Rebolledo y Villamizar, Bernardino de. Conde de Rebolledo (I). León, V.1597 – Madrid, 26.III.1676. Militar, diplomático, poeta y traductor.
Bernardino de Rebolledo y Villamizar, conde de Rebolledo, señor de Irián (León), comendador y alcaide de Villanueva de Alcardete y de la Puebla de Don Fadrique, nació en la ciudad de León. Hijo mayor de los seis habidos del matrimonio entre Jerónimo de Rebolledo y Castro, señor de Irián, y la dama leonesa Ana de Villamizar y Lorenzana; fue bautizado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Mercado (León), el 31 de mayo de 1597.
A los catorce años, en 1611, comenzó su carrera en la milicia. Con el grado de alférez embarcó en Denia para servir en las galeras de Sicilia y de Nápoles que combatían a los piratas berberiscos y al imperio otomano.
En 1615 se distinguió en la toma de Asti, alcanzando el grado de capitán en 1625. A las órdenes de Pedro de Leiva y del príncipe Filiberto de Saboya, sus servicios primeros le llevaron a actuar en la isla de San Pedro, Cabo Martín, la defensa de Génova, Arbenga, el asalto de Onella, la toma de Porto Mauricio y el Castillo de Ventimiglia.
Con el grado de capitán pasó a formar parte de los tercios de Italia en 1626, combatiendo en la guerra de sucesión de Mantua dentro del teatro de operaciones de Lombardía. En febrero de 1628 recibe como premio el hábito de caballero de Santiago.
Al servicio de Ambrosio de Spínola participó en los asedios de Mantua y de Casale de Montferrato, donde fue herido de gravedad en el brazo diestro, lo que no le impidió llevar las llaves del castillo al monarca español, que le señaló, en 1630, con la dignidad de gentilhombre del cardenal infante Fernando de Austria, a quien acompañará por Europa con el rango de teniente y maestre de campo general.
Ese mismo año pasará a incorporarse a las tropas de los tercios de Flandes, bajo cuyas banderas luchará en Maastricht, Mosa, Wertal y Gueldres. Combatió además en Nordlingen (1634). En 1635 entró a formar parte del cuartel general del duque de Lerma.
Durante esa etapa destacará no sólo por su calidad como soldado sino, especialmente, por su intensa participación en las actividades diplomáticas de España.
Dentro de éstas, siempre al servicio del cardenal infante, asistió a la Dieta de Ratisbona y a diversas negociaciones conducentes a poner fin al conflicto conocido como la Guerra de los Treinta Años. Sus éxitos fueron tales que, en 1638, alcanzó como recompensa a sus servicios el título de conde del Sacro Imperio con la denominación de conde de Rebolledo, merced a la gracia del emperador Fernando III, que Felipe IV a su vez autorizó.
Ascendido a maestre de campo del Tercio de Infantería en diciembre de 1640, se le designó gobernador de la plaza de Frackenthal meses más tarde: en septiembre de 1641. Al poco tiempo fue nombrado superintendente de la gente de guerra del Palatinado, rango al que sumará, en 1643, el de capitán general y gobernador del Palatinado Inferior.
Después del fallecimiento de su madre, Ana de Villamizar, regresa a España, donde interviene, por decisión real, en la rebelión de Cataluña iniciada en 1640, aunque poco después el Monarca opta por utilizar su habilidad diplomática en las negociaciones que concluirán con la firma, el 24 de octubre de 1648, en la Sala de la Paz del Ayuntamiento de Münster, del denominado Tratado de Westfalia, con el que se pone punto y final a la Guerra de los Treinta Años.
A comienzos de 1648, el rey de España le mandó en calidad de embajador ante la Corte de Dinamarca, donde adquiere fama de hombre ilustrado, sagaz, astuto y excelente general, pues contribuyó con su experiencia a la victoria danesa durante el asedio sueco de Copenhague y los combates en la isla de Selandia.
En 1654 el conde de Rebolledo envió a Suecia al jesuita Godofredo Francken, para intentar la conversión al catolicismo de la reina de aquellas tierras, Cristina, lo que en efecto consiguió. Este monarca premió los desvelos del embajador concediéndole la insignia y banda de la Orden de Amaranta, creada en 1653 por la soberana.
Durante sus años de servicio en Dinamarca compuso diversas obras: poemas, sonetos, traducciones de diversas partes de la Biblia, alguna que otra pieza teatral y no faltando en su haber obras con carácter didáctico.
Sus poesías se reúnen en la obra conocida como Ocios del conde Don Bernardino de Rebolledo, que se dio a conocer en la estampa de Amberes de la mano de Isidro Flórez de Laviada (1656). Previamente a ésta existió una primera edición del poemario (1650), de menor volumen, a la que en 1652 se suma la que se considera como la segunda de las obras debidas a su mano: la Selva militar y política, editada en Colonia por Antonio Kinchio, y que dedica al emperador Fernando IV largo poema didáctico en el que expone su experiencia diplomática y su concepto de la teoría de la guerra. A ellas ha de unirse un tercer grupo de poemas, que se editarán con el nombre de Rimas Sacras.
Una segunda edición ampliada de este grupo de obras, bajo el genérico título de Ocios, nacerá en 1660 y será nuevamente reeditado por Sancha en 1778.
En la Corte de Copenhague compone las llamadas Selvas dánicas (1655, Pedro Morsingio). En ellas recrea la genealogía de la casa real danesa, con especial hincapié en ensalzar aquellos soberanos católicos en detrimento de los luteranos. Esta obra fue dedicada a la reina Sofía Amalia de Lunenburg, que siempre le había distinguido con su favor y amparo.
