González, Francisco. ¿Toroco (Valladolid)?, p. m. s. xviii – ?, f. s. xviii. Marino.
Marino de origen español, pues según Milcíades Alejo Vignati, en el viaje que realizó de Puerto Deseado a la actual Bahía Blanca, en 1798, señala en su diario al referirse a un monte, de los que contempla en su largo viaje, que se parecía “al monte de Toroco”, que está “en Castilla la Vieja, junto a Valladolid”, y en otro pasaje escribe que los caracoles que aprecia en estas tierras son “como los que se comen en España”. Al arribar a Puerto Deseado la expedición del teniente de Infantería Gabriel Gascón (o Gazcón) y tener problema con uno de los barcos, mandó a Francisco González, miembro de la Real Compañía Marítima, a Río Negro para que expusiera al comandante de esa estación marítima o asentamiento patagónico “la extrema necesidad en que se hallaban [los expedicionarios] en aquel destino”. Según Vignati, que fue el primero en publicar el Diario de González, este problema era causado por la falta de comestibles o “municiones de boca” (como se le llamaba en el argot militar de la época), aunque también se puede pensar que pudo ser debido a un accidente marítimo, causado por un temporal. Como normalmente los víveres se buscaban en lugares próximos a donde se encontraba la nave, no tiene sentido este largo recorrido para solicitar ayuda técnica, pues, como señala Osvaldo, en dicho lugar existía abundancia de pescado, y por ello “no parece aceptable esa razón” expuesta por Vignati. El 20 de agosto de 1798, a González le acompañaba el cacique indígena llamado Vicente, con el que llegó a Río Negro, a la actual Bahía Blanca, del 7 a 12 de diciembre del mismo año. En su Diario, González anotaba los hechos destacados meteorológicos, los fenómenos físicos del terreno, la flora, la fauna y en especial las costumbres indígenas, con ausencia del lenguaje científico, “pero con apreciaciones acertadas del punto de vista etnográfico”, según Osvaldo. El publicista italiano residente en Argentina Pedro de Angelis posee el original de este Diario del viaje que hizo por tierra el marinero de la Real Compañía Marítima, Francisco González, desde el establecimiento de Puerto Deseado, conducido un pliego del Teniente de Infantería, don Gabriel Gascón, avisando al Comandante del Río Negro la extrema necesidad en que se hallaban en aquel destino, que se encuentra actualmente en la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, y gracias a unas fotocopias pudo realizar Vignati la edición de 1965. A pesar de la excelente edición realizada por Vignati, Osvaldo se pregunta por qué no dice nada de la desconocida población de San Javier a la que llegó González, pues atendiendo a lo que escribió el marino: a las seis de la tarde del 7 de diciembre de 1798 “llegamos a beber agua del río Negro”, al día siguiente, el día 8 anduvieron tres leguas y siete leguas el día 10, de seis a siete el día 11 y “como unas 15” el día 13, suman un total de treinta y cinco leguas, por lo que el punto final de su viaje “no pudo ser lo que ahora entendemos por Río Negro”, sino al sur de la provincia de Buenos Aires, o sea, Bahía Blanca, población que González denominó San Javier.
Obras de ~: Diario del viaje que hizo por tierra de Puerto Deseado al Río Negro 1798, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1965.
Bibl.: M. A. Vignati, “Prólogo”, en Diario del viaje que hizo por tierra de Puerto Deseado al Río Negro, op. cit.; V. Osvaldo Cutolo, “Francisco González”, en VV. AA., Nuevo Diccionario Biográfico Argentino (1750-1930), t. II, Buenos Aires, Editorial Elche, 1971, págs. 369-370.
Miguel Héctor Fernández-Carrión