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Eloy Gonzalo García

Biografía

Gonzalo García, Eloy. El héroe de Cascorro. Madrid, 2.XII.1868 – Matanzas (Cuba), 18.VI.1897. Soldado famoso por su heroica hazaña en el sitio de Cascorro (Cuba).

Recién nacido, fue depositado en la inclusa de Madrid, con una nota en que se decía cómo debía llamarse.

Ocho días después lo adoptó el guardia civil Francisco Díaz Reyes, que en julio siguiente fue destinado a Chapinería (Madrid). Allí, Eloy Gonzalo creció y recibió la instrucción primaria. Cuando a Francisco Díaz le llegó el retiro, la familia marchó a su casa de San Bartolomé de Pinares (Ávila). Al poco tiempo murió su esposa y, poco después, Eloy Gonzalo, con doce años de edad, volvió a Chapinería, a casa de Fermín Díaz, con cuya familia permaneció hasta los veintiún años, dedicado a las labores del campo. Chapinería fue para él su pueblo y, a su vez, lo consideró siempre como uno de sus hijos.

Eloy Gonzalo hizo su servicio militar en el 2.º Escuadrón del Regimiento de Dragones de Lusitania 12.º de Caballería, al cual se incorporó el 5 de abril de 1890. Dicha unidad estuvo de guarnición en Madrid y, entre el 2 de julio de 1891 y el 20 de octubre de 1892, en Alcalá de Henares. Por su eficiencia en el servicio y su comportamiento, fue nombrado soldado de primera por elección, con fecha de 1 de marzo de 1991 y, con efectos de 1 de octubre siguiente, ascendió a cabo, también por elección.

En octubre de 1892, el cabo Eloy Gonzalo García solicitó el ingreso en el cuerpo de Carabineros, que le fue concedido, con efectividad de 1 de noviembre.

Fue destinado a la Comandancia de Estepona (Málaga), como carabinero de Infantería. En la misma, pasó a Caballería, a petición propia, con efectividad de 1 de diciembre de 1893. Y posteriormente, solicitó y obtuvo el traslado a la Comandancia de Algeciras, en la que causó alta el 1 de agosto de 1894.

Al presentarse en Algeciras, llevaba ya el certificado de soltería para contraer matrimonio, pero éste no llegó a celebrarse. El 19 de febrero de 1895, fue arrestado por insubordinación, en Palmones (bahía de Algeciras), de donde pasó a prisión preventiva en Algeciras. Fue procesado y condenado a la pena de doce años de prisión militar, por el delito de insubordinación, “poniendo mano a su arma con tendencia de agredir a superior”. La sentencia fue aprobada el día 6 de mayo y, para su cumplimiento, fue trasladado a la prisión militar de Valladolid. Ello llevaba consigo la baja en el Cuerpo, con efectividad de 31 del mismo mes.

Sólo algún motivo muy grave pudo llevar a Eloy Gonzalo a insubordinarse e intentar disparar contra un superior. La única explicación de su cambio de destino, llevando ya el certificado para iniciar los trámites necesarios para la boda, es que su novia residía en aquella demarcación. Y ocurrió que, cuando recibió la licencia para contraer matrimonio, junto con el correspondiente permiso extraordinario de doce días, marchó ilusionado a ver a su novia y la encontró en actitud de clara infidelidad con un teniente de Carabineros.

La natural conmoción psicológica le hizo insultarlo y sacar la pistola para dispararle, lo que no llegó a hacer por impedírselo los allí presentes.

El 24 de febrero de 1895, cuando Eloy Gonzalo llevaba cuatro días en prisión preventiva, estalló la insurrección en Cuba, con el llamado Grito de Baire.

Influido por el artículo de Castelar El presupuesto de la paz, el gobierno de Sagasta había suspendido los programas de modernización de la flota y del armamento del Ejército, cuyos efectivos redujo también.

La consecuente falta de medios, demostrada en la corta guerra de Melilla, hizo ver a los que, en 1889, habían fracasado en el intento de promover la insurrección, que era un buen momento para la misma. Y la gran reducción de efectivos en la Capitanía General de Cuba, hizo posible que los “mambises”, mandados por Máximo Gómez y Maceo, avanzaran rápidamente desde la provincia de Oriente, hasta el extremo occidental de la isla. El fracaso de esa política llevó a Sagasta a la dimisión y volvió al poder Cánovas, que tomó con decisión las medidas que la situación requería. Entre las normas que se publicaron, afectó plenamente a Eloy Gonzalo el Real Decreto de 25 de agosto de 1895, por el que se indultaba al personal militar en prisión, por delito que no afectase a su honor, si solicitaba destino a Cuba. Eloy Gonzalo lo solicitó, le fue concedido y, el 22 de noviembre, embarcaba en el vapor León XIII, en La Coruña.

