Huneeus Gana, Domitila. Santiago de Chile (Chile), 4.VI.1874 – Barcelona, 9.X.1955. Fundadora de las Misioneras Hermanas de Betania.
Domitila nació en el seno de una numerosa y distinguida familia de Santiago de Chile, pues su padre fue ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, y rector de la Universidad de Chile, siendo la séptima de los once hijos que tuvo el matrimonio Huneeus- Gana. El día de su nacimiento aquel año coincidió con la fiesta del Corpus Christi. Ella, que amaría tanto la Eucaristía, vio la luz del mundo precisamente en su fiesta.
Tenía una gran devoción al Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. Educada en el colegio que las religiosas del Sagrado Corazón acababan de abrir en Santiago, se distinguió por su aplicación, mostrando un gran amor al estudio, que le resultaba fácil por el excepcional talento de que había sido dotada. Además aprendió con entusiasmo Piano, Idiomas y Pintura.
Tenía catorce años cuando murió repentinamente su padre y Domitila quedó presa en la tristeza, enfermó gravemente y su salud quedó delicada. Desde entonces su vida se orientó completamente hacia Dios, no teniendo otro deseo que el de consagrarse a él por completo; sin embargo, su madre le negaba el permiso para hacerse religiosa.
En espera de poder realizar su vocación, se dedicó a las obras de caridad; con dos de sus hermanas fundó la obra de las “Ollas infantiles” para las Escuelas Católicas de Santo Tomás de Aquino para niños pobres. Le costó muchas penas y humillaciones, pero el éxito fue grande, y logró dejar establecida esta obra en diecisiete escuelas.
Hacia el año 1910 estuvo en Santiago de Chile el padre Mateo Crawley, misionero de los Sagrados Corazones, trabajando en la obra de entronización del Corazón de Jesús en los hogares, siendo de los primeros hogares consagrados el de la familia Huneeus Gana.
Este padre, que fue su director espiritual durante varios años, tuvo la inspiración de fundar una congregación religiosa destinada especialmente a dar a conocer el Corazón de Jesús y a trabajar por el establecimiento de su reinado. Varias veces le habló a ella de este proyecto, diciéndole que era la escogida por Dios para realizarlo. En el año 1917 le escribió, desde París, para realizar dicha fundación, pero Domitila no pudo corresponder, por haberse quedado sola con su madre enferma.
Una vez que falleció la madre en 1918, Domitila pensó responder al padre Mateo que estaba preparada para ir allí y hacerse religiosa en su obra de Betania. Pero en Chile le aconsejaron que la obra debía hacerse allí, por lo que decidió, de acuerdo con los religiosos de los Sagrados Corazones, la fundación de una nueva sociedad que, llevando el nombre de “Hermanas de Betania”, tuviera por objeto servir a Jesús en su persona eucarística y en la persona de los pobres, a quienes tenía que evangelizar. Harían vida de religiosas sin hábito, dedicándose a la acción social, a la vida de apostolado en visita domiciliaria en el hogar del pobre, para preparar las almas a acercarse a los sacramentos y llevarlas a vivir según la voluntad de Dios. Sería el complemento de la obra del padre Mateo. Domitila veía necesario ir a los hogares, moralizarlos y cristianizarlos allí y hacer la consagración o entronización al Sagrado Corazón.
El 16 de enero de 1921 fue recibida en audiencia privada por Su Santidad Benedicto XV, el cual alentó y bendijo el proyecto de fundación.
Domitila, con su prima Isabel Garcés, se preparó para la profesión religiosa haciendo una especie de noviciado con las religiosas de los Sagrados Corazones.
El 22 de julio de 1921 hubo la ceremonia de toma de velo y cruz, con la que empezaron el noviciado. El 22 de julio de 1922 ya empezaron el año de acción apostólica. Su consagración al Señor fue el 14 de abril de 1924, fiesta de san Damián de Veuster y Martes Santo.
En una humilde casita de Santiago de Chile se inició la Fundación de Betania, celebrándose la primera misa el 8 de septiembre de 1922.
Para dar consistencia a la Obra, pues era solamente Pía Unión, viajó una hermana a España el 19 de mayo de 1928. Habían sido invitadas a fundar allí; desde España partió para Roma para solicitar el Nihil Obstat de la Santa Sede y la revisión de las Constituciones. En París encontró al padre Mateo y con él precisaron el espíritu que habían de tener las religiosas de Betania.
El 8 de enero de 1929 fue concedido por la Sagrada Congregación de Religiosas el Nihil Obstat, y como resultado del mismo, monseñor Crescente Errázunz, arzobispo de Santiago de Chile, las instituía en Congregación Religiosa. Este mismo año se fundó una casa en Barcelona, que en el año 1933 quedó constituida en casa general.
Posteriormente se añadió el título de “Misioneras” al nombre de la Congregación, porque designaba de manera más real la acción apostólica a que estaba consagrada.
Después de casi cinco años de invalidez, por la que renunció al cargo de superiora general, víctima de grandes dolores, murió el 9 de octubre de 1955 en Barcelona, con la paz serena que reflejan las palabras dichas a una hermana que le preguntaba si no temía la muerte: “No. ¿Por qué he de temer el encontrarme con el Corazón de Jesús si le he amado siempre?”.
El carisma de la Congregación es la cristianización de la sociedad y especialmente de los obreros. Las hermanas intentan seguir a Jesús al estilo de la madre Domitila. Su espiritualidad es la infancia espiritual de santa Teresita del Niño Jesús, mirando siempre a Jesús, que, siendo Dios, se hizo niño, para enseñar a todos los hombres el camino de la infancia espiritual.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Congregación.
M.ª de los Á. Pich Aguilera (2.ª superiora general), La Rvdma. Madre Domitila Huneeus Gana. Fundadora de la Congregación Misioneras Hermanas de Betania, Barcelona, Misioneras Hermanas de Betania, 1995; Misioneras Hermanas de Betania, “Vidas para Dios. Madre Domitila Huneeus Gana, Fundadora de las Misioneras Hermanas de Betania (1874-1955)”, en Revista Ave María, n.º 691 (noviembre de 2003).
José Martín Brocos Fernández