fue encargada por el Colegio de San Bartolomé la edificación de su capilla, ahora iglesia de San Sebastián, que inició en 1730 y se acabó en 1744.

En la fachada, articulada a la manera carmelitana por pilastras gigantes que soportan un frontón triangular, destacó la rica portada unida a una voluminosa hornacina con la estatua de san Sebastián, y en el interior, de cruz latina, situó la cúpula octogonal, de tipo madrileño, revestida al exterior de pizarra. Tanto la cúpula como las bóvedas están recubiertas de blancas yeserías, cuyos tupidos motivos ornamentales no dejan descansar la vista.

Alberto Churriguera fue convocado a realizar algunos trabajos en provincias limítrofes de Salamanca. En 1729, el Cabildo de la Catedral de Valladolid le llamó para completar la fachada principal, de la que únicamente se había levantado el primer cuerpo según el proyecto de Juan de Herrera. Al diseñar el segundo cuerpo que faltaba se mostró escrupulosamente respetuoso con lo edificado anteriormente, como lo demuestra el dibujo de su mano que se conserva en el archivo catedralicio, más gracioso y expresivo que la obra ejecutada. Antepuso a este cuerpo, por sugerencia de la fachada de la Basílica de El Escorial, estatuas de los cuatro evangelistas. La realización de la obra, que duró hasta 1733, confiada a canteros, tallistas y escultores secundarios bajo la dirección de su sobrino Manuel de Larra Churriguera, perdió frescura y naturalidad, convirtiéndose en un conjunto pesado y sin gracia. En 1736, Alberto Churriguera dictaminó sobre el emplazamiento de la iglesia del pueblo de Rueda (Valladolid), pero no intervino en su traza ni ejecución. En cambio sí había trazado en 1728 la sacristía de la parroquia de los Santos Juanes de Nava del Rey (Valladolid), colocada junto a la cabecera del templo, de cuya ejecución se encargó el aparejador Ignacio Arnaz. Se asemeja, en su estructura exterior y en las prolijas y vibrantes yeserías que recubren las bóvedas del interior, a la capilla del Colegio salmantino de San Bartolomé o de Anaya.

Para la la catedral de Ávila Churriguera trazó en 1735 la nueva sala capitular, compuesta por un sótano, dos cuartos sobre ella y dos oficinas de archivo y contaduría. La visitó al año siguiente, pero dejó su construcción en manos de Manuel Fernández, maestro de obras de la catedral. Exteriormente esta sala capitular es poco churrigueresca, como si su tracista hubiera estado condicionado por la impresión dejada en él por la herreriana de la Catedral de Valladolid o por la dureza del granito en que fue fabricada. El interior sí es genuino de su estilo, con puertas de fuertes molduraciones y bóvedas de molduras similares a las de la sacristía de la Iglesia de Nava del Rey. En el archivo de la catedral abulense no se conserva la traza de esta obra, pero sí otra suya, firmada y fechada en Salamanca en 1735, de una cabecera de iglesia con un ábside pentagonal, que está rematada por una balaustrada que abraza una ventana alta y cuyo tejado se halla culminado por un rebuscado copete, cabecera que algunos relacionan con la sala capitular y otros con la capilla del Seminario de San Millán.

En cualquier caso, la obra cumbre de Alberto de Churriguera y la que le ha dado fama imperecedera es la Plaza Mayor de Salamanca. Se pensó hacerla en dos fases, siendo constructor de la primera Churriguera, que, sin embargo, la trazó íntegramente en planta y alzados. Su promotor fue el corregidor de la ciudad, Rodrigo Caballero y Llanes, quien la gestionó ante el Consejo y Cámara de Castilla, allanó todas las dificultades e incluso redactó personalmente el reglamento a que habían de atenerse todos los participantes en la obra. Él fue quien propuso a Churriguera como maestro y el Consistorio aprobó por unanimidad el nombramiento. La construcción se comenzó el 10 de mayo de 1729 y se concluyeron los dos primeros pabellones, a oriente y mediodía, a finales de 1733.

Posteriormente, la fábrica se empantanó durante casi quince años a causa de una serie de pleitos sostenidos por algunos propietarios de casas que se habían de derribar para hacer lugar a los dos pabellones que faltaban, es decir los de poniente y norte. Cansado de esperar el final del litigio, que parecía no tener término, Churriguera, que había finalizado la obra de la catedral nueva y no podía proseguir la de la plaza, abandonó Salamanca y retornó a Madrid en 1737 en busca de trabajo. Entre tanto, asumió el puesto de arquitecto de la plaza su sobrino Manuel de Larra Churriguera, quien firmó en 1741 el dibujo de la planta que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, y el del alzado del pabellón septentrional, que incluye el edificio del Ayuntamiento en el centro, dibujo este último que se halla en el Archivo de la Villa de Madrid. Pero, como declaran las leyendas de ambos dibujos, Larra Churriguera no hizo más que copiar los originales de su tío y, por consiguiente, reflejan plenamente el proyecto que Alberto había formado de la Plaza Mayor salmantina.

