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Cayetano Gil Taboada

Biografía

Gil Taboada, Cayetano. San Esteban de Barcia, Lalín (Pontevedra), 7.VIII.1688 – Santiago de Compostela (La Coruña), 12.V.1751. Obispo de Lugo, arzobispo de Santiago de Compostela y fiscal de la Inquisición.

Hijo de Pedro Gil Taboada y Flavia Gil Taboada, ambos de noble estirpe. Cursó Filosofía como becario en el colegio de San Jerónimo en Santiago de Compostela, tras lo cual pasó en 1708 al colegio de Fonseca de la Universidad santiaguesa, del que llegaría a ser rector en 1713. Tras graduarse como bachiller (1708), licenciado y doctor en Cánones (1709) y bachiller en Leyes (1711) en dicha Universidad, en donde ejerció labores docentes, en 1714 pasaría al Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid.

Fue en 1719 y de mano de su tío Felipe Antonio Gil Taboada, quien fuera presidente del Consejo de Castilla y a la sazón obispo de Osma, cuando se inició su fulgurante carrera eclesiástica con su nombramiento en 1719 como visitador general del Obispado de Osma. Con la elevación de su tío a la sede hispalense en 1720, pasó a Sevilla, donde fue, sucesivamente, fiscal de la Inquisición e inquisidor, canónigo y racionero de dicha catedral, y donde su tío le nombró gobernador, provisor y vicario general del Arzobispado.

Más tarde conmutó su plaza de canónigo e inquisidor de Sevilla por otras en la ciudad de Santiago, donde también desempeñó el cargo de administrador del Hospital Real de la ciudad del Apóstol. Fue en dicha capital donde le sorprendió su nombramiento por Felipe V como obispo de Lugo, su diócesis natal.

Comoquiera que su modestia le llevara a renunciar dicha dignidad y que el Monarca insistiera, tomó efectivamente posesión el 19 de noviembre de 1735.

Durante sus diez años a la cabeza de la Iglesia lucense, en la que residió continuamente y cuyas parroquias visitó asiduamente —lo que le mereció las alabanzas de sus contemporáneos, ya que, como dejó escrito el padre Facundo Lozano, “reconoció algunas donde la memoria de los hombres no acuerda prelados”— introdujo un plan de instrucción para los niños del coro y creó la plaza de procurador de pobres, entre otras reformas. La labor que más ha perdurado, no obstante, fue su actividad constructora: la gran ampliación del palacio episcopal de dicha ciudad y la finalización de la nueva capilla de la Virgen de los Ojos Grandes de su catedral, edificación barroca de la que el padre Risco diría que era “obra más costosa que de buen gusto è inteligencia”.

Delegado regio para efectuar en la sede compostelana la ofrenda del Apóstol en 1745, con cuyo motivo recibió un extraordinario homenaje, en ese mismo año fue nombrado arzobispo de Santiago, verificándose su entrada solemne el 17 de febrero de 1746.

Una de sus primeras acciones como tal consistió en convocar un sínodo en los primeros tres días de junio de 1746, en el que se adoptaron nuevas Constituciones Sinodales para la diócesis con el objetivo de regenerar la vida y disciplina eclesiásticas, y que estarían en vigor más de un siglo.

Durante su gobierno se acordó, entre otras, la creación en 1750 del cargo de confesor de lenguas para atender a los peregrinos alemanes y polacos. Asimismo, la mitra compostelana logró una bula papal que convertía en fiesta el aniversario de la aparición del apóstol Santiago en la batalla de Clavijo, asunto pendiente desde el siglo xvii. Adicionalmente, bajo su tutela, el Arzobispado se opuso con éxito al anunciado traslado de la Audiencia de La Coruña a Santiago, ya que temía que se redujese su autonomía en beneficio del poder secular. El arzobispo Gil Taboada supo mantener una posición diplomática en la controversia en torno al deseo de Fernando VI de extender sus prerrogativas de nombramiento de prebendas en el Cabildo, en detrimento de la Santa Sede, cuestión finalmente resuelta por el Concordato de 1753.

Al igual que en Lugo, en Santiago se caracterizó por su intensa labor de fomento del ornato público, reformando el palacio archiepiscopal y completando en 1749 la fachada del Obradoiro de dicha catedral, en cuya puerta principal colocó sus armas. Tal era su afán edificador, que Bernardo Labandeira tituló su oración fúnebre “Mystica arquitectura”, resaltando tras su fallecimiento, en 1751, que “Su Ilma. fue tan aficionado a la Arquitectura, que toda su vida se ejercitó en edificar, y reedificar”.

 

Bibl.: S. Cabeza de León, Historia de la Universidad de Santiago de Compostela, Santiago de Compostela, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1945; M. R. Pazos, El episcopado gallego a la luz de documentos romanos, Madrid, CSIC, 1946; R. Otero Pedrayo, Síntesis histórica do Século xviii en Galicia, Vigo, Galaxia, 1969; A. López Ferreiro, Historia de la Santa A. M. Iglesia de Santiago de Compostela, ed. facs. t. X, Santiago de Compostela, Sálvora, 1983; P. M. Risco, España Sagrada. Tomo XLI: de la Santa Iglesia de Lugo: continuación de su Historia desde el siglo xii hasta fines del xviii, Oviedo, Pentalfa Ediciones, 1989; A. López Valcárcel y A. García Conde, Episcopologio lucense, Lugo, La Voz de la Verdad, 1991; A. Fraguas Fraguas, El Colegio de Fonseca, Santiago de Compostela, CSIC, 1995; P. Pérez Costanti, Linajes galicianos, Santiago de Compostela, Ara Solis, 1998.

 

Iago Gil Aguado