Margarita de Austria (Habsburgo). Bruselas (Bélgica), 10.I.1480 – Malinas (Bélgica), 30.XI.1530. Princesa y Reina de Francia (1483-1491), princesa de Asturias (heredera de la Corona de Castilla, 1497), duquesa de Saboya (1501-1504), regente (1506- 1515) y gobernadora general de los Países Bajos (1519-1530).
Era la segunda hija de María de Borgoña, única heredera del Gran Ducado de Borgoña a la muerte de Carlos el Temerario, y del archiduque de Austria y futuro emperador Maximiliano I, y era hermana de Felipe el Hermoso. Fue bautizada en la catedral de Santa Gúdula con el nombre de su abuela Margarita de York, hermana del rey de Inglaterra Eduardo IV casada en segundas nupcias con Carlos el Temerario, que apadrinó dicho acto junto con el señor de Ravenstein Philippe de Clèves y el príncipe de Orange Jean de Châlon. La prematura muerte de su madre (27 de marzo de 1482), cuando ella contaba apenas tres años, condicionó notablemente su infancia y juventud en un período marcado por los conflictos que su padre mantenía con las provincias y ciudades flamencas y, sobre todo, con la Francia de Luis XI. A instancias de los Estados Generales, se acordó por el Tratado de Paz de Arrás (23 de diciembre de 1482) el compromiso matrimonial de la pequeña Margarita con el delfín de Francia Carlos (futuro Carlos VIII), con una dote que incluía Artois, el Franco Condado, Mâcon, Auxerre, Salins, Bar-sur-Seine y Noyons. Protagonizó una jubilosa entrada pública en París (2 de junio de 1483) y recibió en la Corte francesa (especialmente en el castillo de Amboise) una cuidada educación como futura reina de Francia bajo la tutela de su suegra Anne de Beaujeu, autora después de un libro en el que resumía los principios que debían regir la formación de su hija como Soberana: Les enseignements d’Anne de France, duchesse de Bourbonnais et d’Auvergne, à sa fille Suzanne de Bourbon (1504). En estos años cultivó su gusto por el arte, el canto y la música. Le encantaba salir al campo y cazar a caballo, con sus perros y halcones. Su animal preferido será un loro que le había obsequiado a su madre el archiduque del Tirol Segismundo de Austria y que inspirará el poema de Jean Lemaire titulado L’amant vert.
El archiduque Maximiliano, elegido rey de Romanos en 1486, ejercía la regencia de los Países Bajos durante la minoría de edad de su hijo Felipe. Trató de casarse en segundas nupcias con la duquesa Ana de Bretaña para conservar el apoyo de este territorio a la casa de Austria en su constante enfrentamiento con los Valois por la herencia del gran ducado de Borgoña.
La regente Ana de Francia se adelantó a esta maniobra forzando la alianza del joven rey Carlos VIII con la titular de Bretaña y dejando a Margarita sin posibilidad de acceso al Trono francés. Carlos, que había repudiado su matrimonio con Margarita al cumplir la mayoría de edad en 1491, invadió Bretaña y obligó a la duquesa Ana a repudiar su enlace por poderes con Maximiliano (19 de diciembre de 1490), para aceptar en cambio este matrimonio con el Rey de Francia (6 de diciembre de 1491). Margarita sería finalmente remitida a su padre según lo aprobado en el Tratado de Senlis (23 de mayo de 1493), por el que se cedían el Franco Condado y Artois a Maximiliano a cambio de restituir Borgoña y Picardía al soberano francés, antes de emprender su aventura militar en Italia al año siguiente. Fue para ella un regreso deshonroso y amargo, vía Saint-Quentin, Vendhuile, Cambrai y Valenciennes, a donde llegó el 14 de junio. Su malestar quedó plasmado en el poema La complainte de dame Marguerite d’Autrice, fille de Maximilien, roy de Romans. El relato de su viaje se encuentra en las Chroniques de Flandre et d’Artois compiladas por Louis Brésin. A su llegada, su hermano Felipe acondicionó el castillo de Quesnoy como residencia y de allí se trasladó a vivir con su abuela Margarita de York a Namur y a Malinas, donde prosiguió el perfeccionamiento de su educación. El nuevo matrimonio de Maximiliano con Bianca Maria Sforza y la formación de la Liga de Venecia contra la política italiana de Carlos VIII volvieron a situar a Margarita en el juego de alianzas dinásticas de la casa de Austria. Con los dobles matrimonios del príncipe Juan, heredero de los Reyes Católicos, con Margarita de Austria (Malinas, 5 de noviembre de 1495), y de Felipe de Austria con la infanta Juana de Aragón (Lierre, 20 de octubre de 1496), se forjará la unión entre los Trastámara y los Habsburgo de la que surgirá el Imperio de Carlos V.
