Quintana Lacaci, Guillermo. Ferrol (La Coruña), 6.VII.1916 – Madrid, 29.I.1984. Teniente general del Ejército de Tierra.
Hijo de Guillermo y de Enriqueta. Pertenecía a una familia con una larga tradición militar. Su padre fue general de brigada de Infantería y su abuelo paterno, Julián Quintana, combatió en Filipinas como comandante de Infantería de Marina. Con estos antecedentes castrenses, no dudaba en afirmar que su vocación militar era de “origen genético” y nunca pensó en ser otra cosa.
Sus cuatro hijos varones también son militares, a pesar de que a ninguno le hizo “la más mínima indicación” para que optara por la carrera castrense.
En 1935, con diecinueve años, ingresó en la Academia de Infantería después de haber aprobado el primer curso de Ciencias Exactas en la Universidad, como exigía la nueva normativa adoptada por el Gobierno de la Segunda República.
En julio de 1936 era un cadete destinado en el Cuartel de la Montaña de Madrid cuando estalló la Guerra Civil. El 17 de julio, un día antes del levantamiento militar, Quintana Lacaci partió hacia La Coruña de vacaciones. Sin saberlo, había cogido el último tren que salió de Madrid antes de que comenzase la Guerra Civil. Varios de sus compañeros de promoción murieron en el citado cuartel al fracasar el pronunciamiento militar en la capital. Sin duda, ese viaje le salvó la vida.
Participó en la Guerra Civil en el bando nacional como alumno de la Academia de Infantería. Posteriormente ascendió a alférez-alumno y, al concluir el conflicto, ya era teniente provisional. Combatió en el Regimiento de Infantería Zamora n.º 8 y, más tarde, en el 4.º Tábor de Regulares de Ceuta a las órdenes del más tarde general Sagardoy, al que calificaba como su profesor en la “etapa guerrera”. El 19 de julio de 1937 resultó herido en la batalla de Brunete. Fue evacuado a retaguardia y estuvo un mes de baja. El 19 de agosto recibió el alta médica y se reincorporó al frente. En 1938 participó en la batalla de Teruel. Ese mismo año intervino también en los combates que provocaron el corte en dos del territorio republicano en la provincia de Castellón.
En junio de 1941, y como “continuación del Movimiento” —según su expresión—, se alistó en la División Española de Voluntarios, la “División Azul”, con la que marchó a Rusia para combatir en la Segunda Guerra Mundial encuadrado en el Ejército alemán.
En agosto de ese mismo año ascendió a capitán.
En los frentes de Rusia ganó la Medalla Militar individual. Concretamente, en el sector de Possad, donde tuvo que resistir un asedio entre el 17 de noviembre y el 6 de diciembre en el que murieron el 90 por ciento de los defensores. A lo largo de veinte días, los voluntarios españoles sufrieron un intenso fuego artillero con lanzacohetes y morteros. También fueron bombardeados por la aviación, y atacados por carros de combate. Según consta en la hoja de servicios de Guillermo Quintana Lacaci, de los ciento cuarenta soldados con que contaba su compañía, sólo quedaban catorce cuando fueron relevados y pasaron el río Wolchoff para volver a la retaguardia.
No serían estos los únicos combates en los que intervino en Rusia. Entre enero y marzo de 1942 se mantuvo en la posición conocida como “El Alcázar” de Novgorod con la 6.ª Compañía, que fue continuamente bombardeada. Entre el 1 de abril y el 8 de junio de 1942 tuvo que defender el sector de Wikolskoye.
Un día después, el 9 de junio, volvió a la posición “El Alcázar”, donde resistió durante un mes los continuos bombardeos de los soviéticos con “morteros y artillería de todos los calibres”. Ese mes de julio, el 6.º Batallón se preparaba para regresar España, un largo viaje que duró trece días, cruzando toda Europa desde el frente del Este hasta la frontera española, a la que llegó el 13 de agosto.
En mayo de 1945 ascendió a comandante. Doce años después, en noviembre de 1957, ya era teniente coronel. Diez años más tarde, en 1967, se convirtió en coronel.
A lo largo de su carrera estuvo como capitán en el Regimiento Mixto de Máquinas de Acompañamiento n.º 88 y en el de Infantería Zamora n.º 8. Como comandante fue destinado al Regimiento de Infantería de Zaragoza n.º 12, con sede en Santiago de Compostela.
Posteriormente, pasó al Regimiento de la Guardia de Franco, en el que continuó como teniente coronel, ocupando el cargo de secretario de la Casa Militar. Más tarde volvió al Regimiento de la Guardia del jefe del Estado, cuyo mando ostentó durante todo el tiempo que duró en el empleo de coronel hasta su ascenso a general de brigada.
En noviembre de 1972 alcanzó el generalato y fue nombrado jefe de la Brigada de Alta Montaña de Jaca.
En diciembre de 1973 ocupó el cargo de director de la Academia General Militar de Zaragoza. En marzo de 1976 ascendió a general de división y en junio fue nombrado segundo jefe de tropas de la 8.ª Región y gobernador militar de Pontevedra. En mayo de 1978 ocupó el cargo de gobernador militar de La Coruña y subinspector de Tropas y Servicios. En abril de 1979, ascendió a teniente general y fue nombrado capitán general de la I Región Militar (Madrid). Un destino clave, porque tenía a su mando la cuarta parte del Ejército de Tierra.
Su actuación fue decisiva para abortar el golpe del 23-F. Desde su cargo de capitán general de Madrid se puso a las órdenes del Rey y controló a la División Acorazada Brunete n.º 1, impidiendo que la entonces unidad más potente del Ejército de Tierra se pusiera al lado de los ocupantes del Congreso de los Diputados.
En abril de 1982 cesó en su cargo al cumplir la edad reglamentaria y pasó a la reserva (Grupo de Destino de Arma o Cuerpo). El Rey le nombró entonces asesor de la Armería Real, en la que desplegó una gran actividad, fomentando las relaciones internacionales con otras instituciones similares del extranjero (el Museo de Viena y la Torre de Londres, entre otros).
El domingo 29 de enero de 1984, fue asesinado cerca de su domicilio en el barrio de Argüelles de Madrid por la banda terrorista ETA, cuando volvía de misa con su esposa, María Elena Ramos, que resultó herida leve.
Durante su carrera había recibido la Medalla Militar individual y otras veinticinco condecoraciones, entre ellas la Gran Cruz de San Hermenegildo y la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco.
Fuentes y bibl.: Archivo Particular de la Familia Quintana- Lacaci Ramos, Hoja de Servicios de G. Quintana Lacaci.
M. Mérida, Mis conversaciones con los generales, Barcelona, Editorial Plaza y Janés, 1979; VV. AA., Memoria de la Transición. Del asesinato de Carrero a la integración en Europa, Madrid, Diario El País (Serial de fascículos), 1996; F. Medina, Memoria oculta del Ejército. Los militares se confiesa (1970-2004), Madrid, Editorial Espasa Calpe, 2004; J. Oneto, 23-F. La historia no contada, Barcelona, Ediciones B, 2006; M. de Ramón Carrión, Los Generales que salvaron la Democracia. Un Ejército a las órdenes del Rey, Madrid, Editorial Espejo de Tinta, 2007.
Manuel de Ramón Carrión