El 9 de diciembre desembarcó en La Habana y fue destinado al 1.er batallón del Regimiento de Infantería María Cristina n.º 63, destacado entonces en Puerto Príncipe, capital de la provincia de Camagüey, que hoy lleva este mismo nombre. Eloy Gonzalo era soldado de Infantería, después de haber sido cabo de Caballería y carabinero.

Al llegar a su batallón, pasó a instrucción, como todos los recién incorporados. En la revista de 1 de enero de 1896, fue alta en la 5.ª Compañía, en la que, tras la jura de bandera, pasó a prestar los servicios de campaña, entonces muy movidos por la gran actividad guerrillera en aquella provincia.

Para que las compañías pudieran actuar con sus efectivos al completo, la Orden General de 20 de enero de 1896 dispuso que, en cada batallón, la 5.ª Compañía fuese guerrilla montada y la 6.ª quedara formada por los enfermos y convalecientes, aptos sólo para los servicios de guarnición. En la redistribución del personal de su batallón, Eloy Gonzalo fue destinado a la 1.ª Compañía. Aunque veterano en Caballería, en la manigua era un novato y no pasó a la guerrilla montada.

La acción más notable en que participó por entonces fue el duro encuentro que tuvo lugar el 15 de febrero, en un reconocimiento de la sabana, entre Managuaco y el río Najasa, en que la columna de que formaba parte se enfrentó a varias partidas, que reunían efectivos superiores.

El 28 de abril siguiente, su compañía se hizo cargo del destacamento de Cascorro, pequeño pueblo a sesenta y tres kilómetros al sureste de Puerto Príncipe, próximo al río Cascorro y sobre el camino real de dicha ciudad a Manzanillo, en terreno montuoso y cubierto de vegetación tropical. La compañía, compuesta por ciento setenta hombres, al mando del capitán Francisco Neila de Ciria, quedó distribuida en tres fortines, llamados Principal, de la Iglesia y de García.

Eloy Gonzalo estaba encuadrado en la 1.ª Sección, mandada por el teniente Carlos Perier, que ocupó el fortín Principal, en que se alojaba también el capitán con su plana mayor.

El primer ataque al destacamento tuvo lugar el 17 de julio, cuando fue hostigado por una partida, que tuvo que retirarse, después de quemar dos casas inmediatas al pueblo. En el tiroteo murió un soldado, que fue la primera baja del destacamento.

El 3 de agosto se recibieron los suministros para tres meses. En su marcha, el convoy tuvo que rechazar los ataques de varias partidas, en los que hubo cuatro soldados muertos y dos oficiales y veinte soldados heridos. A los atacantes se les recogieron diecinueve muertos y un gran número de caballos heridos. Ello demuestra la situación en la zona de Cascorro.

El día 22 de septiembre de 1896, empezó la batalla de la que Eloy Gonzalo saldría elevado a la fama. El generalísimo de la insurrección, Máximo Gómez, y su comandante general de Oriente, Calixto García, habían reunido todas las partidas de Camagüey y parte de las de Oriente. Con esta fuerza, que se estimó en unos cinco mil hombres, ocuparon la zona de Cascorro, hasta cerca de Puerto Príncipe. Al amanecer de dicho día 22, los insurrectos cercaron el pueblo y, a las seis de la mañana, iniciaron un ataque demostrativo, con fuego de fusilería y de dos cañones Höffins, contra los tres fortines.

El día 25, se presentó un parlamentario incitando a la rendición, haciéndoles ver que su situación era muy difícil y ofreciendo buenas condiciones. Rechazado el ofrecimiento, continuó el fuego hasta el día siguiente, en que cesó el de cañón. En este día, al observar que los atacantes empezaban a atrincherarse en una casa próxima al fortín, el capitán ordenó al teniente Perier que efectuara una salida con veinticinco voluntarios, uno de los cuales fue Eloy Gonzalo. Con esta acción, se consiguió que dicha casa fuera desalojada por sus ocupantes. Hasta entonces, los dos cañones habían hecho ciento noventa y cinco disparos.

