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Domingo Gundisalvo

Biografía

Gundisalvo, Domingo. Dominicus Gundissalinus. Toledo, c. 1110 – c. 1181. Filósofo y traductor.

En Toledo, en un momento de máximo protagonismo histórico de la Tulaytula o Toledo árabe, bajo el arzobispado de Raimundo, que se extendió de 1124 a 1152 —época ésta que coincide con el interés de Cluny y de otros monjes europeos por conocer el caudal cultural árabe—, Domingo Gundisalvo destaca en la historia del pensamiento español como el más relevante traductor y filósofo de la así denominada desde el siglo pasado “Escuela de Traductores de Toledo”. Es conocido como arcediano de Cuéllar (Segovia), ejerciendo además su labor científica bajo el mecenazgo del mencionado arzobispo don Raimundo. E. Gilson consideró que había muerto hacia 1160; M. Alonso Alonso, tras el estudio de manuscritos originales, demostró que habría vivido al menos hasta 1181.

Es sabido que en el período mencionado se produjo un encuentro singular de las tres culturas: cristiana, árabe y judía; y comenzó entonces un importante grupo de estudios latino-árabes. No se trató ciertamente de una “escuela” en el sentido de una comunidad de traductores organizada y sistemática; pero sí que se ha demostrado la existencia de una asociación numerosa de estudiosos —tanto de origen árabe como propiamente hispano y judío— interesados en el diálogo e intercambio cultural, en el que destacará el ámbito del pensamiento filosófico. Uno de los vehículos para ello fueron las traducciones. Desde ese trabajo, la Escuela de Traductores de Toledo alcanzó su mayor esplendor entre los años 1130 y 1180.

En ese Toledo del siglo XII se encuentran además otros traductores y pensadores decisivos en la historia del pensamiento en lo que se refiere a la influencia islámica en el mundo occidental, como Juan Hispano y Gerardo de Cremona o, un siglo después, Miguel Escoto y Hernán, el Alemán. En la vida de Domingo Gundisalvo fue decisivo el encuentro con Juan Hispano —identificado por una línea de interpretación crítica con Ibn Dawud— que fue su gran colaborador en las traducciones. Éste era de origen judío —posteriormente convertido al cristianismo— y buen conocedor del árabe; habiendo traducido él mismo en colaboración con Domingo Gundisalvo: el Fons vitae de Ibn Gabirol y otras obras de Avicena, como la Logica, Prologus discipuli et capitula, De speciebus cordium, Sufficientia physicorum, De universalibus y el Liber de vegetalibus, Por su parte, las traducciones atribuibles a Gundisalvo son, al menos, las siguientes: Alejandro de Afrodisias, De intellectu et intellecto; Avicena, De convenientia et differentia subiectorum; Liber de philosophia prima sive de scientia divina; Al-Farabí, De ortu scientiarum, De intellectu et intellecto, Fontes quaestionum, Liber exercitacionis ad viam Felicitatis; Al-Gazzali, Maqasid al-falasifa, Logica, Al-Israeli, Liber de definitionibus; Al-Kindi, De intellectu; Pseudo-Al-Kindi, Liber introductorius in artem logicae demonstrationis.

Los textos originales de Gundisalvo aportan a la tradición filosófica de su siglo una parte importante de la terminología aristotélica, por ejemplo, en la expresión de las categorías y de la causalidad. Por otra parte, hay coincidencias casi exactas entre algunos pasajes de las obras traducidas, muy especialmente Fons vitae, y otros del autor. A pesar de que su expresión es reiterativa y su lengua filosófica no está exenta de contaminaciones que se apartan de la tradición aristotélica (de modo significado, su concepción del hilemorfismo en De anima), ofrece un rico material en la transmisión del pensamiento del clasicismo griego a través del Medievo árabe y cristiano.

El objetivo principal que Domingo Gundisalvo y Juan Hispano se proponían con sus traducciones era el de presentar al mundo latino unas obras filosóficas en las que ellos distinguían notables apreciaciones de índole estrictamente especulativa. Ahora bien, su novedad les obligaba a hacer algunas aclaraciones y adaptaciones a la cultura cristiana, y por ello a presentarse como autores de algunos escritos. Se trata de obras de carácter original, en las que se incorpora gran parte de la filosofía árabe.

