Leonor de Sicilia. ?, 1325 – Lérida, 20.IV.1375. Reina de Aragón, Valencia, Mallorca y Cerdeña, condesa de Barcelona (1349-1375).
Hija de Pedro II de Sicilia (1337-1342) y Leonor de Carintia, hermana de los reyes Luis (1342-1355) y Federico III (IV) (1353-1377) de Sicilia. Tercera esposa de Pedro IV el Ceremonioso. Su nombre había sido ya barajado como posible esposa del rey Pedro el Ceremonioso un año y medio antes; aunque los intentos de boda con dicha princesa venían de lejos por parte de la Casa Real aragonesa, ya que en 1337, cuando Leonor tenía doce años, se habían hecho tratos para casarla con Ramón Berenguer, tío del que finalmente sería su marido, pero fracasaron por la oposición de la Santa Sede. Finalmente el buscado reencuentro de las ramas de la casa condal de Barcelona y real de Aragón se pudo efectuar. Era una mujer de veinticuatro años, unos meses mayor que Pedro el Ceremonioso, alta, blanca y de cara rojiza, delgada y no demasiado guapa. Pero tenía un gran carácter y aún mayor ambición.
En agosto de 1349, Pedro el Ceremonioso contrajo matrimonio con su prima segunda Leonor en Valencia.
Su decisión e intervención en los asuntos políticos hizo que pronto sus súbditos catalanes la denominase la “reina grossa” (la reina grande), en comparación con sus dos predecesoras, la enfermiza y siempre extenuada por los partos María de Navarra, y la fugaz Leonor de Portugal. Siempre estuvo en estrecho contacto con sus hermanas menores, Constanza, Eufemia y Blanca, para intervenir en los asuntos sicilianos, velando especialmente sobre sus débiles hermanos los reyes Luis y Federico III (IV); el primero murió soltero y el segundo ascendió al trono a los trece años.
Leonor fue mujer de pasiones, vehemente, capaz de odios eternos y de venganzas sangrientas, que coincidía plenamente en estos planteamientos con su real esposo, al que sustituyó brillantemente en actos oficiales, llegando a presidir Cortes y a tener su propia cancillería. Su fuerte personalidad fue decisiva en la creación del ducado de Gerona para preservar el futuro papel de su primer hijo, el infante Juan.
Leonor tuvo tres hijos varones, dos de los cuales, Juan y Martín, estuvieron destinados a ocupar el trono de la Corona de Aragón, y una hija, Leonor, que fue reina de Castilla como esposa de Juan I, y madre de futuros reyes de Castilla y Aragón.
Dieciséis meses después de haber contraído matrimonio, 27 de diciembre de 1350, nació en el palacio de los reyes de Mallorca en Perpiñán, el primer hijo varón que sobreviviría al rey Pedro, el infante Juan.
Antes de que cumpliese un mes, el Rey creó el título y señorío de Gerona, que desde entonces iría siempre adscrito al primogénito y heredero de la Corona.
No hay la menor duda de que la Reina jugó un importante papel en la creación del citado título, que rompió toda la base jurídica de las antiguas entidades nobiliarias catalanas basadas hasta entonces en la legalidad carolingia; ya que a partir de ahora el conde de Barcelona, cuando actuaba como señor de toda Cataluña y rey de Aragón, podía crear nuevos títulos, superiores incluso al de conde.
En 1356 nació el segundo hijo varón, el infante Martín, y dos años más tarde la infanta Leonor.
Leonor de Sicilia fue una mujer que llevó una política propia y que en muchas ocasiones tomó decisiones comprometedoras, tal fue el caso de su odio visceral contra Bernardo de Cabrera, al que acusaba de la guerra con Castilla, lo que la llevó a iniciar el proceso contra dicho personaje, aprovechando una ausencia de su marido, y que finalizaría con su decapitación.
En otras ocasiones no vaciló en oponerse a las órdenes de su marido el Rey. Como símbolo de esta autoridad personal, había hecho construir un palacio para ella en Barcelona, denominado Palau Reial Menor, al lado del convento de los templarios y que estuvo en pie hasta mediados del siglo XIX.
El papel desempeñado por la Reina en los asuntos políticos de Sicilia fue decisivo para la reincorporación directa de dicho reino al tronco mayor de la dinastía catalano-aragonesa. La muerte de Pedro II de Sicilia abrió un período crítico en dicho reino, ya que dejaba dos hijos varones menores y un partido proangevino combativo y en contacto permanente con Juana I de Nápoles. El fallecimiento sin descendencia de Luis I de Sicilia y la subida al trono del joven Federico III (IV) hizo que su hermana Eufemia, mujer de gran energía, se encargase de la lugartenencia general del reino con una total sintonía con su hermana la reina Leonor, que fue la gran valedora del matrimonio de la infanta Constanza, la hija mayor de Pedro el Ceremonioso, con su hermano Federico III (IV) de Sicilia en 1361. La novia tenía veintidós años, tres más que el hermano de su madrastra. De esta unión nació María, que a la muerte de su madre y a pesar del segundo matrimonio de su padre se convirtió en la figura clave de la continuidad dinástica de la casa real aragonesa en Sicilia. Antes del citado enlace matrimonial, Leonor, en 1357, se hizo nombrar heredera del trono de Sicilia en caso de que su hermano muriese sin descendencia. Fallecido Federico III (IV) en 1377, Pedro el Ceremonioso reclamó para sí el trono de la isla como directo sucesor masculino de Pedro el Grande, fundador de la dinastía, pero ante la oposición encontrada, la heredera María, a la vez sobrina, nieta y prima suya, fue casada con Martín el Joven, hijo de Martín el Humano, su segundo hijo varón. Toda esta evolución político-familiar no pudo ser contemplada por la reina Leonor que había fallecido a los cincuenta años en Lérida el 20 de abril de 1375, después de haber realizado una peregrinación a Montserrat. Fue sepultada en el Panteón Real del Monasterio de Poblet.
Bibl.: R. Tasis, La vida del rei En Pere III, pról. de F. Soldevilla, Barcelona, Aedos, 1954; El ségle xiv: Pere el Cerimoniós i els seus fills, Barcelona, Vicens Vives, 1962; Pere el Cerimoniós, Crónica, ed. de F. Soldevila, Barcelona, Editorial Selecta, 1971; S. Claramunt, “La política matrimonial de la casa condal de Barcelona y real de Aragón desde 1213 hasta Fernando el Católico”, en Acta Historica et Archaeologica Mediaevalia (Barcelona), 23-24 (2003), págs. 196-235.
Salvador Claramunt