Este proyecto tiene sus orígenes en el de algunas plazas mayores anteriores, como las de Valladolid, Madrid y Córdoba (La Corredera), que fueron señaladas como modelos por el corregidor. Churriguera concibió la plaza de Salamanca como un cuadrado casi perfecto, cuyos edificios habían de llevar pórticos y tres pisos de viviendas encima. Por fuera, los bloques de viviendas habían de ofrecer un aspecto meramente utilitario y funcional, pero de cara a la plaza, al estar concebida ésta como ornato de la ciudad, sitio de convivencia ciudadana, foro comercial y anfiteatro de espectáculos públicos, tenía que presentar un aspecto celebrativo, más ornamentado y colorista. A esto contribuyeron no sólo los elementos ornamentales utilizados con parquedad para subrayar zonas muy puntuales, sino también el color dorado de la piedra arenisca de Villamayor utilizada en la construcción, combinada con el gris azulado del granito, así como también los medallones con las efigies de los reyes, capitanes y descubridores españoles que esculpió Alejandro Carnicero. A diferencia de algunos de sus modelos, la Plaza Mayor de Salamanca es totalmente cerrada, engarzados sus pabellones sin solución de continuidad, y las calles circundantes entran en el recinto por arcos más elevados y decorados que los que constituyen los pórticos.

En 1738, Churriguera se había trasladado a la localidad toledana de Orgaz para hacerse cargo de la nueva iglesia de esta villa y allí contrajo segundas nupcias, el 1 de enero de 1744, con Josefa Antonia Nieto Fernández, de la que tuvo dos hijos. Para hacer la iglesia hubo de demoler el templo anterior. Por falta de recursos quedó sin edificar el crucero y se aprovechó la capilla mayor de la antigua iglesia, que quedó descentrada respecto al eje de la nueva construcción. Lo más interesante es la esbelta fachada, construida toda ella de piedra, y las capillas laterales de la nave cubiertas con bóvedas elípticas por dentro y ochavadas por fuera. Alberto de Churriguera falleció el 27 de febrero de 1750 y fue sepultado en la iglesia de Orgaz que había dejado sin concluir.

 

Obras de ~: Proyecto para el retablo de la iglesia de San Sebastián, Madrid, 1715; Ermita y retablo de La Florida, Madrid, c. 1720; Paredes laterales y trascoro de la Catedral Nueva, Salamanca, 1725; Bóveda y tabernáculo de la capilla mayor de la catedral, Salamanca, 1726: Traza de la sillería del coro de la catedral, Salamanca, 1726; Andas de la custodia procesional de Corpus de la catedral, Salamanca, 1728; Sacristía de la iglesia de los Santos Juanes, Nava del Rey (Valladolid), 1728; Trazas y construcción de la Plaza Mayor, Salamanca, 1729; Segundo cuerpo de la fachada de la catedral, Valladolid, 1729; Iglesia de San Sebastián, Salamanca, 1731; Retablo del Cristo de las Batallas en la catedral, Salamanca, 1735; Sala Capitular de la catedral, Ávila, 1735; Iglesia parroquial, Orgaz (Toledo), 1739.

Dibujos: Tabernáculo del retablo de la ermita de La Florida, Biblioteca Nacional, c. 1720; Sillería del coro de la Catedral Nueva, Archivo de la Catedral de Salamanca, 1725; Hastial de la fachada de la catedral de Valladolid, Archivo de la Catedral de Valladolid, 1729; Exterior de la Sala Capitular de la catedral de Ávila?, Archivo de la Catedral de Ávila, 1735.

 

Bibl.: A. García y Bellido, “Estudios del Barroco Español. Avance para una monografía de los Churriguera”, en Archivo Español de Arte y Arqueología, 13 (1929), págs. 21-86; 17 (1930), págs. 134-187, respect.; M. Chamoso Lamas, “Alberto de Churriguera y su iglesia de Orgaz (Toledo), en Boletín de ls Sociedad Española de Excursiones, 23 (1933), págs. 1-23; J. Pérez Villanueva, “Los Churriguera en la Provincia de Valladolid”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 2 (1934-1935), págs. 36-42; J. J. Martín González, Arquitectura barroca vallisoletana, Valladolid, Excma. Diputación Provincial de Valladolid, 1967, págs. 127-132; A. Rodríguez G. de Ceballos, Los Churrigera, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1971; M. P. Rivas Aumente, “Notas sobre los Churrigueras en Ávila”, en Archivo Español de Arte, 190-191 (1975), págs. 139-142; A. Rodríguez G. de Ceballos, La Plaza Mayor de Salamanca, Salamanca, Centro de Estudios Salamantinos, 1977.

 

Alfonso Rodríguez G. de Ceballos

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares