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Mariano de Albo

Biografía

Albo, Mariano de. Madrid, 26.VII.1786 – ?, s. m. s. XIX. Militar, arquitecto, capitán de Ingenieros, coronel de Infantería.

En 1799 ingresaba en la Academia Militar de Zamora para el estudio de las Matemáticas y Arte de la Guerra, siendo cadete del Regimiento de Infantería de Sevilla. En diciembre de 1803 lograba el ingreso en la Academia de Ingenieros de Alcalá de Henares, de la que salía como Subteniente de Ingenieros en septiembre de 1808. Participó con su Regimiento de Infantería en la campaña de Portugal de 1803, dejando momentáneamente los estudios, que reanudaba al final de la citada campaña en ese mismo año.

Al salir de la Academia era destinado al Regimiento de Zapadores, y al conocerse el levantamiento del 2 de mayo en Madrid, formó parte de la columna, que con su armamento y la bandera del primer Batallón abandonaba Alcalá el 25 de ese mismo mes, con destino a Valencia, donde se integraban en el Ejército allí formado para combatir a las tropas francesas. En junio, siempre de 1808, era promovido a Capitán de Ingenieros por la Junta Superior de Valencia, siendo destinado, al mando de una Compañía de Zapadores, a la plaza de Tortosa, desde donde realizó reconocimientos sobre Morella y Alcañiz. Posteriormente pasó a Zaragoza, participando en la defensa de dicha ciudad hasta que los franceses levantaron el primer sitio. Destinado al Ejército de Aragón, se halló en la batalla de Tudela y acción de Alfaro, y más tarde, en la destrucción del puente de Tudela, ante la aproximación del enemigo, operación que permitió la retirada del Ejército de Aragón, acogiéndose a Zaragoza. Permaneció Albo en la plaza hasta que su Ejército salió por Cinco Villas para Navarra, donde una vez llegados fue comisionado para que reconociera la entrada por los Pirineos por los puertos de Canfranc y Sallent. Terminada la comisión, se halló en la acción de Ibar, en octubre de 1808, en varios reconocimientos y en la construcción de defensas a finales de año, contando con su Compañía de Zapadores y 400 hombres voluntarios de Navarra, de un puente sobre el río Aragón. Terminadas las fortificaciones de campaña, permaneció defendiendo el puente hasta que su Ejército se retiró sobre Caparrós. Una vez cumplida su misión se retiró a su vez por Cinco Villas, después de sufrir graves pérdidas, acogiéndose a Zaragoza. Comenzado el segundo sitio de la inmortal ciudad, se halló en la defensa del Portillo y la Misericordia, destacando por su valor ante los ataques franceses, hasta el 28 de diciembre (1808) en que al contraer la epidemia que atenazaba a la ciudad, se le mandó con licencia al Ejército de Valencia. Restablecido a principios de 1809, siguió las vicisitudes de su ejército hasta la retirada de Alventosa y posterior construcción y defensa de un campo atrincherado alrededor de Teruel, amenazado por el ejército francés mandado por el mariscal Suchet. Con fecha 18 de abril de 1810, el Jefe de Ingenieros de la División Centro, Francisco Cabrer, ordenaba a Albo, desplazarse a Cuyera, Sueca y demás pueblos inmediatos a la Albufera valenciana, para establecer sus defensas.

 En 1811, al mando de un Batallón de Zapadores estuvo trabajando en la mejora de las defensas del puerto de Sagunto, concurriendo en la batalla del mismo nombre el 25 de octubre de ese mismo año. En 1812 estaba en la plaza de Alicante, participando en su defensa, y en diciembre pasaba destinado a la Comandancia de Ingenieros de Cartagena, donde permaneció hasta marzo del siguiente año, en que marchaba al frente de las obras de rehabilitación del castillo de Lorca. En julio de 1813 era designado Comandante de Ingenieros de la 4ª División del Ejército de Valencia, participando con posterioridad en el bloqueo y toma de Sagunto, en cuyas operaciones realizó reconocimientos de gran riesgo. Llegada la paz, quedó sirviendo en la Dirección Subinspección de Ingenieros de Valencia. En abril de 1814 fue comisionado para realizar el reconocimiento y proyecto de la defensa de la costa Mediterránea, desde los Alfaques a la plaza de Denia. Un mes después iba destinado al Ejército de Observación de los Pirineos Orientales, entrando con él en Francia, hasta su disolución en enero de 1816.

En junio de 1816 se integraba en el Ejército Expedicionario del Río de la Plata como Jefe del Parque de material de Ingenieros, pasando en mayo de 1819 voluntariamente a la situación de retirado en Madrid. Fue nombrado a finales de ese mismo año Interventor Mayor del Resguardo Militar de Cataluña. En mayo de 1820 volvía al servicio, siendo nombrado Jefe del Estado Mayor del primer Ejército de Operaciones en el que siguió sus vicisitudes hasta su capitulación en Barcelona, en noviembre de 1823, ante el Ejército llamado de “los Cien Mil Hijos de San Luís”. Estuvo como prisionero de los “Realistas” en el castillo de Tortosa, donde corrió el riesgo de ser ajusticiado. Fue conducido en junio de 1824 al de Montjuic en la plaza de Barcelona, logrando fugarse, al ser conducido al Hospital Militar por su precario estado de salud, embarcando para Gibraltar, de donde pasó a Italia y más tarde a Francia.

En 1833 se acogió a la amnistía decretada el año anterior, volviendo a España, presentándose en Madrid, donde se le confirmó en su situación de retirado. En agosto de ese mismo año era nombrado Gobernador Militar y Político de Mérida. Durante su mandato como gobernador, en 1836 halló un mosaico romano en dicha ciudad, denominado de “Selenais y Anthus”. Intervino en la primera Guerra carlista, persiguiendo partidas de insurrectos, siendo ascendido sucesivamente a Comandante y a Teniente Coronel de Infantería y en 1840 se le designaba Teniente Coronel Mayor del Colegio General Militar de Segovia. De nuevo, pero en esta ocasión definitivamente, en febrero de 1849 se le concedía el retiro.

A partir de 1846 publicaba alguna de sus avanzadas ideas urbanísticas en el periódico “el Clamor Público”. Consideraba que las obras de reforma y ensanche que se estaban realizando por entonces en la Puerta del Sol eran mezquinas y de pésimas consecuencias para el futuro. Pensaba, con respecto al centro de Madrid, que las casas estaban aglomeradas y sus interiores oscuros e inhabitables, así como sus calles muy estrechas. Proponía ensanchar todas las calles del centro para hacerlas transitables a carruajes y a peatones, aumentando su longitud para convertirlas en “diámetros” de comunicación.

Fue Académico correspondiente de la Real Academia de Historia y más tarde secretario de misma, socio correspondiente de la Sociedad Arqueológica de España y recibió el título de Arquitecto en todos los dominios de España expedido por la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando. Durante su exilio en Gibraltar dirigió la construcción del templo protestante de esa plaza, así como numerosas obras civiles, al igual que en Francia, donde también estuvo exiliado, dedicándose también a la enseñanza de las matemáticas.

 

Obras de ~: Relación de las ocurrencias en Alcalá de Henares con motivo de la heroica salida que de ella hicieron las compañías de Zapadores en mayo del 1808, 1817, (manuscrito); Sobre las principales causas que dependiendo esencialmente de la Policía Urbana, y del arte de edificar: han influido en el mal estado de riqueza, población y aspecto público en que se encuentra la capital de España, con respecto a las demás de Europa, Madrid, 1846; Proyecto de ensanche de la Puerta del Sol, por D. Mariano Albo, Coronel del Ejército retirado, antiguo Ingeniero Militar y Arquitecto de la Real Academia de San Fernando, Madrid, Imprenta de Tejado, 1854; De las Observaciones sobre mejoras de Madrid, Madrid, 1857.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia, Exps. personales.

A. Fernández de los Ríos, Semanario pintoresco español: Lectura de las familias. Enciclopedia popular, Artículo VII, 1857; VV. AA., El Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Resumen Histórico de su Organización y Servicios durante la Guerra de la Independencia, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1908; R. Cebrián Fernández, Comisión de antigüedades de la Real Academia de la Historia. Antigüedades e Inscripciones (1748-1845), Catálogos e Índices, Madrid, Real Academia de la Historia, 2002.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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