Ambos trabajaron juntos en la tarea de traducción al latín de los textos árabes, y ello con el ideal de enseñar la nueva filosofía al mundo latino. Tratándose de obras de autores musulmanes, se imponía la necesidad de añadir a casi todos los tratados ajenos traducidos algunos breves comentarios que enseñasen cómo se debían utilizar aquellas traducciones. Además de esto, los dos personajes se encuentran en la historia de la filosofía medieval como escritores independientes y autores de tratados que ya, de algún modo, incorporaban algunas tesis del pensamiento musulmán conocido. Debe señalarse la importancia de este hecho para el posterior desarrollo de la especulación filosófica.

En el sentido apuntado, la obra De processione mundi cobra un relieve especial en la medida en que se presenta como una de los primeros trabajos que expone una concepción metafísica sobre la creación del mundo incorporando muchas de las tesis principales del nuevo pensamiento. Representa en efecto el pensamiento original de Gundisalvo, más allá de su labor como traductor y transmisor a Occidente de una parte considerable de la filosofía árabe; pensamiento original en la medida en que pertenece ya a la madurez de su labor intelectual y tiene la intención de exponer las tesis fundamentales de la cosmovisión cristiana en relación con las nuevas ideas transmitidas a través del descubrimiento de los textos árabes.

Otra de las más genuinas aportaciones de Domingo Gundisalvo a la historia del pensamiento se refiere a la división de las ciencias. Para él la disciplina filosófica más importante es la metafísica, la cual —y siguiendo en este punto a Avicena— articula su objeto en cuatro órdenes, que siguen la gradación misma de lo real; su parte central es el estudio de la ciencia divina. En su metodología científica recoge sin duda la influencia de Boecio, que transmite después a la Europa medieval.

Por último, las tesis recogidas en su obra sobre la inmortalidad del alma humana deciden buena parte del camino recorrido por la psicología filosófica en el siglo xiii.

 

Obras de ~: “De immortalitate animae” (ed. de G. Vulgo), en BGPhMA, II, 3 (1897) (trad. al esp. en: N. Kinoshita, El pensamiento filosófico de Domingo Gundisalvo, Salamanca, Universidad Pontificia, 1988, págs. 129-149; trad. al ingl. en W. V. Auvergne, The Immortality of the Soul, trad. de R. R. Teske, Milwaukee, 1991); “De anima” (ed. de J. Th. Muckle), en Mediaeval Studies, 1940 (2), págs. 23-103; “De divisione philosophiae” (ed. de L. Baur), en Beiträge zur Geschichte der Philosophie des Mittelalters (BGPhMA) (Münster), IV, 2-3 (1903) (parcialmente trad. al ingl. en E. Grant (ed.), A Source Book in Medieval Science, Cambridge, Mass., 1974, págs. 59-76); De processione mundi, ed. y trad. al esp. de M.ª J. Soto Bruna y C. Alonso del Real, Barañáin (Navarra), Eunsa, 1999 (eds. anteriores: ed. de G. Bülow, en BGPhMA, XXIV, 3 (1925); M. Menéndez y Pelayo, en Historia de los hererodoxos españoles, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); trad. al ingl. en Dominicus Gundissalinus, The Procession of the World, trad. de J. A. Laumakis, Milwaukee, 2002); De scientiis, ed. de M. Alonso Alonso, Madrid, CSIC, 1954; “De unitate” (ed. de M. Alonso), en Pensamiento, 1956 (12), págs. 65-78 (ed. anterior de P. Correns, en BGPhMA, I, 1 (1891); trad. al esp. en N. Kinoshita, El pensamiento filosófico de Domingo Gundisalvo, op. cit., págs. 123-128; trad. al alemán en A. Fidora y A. Niederberger, Vom Einen zum Vielen-Der neue Aufbruch der Metaphysik im 12. Jahrhundert, Frankfurt am Main, 2002, págs. 66-79).

 

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María Jesús Soto Bruna y Concepción Alonso del Real

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