Alejado del modelo poético anterior se inscribe el Discurso sobre la hermosura y el amor (1652), inspirado en la teoría del amor del Banquete platónico.
También el Discurso apologético (1656), dirigido al senador Gestorf, Gran Maestre de Dinamarca, en el que defiende la postura católica sobre el purgatorio.
La constancia victoriosa, égloga sacra (Colonia, 1655, imprenta de Antonio Kinchio), es una traducción, dedicada a la reina Cristina de Suecia, del Libro de Job, que forma parte de un conjunto más amplio al que se suman otras dos obras religiosas: la Selva Sagrada (1657, Kinchio), que es una traducción de los Salmos dedicada a Felipe IV, y una paráfrasis de la Pasión de Cristo a partir del Evangelio de San Juan, intitulada Idilio Sacro (1660, Amberes), que ofrece a la reina Mariana de Austria. Por su parte, emprendió también dentro de esta línea de escritura inspirada en el cristianismo, una traducción de las Lamentaciones de Jeremías en verso a la que llamó los Trenos (1655), y que nunca fue publicada de manera independiente.
Con independencia de las anteriores aportaciones, es conocido que escribió de su mano algunas obras de teatro, como el Entremés de los maridos conformes y Amar despreciando riesgos, a los que debe sumarse el proemio a la obra de Villayzan intitulada Sufrir más por querer más.
En 1662, enfermo y cansado, regresa a España donde residirá hasta su muerte, recibiendo notables honores. El mismo año de su retorno fue nombrado ministro del Consejo Supremo de Guerra y miembro del Consejo de Estado; en 1670, de las Juntas de Competencias y de Galeras, cargos a los que sumará el de miembro del Consejo de Indias y presidente del Consejo de Castilla.
Durante la etapa final de su existencia se dedicará a labores pías, fundando una serie de dotaciones de huérfanas, siendo condición indispensable para beneficiarse de estas ayudas el portar los apellidos Rebolledo, Quiñones, Lorenzana o Villamizar. Esta fundación se sumará a las ratificadas en su testamento, en las que también se dota a muchachas que reúnan las condiciones de nacer entre León y Astorga, aunque quedan excluidas las naturales de esta última ciudad.
Víctima de su propio deterioro físico, muy enfermo de gota, fallece en Madrid el 27 de marzo de 1676, siendo inhumado con carácter provisional en el Convento de los Mercedarios Descalzos, hasta su definitivo reposo en la por él dotada Capilla de la Concepción de la Catedral de León, donde descansan sus restos desde el 10 de junio de 1677. En ella, bajo el escudo de Rebolledo, aparece la estatua orante del conde, vestido con el hábito de Santiago, sobre una inscripción en la que se recogen los principales acontecimientos de su vida que el mismo seleccionó para que fueran recordados por la posteridad.
A su muerte, su título condal de Rebolledo fue heredado por su sobrino Francisco Antonio Quijada Rebolledo y Quiñones, caballero de Santiago, a cuyo padre ya había cedido el señorío de Irián.
Obras de ~: Ocios de el Conde de Rebolledo, Amberes, Oficina Plantiniana, 1650; Selva militar y política, Colonia, Imprenta de Antonio Kinchio, 1652; Selvas dánicas, Imprenta de Pedro Morsingio, 1655; La constancia victoriosa, égloga sacra, Colonia, Imprenta de Antonio Kinchio, 1655; Selva Sagrada, Colonia, Imprenta de Antonio Kinchio, 1657; Idilio Sacro, Amberes, Oficina Plantiniana, 1660; Obras poéticas que da á luz el Lic. Isidro Florez de Laviada, I. Ocios. Contiene entre otras composiciones las siguientes: Entremés de los maridos conformes, Amar despreciando riesgos, Proemio á la Comedia de Sufrir mas por querer mas, Selvas Danicas, Discurso de la Hermosura y el Amor; II. Selva mililtar y política; y III. Rimas Sagradas, Selva Sagrada, La Constancia Victoriosa, los Treseos, Idilio Sacro, Amberes, Oficina Plantiniana, 1660-1661.
Bibl.: L. Calvo Díez, Vida y obras del conde don Bernardino de Rebolledo, tesis doctoral, Madrid, Universidad, fondos 1913-1960 (inéd.); F. del Río Alonso, El conde de Rebolledo y sus obras, León, Imprenta y Librería Religiosa de Jesús López, 1927; J. Rengifo de la Vega, Don Bernardino Rebolledo y su obra poética, tesis doctoral, Madrid, Universidad, 1954 (inéd.); C. Casado Lobato, “La biblioteca de un escritor del siglo XVII: Bernardino de Rebolledo”, en Revista de Filología Española, 66, fascículos 3-4 (1973), págs. 229-328; C. Casado Lobato, Un poeta y diplomático leonés del siglo XVII: Bernardino de Rebolledo”, en Archivos Leoneses, 57-58 (1975), págs. 21-58; “Obras y objetos artísticos de un noble leonés del siglo XVII: Bernardino de Rebolledo”, en Archivos Leoneses, 63 (1978); R. González Cañal, El conde de Rebolledo y la reina Cristina de Suecia: una amistad olvidada, León, Imprenta Provincial, 1986; La obra dramática del conde de Rebolledo, León, Institución Fray Bernardino de Sahagún de la Diputación Provincial de León, 1988; R. González Cañal, El conde de Rebolledo y el gusto dieciochesco, Madrid, Institución Fray Bernardino de Sahagún, 1996; Edición crítica de los “Ocios” del Conde de Rebolledo, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1997.
Margarita Torres Sevilla