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María Fernanda Ladrón de Guevara y Trápaga

Biografía

Ladrón de Guevara y Trápaga, María Fernanda. Madrid, 30.V.1896 – 25.IV.1974. Actriz.

Perteneciente a una distinguida familia, descendiente de un conocido aristócrata madrileño y de la actriz María Trápaga, tras completar su educación básica entró en el Conservatorio. Más adelante recibió clases de María Tubau.

Debutó con trece años en la compañía teatral de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. Este actor, perteneciente a una noble familia, había sido padrino de bautismo de María Fernanda y, al conocer las ilusiones de su ahijada por ser actriz, le ofreció su primera oportunidad. Permaneció ocho años en aquella compañía hasta alcanzar el rango de primera actriz.

Alcanzó su primer éxito el 13 de diciembre de 1913 en el estreno del drama La malquerida, de Jacinto Benavente.

Fue el propio dramaturgo quien la propuso para el papel de Acacia, que se estrenó en el madrileño teatro de la Princesa. Luego ingresó en la compañía de Irene Alba y Juan Bonafé. Durante esos años acarició otros éxitos teatrales, como Mamá, en 1913; Una mujer, en 1915; o Campo de armiño, en 1916.

Conoció en el teatro Odeón a su primer actor y director, Rafael Rivelles, con quien contrajo matrimonio en 1923. Representaron numerosas obras de alta comedia, entre ellas Cancela y La madre guapa; destacándose el estreno de La ermita, la fuente y el río, en 1926. Diez años duró aquella pareja, de la que nació la actriz Amparo Rivelles. Después, María Fernanda contrajo nuevas nupcias con el empresario teatral y actor Pedro Larrañaga, unión de la que vino al mundo Carlos Larrañaga, luego también actor.

Su debut cinematográfico se produjo en 1930, en los estudios franceses de Joinville, cerca de París, donde Benito Perojo la dirigió en El embrujo de Sevilla. Tras lo cual le llegó la oferta de la Metro Goldwin Mayer. Fue la primera actriz española en ser contratada por los estudios de Hollywood. Rodó allí seis películas: La mujer X, Cheri-Bibi y El proceso de Mary Dugan, en 1931; Niebla, al año siguiente, y, en 1933, El hombre que se reía del amor y Odio. Preocupada entonces por su fotogenia y previamente aconsejada, aceptó someterse a una operación quirúrgica de su nariz, lo que en aquel tiempo, cuando volvió a nuestro país, constituyó una singularidad, hasta el punto de que ella misma comentaba graciosamente que algunas de sus amistades no la reconocieron al principio.

Tras la Guerra Civil, su biografía artística está nutrida de éxitos teatrales, en tanto que su filmografía es más reducida. Entre las obras de teatro que representó con fortuna se encuentran Nuestra Natacha (1936); Olvidadiza (1943); Mancha que limpia (1943); o Escándalo del alma desnuda (1947).

Volvió a la gran pantalla en 1943 cuando rodó Rosas de otoño, de Juan de Orduña, que ya había representado en la escena, y reapareció un lustro más tarde en la película Pototo, Boliche y compañía, de Ramón Barreiro, y en otra de Ramón Torrado titulada Sabela de Cambados.

Recibió el Premio Nacional de Teatro durante la temporada 1950-1951. Al año siguiente, en 1952, debutó en televisión, cuando permaneció unas temporadas en Cuba junto a su hijo Carlos. Grabó en el país caribeño programas dramáticos y asimismo ofreció charlas con sus vivencias, pues era de agudo ingenio y mantenía monólogos con gran fluidez.

Durante estos primeros años de la década de 1950 estuvo alejada de los escenarios españoles y no reapareció hasta 1955, contratada por el actor y director Doroteo Martí, en cuya compañía representó otras comedias de corte sentimental. En 1956 le fue otorgada la Medalla del Círculo de Bellas Artes y tuvo un gran éxito taquillero con La papirusa, en 1957, obra de Adolfo Torrado, dramaturgo que falleció poco después.

A partir de 1959, año en que se disolvió su formación teatral y otras en las que había intervenido, optó por intensificar su carrera cinematográfica, llegando a rodar varios títulos en un año e incluso grabó algunos programas de interés para Televisión Española, como Soledad, en 1961, o Mi hijo y yo, en 1963. Interpretó su última película en 1970 para Pedro Olea, que llevaba por título El bosque del lobo. Después colaboró en algunos programas de Televisión Española, como Cuentos y leyendas y La enemiga, en 1971.

María Fernanda Ladrón de Guevara fue una actriz exquisita, de gran elegancia y, aunque especializada en el género de comedia, fue asimismo brillante como actriz dramática.

 

Obras de ~: Filmografía: actriz en: B. Perojo (dir.), El embrujo de Sevilla/L’ensorcellement de Seville, 1930; C. F. Borcosque (dir.), La mujer X y Cheri-Bibi, 1931; B. Perojo (dir.), El hombre que se reía del amor, 1933; R. H arlan (dir.), Odio, 1933; J. de Orduña (dir.), Rosas de otoño, 1943; R. T orrado (dir.), Sabela de Cambados, 1948; R. Barreiro (dir.), Pototo, Boliche y compañía, 1948; J. de Orduña (dir.), Música de ayer, 1958; P. Lazaga (dir.), La fiel infantería, 1959; Miss Cuplé, 1959; F. Rovira Beleta (dir.), Altas variedades, 1959; M. Girolami (dir.), ¡Qué bella eres, Roma!/La canzone del destino, 1959; L. Lucia (dir.), Un ángel tuvo la culpa, 1959; A. Balcázar (dir.), ¿Dónde vas triste de ti?, 1960; E. Carreras (dir.), La cumparsita, 1961; L. Comencini (dir.), La mentirosa/ La biugarda, 1965; J. Buchs (dir.), Encrucijada para una monja, 1967; F. Regueiro (dir.), Me enveneno de azules, 1969; P. Olea (dir.), El bosque del lobo, 1970.

Escritos: Mi vida, Madrid, Astros, 1940.

 

Bibl.: R. López de Haro, María Fernanda Ladrón de Guevara: Su vida. Sus anécdotas. Su arte. Sus creaciones, Barcelona, Tipografía Artística Solivellas, 1940; F. Centeno (coord.), Historias de Hollywood, Madrid, Tipografía Sáez, 1945; Redacción, “Ha muerto María Fernanda Ladrón de Guevara”, en ABC (Madrid), 27 de abril de 1974, pág. 93; Á. Armero, Una aventura americana. Españoles en Hollywood, Madrid, Compañía Literaria, 1995, págs. 105-111; M. Román, Los cómicos, vol. 1, Barcelona, Royal Books, 1995, págs. 107-114; C. Aguilar y J. Genover, Las estrellas de nuestro cine, Madrid, Alianza Editorial, 1996, págs. 307-308; J. Rodríguez Conde, “Ladrón de Guevara, María Fernanda”, en J. L. Borau (dir.), Diccionario del cine español, Madrid, Alianza Editorial-Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, 1998, pág. 490; A. J. Castro Jiménez, Sagas españolas del espectáculo, Madrid, Centro Cultural de la Villa, 2003, pág. 311; C. Arocena, “De lo visible e invisible: las primeras mujeres del cine español”, en D. Aranda, M. Esquirol y J. Sánchez- Navarro (eds.), Puntos de vista. Una mirada poliédrica a la historia del cine, Barcelona, Universitat Oberta de Catalunya, 2009, págs. 153 y ss.

 

Manuel Román Fernández

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