Vassallo Dorronzoro, Eduardo. Chiclana de la Frontera (Cádiz), 28.XI.1868 – Baeza (Jaén), 6.XI.1932. Pintor.
Padre del prestigioso escultor Juan Luis Vassallo Parodi, Eduardo Vassallo pasó los primeros años de su vida entre Cádiz y Chiclana, localidades en las que sus padres tenían vivienda. Antes de cumplir los diez años de edad, su familia se trasladó a Sevilla, donde cursó los estudios de Bachillerato al mismo tiempo que recibía clases particulares de dibujo. La afición por la pintura le vino de su madre María Antonia Dorronzoro, que fue una buena pintora. En el curso 1885-1886 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de la ciudad hispalense, donde permanecería hasta 1890, recibiendo las enseñanzas, entre otros, de Eduardo Cano y Fernando Tirado. En mayo de 1890 fue premiado en el certamen abierto por el Ateneo y Sociedad de Excursiones de Sevilla por un cuadro que representaba al insigne pintor Bartolomé Esteban Murillo pintando su famosísima Virgen de Belén, conocida vulgarmente por la Servilleta.
En 1892 regresó a Cádiz, iniciando su etapa más prolífica como pintor. Al año siguiente realizaría su mejor trabajo, el lienzo ¡Quién supiera escribir!, inspirado en una conocida Dolora del escritor asturiano Ramón de Campoamor. El cuadro fue adquirido por su valía artística por el Museo Provincial de Cádiz, lugar donde permanece todavía. En 1895 comenzó en la Escuela de Bellas Artes de Cádiz una importante labor docente que desempeñaría en distintos lugares de nuestra geografía ininterrumpidamente hasta su muerte. Tras pasar sucesivamente por las escuelas de Santiago de Compostela, Cádiz nuevamente y Madrid, se asentó en la Escuela de Artes Industriales de Córdoba en 1907, centro del que llegó a ser director entre 1911 y 1914. Eduardo Vassallo se integró de lleno en el ambiente cultural cordobés y se relacionó con artistas de la talla de Julio Romero de Torres y Mateo Inurria, con el que llegó a mantener una profunda amistad. En 1913 fue nombrado miembro de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de la ciudad califal.
En 1922 se trasladó voluntariamente a la Escuela de Bellas Artes de Baeza, llegando también a ejercer la dirección del centro entre 1928 y 1930. Fueron años de penas y sinsabores, ya que el pintor contrajo tuberculosis pulmonar, grave enfermedad que se desarrolló hasta ocasionarle la muerte.
Eduardo Vassallo formó parte de la amplia nómina de pintores españoles que dieron imagen a los años de la Restauración y, aunque su obra pictórica no es muy extensa, goza de un alto valor estético, mostrándose como un artista seguro, de trazo firme y dominador de la técnica. Su trabajo permaneció siempre fiel a los dictados de la academia y de la tradición decimonónica, aunque en algunas de sus composiciones los colores y pinceladas nos revelen un artista atento a lo nuevo. El pintor chiclanero cultivó fundamentalmente los tres géneros más frecuentes del último tercio del siglo XIX: bodegones, retratos y escenas de interior. En las naturalezas muertas destaca la corrección del dibujo y el rico cromatismo. En los retratos se muestra como un pintor cuidadoso y sutil, concibiendo la figura de forma realista, aunque procurando suavizar la carga de la tradición académica con la familiaridad de un gesto. Por último, en las escenas de interior trabaja con minucioso y cuidado detallismo no exento de libertad compositiva.
Obras de ~: Bodegón con sandía, 1886; San Ramón Nonato, 1892; ¡Quién supiera escribir!, 1893; Retrato de su esposa, 1894; Bodegón con florero y juego de té, 1895; El coro, 1898; Retrato de gitana, c. 1905; La limosna, 1906; Juego de ajedrez; In fraganti.
Bibl.: VV. AA, Siglo y medio de arte gaditano (1834-1984), Jerez de la Frontera, Caja de Ahorros de Jerez, 1984; E. Almarza Burbano, “Poesía e imagen. Una dolora de Campoamor como tarjeta postal coleccionable”, en Boletín de Arte (Universidad de Málaga), n.º 16 (1995), págs. 225-234; J. A. Merino Calvo, Eduardo Vassallo Dorronzoro. El pintor y su tiempo, Chiclana de la Frontera (Cádiz), Ayuntamiento, 2003.
José Antonio Merino Calvo