Margarita emprendió viaje a España desde el puerto de Flesinga (22 de enero de 1497) y un fuerte temporal obligó a su flota a buscar refugio en Inglaterra por dos veces. Desembarcó en Santander el 6 de marzo, después de una severa travesía que estuvo a punto de costarle la vida, y se encontró con el príncipe en Villasenil. Los desposorios tuvieron lugar en un salón de la Casa del Cordón de Burgos el Domingo de Ramos y el acto final de la ceremonia con la misa nupcial se celebró el 14 de abril. Los Reyes les concedieron la villa de Almazán, donde se había firmado la paz en 1375 entre las Coronas de Aragón y Castilla sellada con el matrimonio de Leonor de Aragón y Enrique de Castilla. Residían en el palacio de los Hurtado de Mendoza. A esta posesión le siguió la donación de las villas y ciudades de Salamanca, Logroño, Alcaraz, Úbeda, Baeza, Ronda, Loja, Écija, Trujillo y Cáceres. Se conoce el funcionamiento de la casa del príncipe Juan gracias al Libro de la cámara real del Príncipe Don Juan compuesto por Gonzalo Fernández de Oviedo.
A mediados de junio de 1497 acudían a Medina del Campo para reunirse con los Reyes Católicos, ante los preparativos del segundo matrimonio de Isabel de Aragón con el rey Manuel de Portugal, pero, finalmente, el delicado estado de salud del príncipe aconsejaba dispensarlo de aquellas jornadas. Fueron enviados a Salamanca, donde quedaron bajo la tutela del obispo dominico Diego de Deza, que había sido maestro del joven príncipe. Pese a los cuidados de uno de los mejores médicos existentes en España, el converso Juan de la Parra, Juan falleció el 4 de octubre de aquel mismo año. Sus últimos días son descritos por Fernández de Oviedo, pero también por el canónigo de Toledo Alonso Ortiz en su Tratado del fallesçimiento del Muy Ínclito Señor Don Juan, cuyo manuscrito original conserva la Biblioteca de la Universidad de Salamanca. A su muerte, después de seis meses de apasionado y esperanzador matrimonio, le seguiría la de su única hija póstuma (8 de diciembre de 1497). Margarita ya no volvió a concebir más hijos.
El infortunio siguió cebándose en la descendencia de los Reyes Católicos con el fallecimiento del príncipe Miguel, hijo de la reina Isabel de Portugal (20 de julio de 1500), la sucesión recayó ahora en la princesa Juana y en su descendencia vinculada a la casa de Austria y a las provincias de los Países Bajos.
Margarita permaneció en Castilla hasta que en septiembre de 1499 en Granada, los Reyes Católicos acordaron su regreso a los Países Bajos. Pudo marcharse con todo su ajuar, pero debió pedir un préstamo a unos banqueros de Andalucía para costearse el viaje por Burgos y Bilbao a Bayona y atravesar toda Francia en compañía de su antigua camarera Jeanne de Hallewin y de otros destacados miembros de la nobleza flamenco-borgoñona. Este viaje por tierra la obligó a pasar por el reino que la había repudiado unos años atrás. Entre tanto, Juana había dado a luz en Gante al futuro Carlos V. Poco después de la llegada a la ciudad de su cuñada, tuvo lugar el bautismo del heredero en la catedral de San Juan, ceremonia a la que asistió Margarita como madrina. Fijó su residencia en el castillo de Quesnoy, donde padeció una profunda depresión. Quedó viuda a los veinte años y de nuevo tuvo que regresar a su país sin haber podido formar su propia familia, pero siguió siendo útil para los proyectos dinásticos de su padre Maximiliano y de su hermano Felipe.
Después de considerar entre otros candidatos al rey de Escocia o al príncipe de Gales, se decantaron por desposarla con el duque Filiberto II de Saboya. De acuerdo con lo estipulado en el tratado de Lyon en agosto de 1501, el joven Carlos debía contraer matrimonio con la hija del rey de Francia Luis XII, y Margarita con el duque de Saboya, hijo de la princesa Margarita de Borbón (26 de septiembre de 1501). En previsión de su futura herencia española tras la proclamación de la princesa Juana como sucesora, Felipe el Hermoso trató de articular así un nuevo entendimiento entre Francia, España y los Países Bajos. El viaje de Margarita se convirtió en una marcha triunfal a su paso por Borgoña y el Franco Condado, donde fue acogida con grandes honores y mucho entusiasmo por sus habitantes. Abandonó el luto para celebrar su matrimonio por poderes en Salins (22 de noviembre de 1501), pero el último acto de la ceremonia nupcial tuvo lugar ya en territorio saboyano, en la iglesia de la abadía de Romainmôtier en presencia del duque Filiberto. Comenzó después una larga visita de sus Estados, que se prolongó hasta su entrada en Turín a principios de 1503.
