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Consuelo Portella Audet

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Biografía

Portella Audet, Consuelo. La Bella Chelito. Placetas, Villa Clara (Cuba), 1886 – Madrid, 20.XI.1959. Cupletista.

Hija de Isidro Portella y de Antonia Audet, nació cubana por estar su padre destinado como capitán de la Guardia Civil en la isla caribeña. Entre rumbas y danzones transcurrió su infancia hasta que, fallecido el progenitor, la familia regresó a Madrid. El domicilio de la calle de Barbieri era cita habitual de compañeros y amigos que asistían encantados al despertar musical de la pequeña que acudía a una academia cercana a su casa, donde se preparaba como cupletista y bailarina siguiendo los pasos de una hermana suya que había debutado con el seudónimo de Diavoletta.

Entre los asistentes se contaban tres jóvenes que, con el tiempo, serían preclaras mentes literarias: Ramón Gómez de la Serna, Ramiro de Maeztu y Pepito Martínez Ruiz Azorín. Fue este último el que más insistió en que encauzara su arte hacia el teatro. Quizá, por esa sincera amistad, La Bella Chelito, acabaría siendo musa de aquella generación del 98.

Habiendo menguado los ingresos económicos de la familia, se decidió que debutase, una vez cumplidos los catorce años, en el París Salón de la madrileña calle de la Montera con el sobrenombre de Ideal Chelito, lo que provocó algunos problemas con las autoridades debido a su corta edad. Posteriormente se presentó en el Salón de Actualidades y en el Teatro, actuando también en el Paralelo barcelonés, que se rindió a su gracejo.

Pícara e ingenua a la vez, en poco tiempo ya era considerada estrella de las varietés, comenzando a ser conocida como La Bella Chelito, a partir de 1905.

Tras su triunfo español, partió junto a su madre y su hermana Milagros hacia Nueva York donde, tras breve escala, continuó hacia La Habana para actuar en el Teatro Payret, donde permaneció varios meses. Su fama se extendió aún más por México, donde actuó no sólo como cupletista y bailarina, sino también como triple de género chico, opereta e incluso en obras dramáticas, como la comedia en tres actos Zazá.

Instalada definitivamente en España, se hizo empresaria en 1915 de un teatro en Madrid con el dinero ahorrado, bajo la dirección y administración de su madre, que logró que, al contrario que otras compañeras que acabaron arruinadas, Consuelo Portella disfrutara de una saneada posición económica. Tras su apoteósica presentación en el Trianón Palace de Madrid para la fiesta del sainete que organizó la Asociación de la Prensa de 1917, su avispada madre logró su quimera de hacer a su hija beneficiaria directa de tan jugosos ingresos y le consiguió el Salón Madrid y más tarde el Salón Encomienda, que convirtió, tras una reforma, en el Teatro Nuevo. Pero el que le daría más satisfacciones sería el Kursaal que adquirió en 1919 y que rebautizó con el nombre de Chanteclair, por lo que debido a su fama y reconocimiento se ganó también el apodo de La Reina del Chantecler.

En 1926 fue presentada por José Campúa con un nuevo repertorio menos picaresco y eliminando la alusión a la beldad en su sobrenombre, pero que tuvo nuevamente un enorme éxito y más ganancias. Rica, admirada y aún muy atractiva, decidió, sin embargo, un par de años después, dar un giro completo a su vida y retirarse de la cúspide de la fama. Se convirtió en dama virtuosa de misa diaria y hasta le cambió el nombre al teatro que pasó a llamarse Muñoz Seca, denominación que aún conserva. Continuó su serena existencia, salvo una reaparición esporádica en 1951, hasta fallecer, habiendo cumplido setenta y tres años.

Aunque siempre se ha relacionado a La Chelito con el cuplé “La pulga” en lo que, sin duda, destacó fue en su inigualable manera de bailar la rumba. De ella diría el escritor Díaz de Quijano: “La Chelito parecía una suave borla de plumas, era voluptuosa delicada e insinuante”. Retana y Valverde versionaron para ella “La Rumba de la Chelito”, que estrenó en el Trianón Palace: “Los coquitos que yo vendo son más dulces que la miel...”. Otros éxitos fueron: “El Abanico”, “Las Pantorrillas”, “A pescar marido”, “La chula tanguista” y uno de sus cuplés preferidos: “La Borlita de Polvos” de Retana y Luis Barta, autor, a la sazón, de “Rosa de Madrid”.

 

Obras de ~: Chelito: la más sugestiva y popular de nuestras estrellas: biografía, cuplés, rumbas, tangos, Barcelona, Biblioteca Films, 1930.

 

Bibl.: C. de Burgos Segui, Confidencias de artistas, Madrid, Juan Pueyo, 1917; Á. Retana, Chelito: su vida, su arte y sus canciones, Madrid, La Canción Popular, 1930; M. Díaz de Quijano, Tonadilleras y cupletistas, Madrid, Editorial Cultura Clásica y Moderna, 1960; N. de Figueroa y Gamboa, “Así era La Chelito”, en Triunfo (Madrid), n.º 42, año XVIII, 23 de marzo de 1963, págs. 64-67; Á. Retana, La reina del cuplé: el Madrid de La Chelito, Madrid, Editorial Tesoro, 1963; Á. Retana, Estrellas del cuplé, Madrid, Editorial Tesoro, 1963; Á. Retana, Historia del arte frívolo, Editorial Tesoro, 1964; M. Vázquez Montalbán, Cien años de canción y music-hall, Barcelona, Editorial Difusora Internacional, 1974; J. Villarín, El Madrid del cuplé, Madrid, Dirección General de Medios de Comunicación de la Comunidad de Madrid, 1990; M. Baliñas, “Bella Chelito, La [Consuelo Portella Audet]”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord. general), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, t. II, Madrid, Sociedad general de Autores y Editores, 1999, págs. 334-335; O. M.ª Ramos, De Madrid al cuplé, Madrid, Editorial La Librería, 2001.

 

Olga María Ramírez de Gamboa Ramos