El día 27, se presentó un mensajero con una carta de Máximo Gómez, aconsejando de nuevo la rendición en buenas condiciones. El día 28, se presentó una mujer con una carta del marqués de Santa Lucía, presidente de la república constituida por los mambises en la manigua, en que reiteraba la intimación, ofreciendo paso libre hasta la capital de la provincia, a cambio de la entrega de los fortines. Ello indica el gran interés que tenía el mando insurrecto por poder presentar una victoria, por pequeña que fuera, para su propaganda en el exterior y para atraer la atención del capitán general Weyler, que había acorralado a las fuerzas de Maceo, en el extremo oeste de la isla. El capitán Neila rechazó de nuevo la intimación y, seguidamente, se reanudó el fuego, que continuó con intensidad variable, durante los días siguientes.

La hazaña que hizo famoso a Eloy Gonzalo tuvo lugar el día 30. En la madrugada de ese día, los mambises atacantes habían ocupado sigilosamente una casa, a unos cincuenta metros del fortín y, desde ella, hacían un fuego muy efectivo sobre el mismo, que quedaba aislado de los otros. La situación se hacía extremadamente grave. Como única posibilidad, se intentó quemar dicha casa con botes de petróleo, sin conseguirlo. Entonces se presentó voluntario Eloy Gonzalo para prenderle fuego, con la condición de que lo atasen con una cuerda, para tirar de él en caso de muerte. El capitán aceptó su ofrecimiento y Eloy Gonzalo, atado con una larga maroma y provisto de cerillas y una lata de petróleo, salió del fortín, apoyado por los fuegos de sus compañeros, se dirigió a la citada casa, la incendió y regresó ileso. Aprovechando el fuego, el capitán ordenó al teniente Perier que hiciese de nuevo una salida, con un cabo y veinte soldados, entre los que se contó otra vez Eloy Gonzalo.

Con ello se consiguió dispersar a los que evacuaban la casa y a los que estaban atrincherados en sus inmediaciones, lo que hizo menos agobiante el cerco y menos efectivo su fuego. La heroica acción de Eloy Gonzalo había salvado el destacamento.

El día 2 de octubre, el fuego de fusilería se vio de nuevo reforzado con el de los cañones. La acción por el fuego continuó hasta la tarde del día 4, en que los atacantes quemaron sus trincheras y se retiraron. Era que se aproximaba una columna, mandada personalmente por el general Jiménez Castellanos, comandante general de Camagüey. Esta columna llegaba tras varios días de marcha, en los que tuvieron lugar dieciséis combates, forzando las sucesivas líneas de resistencia.

El día 5, se combatió en las cercanías de Cascorro y, al amanecer del 6, la columna entraba en el pueblo y liberaba a su heroica guarnición. Los fortines habían recibido doscientos diecinueve proyectiles de cañón. El de García, tuvo que ser abandonado y reconstruido. Pero las bajas sólo habían sido cuatro muertos y once heridos.

La primera noticia de la hazaña de Eloy Gonzalo que llegó al público fue la publicada el 15 de octubre por El Imparcial, en primera página. La había enviado su corresponsal en La Habana, con tanta urgencia que no había llegado a saber el nombre del héroe. La reseña termina diciendo: “En cuanto recibimos el anterior telegrama, dirigimos otro a nuestro corresponsal en La Habana para que averigüe [...] el nombre del heroico soldado de María Cristina que llevó su valor y su abnegación a un límite sobrehumano [...] debe ser conocido para que el aplauso público lo honre y enaltezca”. En los días siguientes, se difundió la información por otros diarios y se amplió con el nombre del héroe y el detalle de ser natural de Madrid e inclusero. La noticia produjo una ola de entusiasmo en toda España, especialmente en Madrid y en Chapinería, donde un amigo le escribió, en nombre de los demás. El hecho fue muy comentado y objeto de diversos relatos orales que introdujeron errores, entre ellos la confusión entre el nombre del héroe y el del lugar de la hazaña. Es conocida la frase “más mili que Cascorro”, aludiendo a la permanencia de Eloy Gonzalo en Caballería, Carabineros e Infantería.

El parte del capitán Neila dice que “toda la fuerza ha dado relevantes pruebas de disciplina, valor y resistencia”; cita por su comportamiento distinguido a los tres oficiales, a tres sargentos, entre ellos Gregorio Tropel, jefe del pelotón de Eloy Gonzalo, y a varios cabos y soldados, y añade que “merecen especial mención [...] así como el soldado Eloy Gonzalo García quien, además del hecho arriba reseñado, fue voluntario en las dos salidas”.