Contraria al control que René, el hermano bastardo de Filiberto, hijo de una dama noble del Piamonte, ejercía en su Corte y en la política del ducado, Margarita consiguió apartarlo del poder ganándose la confianza de su esposo y valiéndose del apoyo de su padre el emperador Maximiliano y de su hermano Felipe en los Países Bajos. Acusado de traición por sus acuerdos con los cantones de Berna y Friburgo, se vio privado de su rango y se refugió en la Corte francesa al amparo de Luis XII. Margarita, instalada en el castillo de Pointd’Ain, su residencia saboyana preferida, reunió en su entorno a tres consejeros que después fueron esenciales en su regencia de los Países Bajos: el jurista Mercurio de Gattinara como jefe de su Consejo, el secretario Louis Barangier y el tesorero Jean de Marnix. A consecuencia de un ataque de pleuresía tras una desafortunada jornada de caza, sobrevino la muerte del duque Filiberto (10 de septiembre de 1504), pocos días después se firmó el primer Tratado de Blois (12 de octubre de 1505) entre Luis XII y Felipe el Hermoso, que confirmó lo estipulado en el de Lyon, y acordó el matrimonio entre Carlos de Luxemburgo, hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, futuro Carlos I de España, y Claudia de Francia, hija de Luis XII y Ana de Bretaña, siendo el reino de Nápoles la dote señalada, aunque el monarca francés reservó para sí su gobierno. Pero el tratado fue anulado poco después por la reunión de los Estados Generales de Francia celebrada en Tours, en la que se determinó que Claudia contrajese matrimonio con su primo y sucesor en el trono, Francisco I.
Tal como se había estipulado en su dote, Margarita recibió entonces, y no sin un largo litigio con el duque Carlos II de Saboya, la posesión de la Bresse, los países de Vaud y de Faucigny, el condado de Vilers y el señorío de Gordans. En cumplimiento de un voto de su suegra Margarita de Borbón, fundó en Brou (Bourg-en-Bresse) un convento de agustinos de San Nicolás Tolentino, en el que se construyó una espectacular iglesia de estilo gótico tardío, obra del arquitecto bruselense Lodewijk van Boghem con la colaboración de canteros brabanzones. Allí se alzaron los mausoleos de Filiberto y de su suegra, esculpidos por el maestro alemán Conrad Meit. Este magnífico conjunto arquitectónico, en el que fue enterrada también la propia Margarita años más tarde, se inició en 1506 y concluyó con su consagración el 22 de mayo de 1532.
Rechazó entonces nuevas ofertas matrimoniales venidas del rey de Inglaterra Enrique VII o del de Hungría Luis II, y adoptó el lema “Fortune, infortune, fortune” (en latín, Fortis fortuna infortunat fortiter unam), pues había llegado el momento de asumir un protagonismo político más relevante al frente de su propia familia y de sus dominios en los Países Bajos.
La prematura muerte de su hermano Felipe en Burgos (26 de septiembre de 1506) dejó a su esposa Juana inhabilitada para el gobierno en Castilla y con seis hijos de corta edad. El emperador Maximiliano le cedió la regencia de aquellas provincias (18 de marzo de 1506) y la tutela de cuatro de los hijos de Felipe: Leonor, Carlos, Isabel y María. Tras la reunión de los Estados Generales celebrada en Lovaina (22 de abril de 1507) para ratificar su apoyo a la regente, Margarita emprendió la visita a las principales ciudades y villas de Brabante, Artois, Hainaut, Flandes, Zelanda y Holanda para prestar juramento a sus privilegios y obtener el reconocimiento de su soberanía antes de asentar su residencia oficial en Malinas en el palacio de Jean Laurin, señor de Watervliet, ubicado junto a la iglesia de San Pedro y San Pablo (7 de julio de 1507).
