Reina y Montilla, Manuel. Puente Genil (Córdoba), 4.X.1856 – Madrid, 11.V.1905. Poeta de la transición del posromanticismo al premodernismo.
Alumno, desde 1867, de los escolapios de Archidona (Málaga), del instituto de la capital cordobesa y de las Facultades de Derecho de Sevilla, Granada y Madrid (adonde llegó en 1874), tuvo una temprana y decidida vocación literaria, acrecentada en la bien nutrida biblioteca paterna, y mostró además un excelente acervo cultural que se nota en muchas de sus composiciones.
Haber vivido una feliz infancia y adolescencia en la campiña cordobesa y una primera juventud en el tráfago de populosas ciudades universitarias lo inclinó a tratar en varias ocasiones el clásico topos literario de la oposición entre corte y aldea, especialmente dentro del contexto de renacimiento regionalista que le tocó vivir.
En sus versos se halla, frecuente y sentido, el canto elogioso de su patria chica y de la región andaluza. Así se puede leer en el final de un soneto aparecido en la revista La Diana de 1883 estos dos endecasílabos que bien podrían haber servido para un moderno eslogan turístico: “He aquí el pueblo del sol y los amores;/ la mañana del mundo: ¡Andalucía!”.
Una de sus primeras composiciones impresas, y con la que se le identifica generalmente para sugerir su premodernismo poético, fue el poema “La Música” que apareció en 1876 en la importantísima revista literaria de aquel momento La Ilustración Española y Americana, revista que publicó frecuentes composiciones de este autor, además de otras igualmente destacadas como La Época y La América. En esta composición se adivina ya un poeta claramente impresionista que perfila en un puñado de endecasílabos los cuadros impresionistas de la música italiana, alemana y francesa, con un interesante despliegue de imágenes sensoriales que anuncian los versos de poetas algo posteriores como Rueda, Rubén o Manuel Machado, sin negar la influencia, difusa, pero eficiente, de Bécquer y de las “leyendas” zorrillescas. El encadenamiento de imágenes y metáforas se convierte en el ingrediente fundamental de la poética de Reina; y la suprema importancia que concede a la musicalidad del verso. Así se explica que su primer libro —de 1877— se titule Andantes y Allegros.
Y junto a la musicalidad, su gusto por lo oriental y por lo sensual y pagano (otros indicios claros de su “premodernismo”). En 1878 ya tiene en la calle su segunda entrega poética, Cromos y acuarelas (a la preponderancia de lo musical le sucede ahora el cultivo del color y sus sugerencias). En este poemario, se halla la idealización de la mujer, pero también lamentos por su ocasional degradación; exaltación de la libertad y del patriotismo; glorificación de la vida placentera; una frecuente plasticidad en sus escenas poéticas y un modo de componer totalmente impresionista. En 1879, está fechada una de sus mejores “leyendas” en verso: “La copa de oro”.
Reina militó en el Partido Liberal entre 1878 y 1882, animado por su amigo y valedor Núñez de Arce. En esos mismos años, fue mecenas literario, creando a sus expensas la revista La Diana, una característica publicación de la Restauración dirigida por un intelectual del grupo de Sagasta. En sus páginas figuraron, además de importantes creaciones propias, las firmadas por Núñez de Arce, Ortega Munilla, Echegaray, Clarín, Valera, Pereda, Galdós, Castelar, Mariano de Cavia o Salvador Rueda. El fallecimiento temprano de su esposa, Francisca Noguez Gálvez, en 1884, impregnó su poesía de una cierta melancolía, que se une al dolor experimentado por la pérdida de uno de sus dos hijos poco más tarde. Finalizada la publicación de La Diana, Reina se entregó de lleno a la política durante dos cortos períodos, como senador por la provincia de Huelva, en el binomio 1898-1899, y como diputado por Córdoba, en los tres años últimos de su vida. El espíritu de Reina se fue llenando de angustia, reflejada en la composición “A un poeta”, uno de sus poemas fundamentales, en el que con gran sinceridad confiesa las antinomias entre las que se ha ido desenvolviendo su vida (ilusión-desilusión; entusiasmo-desesperación). Un pesimismo social que se deja notar también en otros poemas claves como “Byron en la bacanal” y, sobre todo, “La ola negra”, fechado en 1887. En esta tesitura llegó su nuevo libro, La vida inquieta (1894), en referencia a los difíciles avatares del vivir del poeta, en el que se constata que sólo la búsqueda de la belleza puede oponerse al mundo positivista. No se trata de huir de lo que desagrada o repugna, viene a decir el poeta, sino de encerrarse y defenderse en un esteticismo doloroso que lo aniquila y lo salva a un tiempo.
En 1895 dio rienda suelta al sensualismo paganizante en otro destacado texto, La canción de las estrellas, transposición de la leyenda de Safo al luminoso paisaje andaluz. Es el preludio de sus Poemas paganos, que vieron la luz en 1896. Y ya en la madurez, publicó una de sus obras más peculiares, repaso lírico por las grandes figuras de la literatura universal que de un modo u otro le interesaron: El jardín de los poetas (1899), siendo uno de los primeros escritores modernos que reivindicó, en ese libro, la memoria y la escritura de Góngora antes de que lo hiciera la Generación del 27. Parte de sus últimos años, el poeta los pasó plácidamente en su cortijo de Campo-Real, estancia que interrumpió para trasladarse a Madrid, aunque ya bastante enfermo y casi ciego a causa de la diabetes que padecía, lo que no le impidió seguir enviando publicaciones a dos revistas, La Ilustración y Blanco y Negro, producción que acabó recogida en su libro póstumo Robles de la selva sagrada.
Obras de ~: Andantes y allegros, Madrid, Imprenta Flórez, 1877; Cromos y acuarelas, Madrid, Fortanet, 1878; La vida inquieta, Madrid, Fernando Fe, 1894 (ed. de R. A. Cardwell, Exeter, University of Exeter, 1978); La canción de las estrellas, Madrid, Hijos M. G. Hernández, 1895 (Córdoba, Diputación Provincial, 1984); Poemas paganos, Madrid, 1896; El jardín de los poetas, Madrid, 1899; Robles de la selva sagrada. Poesías Póstumas, Madrid, Rivadeneyra, 1906.
Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Expediente personal del Senador D. Manuel Reina y Montilla por la provincia de Huelva, sign. HIS-0368-02; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral 100 n.º 6 y 117 n.º 15.
A. Aguilar y Cano, Manuel Reina. Estudio biográfico, Puente Genil, 1897; M. Aguilar Piñal, La obra poética de Manuel Reina, Madrid, Editora Nacional, 1968; J. Criado Costa, Temas y métrica en la obra de Manuel Reina, Córdoba, Caja de Ahorros, 1979; Manuel Reina y su época, Córdoba, Diputación Provincial, 1985; A. de Albornoz, “Reina, Manuel”, en R. Gullón (dir.), Diccionario de Literatura Española e Hispanoamericana, vol. II, Madrid, Alianza, 1993, pág. 1366; M.ª J. Porro Herrera y B. Sánchez Dueñas (eds.), Manuel Reina en el centenario de su muerte, Córdoba, Diputación-Universidad, 2007.
Gregorio Torres Nebrera