Pérez-Viñeta y Lucio, Alfonso. Mérida (Badajoz), 28.II.1905 – Cáceres, 4.IV.1978
La trayectoria profesional de este militar está marcada por tres acontecimientos. El primero, su pertenencia a las promociones formadas en las antiguas academias específicas de cada Arma y Cuerpo, existentes hasta la creación de la Academia General Militar (AGM) en 1927. Este grupo estuvo integrado por militares que alcanzaron la edad adulta dentro de una dictadura militar, la del teniente general Miguel Primo de Rivera, que supuso la ruptura de la tradición liberal que arrancaba del siglo XIX, y que abrió la puerta de nuevo a soluciones violentas como forma de alcanzar el poder. En algunos casos, también participaron en las últimas acciones de la guerra de Marruecos, lo que les proporcionó una mística victoriosa. Y finalmente vivieron, dentro del Ejército, las dinámicas desencadenadas durante la II República, participando activamente en muchos casos en la sublevación que desencadenó la Guerra Civil. Este conjunto de procesos históricos les convirtió en profundamente conservadores y partidarios del régimen franquista, aunque por edad, eran residuales en los escalafones en 1975, y, por tanto, habían perdido toda capacidad de intervenir en el proceso de toma de decisiones políticas desde posiciones de fuerza. La segunda característica fue su carácter de militar azul –falangista–, lo que le permitió disfrutar de importantes destinos durante el franquismo e implicarse en la actividad política.
En su trayectoria profesional y vital se pueden distinguir cuatro etapas. La primera corresponde a su etapa africana. Pérez-Viñeta ingresa en la Academia de Infantería de Toledo el 29 de abril de 1922 y dos años después, el 30 de junio de 1924, sale de la misma con el grado de segundo teniente, pasando a formar parte del Ejército de Operaciones de Marruecos. Destinado en la harka del entonces teniente coronel de Infantería Agustín Muñoz Grande, participa en la última fase de la guerra africana, caracterizada por una sucesión de triunfos que culminan con la derrota del líder rifeño Abd-el-Krim. Por su actuación en estas operaciones, fue ascendido a capitán el 30 de marzo de 1928 por méritos de guerra. Ese ascenso será anulado posteriormente por el ministro de la Guerra, Manuel Azaña, el 28 de enero de 1933, lo que contribuirá a indisponerle con el régimen republicano.
La segunda etapa fue la Guerra Civil. Destinado en el Regimiento de Infantería Argel n.º 27, de guarnición en Cáceres en 1936, y como miembro de la Unión Militar Española (UME), participó activamente en la preparación de la sublevación en dicha plaza, forzando al coronel de Infantería Manuel Álvarez Díaz, gobernador militar, a proclamar el Estado de Guerra el 19 de julio. Durante el conflicto, la labor de Pérez-Viñeta abarcó dos ámbitos. Por un lado, participó en los consejos de guerra que condenaron a numerosos miembros de la izquierda cacereña, y por otro, combatió en el frente, llegando a mandar un tábor de Regulares con el empleo de comandante, formando parte el Cuerpo de Ejército Marroquí.
La tercera etapa se desarrolla entre 1939 y 1971, fecha en que pasa a situación B, donde podemos destacar dos ámbitos.
El primero, el político, cuyo punto de arranque fue su designación como jefe de milicias de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS) en Ciudad Real, donde estableció una sólida amistad con el entonces gobernador civil, Antonio Elola-Olaso e Idiáquez, y que, a partir de 1941, se convirtió en Delegado Nacional del Frente de Juventudes. Muy pronto solicitó la incorporación de Pérez-Viñeta a la organización, convirtiéndole en secretario ejecutivo de la organización juvenil. Desde ese cargo, y también como consejero nacional de FET y de las JONS en 1944 y como tal procurador en Cortes, Pérez-Viñeta participó activamente en el proyecto de Elola-Olaso de crear una nueva élite fascista que permitiese el relevo generacional dentro del régimen, sino su definitiva institucionalización dentro de los parámetros de esta ideología. Este planteamiento político se vendría abajo tras la derrota del proyecto de ley del ministro secretario general del Movimiento Nacional, José Luis Arrese, en 1957. Derrota que significó la marginación definitiva de los falangistas dentro de la dictadura y abrió el camino a una nueva familia, los tecnócratas del Opus Dei, que serían los encargados de la institucionalización del régimen, y en el caso de Pérez-Viñeta, su salida del Consejo Nacional de FET y de las JONS en 1958. No obstante, esto no significó el fin de su actividad política. Como otros azules, se convenció de que el ascenso de los tecnócratas implicaba a medio plazo la desaparición del régimen franquista, por lo que decidió oponerse a su política, convirtiéndose en un divulgador de la revista Fuerza Nueva, fundada por el notario Blas Piñar en 1967, e integrando junto a éste, Manuel Hedilla y su conmilitón Tomas García Rebull, el Frente Nacional de la Alianza Libre, de vida efímera.