Durante su regencia, Margarita tuvo que seguir haciendo frente al conflicto que mantenían los soberanos de los Países Bajos con el duque de Güeldres Charles de Egmont desde tiempos de Carlos el Temerario. Felipe el Hermoso había alcanzado una tregua de dos años después de una importante ofensiva previa a su marcha a Castilla, y su padre le había confirmado la investidura del ducado de Güeldres y del condado de Zutphen. Apoyado por el dinero y los recursos que le facilitaba el rey francés, Egmont reemprendió las hostilidades en Brabante y Holanda en 1507. Margarita no consiguió que los Estados Generales reunidos en Gante y Malinas aprobaran los servicios y préstamos necesarios para financiar la guerra y sufragar parte de los gastos de la coronación del emperador Maximiliano y de su viaje a Italia y los Países Bajos. Finalmente, Margarita negoció con el cardenal d’Amboise la Paz de Cambrai (10 de diciembre de 1508): la disputa sobre los derechos sucesorios de Charles d’Egmont en el ducado de Güeldres quedó postergada al resultado de un arbitraje internacional, se renunciaba al matrimonio de Carlos de Austria con la princesa Claudia de Francia y, mediante el pago de 100.000 ducados, se reconoció a Luis XII como duque de Milán. Este éxito diplomático de Margarita le reportó una triunfal acogida en Malinas, donde los Estados Generales apoyaron el acuerdo de paz con una alegría semejante a la que mostraron ante la firma del Tratado de Arrás.
Comenzaron entonces a evidenciarse las diferencias políticas existentes entre la regente y Guillaume de Croÿ, señor de Chièvres, nombrado en marzo de 1509 gran chambelán y tutor del príncipe Carlos, pues se mostró más partidario de un claro acercamiento a Francia y de un futuro matrimonio con los Valois que trajera estabilidad y prosperidad a los Países Bajos. Charles d’Egmont no aceptó los términos desfavorables del acuerdo y reanudó la guerra, además las inundaciones causadas por la crudeza del invierno de 1509 en Holanda y Frisia facilitaron la propagación de enfermedades y el hambre. Margarita, con exiguos medios, ordenó la toma de Venloo. Sin asistencia de Francia, la falta de dinero en su adversario provocó el licenciamiento apresurado de cinco mil landsquenetes que devastararon Limburgo, las Ardenas y Güeldres en 1512. A su vez, para desalojar a los franceses en diversos frentes se formó la Liga de Malinas (5 de abril de 1513) entre el Papa, el Emperador, el rey Fernando de Aragón y el rey de Inglaterra Enrique VIII. Margarita quiso mantenerse neutral, mientras los ingleses desembarcaron en Calais y marcharon por Artois sin encontrar resistencia, asediaron Thérouanne, y se apoderaron después de Tournai, mientras sus aliados vencían a los caballeros franceses en la batalla de Guinegate (Journée des éperons). Se firmó entonces el Tratado de Lille (15 de octubre de 1513), por el que se acordó el futuro enlace de Carlos con María, hermana del rey de Inglaterra, y se estableció una alianza común contra Francia. Pero los resultados fueron efímeros, porque a la muerte de Ana de Bretaña, Luis XII escogió como segunda esposa a María.
A comienzos de aquel mismo año, Margarita había ordenado el arresto de Juan Manuel de la Cerda, favorito de Felipe el Hermoso, acusado de haber conspirado para privar al joven Carlos de buena parte de su herencia a instancias de Fernando el Católico. Fue trasladado al castillo de Vilvorde, y ante las quejas de otros caballeros de la Orden del Toisón de Oro a la que él pertenecía, la regente se vio obligada a dejarlo marchar a Austria, en donde residió hasta su muerte.
Esta primera regencia de Margarita en los Países Bajos concluyó con la proclamación de la mayoría de edad de su sobrino Carlos (5 de enero de 1515) en el palacio de los duques de Brabante en Bruselas.
Con este acto, dirigido por Chièvres, se le humilló públicamente ante los Estados Generales y, aunque quiso retirarse a su palacio de Malinas, fue obligada a acompañar a su sobrino en las entradas públicas que formalizaron su instauración como soberano de los Países Bajos (Lovaina, Bruselas, Malinas, Amberes, Gante, Delft y La Haya), hasta que en el verano pudo finalmente quedarse en su residencia para atender sus colecciones de arte y su magnífica biblioteca.
Chièvres promovió un nuevo acuerdo con la Francia de Francisco I, el Tratado de París (24 de marzo de 1515) estipulaba que Renée de Francia, la segunda hija de Luis XII, quedara comprometida con Carlos cuando cumpliera los siete años, dejando libertad al rey francés para ocupar el Milanesado y a Carlos para tomar posesión de su herencia española, asegurando la paz en los Países Bajos entre ambos príncipes. Incluía además la cesión a Margarita del condado de Charolais, y de los señoríos de Noyers y de Château- Chinon. A comienzos del año siguiente, fallecía en Madrigalejo Fernando el Católico (23 de enero de 1516) y quedaba pendiente la condición de regente en Castilla de la reina Juana. En las exequias en su honor celebradas en la catedral de Santa Gúdula en Bruselas, Carlos fue proclamado rey de Aragón y soberano de Castilla conjuntamente con su madre, pero esta dualidad suscitaba inquietud y recelo en la corona de Castilla.
