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Simón Antonio Rentería y Reyes

Biografía

Rentería y Reyes, Simón Antonio. Santoña (Cantabria), 8.IX.1762 – Madrid, 4.X.1824. Abad de Villafranca y arzobispo de Lérida y Santiago.

Tras aprender las primeras letras en su localidad natal y seguir en ella los cursos de Gramática y Latinidad, todos sus estudios los realizó en la Universidad de Oñate, en la que se doctoraría en Leyes y Sagrados Cánones, materias de las que sería ulteriormente catedrático, ocupando luego y por poco tiempo el cargo de rector de la misma alma mater. De ella se trasladaría en los inicios del siglo XIX a la Colegiata de Villafranca del Bierzo para posesionarse de una de sus pingües canonjías y de la que llegaría a ser, tiempo adelante, su laborioso abad. Acerado enemigo de las ideas revolucionarias consagró gran parte de sus energías a combatirlas a través singularmente de dos obras que alcanzaron gran impacto en la opinión de la época: Compendio de las memorias para servir a la historia del Jacobinismo por Mr. El Abate Barruel, traducido del francés al castellano para dar a conocer a la nación española la conspiración de los filósofos, francmasones e iluminados contra la religión, el trono y la sociedad (Villafranca del Bierzo, 2 vols., 1812) y Filosofía de la religión contra los sistemas de los impíos, dirigida a la instrucción de la juventud estudiosa para preservarla de la impiedad (Santiago de Compostela, 1815). Con tales credenciales, no sorprende que Fernando VII le designase en marzo de 1819 para la silla ilerdense. Restablecido poco después su odiado régimen constitucional, se mostraría en extrema oposición con las principales medidas adoptadas por las autoridades del Trienio liberal en el plano religioso y eclesiástico mediante múltiples representaciones y escritos al Rey y a las Cortes así como a los titulares de las carteras de Gracia y Justicia y Hacienda, textos que se apresuraría a editar en Lérida apenas concluida la segunda experiencia liberal en la Colección de los oficios y representaciones que desde el año 1820 ha dirigido el Obispo de Lérida al Gobierno y Cortes llamadas constitucionales contra sus decretos en materias eclesiásticas, y publica para la instrucción del clero y pueblo de su diócesis. Pese a tan arriscada posición, las autoridades del Trienio no adoptaron, al contrario de lo sucedido en otros casos, medida alguna represiva contra el prelado hasta el término mismo de dicha etapa, cuando en febrero de 1823, fue residenciado en Tarragona y posteriormente en Málaga, desde donde regresaría a su sede en noviembre del mismo año. Ubicado ya en la sede primacial toledana el otro gran símbolo episcopal de la resistencia contra el doceañismo, Pedro de Inguanzo y Rivero, el Rey lo nombraría arzobispo de Santiago en los primeros meses de 1824. Su repentina muerte impediría, sin embargo, que llegase a tomar posesión efectiva de la silla compostelana.

 

Bibl.: P. Sáinz de Baranda, España sagrada: continuada por la Real Academia de la Historia, t. XLVII, tratado LXXXV. De la santa iglesia de Lérida en su estado moderno, Madrid, Imprenta de la Real Academia de la Historia, 1850, págs. 144-7; J. M. Cuenca Toribio, D. Pedro de Inguanzo y Rivero, último primado del antiguo régimen (1764-1836), Pamplona, Eunsa, 1965; Estudios sobre el catolicismo español, I, Córdoba, servicio de Publicaciones de la Universidad, 1990.

 

José Manuel Cuenca Toribio

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