Por la defensa de Cascorro, se concedieron varias recompensas, en la Real Orden de 29 de abril de 1897.

A Eloy Gonzalo le fue concedida la Medalla de Plata del Mérito Militar con distintivo rojo, pensionada con 7,50 pesetas mensuales vitalicias.

Aparte de las recompensas oficiales, el Casino Español de Puerto Príncipe, en un emotivo acto, entregó a todos los defensores de Cascorro una medalla conmemorativa, de notable valor artístico; la Junta Patriótica Española en La Guaira (Venezuela), sucursal de la de Caracas, envió a Eloy Gonzalo un donativo de 210 pesetas, cantidad muy notable entonces, y el Ayuntamiento de Madrid envió una felicitación con un donativo.

A primeros de febrero de 1897, antes de cumplirse un año de que el general Weyler se hiciera cargo de la Capitanía General de Cuba, la insurrección estaba prácticamente acabada al Oeste de la trocha de Júcaro a Morón, pues, aparte de pequeñas partidas en huida, sólo quedaba por reducir la Ciénaga de Zapata, selva pantanosa al sur de la provincia de Matanzas, de difícil penetración y muy insana. En el nuevo despliegue, el batallón de Eloy Gonzalo volvió a Matanzas, sede del mando del Regimiento. Y así fue como él se encontró, con su unidad, el día 18 de ese mes, al sur de dicha provincia, en la zona de las ciénagas de Zapata y Macurijes. Ya no había, de hecho, combates, sino sólo marchas, reconocimientos y vigilancia, para obligar a rendirse a los restos de partidas.

En los primeros días de junio empezó a sentirse mal, pero se negó a que se le evacuara. El día 6, encontrándose peor, fue evacuado al Hospital Militar de Matanzas, donde se le diagnosticó enterocolitis ulcerosa. De esta enfermedad falleció el día 18 del mismo mes.

El héroe de valor legendario, ileso en tantas acciones en que actuó siempre con valentía y decisión, fue una víctima más del insano ambiente de las ciénagas.

Al morir Eloy Gonzalo, estaban restablecidos el orden, la seguridad y la normalidad en las actividades, al oeste de la famosa trocha de Júcaro a Morón. El general Weyler tenía ya prevista la fase final de su plan de campaña, al este de dicha línea, cuando pasara la insana estación lluviosa. Pero el asesinato de Cánovas y su sustitución por Sagasta, con la destitución del general Weyler y el cambio de política, dieron lugar a que se rehiciera la insurrección y, al final, al desastre.

Cuando se estaba efectuando el retorno de las tropas, la Real Orden de 10 de noviembre de 1898 dispuso la repatriación de los restos de Eloy Gonzalo, junto con los de los generales Alonso de Santocildes y Vara de Rey. Ello se efectuó en el vapor San Ignacio, que zarpó de La Habana el 7 de diciembre y arribó a Santander el 20. Al salir de Matanzas, sus restos recibieron el homenaje de las tropas, al que el prestigioso Diario de la Marina dedicó un emotivo comentario.

A su llegada a Madrid, recibieron un gran homenaje oficial y popular, fueron depositados en la basílica de Atocha e inhumados después en el cementerio de la Almudena.

Tres monumentos honran su memoria, en Madrid (en la plaza de Cascorro), en Chapinería y en San Bartolomé de Pinares.

 

Bibl.: A. Andrés y Pastor, Un mártir por la Patria. Eloy Gonzalo en Cascorro, Madrid, Imprenta de Ambrosio Pérez, 1901; E. Pardo Canalís, Eloy Gonzalo, héroe de Cascorro, ciclo de conferencias sobre el Madrid del siglo xix, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1983; “El expediente de Eloy Gonzalo”, en Anales del Instituto de Estudios Madrileños, t. XXI (1984); J. A. Sánchez Mariño, “El soldado Eloy Gonzalo García, héroe de Cascorro (Cuba)”, en Revista de Historia Militar (RHM), 57 (1984), págs. 95-118; G. Rodríguez Pérez, “Eloy Gonzalo y Cascorro”, en RHM, 83 (1997), págs. 43- 66.

 

Gabriel Rodríguez Pérez