Chièvres reunió en Bruselas al Capítulo de la Orden del Toisón de Oro, en el que fue rehabilitado don Juan Manuel, buscando apoyos para Carlos, que carecía de fondos suficientes para su viaje a España y para mantener la guerra de Güeldres. Este acto representó un nuevo motivo de desaire y descrédito para Margarita, pues se acordó que ningún caballero de la Orden podría ser arrestado sin autorización de sus iguales. La última visita de Maximiliano I a los Países Bajos en la primavera de 1517 no reparó este agravio.
Para facilitar la ida de Carlos a España, se firmó el efímero Tratado de Noyón con Francisco I y la tregua de Utrecht con Charles d’Egmont. Chièvres dejó a Henri de Nassau al frente del ejército y a un gran Consejo presidido por Jean de Carondolet para hacerse cargo del Gobierno de los Países Bajos durante su ausencia. A la muerte de Carondolet (31 de mayo de 1518), Gattinara fue nombrado gran canciller.
Consiguió que Carlos delegara poderes a Margarita en la firma de determinadas actas administrativas, en la dirección de las finanzas y en la distribución de oficios (24 de julio de 1518).
A la muerte de Maximiliano I, dio comienzo la pugna entre Carlos I y Francisco I por la sucesión en el título imperial. Margarita colaboró en la captación de fondos para financiar la operación, reuniendo importantes sumas en préstamos de banqueros de Amberes, pero, sobre todo, intervino en las negociaciones clave para obtener los votos necesarios a favor de la candidatura de su sobrino, que se encontraba en Cataluña, aunque al principio era más partidaria de la elección de su hermano Fernando. Finalmente, Carlos fue proclamado rey de Romanos (28 de junio de 1519) y adoptó el nombre de Carlos V. Pocos días después designó a su tía Margarita regente y gobernadora de los Países Bajos (1 de julio de 1519), autoridad y poderes que confirmó en Maastricht al año siguiente (19 de octubre de 1520). La concesión del título imperial compensaba con creces las ambiciones de Chièvres y propiciaba su reconciliación con la regente. Al acto de la coronación, que tuvo lugar en Aquisgrán (23 de octubre de 1520), acudió Margarita.
Testigo privilegiado de aquella jornada fue el pintor Alberto Durero, que la describe en su Journal de voyage. Las fiestas de Aquisgrán representaron un gran triunfo personal de Margarita de Austria, pues había contribuido decisivamente a la elección de Carlos V y conservaba para ella el gobierno de los Países Bajos.
El Emperador conoció en aquellos años a una joven sirviente de la señora de Lalaing, llamada Johanna Van der Gheynst, de cuya relación nació Margarita [de Parma] (28 de diciembre de 1522). Esta bastarda de Carlos V se crió junto a Margarita de Austria, y contrajo matrimonio sucesivamente con Alejandro de Médicis (1536) y con Octavio Farnesio (1538), antes de ocupar la regencia de los Países Bajos a mediados del siglo XVI. Margarita de Austria también se hizo cargo en Malinas de la crianza y educación de los hijos de Isabel de Austria (muerta en enero de 1526) y Cristián II de Dinamarca (Juan, Dorotea y Cristina).
En marzo de 1525, estableció una ordenanza para fijar el funcionamiento doméstico y ceremonial de su casa.
La situación financiera en los Países Bajos se había agravado notablemente por el incremento de los gastos militares para costear la guerra contra Francia y el pretendiente de Güeldres, pero también por los compromisos adquiridos por la elección imperial. La negativa de los Estados Generales a incrementar la presión fiscal se sumaba a la resistencia de varios Estados provinciales y de otras instancias socioeconómicas, de manera que este ambiente de contestación, revuelta y motines se prolongó hasta 1530. Margarita dedicaba todos sus esfuerzos a negociar con los Estados, las provincias y los representantes de las elites para conseguir las contribuciones fiscales que su sobrino y sus consejeros le urgían. Los críticos contra su gobierno llegaron a imputarle una relación íntima con su consejero más cercano, Antoine de Lalaing. Tuvo que acabar con las revueltas que habían estallado en ‘s-Hertogenbosch, Gante y Mons. Las dificultades financieras siguieron agravándose a pesar de las victorias del Emperador sobre Francisco I en Pavía y de la firma del favorable tratado de Madrid (14 de enero de 1526).
