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Antonio López Sánchez

Biografía

López Sánchez, Antonio. Obispo Calderón. Vilches (Jaén), 3.X.1540 – Mizque (Bolivia), VI.1619. Obispo y colonizador.

Según consta en el Archivo Parroquial de Vilches, en 1540 fue bautizado un niño con el nombre de Antonio, hijo de Antón López Calderón y Catalina Sánchez, en el seno de una ilustre familia procedente de Baeza. Con el tiempo se hizo llamar Antonio López Calderón y pasó a la posteridad como “El Obispo Calderón”.

Después de comenzar sus estudios eclesiásticos, con casi toda seguridad en Baeza, los siguió en el colegio de San Bartolomé de Salamanca. Más tarde pasó a la Universidad de Granada, donde terminó la carrera de Teología en el Real Colegio de Santa Cruz, del que también fue catedrático.

Con treinta años obtuvo su primer cargo eclesiástico en América, donde desarrolló una larga y fecunda carrera al servicio de la Corona y de la Iglesia durante medio siglo. Por este motivo está considerado como uno de los impulsores de la colonización en los territorios del Nuevo Mundo, recorriendo el continente americano desde el Caribe y México hasta Bolivia, pasando por Colombia y Panamá.

En 1571 fue designado para ocupar la maestrescolía de la catedral de Santo Domingo. Cinco años después regresó a España para obtener el doctorado en la Universidad de Valencia y ocupar una cátedra en Granada. En esta ciudad trabó amistad con Diego Romano, quien fue nombrado obispo de Tlaxcala, en Nueva España, y a continuación designó a Calderón como su vicario general y provisor. En 1584 el Rey le otorgó el deanato del Cabildo de Santafé de Bogotá, puesto en el que se mantuvo hasta su ascenso al episcopado.

Felipe II lo propuso para el obispado de Puerto Rico, siendo preconizado en 1593 por el papa Clemente VIII. Durante el viaje a su sede sufrió numerosas desventuras, siendo primero apresado por un corsario francés que lo abandonó en una isla y, más tarde, desvalijado de nuevo por otros piratas. En San Juan de Puerto Rico su acción más destacada fue su colaboración en la resistencia a los asaltos del pirata inglés Drake. Con éste y otros méritos fue ascendido en 1597 al obispado de Panamá.

En Panamá trabajó con celo en la obra evangelizadora. Hizo varias visitas pastorales, realizando una pormenorizada descripción de la diócesis, y participó en actos civiles y de gobierno. Prestó apoyo al misionero Melchor Hernández en la reducción y evangelización de los indios de la remota región de Chiriquí, en la que fundó varias poblaciones. Calderón se quejó en sus escritos de la explotación de los indios y defendió la necesidad de mejorar sus condiciones de vida.

En 1605 Calderón fue elegido primer obispo de la nueva diócesis de Santa Cruz de la Sierra, en la actual Bolivia, creada a partir de la división del arzobispado de la Plata. La sede episcopal se instaló en la ciudad de San Lorenzo de la Barranca, aunque Calderón sentó su residencia efectiva en Salinas de Río Pisuerga (actual Mizque). Por diversos motivos la toma de posesión del obispado por el sacerdote vilcheño se retrasó hasta 1609. No se sabe mucho de los siguientes diez años de gobierno diocesano, aunque son conocidas las quejas del viejo obispo (que rozaba ya los ochenta años) por la falta de clérigos y recursos para la evangelización de tan vastos y poco poblados territorios.

Algunos autores han manejado como fecha de su muerte la de 1612, pero ahora se sabe que vivió varios años más. Las fuentes americanas aportan el dato de que falleció en junio de 1619 en la villa de Salinas de Río Pisuerga (Mizque) y que fue sepultado en el convento de San Agustín, que había sido levantado por su indicación y bajo su dirección.

El ilustre prelado no olvidó su tierra natal, dejando fundados un vínculo y patronazgo dotado con 29.000 ducados y con el cargo de varias obras pías. Éstas comprendían el sustento de las carreras a dos estudiantes de su linaje, la creación de una capellanía en la parroquia de San Miguel de Vilches y el fomento de la devoción a la Virgen del Castillo en su ermita de dicha localidad, para lo que fundó una cofradía. También creó escuelas de niños y niñas, construyó un palacio y dejó mandado que se terminara la capilla mayor y se ampliara el mencionado templo parroquial de San Miguel. En las pechinas de la bóveda de la capilla mayor se tallaron cuatro escudos con su escudo heráldico, enmarcado sobre pergamino, óvalo con dos cuarteles: en el derecho castillo sobre dos lobos, en el izquierdo cinco calderos con gallardetes. Sobre pergamino ocho cruces de san Andrés, en la parte superior teja entrelazada con cordones episcopales. Al parecer, en el presbiterio se preparó una capilla para su enterramiento, que nunca llegó a ocupar su cadáver, y de hecho existió una estatua de alabastro con la figura del obispo postrado de rodillas sobre un cojín, con báculo y mitra, desaparecida durante la Guerra Civil.

 

Bibl.: M. Caballero Venzalá, Diccionario Bio-bibliográfico del Santo Reino de Jaén, t. II, Jaén, Instituto de Estudios Giennenses, 1986, págs. 22-23; V. Murga y A. Huerga, Episcopologio de Puerto Rico. II. De Rodrigo de Bastidas a Martín Vázquez de Arce (1540-1610), Ponce, Universidad Católica de Puerto Rico, 1988, págs. 154-156; R. Galiano Puy, “Biografía y linaje del Doctor Don Antonio Calderón, obispo que fue de Puerto Rico, Panamá y Santa Cruz de la Sierra (Bolivia)”, en Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, n.º 162, t. I (1996), págs. 647-666; F. J. Martínez Rojas, “El vilcheño D. Antonio de Calderón, obispo de Puerto Rico, Panamá y Santa Cruz de la Sierra”, en Feria y Fiestas de Vilches, 1997.

 

Alfonso Rubia López

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