En el ámbito militar, Pérez-Viñeta, que no formó parte de la División Azul, ascendió al empleo de general de brigada de Infantería el 13 de abril de 1961, recibiendo un destino importante, el de inspector general de la Policía Armada, lo que le situaba en un puesto de responsabilidad dentro del organigrama del Orden Público franquista. Como general de división –ascenso el 10 de septiembre de 1964–, recibió el 6 de febrero de 1965, el mando más importante del Ejército dentro de ese empleo, la División Acorazada Brunete n.º 1, acuartelada alrededor de Madrid y encargada de la defensa de la capital de España. Finalmente, como teniente general, a partir del 6 de diciembre de 1967, recibiendo el 10 de enero del año siguiente un mando especialmente conflictivo, el de la IV Región Militar, con cabecera en Barcelona, y que integraba las cuatro provincias catalanas. En ese territorio, se estaba desarrollando, desde comienzos de los años sesenta, una dinámica de conflictividad social, donde se entremezclaban reivindicaciones obreras, movimientos estudiantiles, contestación de determinados sectores de la Iglesia Católica y el ascenso de grupos catalanistas. Era, con la VI Región militar, con cabecera en Burgos, y que integraba las provincias vascas, el destino más complejo dentro de la organización territorial del Ejército. La elección de Pérez-Viñeta fue una demostración de la confianza que el régimen depositaba en su persona. Durante los cuatro años que permaneció en este destino, Pérez-Viñeta se vinculó con la extrema derecha catalana, incluido el Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE), de tendencia nacional-socialista; mostró un claro rechazo por el empleo del catalán en actos religiosos; presionó a los gobernadores civiles para que persiguiesen las actividades de los grupos izquierdistas, particularmente del Partido Comunista de España (PCE), y mantuvo un discurso de tono bélico, llegando a advertir en la conmemoración del XXXIII aniversario de la Guerra Civil que “si España se descarriase por los senderos del comunismo internacional, [los jóvenes catalanes]levantarían su Bandera”. De este destino cesó 28 de febrero de 1971, al cumplir la edad reglamentaria.
La última etapa de su vida se desarrolló entre 1971 y 1978 y estuvo marcada por el activismo político. Ya, en diciembre de 1970, y como consecuencia de las repercusiones del proceso de Burgos contra miembros de la banda terrorista Euskadi Ta Askatasuna (ETA) había visitado al general Franco, junto a otros tres tenientes generales: el monárquico Joaquín Fernández de Córdoba, de la I Región Militar (Madrid), Manuel Chamorro Martínez, de la II (Sevilla) y el azul García Rebull, de la VI (Burgos), para expresarle el malestar de la situación y un gobierno más enérgico. Tras su pase a situación B, Pérez-Viñeta decidió incorporarse de nuevo a la vida política, presentándose a las elecciones para representante por Cáceres en el Consejo Nacional de FET y de las JONS; siendo derrotado por un joven reformista de 37 años, Enrique Sánchez de León. Este fracasó, que simbolizaba un cambio irreversible dentro de la élite franquista, fue paliado por el propio Franco, que decidió nombrarle Consejero Nacional por elección directa. En los años siguientes, Pérez-Viñeta, junto a otros azules como los tenientes general García Rebull, Carlos Iniesta Cano o Ángel Campano López, y con el apoyo de civiles como Blas Piñar o José Antonio Girón de Velasco, intentó por todos los medios evitar cualquier evolución del régimen franquista y sobre todo asegurar los principales destinos del Ejército en manos de militares de confianza. Muerto el dictador, continuó con la misma política, siendo el responsable máximo, por ser el más antiguo en el escalafón, de poner en marcha el primer intento de frenar militarmente el proceso de cambio político. Así, el 8 de marzo de 1976, reunió en su domicilio a los azules Iniesta Cano y al general de brigada de Infantería Luis Cano Portal y a los monárquicos tradicionalistas teniente general Fernando de Santiago y Díaz de Mendívil, vicepresidente del Gobierno para Asuntos de la Defensa, y al general de división Tomás Liniers y Pidal, Comandante General de Melilla, y el general Juan Cano Portal, para discutir el deterioro de la situación interior de España que se había producido desde la muerte de Franco, y la necesidad de rectificar la línea política del Gobierno de Carlos Arias Navarro. Para ello, acordaron enviar un escrito al Rey, donde se plasmasen las inquietudes del Ejército y se pidiese ese cambio político. El escrito, redactado bajo la supervisión del propio Pérez-Viñeta y con la aprobación del teniente general De Santiago, fue presentado al Jefe del Estado, y éste, ante la tesitura que se le presentaba, recomendó al militar que se atuviera a sus competencias, y no se entrometiese en las del presidente del Gobierno. La última manifestación de su oposición al proceso de Transición se produciría el 18 de noviembre de 1976, cuando votó en contra de la Ley para la Reforma Política.
Alfonso Pérez-Viñeta y Lucio murió el 4 de abril de 1978.
Fuentes y Bibl.: Instituto de Historia y Cultura Militar, Escalillas del Arma de Infantería; Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Hoja de Servicios del teniente general Alfonso Pérez-Viñeta.
F. Puell De La Villa, Gutiérrez Mellado. Un militar del siglo XX (1912-1995), Madrid, Biblioteca Nueva, 1997; J. Clara, Aires de virrey: Alfonso Pérez-Viñeta, capitá general de Catalunya (1968-1971), Barcelona, Rafael Dalmau, 2003; R. Muñoz Bolaños, 23-F: los golpes de Estado, Madrid, Ultima Línea, 2015; “Un incidente militar en la Transición: la elección del general Gabeiras como jefe del Estado Mayor del Ejército (1979)”, en Historia Contemporánea, 50 (2015), págs, 257-283; “El gran bastión del Franquismo: el Ejército español en 1975”, en Pasado y Memoria: revista de Historia Contemporánea, 15 (2016), págs. 255-279; “La VII Región Militar durante el golpe de Estado del 23-F”, en Revista Historia Autónoma, 9 (2016), págs. 171-188; “El País de nunca jamás: el relato político de los intelectuales de la generación perdida en la España democrática”, en D. González Madrid, M. Ortiz Heras y J. S. Pérez Garzón (eds.), La Historia, Lost in translation?, actas del XIII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Albacete, UCLM, 2017, págs. 2935-2949
Roberto Muñoz Bolaños