En 1528, un ataque combinado anglo-francés amenazaba los Países Bajos. Margarita negoció con Enrique VIII la tregua firmada en el palacio de Hampton Court (15 de junio de 1528), restableciendo las prósperas relaciones comerciales que se habían acordado ya en el tratado alcanzado en 1508 a instancias de la propia regente. Charles d’Egmont se vio obligado a aceptar la paz por el Tratado de Gorcum (3 de octubre de 1528) después de las campañas lanzadas por Henri de Nassau y Martin Van Rossen en Heze y Utrecht. Se reconocía así la soberanía de Carlos V no sólo sobre las provincias de Utrecht y Overyssel, sino también sobre el ducado de Güeldres. Este tratado puso fin a un conflicto que había afectado a los Países Bajos sin apenas interrupción desde la muerte de Carlos el Temerario.
La falta de dinero provocó la suspensión de consignaciones sobre las rentas reales, Margarita ordenó entonces que se emplearan las sumas destinadas a la amortización de la deuda. En sus últimos años de gobierno, promovió una reforma fiscal que incrementaría los ingresos anuales, y prosiguió la centralización iniciada por los grandes duques de Borgoña en el siglo xv.
El último gran servicio que Margarita prestó a Carlos V fue la negociación de la paz con Francia. Tras los reveses sufridos por los franceses en Nápoles y Landriano frente al Papa y al Emperador aliados por el Tratado de Barcelona (23 de junio de 1529), el rey Francisco I estaba obligado a negociar y para ello aceptó la mediación de su madre, la duquesa de Angulema Luisa de Saboya, cuyo principal objetivo era liberar de su prisión madrileña a sus pequeños nietos.
Por su parte, el Emperador debía acudir en ayuda de la frontera húngara a donde avanzaba un gran ejército turco al mando del sultán Solimán, y la expansión del protestantismo entre los príncipes alemanes era cada vez más preocupante tras la celebración de la Dieta de Espira aquel mismo verano. El mediador francés fue el obispo d’Avranches, Gilbert Bayard, que fue enviado a Malinas para entrevistarse con la regente Margarita de Austria. El acuerdo trazado después de sus gestiones en Bolonia se convirtió finalmente en la Paz de Cambrai o de las Damas (5 de agosto de 1529), negociada entre Luisa de Saboya y Margarita de Austria.
Por él, se ponía fin a las reivindicaciones sobre el ducado de Borgoña por parte de la casa de Austria, a cambio de una cuantiosa indemnización y de la renuncia por parte francesa sobre Milán, Génova, Nápoles, Flandes, Artois, Hesdin y Tournai. Se liberaba a los príncipes rehenes tras el pago de un gravoso rescate y se concertaba el matrimonio entre Leonor, hermana de Carlos V, con Francisco I.
Pese a su nuevo éxito diplomático, la regencia de Margarita debió afrontar las dificultades que causaron las inundaciones de aquel invierno, las epidemias y las revueltas. Su salud se fue deteriorando a lo largo de los meses siguientes, la amputación de una pierna no detuvo la enfermedad que acabó con su vida a fines de noviembre de 1530 en su residencia de Malinas.
Sus restos fueron depositados en la abadía de Brou (Bourg-en-Bresse) junto a los de su esposo Filiberto de Saboya en el verano de 1532.
Había reunido una valiosa colección de objetos de arte y devoción, rarezas exóticas, joyas y tapices, libros de música y poesía, que legaría a Carlos V. Su palacio de Malinas, conocido como la Corte o palacio de Saboya, que quedó destruido por el estallido de un arsenal de munición en 1546, fue reconstruido después como residencia del cardenal Granvela. Constaba de una capilla, un oratorio en el coro de la capilla, dos cámaras con chimeneas que se usaban como comedor y galería de retratos, y como dormitorio de aparato, un gabinete rico o sala de audiencias particulares, un estudio o pequeño gabinete, otro gabinete orientado hacia el jardín, una biblioteca que servía de gran sala de representación, un guardarropa, una sala del tesoro, un salón de banquete y una gran sala de audiencia.
Poseía un centenar de retratos, entre los que aparecían los miembros de las casas de Borgoña, Habsburgo, Trastámara, Saboya, Tudor y Valois, pero también de otros personajes destacados de su época, como el banquero Arnolfini y su esposa, pintados por Jan Van Eyck, Michel Sittow, Van Orley, Van der Weyden, Jan Vermeyen, Joos van Cleve, o en esculturas como las de Conrad Meit. Estos retratos adornaron la primera cámara con chimenea y las paredes de su biblioteca, que se nutría también de objetos enviados por Pedro Mártir de Anglería que daban a conocer los descubrimientos recientes hechos por Cristóbal Colón y Hernán Cortés en las Indias occidentales. Él le dedicó a Margarita su Cuarta Década del Nuevo Mundo (1521).
Abundaron asimismo las pinturas y tallas devocionales con obras de Petrus Christus, Juan de Flandes, Michel Sittow, Joos van Cleve, Hans Memling, Jan Van Eyck, Jacopo de Barbari, Rogier van der Weyden, Hieronymus Bosch, Dierc Bouts, Jan Vermeyen, Bernard van Orley, Jean Fouquet. Entre todas ellas merece particular mención la adquisición que Felipe el Hermoso hizo de treinta y dos tablas de las cuarenta y siete que conformaban el denominado Políptico de Isabel la Católica, atribuido a Juan de Flandes y Michel Sittow, en la almoneda celebrada a la muerte de la Reina, y que fueron donadas a su hermana Margarita en 1506. De sus vistosas tapicerías, destaca la serie dedicada a la Pasión de Cristo que realizó para ella el taller bruselense de Pieter de Pannemaker según diseños de Bernard van Orley en 1523.
Las colecciones de Margarita se conocen a través de dos inventarios realizados en julio de 1516, y entre julio de 1523 y abril de 1524. En este segundo inventario, aparece registrada su rica biblioteca con más de trescientos manuscritos, en la que se encuentra una Biblia del siglo XIV de origen napolitano regalada por Ana de Beaujeu en Amboise, el salterio anglo-catalán de san Jerónimo (siglos xii al xiv) obtenido durante su estancia en España, Le Champions des Dames de Martin le Franc dedicado a Felipe el Bueno, la Histoire du bon roi Alixandre y el breviario de su madre María de Borgoña que le donará su hermano Felipe, y el célebre Libro de horas del duque de Berry ilustrado por los hermanos de Limburgo Paul, Herman y Jean, junto con Jean Colombe, y un Apocalipsis miniado por Jean Bapteur, Périnet Lamy y Jean Colombe, que recibió gracias a su enlace con Filiberto de Saboya.
Entre las joyas bibliográficas legadas por su abuela Margarita de York, cabría destacar el manuscrito Benois seront les miséricorieux. También ingresaron en su colección, cuarenta y ocho volúmenes de Charles de Croÿ, tío de Chièvres, entre los que se encuentran el Lancelot de Juan Sin Miedo, el Decamerón, que perteneció a Felipe el Bueno, y la Histoire de la Toison d’Or, una de las obras preferidas de Carlos el Temerario.
Otra adquisición trascendental de su biblioteca es el Codex aureus, producido por la abadía de Echternach (Luxemburgo) en el siglo xi y consultado por Erasmo de Rotterdam en 1519 para preparar su edición del Nuevo Testamento (1522). En los últimos años de su vida, Margarita incorporó un ejemplar de la Teseida de Boccacio realizado en la Corte del rey René por Barthélemy d’Eyck.
Dos manuscritos conservados en la Biblioteca Real de Bruselas muestran la importancia y calidad que la música tuvo en la Corte de Margarita de Austria y a lo largo de toda su vida. Fueron compilados por el músico de origen alemán afincado en Amberes Petrus Alamire (Petrus Van den Hove). Se trata del Album de Margarita de Austria (ms. 228) que inicia con un motete de Pierre de La Rue, Ave sanctissima Maria, adornado por una miniatura en la que puede verse a Margarita rezando delante de la Virgen. Comprende obras de los autores más relevantes de la escuela de polifonía franco-flamenca de la época: Jean Ockeghem, Josquin Desprez, Gaspar Van Weerbecke, Loyset Compère, Pierre de La Rue y Alexandre Agricola.
El otro manuscrito es el Cancionero de Margarita de Austria (ms. 11239), un álbum de motetes y rondós compuestos por Loyset Compére, Pierre de La Rue, Alexandre Agricola, Antoine Brugier y Heinrich Isaac, que data de su etapa saboyana en Poit-d’Ain, Chambéry y Turín.
A la muerte de Filiberto de Saboya, el humanista y cronista oficial Jean Lemaire des Belges compuso el canto poético titulado La Couronne margaritique que Margarita entregó en 1505 a su hermano Felipe en un ejemplar de excepcional calidad ilustrado por un artista italiano. Ofrece un elogio de las virtudes de la duquesa viuda de Saboya, de sus cualidades morales y políticas para asumir la regencia de los Países Bajos.
Abundan los retratos de Margarita de Austria en miniaturas, escenas emblemáticas o heráldicas, alegorías religiosas y morales, pinturas sobre tabla individuales o formando dípticos, en medallas y en esculturas.
Entre los retratos oficiales y familiares pintados sobre tabla, se debe mencionar uno de autor anónimo cuando ella tenía tres años a la muerte de su madre y fue comprometida al delfín de Francia en 1483 (Musée Nationale de Versailles), otro realizado por Jean Hey como reina de Francia en 1490-1491 previo a la mayoría de edad de Carlos VIII y antes de ser repudiada por él (New York, The Metropolitan Museum of Art, inv. 1975.1.130), y otro más conocido de Margarita como duquesa viuda de Saboya obra de Bernard van Orley y taller (Bruselas, Musées Royaux des Beaux-Arts de Belgique, inv. n.º 4059).
Margarita también aparece retratada en actitud orante junto a su hermano Felipe y otros miembros de su familia en el tapiz de La leyenda de Nuestra Señora del Sablón (Musées Royaux d’Art et d’Histoire, Bruselas) Entre las esculturas, Conrad Meit realizó un doble busto en madera de boj de Filiberto II y Margarita como duques de Saboya (The British Museum, The Waddesdon Bequest, inv. n.º 261), y esculpió en mármol la efigie de cuerpo entero de Margarita en su capilla funeraria de la iglesia de San Nicolás de Tolentino en Brou. Se conocen además otros retratos de Margarita representada como santa Isabel, o como encarnación de la Caridad o de la Justicia ante los reveses de la Fortuna en distintas obras de Bernard van Orley.
Obras de ~: A. J. G. Le Glay (ed.), Correspondance de l’empereur Maximilien Ier et de Marguerite d’Autriche, sa fille, de 1507 à 1519, Paris, J. Renouard et Cie., 1839, 2 vols.; L. P. Van den Bergh (ed.), Correspondance de Marguerite d’Autriche, gouvernante des Pays-Bas, avec ses amis (1506-1528), Leyde, S. et J. Luchtmans, 1845-1847; E. Gachet (ed.), Albums et oeuvres poétiques de Marguerite d’Autriche, gouvernante des Pays-Bas, Bruxelles, Librairie scientifique et littéraire, 1849; M. Françon (ed.), Albums poétiques de Marguerite d’Autriche, Cambridge, Harvard University Press, y Paris, Droz, 1934; G. de Boom (ed.), Correspondance de Marguerite d’Autriche pendant les negotiations du traité de Cambrai, Bruxelles, 1935.
Bibl.: J.-J. Altmeyer, Marguerite d’Autriche, gouvernante des Pays-Bas. Sa vie, sa politique, sa cour, vols. XI-XV Liège, Revue Belge, 1839-1840; L. de Laborde, “Inventaire des tableaux, livres, joyaux et meubles de Marguerite d’Autriche, fille de Marie de Bourgogne et de Maximilien, Empereur d’Allemagne fait et conclud en la ville d’Anvers le xvii d’Avril mxvc xxiiii”, en Revue Archéologique, VII (1850), págs. 36-91; M. Michelant, “Inventaire des vaisselles, joyaux, tapisseries, peintures, manuscrits, etc., de Marguerite d’Autriche, régente et gouvernante des Pays-Bas, dressé en son palais de Malines, le 9 juillet 1523”, en Bulletin de la Comission Royale d’Histoire, 3.ª série, XII (1871), págs. 5-78 y 83-136; F. Brassart, “Documents concernants le voyage de l’archiduchesse Marguerite en Espagne en 1497, et celui que fit en ce pays l’archiduc Philippe le Beau, en 1501”, en Compte rendue des séances de la Comission royale d’histoire, Académie royale des sciences, des lettres et des beaux-arts de Belgique, Bruxelles, 4.ª série, XI (1883), págs. 389-406; H. Zimerman, “Inventaire des collections de Marguerite d’Autriche, 20 avril 1524”, en Jahrbuch der Kunsthistorischen Sammlungen des Allerhöchsten Kaiserhauses (JKAK), III (1885), págs. xciii - cxi; H. von Voltelini, “Inventaire des pierres, joyaux, tableaux [...] provenant de la succession de Marguerite laissés à l’Empereur, le 19 mars 1531”, en JKAK, XI (1890), págs. v - xi; A. Wauters, “Marguerite d’Autriche”, en VV. AA., Biographie Nationale, vol. XIII, Bruxelles, l’Académie Royale des sciences, des lettres et des beaux-arts de Belgique, 1894- 1895, cols. 582-604; A. 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Bernardo J. García García